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La terapeuta sistémica en adicciones y violencia, educadora especialista en violencia y mediadora de conflictos Lilián Caravadossi nos habla sobre la violencia, un fenómeno muy amplio y que está presente en todos los ámbitos de la sociedad. Te invitamos a conocer las causas de la violencia y cómo enfrentar a este enemigo que afecta tantas vidas. No te pierdas de los consejos de Lilián en esta primera parte de la entrevista.


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EA679 – Entre Amigas –
Nada justifica la violencia (1ª parte)



Entrevista a Lilián Carabadossi

Natalia: Amigas, llegamos al tiempo de la entrevista, como siempre el tiempo central del programa en el que hacemos más énfasis, porque son temas que nos interesan. Nos interesa que ustedes sepan, para que puedan ayudarse a ustedes mismas y a otros que están pasando por situaciones de violencia. Para eso, tenemos a Lilian Caravadossi, que es terapeuta sistémica en adiciones y violencia. Y también educadora, especialista en violencia, y mediadora de conflictos. Todos necesitaríamos una Lilian en casa. Porque sería como básico. ¿Cómo andás Lilian? ¡Bienvenida!

Lilian: ¡Muy bien! Muchas gracias por haberme invitado! Un placer estar aquí en Llamada de Medianoche! Hermoso. Me encanta poder comunicar. Yo creo, o siempre he pensado, que cuando uno se prepara en la vida, o tiene la bendición de poder estudiar, es muy triste quedarse todo para uno.

Natalia: Exacto!

Lilian: Eso pasa muy seguido. Y yo creo que uno tiene que, si bien lo utiliza, por supuesto, y trabajamos, yo trabajo de esto, poderlo trasmitir. No necesariamente hay que pasar por una universidad para poder trasmitir y poder llegar a las personas, y que se puedan ayudar.

Natalia: Exacto! Cada uno habla desde su rol, muchas veces, para poder ayudar a otros con la experiencia. Algunos desde la experiencia vivida, digamos, y de cómo salieron adelante. Y en tu caso, porque has estudiado y te has preparado en este tema para ayudar a otros. Y has vivido al lado de otros que pasan por estas situaciones. O sea, tenés la información desde los dos lados. ¿No?

Lilian: Sí, exactamente! Yo he trabajado muchos años en un hogar para víctimas de violencia doméstica. Un hogar de 24 horas. Para madres con niños, víctimas severas de violencia doméstica, donde he visto cosas tremendas. Ya a esta altura, nada me asombra, porque lo he podido vivir desde el vamos, desde adentro.

Natalia: Exacto! Y eso es como la última parte, como lo más visible, porque es justamente lo que necesita una ayuda inmediata, porque peligra la vida. Pero no empieza desde ahí. Y vamos a hablar un poco de la violencia en general, porque como hablábamos fuera de micrófono, la violencia doméstica es una de las manifestaciones de la violencia. Porque el que es violento, no es solamente violento con su esposa, quizás es violento en el trabajo, en fin, es violento.

Lilian: Es violento. Y yo lo que quiero decir es que cuando sentimos la palabra violencia, nos produce sentimientos. Y yo me quiero parar desde ahí, de lo que sentimos. Sentimos temor, sentimos malestar, impotencia, y esa palabra nos conecta con lo brutal, con el poder, con el sufrimiento, con el dolor. Y hay violencia en la calle, en los medios de comunicación, en los locales de estudio, en el trabajo, en la iglesia, en los hogares cristianos, y no cristianos. Y esto no tiene clase social. Hay violencia en la sociedad. Y es un enemigo. Un enemigo con el cual libramos una durísima batalla. Y para ganar una batalla, la única manera es conociendo muy bien a ese enemigo, para poder elegir las mejores armas con las cuales pelear contra eso. Hay que conocerlo.

Natalia: Hay que conocerlo. Tener una buena estrategia. Tener las mejores armas. Porque es la mejor manera de enfrentarlo.

Lilian: Porque no estamos libres de la violencia en la calle y en todos los lugares donde vamos. Entonces, ahí tenemos que ver cómo reaccionamos, qué hacemos, ¿verdad?

Natalia: No estamos libres de ser violentos. Porque hay gente que decimos: No, es pacífico. Pero puede pasar que alguien muy tranquilo, en algún momento, por determinada situación, explote.

Lilian: Sí, exactamente! Es como que juntamos, y juntamos como un volcán, ¿no? Nos quedamos con cosas. En el trabajo nos agreden, nos corren, etc. Nosotros aguantamos, y aguantamos. No solucionamos los problemas que van sucediendo, y de repente movieron una taza de lugar y yo ¡ay, exploté! Como un volcán. Y dicen: ¡Y por una taza!.. No, no es la taza. Es todo lo que vengo juntando, que no aprendí a poderlo sacar adecuadamente.

Natalia: Ahí está! Y a veces somos violentos, o agredimos a quien no es responsable, como decías recién, ¿no? Hay que aprender a resolver en el lugar donde se genera el conflicto para no arrastrarlo hacia otros lugares. No vamos a dar una definición, pero vamos a decir qué cosas son una violencia. Ésa es una, por ejemplo. Pero, ¿qué otras situaciones hay que son violencia? Que quizás muchas veces lo tomamos como cotidiano, como puede ser una burla, capaz en la escuela, pero que son violencia.

Lilian: Tenemos muchísimas situaciones de violencia. Es enorme. Inclusive, llegamos a la parte de adicciones, por consecuencia de violencia. El embarazo adolescente, que muchas veces es violentarme a mí mismo. Porque no es que yo, como adolescente, no sepa las cosas. Pero, quiero molestar y herir a mis padres, y me hiero a mí mismo con el embarazo. Las adicciones por supuesto que son mecanismos para escapar de los problemas. Todas las adicciones. Las heridas que se hacen los chicos, también son para escapar. Anorexia, bulimia, bullying y mobbing, que son los dos acosos, uno laboral, y otro en el liceo y en la escuela. Los suicidios. Las conductas de difícil manejo en los niños. Muchas veces los niños no saben qué hacer con las cosas que sienten. Y entonces, como no lo saben expresar, estamos con muchísimos problemas de mala conducta. De niños con difícil manejo. Y estas son también formas de violencia que llegan hacia los maestros, hacia los padres. También tenemos el bajo rendimiento escolar y liceal, hecho como molestia o como fastidio, porque saben que eso molesta. Entonces, a veces me dicen: No, pero el niño no es agresivo. Sí, es agresivo. Agrede desde otro lado. De un lado que no es con golpes. Nosotros tenemos el concepto que violencia es golpe. Y no es así. Hay fobias, hay prostitución, y etc., etc., etc. Es enorme la gama.

Natalia: Como consecuencia de lo que genera la violencia, ¿no?

Lilian: Y eso son violencias también.

Natalia: Es violencia también, a su vez. Hacia otros, y hacia uno mismo en muchos casos.

Lilian: Exactamente! Y nada justifica la violencia. Nada. Eso sí, siempre lo estoy diciendo yo: No hay excusas. Siempre se ponen excusas. Pero, no. ¡No existen!

Natalia: Nadie, cuando se da cuenta de su condición, dice: “Bueno, soy violento porque sí, porque me genera otras cosas”. Si no que, en general, dicen: “Bueno, me hizo tal cosa, me hizo tal otra”. Ésa es la justificación. Y no la hay. ¡No existe!

Lilian: No. Y además, tenemos unas palabras en el Salmo 103:6, que dicen: “Dios es el que hace justicia y derecho a todos los que padecen violencia”. Entonces no soy yo. Es el Señor el que hace justicia, a los que la padecen. Porque el que nos toca, toca la niña de Sus ojos.

Natalia: Exacto! Y como buen abogado que es de nosotros hay que ir a Él. Llevarle la causa a Él que es el que la atiende.

Lilian: Por supuesto!

Natalia: Pero, hay un principio de acción, también, no quedarme pasiva. No, no, tengo que buscar la solución. Hay varias cosas que queremos decir, antes de seguir con las preguntas y con las soluciones. En la naturaleza del hombre hay agresividad.

Lilian: Sí, el hombre, el ser humano, es agresivo por naturaleza. Tenemos que tener agresividad para poder defendernos. Siempre tenemos que tener una cuota de agresividad. Pero, resulta pacífico o resulta violento, según la historia, según como se haya formado. Según la niñez que haya tenido, según sus primeros años de vida, que son sumamente importantes. Donde quedan marcadas las formas de defensa. Y la diferencia entre la violencia y la agresividad, es que en la violencia la agresividad está fuera de control. Cuando yo tengo la agresividad fuera de control, me transformo en violento. No nos olvidemos que el Señor nos dijo dos veces, en Juan 13:34 y 15:12: “Ámense los unos a los otros. Un mandamiento nuevo doy. Que se amen los unos a los otros, como yo os he amado”. También está en Levítico 19:18, y está en Génesis que todos y todas somos imagen de Dios. Así que cuando agredimos a otra persona, estamos agrediendo a Dios, porque somos imagen de Él. Si permitimos esa agresión, lo vemos, y no hacemos nada, también estamos agrediendo a Dios, porque de esa manera nos convertimos en cómplices. Esto está en la Palabra, no es sólo algo teórico.

Natalia: No, por supuesto. De la violencia en la humanidad, no sólo hay ejemplos en la Biblia, sino en la historia. Y justamente lo bueno de llegar a esta época es que hay estudio de los derechos humanos, en que se defiende, y se estudia, como en tu caso, cómo poder solucionarla. Si bien sabemos que la condición del humano es ésa y que la violencia es consecuencia del pecado, sabemos también que hay herramientas para mejorar. Y la Palabra de Dios, y conocer a Cristo como Salvador es la mejor herramienta para poder cambiar. ¿Has conocido gente que era violenta, y que a través de la obra de Cristo cambió radicalmente?

Lilian: Sí, inclusive más que eso, el tema es que cuando conocen a Cristo se dan cuenta, Dios hace eso de mostrarles lo mal que están, y entonces ellos piden ayuda. Eso sí lo he visto muchísimo. Estoy trabajando con una paciente que es agresora, que ella le pega al esposo, y el Señor le mostró que ella tenía que hacer algo con eso. Sola no podía. El Señor le dice: Yo te ayudo. Pero tú tenés que moverte. Uno siempre tiene que moverse y hacer algo, para que el Señor nos ayude.

Natalia: Hay que poner siempre nuestra parte, porque es la forma de poder solucionar las situaciones. Si no, fácil sería. Si el Señor hiciera todo por nosotros, seríamos unas marionetas. Y justamente, por parte de quien es violento, ¿qué hacer cuándo se da cuenta de esa situación? ¿Buscar ayuda, lo primero?

Lilian: Sí, lo primero que tienen que hacer es buscar ayuda. También sabemos que estas conductas son aprendidas. A no ser que haya un tema siquiátrico, es aprendido. Y también está en la Palabra. En Proverbios 22:24 dice: “No te juntes con hombre irascible, ni vayas con un hombre iracundo, no sea que aprendas sus costumbres y te pongas una trampa a ti mismo”. Entonces, sabemos que es aprendido. Por lo tanto, yo tengo que intentar, si no lo puedo hacer solo, pedirle al Señor que me ponga en un lugar donde yo pueda desaprender lo que aprendí. Y eso va por todo. El tema de adicciones y todo lo demás. Yo tengo que desaprender costumbres, para poderlas hacer como deben ser. Por otro lado, otras cosas que tengo necesariamente muchas veces que hacer, es separarse, por ejemplo en el caso de violencia doméstica, no divorciarse, pero separarnos un tiempo para sanarnos, y luego de a poco volver a juntarnos. Y poder tener nuevamente la familia. A veces hay que pedir ayuda externa. Hay que romper el círculo de violencia. El círculo de violencia no es solamente de violencia doméstica. La violencia tiene un círculo siempre. Mejoro y vuelvo, hago un corte. Entonces tengo que entender y tengo que aprender ese círculo para cortar antes de llegar al acto violento. Y cambiar la forma de trato. Importantísimo cambiar la forma de trato. Empezar a entender cómo me gusta que me traten, y yo poder tratar a los demás.

Natalia: Es el principio pro-activo de Jesús. Y eso sirve, estaba pensando, no solamente para el violento, sino para quien sufre violencia también, que es generadora, por sus actitudes, de ponerse en esa situación, por no poner límites, por ejemplo.

Lilian: Sí, cuesta mucho a las personas el poner límites. Parece que yo fuera a lastimar a la otra persona, quizás porque no me pusieron límites a mí. ¿Verdad? Entonces, a mí me cuesta ponerlos. El tema de la auto-estima, no me quiero lo suficiente, como para no permitir determinadas cosas. Entonces, es importantísima la puesta de límites, y decir: ¡Hasta acá! No te permito ir más de esto. Entonces, la otra persona entiende. Porque el violento, en general, es violento con las personas que son más débiles. Con discapacitados, con ancianos, con niños, con mujeres u hombres, porque es de los dos lados, con baja auto-estima, que no pueden reaccionar. No es violento con su jefe. El tema es con los que tienen menos poder. Él tiene que sentir que domina. Entonces, hace mucho daño.

El amor promueve el crecimiento de todos los seres humanos. Entonces, tenemos que intentar tratarnos con amor.

Natalia: Principio y final de todo. Porque es la forma en que Dios nos trata. Con amor, aunque no lo merecemos.

Lilian: Por supuesto.

Natalia: Ése es un punto interesante. Porque es como decíamos, no tiene justificación. No tengo que esperar que el otro haga algo bueno para tratarlo con amor. No, aunque sea injusto y sea malo conmigo, también aplicar ese principio.

Lilian: Por supuesto. Y yo quería decirles una especie de parábola: Hay un abuelo hablando con su nieto, y entonces le dice: ¿Sabes que siento que hay dos lobos peleándose dentro mío? Uno es muy violento y muy agresivo, y el otro tiene un amor impresionante, pero pelea horrible. Entonces, el nieto, le dice: Abuelo, ¿y quién va a ganar? Al que yo alimento.

Natalia: Busquemos en la Palabra de Dios ese alimento, para alimentar nuestro amor, y así mejorar. Muchas gracias, Lilian, por acompañarnos! Te esperamos en el próximo programa!

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