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Delia Rodríguez nos cuenta su testimonio, y comparte cómo logró salir de un matrimonio violento junto con sus tres hijos: con la ayuda de Dios. Te invitamos a que escuches su testimonio, cómo logró salir adelante y empezar de cero, y sus consejos para aquellas mujeres que pasan por situaciones similares.


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EA783 – Entre Amigas –
Qué es ser «Jefa de hogar»



Entrevista a Delia Rodriguez

Delia: Mi nombre es Delia, tengo 56 años, en este momento me dedico a cuidar personas mayores de edad. Al principio creí que iba a ser difícil pero no, fue más fácil de lo que pensé. Eso es lo que estoy haciendo en este momento.

Mi vida comenzó cuando yo formé un hogar, formé un hogar con las expectativas y la esperanza de que fuera para siempre pero no fue así. Haberme casado no fue como yo lo había pensado, y me tuve que confinar a cuatro paredes, porque mi esposo no me dejaba salir. Después vinieron los hijos y entonces me dediqué a criarlos. Tengo tres hijos: Sergio, Silvia y Leonardo, y estoy muy orgullosa de ellos.

Pero bueno, no fue fácil porque después de un tiempo las cosas se fueron dando para mal y bueno, tuve que salir a buscar trabajo, a empezar de cero, porque cuando yo estaba casada no podía trabajar. Me negaron el salir a trabajar porque era mejor que yo me quedara criando a los hijos, y bueno, todo eso fue haciendo que yo no supiera después defenderme en la vida, porque yo siempre me encargué de criar a mis hijos, de preparar la comida, y eso me llevó a tener una vida más bien encerrada en mi casa. En esa etapa comenzó también una violencia doméstica, pero en ese tiempo no se hablaba mucho de eso porque era un tema tabú. Entonces no teníamos a donde quejarnos ni a quién decírselo. Ahora hay la bendición de que se puede conseguir ayuda y eso está bueno, porque en mi época tuve que salir adelante como pude, sin la ayuda de nadie, solo mirando hacia adelante y empezando de cero. Cuando me fui me quedó un apoyo económico que me costó mucho porque no me lo dieron fácilmente, y con eso y trabajando empecé a avanzar. Tuve que arrancar de la nada con el trabajo, y con el relacionarme con la gente también, porque al estar siempre en casa ya había perdido hasta las relaciones personales, cuando quise salir fue difícil para mí involucrarme otra vez en la sociedad.

Yo soy creyente desde los 15 años, acepté a Jesús como Señor y salvador en mi vida, y esa fue una de las cosas que me ayudó grandemente. Una de las cosas que siempre fue una prioridad para mí fue mi Señor, siempre lo llevé delante. Siempre le pedía ayuda con las distintas situaciones que tenía y él me ayudó. Yo no tuve ayuda de mi familia, no tuve ayuda de mis hermanos porque en esa época era muy mal visto el separarse, el divorciarse o el que te hayan dejado, y a veces hasta me costaba salir a la calle porque parecía que todo el mundo me miraba. Fue difícil pero el Señor me ayudó, me dio sabiduría, para lo que fuera, él me acompañó. Hasta el día de hoy doy gracias porque realmente he logrado avanzar como mujer, como persona, y todo aquello que en el pasado me hizo mal, hoy puedo mirar para atrás y ver que el “no vas a poder” era un cuento, que sí pude, siempre con la ayuda del Señor.

Una cosa que pedí muchas veces fue un trabajo digno. Yo decía: Señor dame un trabajo digno, dales a mis hijos un trabajo digno, que yo pueda sacar buenos hombres y mujeres de mis hijos. Eso fue lo que pedí y cada vez que lo pienso veo que lo logré, pero no sola, lo logré con la ayuda del Señor.

Vito: Qué importante que es esto, no solo es la situación de quedar como jefa de familia, sino que para muchas mujeres ha sido el resultado de un matrimonio, como en este caso el de Delia, no feliz. Si bien todos los matrimonios tienen sus complicaciones, en algunos casos hay situaciones de violencia doméstica, que puede ser verbal psicológica o física, y es muy importante hablarlo, no callarse.

Victoria: Y el tomar la decisión, porque vemos que es toda una vida que está armada, y por más que sea una situación que no es ideal, es difícil cambiar la forma en la que estás viviendo, ya sea económicamente, emocionalmente, hay que dar el paso hacia lo desconocido, porque no sabés cómo van a reaccionar los que te rodean, no sabés cómo van a reaccionar tus hijos, no sabés cuáles van a ser los resultados, pero qué importante es salir de esa situación que te está devaluando, que te está oprimiendo. Qué importante que es hablarlo.

Vito: Sí, obviamente que existe temor frente al planteo de la vida. Delia decía: Me casé para toda la vida y no esperaba que en el camino pasara esto. Es algo que les ha pasado a muchas mujeres y que deben tomar una decisión de, o continuar así, o buscar una salida.

Victoria: Muchas veces pasa también con el tema de los hijos, que las mujeres van postergando para proteger la imagen paterna y en realidad muchas veces la imagen que están teniendo los hijos no es la mejor. Qué importante que es hablar y buscar consejos también.

Vito: Sí, como decía Delia también, actualmente hay ayuda, en algunos países más que en otros, pero está sobre la mesa esta discusión mundial, y hay formas en las que se puede denunciar y se puede buscar ayuda, obviamente con el máximo de los cuidados, porque a veces las mujeres corren riesgo de vida también. Pero no solo lo decimos para las mujeres, sino para personas que por ahí están tranquilas en sus vidas pero ven que otras personas, sean amigas o amigos, están pasando por una situación así, que puedan hablar con ellas, aconsejarlas y demostrarles que hay una salida, que se las puede ayudar. Le preguntábamos a Delia qué es lo que ella les diría a otras mujeres que atraviesan la misma situación o similar y ella decía lo siguiente:

Delia: Lo que les diría es que se puede. Que uno lo puede lograr. Que a veces tenemos un chip en la cabeza que nos dice que no vamos a poder, que somos esto, que somos aquello, pero debemos cambiar el chip en la cabeza y ver que sí podemos. Hoy en día hay más ayuda, busquemos ayuda. Hoy en día la mujer está más amparada que hace algunos años atrás, que cuando una se largó sola fue difícil, pero la mujer hoy en día cuenta con un respaldo muy grande, y no solo a nivel espiritual, sino a nivel del país también. El gobierno uruguayo ha ayudado mucho a estas mujeres, cosa que en otros países todavía no lo han logrado, pero en nuestro país se ayuda mucho a la mujer, a la jefa de familia. Por eso está bueno pedir ayuda, porque ahora sí hay gente que está dispuesta a ayudarnos.

Las mujeres que dicen que Dios no existe por lo que les está pasando, no es así. Dios es real y lo veo en mi vida, porque yo siempre busqué de Él. Estaría bueno que se acercaran a algún lugar en el que les puedan hablar del Señor y que pudieran permitir que él entre a su corazón y con su ayuda pudieran seguir adelante con todo esto. No es fácil, pero con la ayuda del Señor se puede.

La responsabilidad más grande que tenemos como madres es enseñarles a nuestros hijos buenos valores, más considerando cómo está la sociedad hoy en día. Debemos aprender buenos valores y transmitírselos a ellos, porque eso es lo que realmente les va a servir en el día de mañana.

Vito: Muy bien, como decíamos más temprano, no es que esta experiencia sea única, sino que muchas mujeres viven cosas así. Hay una historia que podemos compartir, ¿verdad Victoria?

Victoria: Sí. Por un lado, en la Biblia tenemos historias de personas que pasaron por esto. Tenemos la historia de una viuda en 2da Reyes 4:1-7, y qué importante que fue recurrir al lugar correcto, a ese lugar que es el que ideó la familia. En este pasaje habla de una viuda a la cual los acreedores le estaban queriendo cobrar, y en medio de toda esa situación ella acude al profeta, a un hombre de Dios, para buscar una solución. Tenemos también una reflexión para compartir que se titula Dios está aquí, y dice:

El Señor sana a los quebrantados de corazón y venda sus heridas, como dice el Salmo 147:3. Lili y sus dos hijas estaban a punto de ser desalojadas de su casa. Aunque ella creía que Dios podía ayudarlas, hasta ese momento el Señor no había dado ninguna señal de cómo lo haría. Lili se preguntaba ¿dónde está Dios? Mientras se dirigía a los tribunales, le pidió al Señor que interviniera. Entonces, escuchó una canción en la radio que decía: Dios está aquí, regocíjense los quebrantados de corazón. ¿Sería esta la confirmación de parte de Él, que ella anhelaba escuchar? Dentro del juzgado se presentó ante el juez, escuchó el veredicto, y firmó los documentos legales, pero Dios todavía no le había respondido. Mientras caminaba hacia su automóvil, un camión se detuvo al lado de ella. -Señora- Dijo el conductor -Escuché su testimonio en el juzgado, y creo que Dios quiere que la ayude- Y así lo hizo. Guillermo ayudó a Lili a contactarse con una mujer de una iglesia local que pudo intervenir entre las partes para anular la causa y permitir que ella y sus hijas regresaran a casa. Cuando la gente pregunta ¿dónde está Dios? La respuesta es: Aquí mismo. Una de las formas en las que el Señor obra, es a través de creyentes como Guillermo, que continúan la tarea que comenzó Jesús: Sanar a los quebrantados de corazón y vendar sus heridas.”

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