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Autor: Esteban Beitze

Nos acercamos al tiempo de la pascua, y muchas veces simplemente festejamos esa fiesta como algo más, algo rutinario, sin pensar en lo que realmente significó la obra del Señor Jesucristo en la cruz. Por eso estudiaremos una de las frases más significativas de la historia: «Consumado es».


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PX01_PASCUA_2022- Estudio Bíblico
Consumado es (1ª parte)



Consumado es

¿Qué tal, queridos hermanos? Una vez más nos acercamos al tiempo de la pascua, un tiempo tan especial para el creyente, para el que fue salvo por la sangre de Jesucristo, y muchas veces simplemente festejamos esa fiesta como algo más, algo rutinario dentro del calendario cristiano, y no tenemos en cuenta lo que realmente significó la obra del Señor Jesucristo en la cruz. Por eso me gustaría empezar una serie de estudios que tienen que ver con la frase más significativa de la cruz, de hecho, la frase más significativa de la historia. Allí en Juan 19:30 el Señor exclamó al finalizar su martirio, su sufrimiento allí en el madero. Dice: “Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu”. La exclamación del Señor en la cruz, “Consumado es”, es la frase más importante, más significativa, más trascendente de toda la historia universal. Pero ¿qué significa realmente?

En la exclamación “Consumado es” podemos identificar varios aspectos. El primer aspecto que quisiera destacar de este “Consumado es” tiene que ver con la culminación de la ley. Se cumplió la ley. Jesús guardó toda la ley sin haber pecado jamás. desde la obediencia a sus padres hasta el último instante de su vida. En Gálatas 4:4, el Apóstol Pablo enseña que Jesús fue puesto bajo la ley. A pesar de que Cristo era el dador de la ley y era superior a esta, se sometió a ella. Y pese a ser el único en cumplirla en su totalidad, recibió el castigo de esta: la muerte. Al cargar nuestra culpa se hizo culpable. El inocente fue juzgado como reo. Como dice Gálatas 4:5: “Para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos”.

El único justo cargó con la culpa de otros que nunca pudieron cumplir con la ley, ya que estaban bajo el juicio de Dios. Por medio de Jesús se cumplieron las exigencias de la ley, y por ende la justicia con la que nos cubre es absolutamente perfecta. ¡Somos justificados delante de Dios porque la deuda ha sido pagada! Ya nadie tiene por qué estar lejos de Dios. La culpa de la humanidad ha sido redimida de una vez por todas. Cuando una persona deposita su fe en esta verdad se convierte en un hijo o una hija de Dios, porque “Consumado es”, dice la Escritura, dijo Jesús allí, al culminar su obra en la cruz. Entonces tenemos la culminación de la ley.

En segundo lugar, tenemos el cumplimiento de las profecías. Cristo cumplió en la cruz con las profecías del Antiguo Testamento. Ese “consumado es” también significaba esto. Juan 19 repite: “para que se cumpliese la escritura”. Aún allí, en la cruz, escuchamos esto, “para que se cumpliese la escritura”. También eso fue consumado con la vida y la muerte del Señor.  De hecho, más de 300 profecías han sido cumplidas en la vida, muerte, resurrección y ascensión del Señor. No existe nada similar en toda la literatura universal, ni en alguna religión pagana. La Biblia es única y nos enseña siempre de aquel que también es único. La misión y voluntad del Señor era cumplir desde un principio con la Palabra.

Justo unos días antes de su muerte, el Señor dijo a sus discípulos en Lucas 18:31-33 “He aquí subimos a Jerusalén, y se cumplirán todas las cosas escritas por los profetas acerca del Hijo del Hombre. Pues será entregado a los gentiles, y será escarnecido, y afrentado, y escupido. Y después que le hayan azotado, le matarán; mas al tercer día resucitará”. El Señor estaba interesado en cumplir la escritura. Tan solo en los Salmos 22 y 69 y en Isaías 53 podemos ver una gran cantidad de predicciones que fueron cumplidas en él, ¡y con qué exactitud! Ni siquiera el inconsistente Pilatos pudo evitar llamar a Jesús “Rey de los Judíos”, para que también así se cumpliesen las Escrituras que anunciaban que el Mesías vendría como rey. Miremos solo una de las expresiones dichas en la cruz, antes de exclamar “consumado es”. De hecho, es la última expresión antes de estas preciosas palabras. Jesús dijo “tengo sed” (Jn 19:28). Allí cumplió lo que estaba anticipado en el Salmo 69:21: “Me pusieron además hiel por comida, y en mi sed me dieron a beber vinagre”. Aquí, de hecho, tenemos dos profecías: hiel y el tomar vinagre, en relación con la sed.

Podemos pensar que se trataba tan solo de un pequeño detalle. Después de todas las profecías cumplidas, ¿qué importaría si algo tan pequeño y quizás hasta poco claro no se hubiese cumplido? Por su puesto que la sed del Señor era real. Justo antes de su muerte, antes de exclamar “consumado es” y con sus últimas fuerzas, cumplió también esta profecía. Una vez resucitado, se les apareció a los discípulos en el camino a Emaús. Seguramente recordamos este relato en Lucas 24. Allí iban, probablemente Clefas y su esposa, cabizbajos, con una profunda tristeza y amargura porque su señor había sido crucificado. Ellos no entendían absolutamente nada, y allí de repente Jesús comienza a caminar al lado de ellos. Ellos no lo reconocieron, y al preguntarles por qué estaban tan tristes, le contestaron “¿eres el único que no se enteró de lo que pasó en estos días aquí en Jerusalén?” y ahí Jesús volvió a preguntar, y ellos le contestaron, le hablaron de Jesús, alabaron su obra y su ministerio, pero le dijeron que había muerto. Allí Jesucristo hace algo extraordinario, hace una cristología. Dice en el versículo 44 del capítulo 24 de Lucas: “Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos”.

En Hechos 13:29 Pablo cuenta: “Y habiendo cumplido todas las cosas que de él estaban escritas, quitándolo del madero, lo pusieron en el sepulcro”. ¿Para qué vino Jesús? ¿Para qué gritó “consumado es” estando en la cruz? Porque había cumplido con las Escrituras, había cumplido con la profecía bíblica. Cuando uno aprecia con qué exactitud fueron cumplidas en Jesús las afirmaciones dichas cientos, a veces miles de años antes, no puede uno sino creer en el Dios de la escritura y en aquel de quien hablan estas profecías. En Jesús se cumple todo el Antiguo Testamento. Y al haber una profecía que se cumpla al 100% también sabemos que fueron inspiradas por un Dios absolutamente veraz, confiable, poderoso, eterno. Entonces, una vez más, al pensar en esta expresión “consumado es”, sabemos que en Jesucristo se cumplieron también todas las profecías que tenían que ver con su vida y ministerio aquí en la Tierra. Consumado es. ¡Qué bendición! Que Dios los bendiga.

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