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Blanca Sosa nos cuenta su experiencia con la enfermedad de la obesidad. Ella llegó a pesar 120 kg, pero logró bajar de peso y hoy nos da consejos para tener un estilo de vida saludable. Blanca nos anima a combinar una buena alimentación con el ejercicio físico, recomendando formas de incorporarlo a nuestra vida diaria. No te pierdas de conocer más de la experiencia de Blanca y su ánimo a ir cambiando paso a paso para beneficio de nuestra salud.


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EA0932 – Entre Amigas –
Obesidad



Entrevista a Blanca Sosa

Victoria: Amigas, es un gusto estar con ustedes en este tiempo de la entrevista. Hoy nuevamente nos acompaña Blanca Sosa, quien va a estar hablando de otra área de su vida de la que veníamos hablando en los programas anteriores. Vamos a hablar de algo con lo que le tocó vivir durante mucho tiempo. Blanca, queremos que nos cuentes la historia porque puede ser de idea, de apoyo y de aliento para muchas personas.

Blanca: El tema que me acompaña y que me costó mucho asumir es la obesidad. Es una enfermedad. Más allá de que es rechazada por muchas personas, la persona que tiene la enfermedad de la obesidad sabe que es una enfermedad. Es una adicción a la comida. Lamentablemente la comida es riquísima, pero nos puede llegar a perjudicar muchísimo la salud. Yo pensaba 120 kg y me sentía la persona más maravillosa de mundo, más allá de que no encontraba ropa de mi talla, pero yo intentaba que siempre las personas me miraran del cuello para arriba porque estaba bien maquillada, siempre bien peinada, y trataba de que me miraran la cara, no daba lugar a que me miraban el cuerpo. El tema era que yo no lo tenía asumido. Para uno asumir que es gordo, que es obeso, te tiene que pasar algo en la vida que te haga hacer un clic. A mí me robaron una cartera, en el trabajo, que tenía muchísimo dinero, tenía muchas cosas, y fue tan traumático para mí el haber perdido esa cartera que perdí la audición por una semana. Ese día, cuando llegué a mi casa, estaba tan desorientada que no sabía qué hacer. Pensé en ir a lo de mi mamá, pensé en ir a una pizzería, pero decidí ir a ALCO. ALCO es una institución para la obesidad. Me aparecí allá, y cuando me subí a la balanza fue tan tremendo lo que pesaba que me bajé y me volví a subir tres veces. Yo no podía creer que pesaba tanto. Ahí empecé a hacer las cosas correctamente, a cambiar mi estilo de vida. Me enseñaron a comer sano, me enseñaron a tener una conducta controlada. Fue tremendo mi adelgazamiento porque bajé 45 kg de a 300 g por día. Era una constancia tremenda. Yo era tan gorda que no podía agacharme, no podía caminar bien, no podía ni siquiera subir al ómnibus. Pero empecé a hacer ejercicio de a poco. Cuando iba a colgar la ropa desparramaba los palillos en el piso, entonces me agachaba y me levantaba varias veces. Empecé a bajarme del ómnibus una parada antes, cada vez que iba al trabajo. Estuve tres años sin ir a ninguna fiesta, estuve privándome de comer de más. Yo bajé los 45 kg y los he mantenido hasta hoy, pero me costó casi 4 años asumir que era obesa. Porque la mente se va acomodando. Hoy por hoy me sigo manteniendo pero tengo tan asumido que soy obesa que me sigo pesando y controlando. Ahora aumenté 7 kg por el sedentarismo. A la obesidad uno la puede controlar por dos vías: la comida y la actividad física. Si hacés actividad física pero no cuidás la comida, no sirve de nada. Y si manejás la comida y no hacés actividad física, tampoco. En mi caso, que bajé tanto, la piel comienza a quedarse arrugada, en el abdomen se empieza a formar lo que se llama el delantal, y la piel empieza a lastimarse. ¿Cómo evitamos eso? La actividad física. Pero no es matarse, no es ir tres veces por día al gimnasio. Todo es lento, es paso a paso, ir sumando cada día un poco más. La otra cosa es que muchas veces no estamos dispuestos a dejar cosas, como por ejemplo la coca cola. Entonces tenemos que ir disminuyendo de a poquito, porque los cambios no se pueden hacer de un día para el otro, sino que llevan tiempo. Los cambios duelen.

Victoria: Claro, desacomodan.

Blanca: Ahí está, claro. Con la comida es lo mismo. Si te comías una milanesa con papas fritas, empezá a hacer la mitad de la milanesa y ponele un tomatito. Al otro día, si te hacés una cazuela de carne con porotos y te comés un plato, a esa cazuela ponele zapallito, ponele apio, lo que quieras. Tenemos que ir cambiando la forma de comer, pero lleva mucho tiempo. Cuesta cambiar hábitos que uno lleva hace años. No nos curamos de la obesidad porque los adipocitos se quedan. Los adipocitos son las vesículas de grasa, que cuando uno va bajando de peso se van vaciando y después quedan como bolsas de nylon. Pero cuando a la persona le ingresa al organismo algo que engorda o que come de más, esas vesículas se inflan otra vez. A aquellas personas que se hacen operaciones les pasa lo mismo. Se hacen succión, pero uno no puede agredir el cuerpo así. Yo tenía un doctor que me decía que me quería operar las piernas, pero yo le dije: “no, déjemelas así, son las piernas que tengo”.

Victoria: Qué importante que es poner manos a la obra en estos asuntos.

Blanca: Sí. Pero una vez que el organismo se adapta y que tú seguís manteniendo el hábito de comer sano vas a estar bien. Incluso si tu vas a una reunión donde hay mucha comida te empezás a sentir mal, porque comés y tu estómago ya no lo soporta. El estómago es un músculo, que al tener menos comida trabaja menos. La otra cosa importante es que uno no tiene por qué privarse de las cosas, y hay muchas herramientas. Por ejemplo, si vas a una cena o a un casamiento no te saltes comidas. Si vas habiendo comido en tu casa no te vas a tirar arriba de la comida. Yo aprendí a reservarme. No te prohíbas, si querés comer un bombón comete la mitad y sacá el resto de tu vista. Es algo costo-beneficio. Cuesta muchísimo pero se llega. Y ¿cómo te recompensás? Viéndote bien en el espejo, sintiéndote bien.

Victoria: Mejora la calidad de vida, ¿no?

Blanca: Exactamente. Aparte te ayuda con la presión, ayuda con la artrosis, te recuperás de muchísimas cosas. Porque obesidad no es solo engordar, sino que trae muchos trastornos, muchas enfermedades. Es una puerta abierta a todo.

Victoria: Blanca, una de las cosas de la que hablabas era del costo-beneficio, y de cuando las personas quieren ver resultados inmediatamente. Pero también hay muchas personas que dicen que no pueden cuidarse con la comida porque es caro comer bien.

Blanca: No. Es una excusa que no sirve, porque te podés comprar otras opciones, alternativas más baratas. Y a medida que te vas educando ya vas a evitar comer esas cosas que te hacen mal. Si no, seguís comiendo lo mismo pero la mitad de lo que comías antes. Antes sí era muy caro pero ahora no tanto. Lo de la comida es todo mental. Y la otra cosa que tenemos que hacer es acostumbrarnos a masticar la comida y comer lento. Hoy por hoy a veces me dan ganas de seguir comiendo, porque a mí me encanta la comida. Pero cuando me tiento me pregunto: ¿Tengo hambre o simplemente ganas de comer? Y si tengo ganas de comer entonces me levanto y me pongo a hacer otra cosa. Porque una cosa es quedarse con hambre y otra es tener las ganas de seguir comiendo. Lo que nos mata a los gordos es la tentación. Pero en invierno te hacés una sopa de verdura, te tomás tres tazones y ya está. El tema de la obesidad tiene muchísimas cosas involucradas pero se van aprendiendo de a poquito. Otra cosa es que hay que sacar la sal.

Victoria: Otra cosa de la que hablábamos es de tu cuadernito en el que vas anotando en qué peso estás, qué comiste, cuánto líquido tomaste, y eso también es una forma de controlar. Porque a veces nos quejamos de que no vemos resultados pero cuando nos ponemos a controlar vemos todo lo que hemos comido.

Blanca: Sí, este libro es delator. Otra cosa, a veces me pasa que de noche me acuerdo de que no escribí lo que comí al medio día, y me olvido. Yo fui 20 años a ALCO y al principio no me querían porque yo soy muy exigente. Entonces cuando las personas decían que no desayunaban o algo así yo les decía: No, el desayuno es la comida insustituible. Si después no querés comer al medio día, te tomás un yogur o comés una manzana. Si de tarde no tenés tiempo te llevás unas nueces, unas pasas de uva, unos orejones de ciruela. Y la merienda también tiene que ser importante, no la cena. Porque el error es cuando no comés nada en todo el día y después llegás a tu casa, te comés todo y te vas a dormir así, con el estómago lleno. El estómago trabaja y no gastás para nada todas esas calorías que te comiste. La cena es la peor comida que podemos tener. Lo primero que tenemos que hacer es preguntarnos: ¿Puedo adelgazar? Y la respuesta es: Sí, podemos todas. Pero ¿Cuánto lo quiero? Esa es la pregunta del millón. Porque poder podemos todos. Hay miles de herramientas, pero si queremos adelgazar. Lo que pasa es que hay que evaluar el costo-beneficio.

Victoria: Blanca, muchas gracias nuevamente. Es un gusto escucharte y un gusto también ver lo que nos contás, ver que no es que te lo contó alguien más sino que es algo que has podido vivir, que te ha ayudado y te ha llevado a hacer todas las cosas que hoy estás haciendo.

Blanca: Mi vida es así, nunca transmití lo que otra persona me dijo, sino que yo lo que transmito, a cualquier nivel, siempre es lo que a mí me pasó, lo que a mí me dio beneficio, lo que a mí me costó.

Victoria: Además de eso, cuando vas haciendo cosas, manteniéndote activo, esas cosas te van alimentando. Muchas veces la comida es como un escape, una recompensa, un refugio.

Blanca: La comida la usamos cuando estamos tristes y cuando estamos contentos. Cuando estamos contentos nos recompensamos, y cuando estamos tristes entre lágrima y lágrima comemos. Las emociones nos traicionan. Dentro de todo esto lo peor que me pasó fue que alguien me prestó un libro llamado cómo adelgazar, y lo primero que dice es que la gula es un pecado. Y para mí eso fue tremendo. Yo sabía que la gula era un pecado pero nunca había pensado en que yo estaba pecando en eso. Hoy por hoy dominé la gula, pero para mí fue terrible en ese momento.

Victoria: Gracias, Blanca, por contarnos tu testimonio. Como hablábamos, es un día a día. Es una lucha como tantas que nosotros tenemos. Gracias Blanca por alentarnos a tomar cuidado, no solo para la gente que lucha con la obesidad, sino que comer sano es algo que tenemos que hacer todas. Te agradecemos mucho por este tiempo que has tenido con nosotras y por las cosas que hemos aprendido. Y bueno, nos vamos con deberes en distintas áreas, cosas a ir aplicando. A ustedes, amigas, las invitamos a que sigan en la escucha del programa. ¡Hasta la próxima!

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