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Continuamos hablando con Blanca Sosa sobre las distintas actividades que se pueden realizar después de la jubilación. Blanca nos anima a no ser pasivas, sino disfrutar de la vida y resolver todas las cosas que quedaron pendientes. También nos aconseja en cuanto a cómo ser de ánimo para otras personas que están pasando por la soledad o por situaciones difíciles. ¡No te pierdas del ejemplo de Blanca!


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EA0929 – Entre Amigas –
Tercera edad planificada – Parte 2



Entrevista a Blanca Sosa

Victoria: Queridas amigas, estamos nuevamente en el momento de la entrevista y es un gusto que ustedes nos acompañen. También es un gusto que nos continúe acompañando Blanca, quien ha estado hablando acerca de la etapa de su vida en la que se encuentra. Blanca está jubilada, ya dejó de ejercer su profesión, pero ha podido disfrutar, se ha podido preparar y ha podido compartir con otras personas en este tiempo.

Blanca: Sí, por ejemplo, ahora tengo dos amigas a las que les he hablado del Señor. Una, Luján, hace mucho tiempo me dice qué lindo que es que yo puedo viajar y todo eso, y yo le digo: “pero tú también podés viajar”, pero ella no lo creía. Así que le dije “¿Tú tenés una jubilación, no?” Y ella me dice “sí”, entonces le digo: “bueno, vamos al BPS”. Pedimos un préstamo y con esa plata nos fuimos a España. Ella quedó maravillada a tal punto que terminamos ese préstamo, hicimos otro, y nos fuimos a Cuba, Cartagena y Panamá. Ahora terminó ese préstamo y en mayo nos vamos a Portugal, Madrid y Marruecos. Yo le dije “tú podés”. No tengas tarjeta, no gastes en cosas que no necesitás, y vas a ver que podés. El tema de Luján, mi amiga, es especial, porque ella pasó por muchas cosas, por pérdida de hijos y de su esposo. Cuando falleció su hijo ella dice que si hincó de rodillas y le pidió a Dios que la impulsara, que la sacara de eso. Así que cada vez que ella tiene que dar un testimonio dice que yo soy su ángel. Yo siempre le insistía que tenía que ir a la iglesia, y hoy por hoy allí está. Con respecto a mi otra amiga, Mirta, es un poco distinto porque su hermana, su sobrina y su cuñado van a una iglesia evangélica en Buenos Aires, y ella dice que cree en Dios, pero siempre hay excusas. Lo que pasa es que ella viene de un matrimonio muy violento, tiene un esposo con una cierta discapacidad de violencia, viene con alcoholismo, y hace dos años que se separó del esposo. Ella siempre fue una persona muy humilde, y yo desde setiembre, cuando a mí me diagnosticaron que me tenían que operar de las cataratas y debía tener a una persona en mi casa conmigo, le dije que ella viniera a mi casa, que le iba a pagar como acompañante. Porque yo tengo amigas, pero ellas no pueden estar conmigo todo el día porque tienen sus cosas y son mayores también. A su vez, mi hijo comenzó a trabajar entonces, al no tener su ayuda, empecé a sentirme un poco torpe. Así que le dije a Mirta: “Tú venís a mi casa, vas conmigo a pagar las cuentas y a hacer todos los mandados”. Yo le comencé a hablar de Dios a ella, y hubo un cambio muy grande en ella, es impresionante. Yo le decía: “Cuando tú salís de tu casa tenés que decir: Yo soy princesa porque soy hija de Dios, tenés que ir con esa confianza”. Y ha cambiado a tal punto que a la gente le llama la atención. Ahora, a fin de año, le regalé un devocional que lee todos los días. Lo que me falta es traerla a la iglesia porque ella vive muy lejos, pero ya voy a conseguir una manera. Yo le transmito que se arregle, que se esfuerce. Ella pintó un cuadro, así que con Elena, otra amiga, le vamos a pagar un curso para que ella pueda seguir aprendiendo a pintar en óleo. Tiene muchas habilidades, muchas cosas que puede hacer. Y ella se da cuenta de que está cambiando muchísimo.

Victoria: Qué bueno que no solo estás disfrutando de las cosas que has podido hacer, sino que también estás compartiendo y animando a otros. Blanca, ¿cuál es tu consejo para aquellas amigas que nos están escuchando y que tal vez están pasando por esta etapa de la prejubilación o de la jubilación y que tienen a alguien cerca?

Blanca: Claro, yo lo que les puedo decir es que agarren un cuadernito y un lápiz y vean qué cosas les quedaron pendientes. Empezando por si tienen personas en su familia que están enojadas. Dejen eso para atrás y acérquense a esa persona con la cual se enemistaron, que si se ponen a pensar en por qué se enemistaron van a ver que fue una tontería. Y pedir perdón, más allá de que pensemos que nosotros no hicimos nada, no importa. Pedir perdón es importantísimo porque si Dios nos perdona a nosotros, ¿quiénes somos para no perdonar a la otra persona? Entonces que ese sea el primer objetivo, acercarse a las personas con las cuales están distanciadas, sea por el motivo que sea. Traten de reestablecer esa relación. No estén solas, intenten acercarse a las personas. Porque la soledad es mala consejera. Una cosa es estar sola, yo muchas veces estoy sola, pero otra cosa es estar en soledad. La soledad destruye a la persona. Empiecen a moverse, hay lugares que dan cursos gratis, intenten empezar a salir de a poquito. Estar en casa siempre, solas, hace mal. A veces ni tenemos con quién hablar y terminamos hablando con los perros, con los gatos. Esa no es la vida que el Señor nos regaló. Que la última etapa de vida que estamos viviendo sea de calidad. Yo siempre digo que yo soy anciana pero trabajo para no ser vieja.

Victoria: Una de las cosas que hablábamos antes de empezar la entrevista fue que previo a tu jubilación te dieron un consejo. ¿Cuál fue?

Blanca: Claro, el tema era que yo atendía a embarazadas. En el trabajo nos dieron la oportunidad de irnos antes con una buena retribución yo me anoté y salí favorecida, porque pensaba trabajar hasta los 70 años pero salió una promoción de que a los 65 años podías presentarte para retirarte, para la jubilación. Me presenté y quedé para que un año después me dieran la jubilación. Al lado mío trabajaba un psicólogo y un día me llama y me dice: “Blanca, ¿qué te pasa?” Y yo le digo: “¿Por qué?”, y él me dice: “porque estás tratando mal a las pacientes, les hablás mal, las rezongás”. Entonces él me preguntó: “¿Tú te vas ahora con la promoción?” yo le dije “sí”. Y yo cada día que entraba iba contando los días que me quedaban para jubilarme, cada día decía “uno menos”. Entonces el psicólogo me dice “Estás muy mal. Tú tenés que ir sumando, no podés restar, porque así como restás en esta cuenta, restás en tu vida, y estás cambiando el carácter”. Hoy por hoy lo sigo aplicando, porque cada día que me levanto es un día más que sumo hasta que el Señor me venga a buscar.

Victoria: Gracias, Blanca, por todo lo que nos has contado, sin duda que nos has animado. Hay muchas cosas que tenemos pendientes, de repente los que estamos en plena actividad o lejos de la jubilación ni piensan en eso pero son cosas que tenemos que empezar a hacer ahora.

Blanca: Son cosas pendientes que tenemos nosotros, y hoy, con la facilidad que tenemos, que hay cursos por todos lados, no se sientan que van a hacer el ridículo porque cuando ustedes vayan van a ver a personas iguales a ustedes, de la edad de ustedes. Y todavía vamos a encontrar en ese camino que vamos a emprender a personas muchísimo más jóvenes pero que son más viejas que nosotras por la vida que llevan, por ese dejarse estar.  Yo tengo una frase desde que me retiré: yo tomo la vida lo bueno, bonito y fácil. Lo malo, feo y difícil se lo entrego a Dios, que se ocupe Él porque yo no lo puedo resolver. Yo quiero hacer muchas cosas nuevas. Por ejemplo ahora, cuando vaya a Lisboa, quiero hacer un paseo en barca a vela en el atardecer por un río de Lisboa. En España vamos a ir a tres pueblitos donde hay cascadas y hostelerías para comer, y donde hay parques y hay casas para la tercera edad. Yo pienso que es un don que el Señor me ha dado esto de querer conocer cosas lindas, cosas que me edifiquen. Yo vengo de muchas desilusiones, pero hoy por hoy planto la semilla, hago mensajes y comparto. Estoy plantando semillas que espero que germinen.

Victoria: Muchas gracias por este tiempo con nosotras, Blanca. Sin duda que nos vamos muy enriquecidas de haber hablado contigo. Las invitamos a que sigan en compañía y que tomen algunos de estos consejos. La cuestión es organizarse, ordenarse y sobre todo entender que el Señor nos ha dado una vida preciosa para que tengamos por delante. No importa lo que nos tocó, no importa lo que hayamos pasado, sino que de la mano del Señor podemos seguir adelante.

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