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Sandra Mora nos habla acerca del rol de la mujer en base al pasaje de Jueces 4, donde encontramos las historias de Débora, una mujer que gobernó el pueblo de Israel a través de una batalla, y de Jael, la mujer que logró la victoria de Israel. Aprendemos de ellas que si estamos donde Dios quiere y cumplimos el rol que Él nos ha dado, es Él quien nos da la capacidad para sobrepasar las dificultades que tengamos que enfrentar.


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EA0853 – Entre Amigas –
Mujeres y su Rol



Entrevista a Sandra Mora

Victoria: Queridas amigas, es un gusto poder estar compartiendo con ustedes nuevamente este espacio de la entrevista. Venimos en una serie en la que estamos hablando acerca del rol que tiene la mujer. Hoy nos acompaña Sandra Mora, quien ya ha estado con nosotros en otras oportunidades. Ella es docente y también es profesora del seminario bíblico en la iglesia Pan de Vida. Sandra, muchas gracias por estar con nosotros.

Sandra: No, gracias a ustedes por invitarme.

Victoria: Vamos a estar hablando de un episodio que está en la Biblia, y que marca un perfil de mujer que tal vez podríamos comparar con cómo está la situación hoy en día. Seguramente muchas de nuestras amigas que no hayan leído o hayan pasado esa historia por alto se van a sorprender de las cosas que vamos a encontrar, ¿verdad?

Sandra: Sí. Es lindo escuchar historias. En este tiempo a uno le gusta escuchar historias de gente famosa, de gente importante, y la Biblia tiene muchas historias apasionantes. Una de ellas es la historia de Débora, una mujer que gobernaba Israel, una mujer diferente. Es algo excepcional, cuando uno comienza a leer el libro de Jueces ve que es un tiempo nuevo para Israel, un tiempo en el que ellos necesitaban ser regidos por personas especiales, hombres preparados, porque en ese momento eran los hombres los que gobernaban y tenían que ayudar al pueblo y guiarlos en batalla. En el capítulo 4 del libro de Jueces aparece esta mujer de la cual la Biblia habla en bastante detalle. Dice que era jueza, que era profetiza, que era madre y que era como una madre para Israel, porque tenía sabiduría para aconsejar. Se sentaba en un lugar especial, el pueblo venía a ella y ella les aconsejaba, les guiaba, les enseñaba. Este episodio es bien diferente a lo que veníamos leyendo en los capítulos anteriores, vemos que aparece una mujer a la cual recurren incluso los hombres para que tome las decisiones.

Victoria: Esto lo pueden leer en Jueces 4, pero les hacemos un pequeño resumen: Débora está como jueza en Israel, como gobernante, la que tomaba las decisiones, y aparece Barac que era un capitán de guerra, ¿verdad?

Sandra: Sí. Dice la Biblia que el pueblo de Dios estaba en un momento muy difícil, y que los Cananeos tenían un rey que se llamaba Jabín, el cual tenía un ejército muy bien equipado: 900 carros herrados, imagínense lo que era eso en aquel tiempo, y ellos iban a ir contra el pueblo de Dios. Barac, que era el jefe del ejército de los israelitas, estaba preocupado por esa situación y no quería ir solo a la batalla. Imagínense que Israel no estaba preparado, no tenía armas como las que tenía este ejército y ya estaban acostumbrados a perder. Pero Débora recibe una palabra de Dios, de que iban a tener la victoria. Que iban a ir a la batalla, iban a ganar, pero que la batalla iba a ser ganada por una mujer. Esta mujer no era Débora, sino que aparece otra mujer en escena, de la que vamos a hablar en un ratito.

Victoria: Sandra, hablábamos hace unos minutos acerca de qué es lo que estaba sucediendo como para que una mujer terminara ocupando el lugar que tal vez tendría que estar ocupando un hombre, y por qué este capitán de guerra que primero va a pedirle a Débora un consejo, y después la pide que los acompañe al campo de batalla también.

Sandra: En ese tiempo la sociedad estaba pasando situaciones como las que pasamos hoy. Era tal la decadencia moral, que estaban todos desorientados. La juventud estaba desorientada, la familia estaba desorientada, y se ve que los hombres estaban en una crisis, porque no estaban ocupando su lugar en el gobierno. En este contexto no era normal que una mujer fuera la que ejecutara las órdenes, la que gobernara. La Biblia cuenta que ella tenía un esposo que se llamaba Lapidot, pero él no está en la escena. Vemos una ausencia del varón en la familia y en el lugar en donde tendría que estar. Las mujeres en aquel momento necesitaban ser protegidas por el tema de la guerra, y ella no tenía allí a su esposo. Justamente en el momento de la gran decadencia, había algunos hombres que no estaban ocupando su lugar. Dios usa a todos por igual, así que no habiendo un hombre dispuesto en ese momento, usa a una mujer.

Victoria: No hablamos de capacidad, ¿no? No es que la mujer no lo pueda hacer, sino que lo termina haciendo porque no hay nadie más que lo haga.

Sandra: Claro. Ella tiene toda la capacidad de hacerlo y Dios le da todo lo que ella necesita para hacerlo, aunque no sería el lugar más seguro para ella, porque la mujer tenía que ser cuidada y tenía un papel muy importante en la familia, pero ella estaba expuesta. Entonces estaba muy capacitada, pero es lamentable que algunos hombres no tuvieran las agallas para estar allí. Incluso Barac da muestra de una confianza especial en ella, y dice que si ella no va con él, no va a la batalla. Eso habla también de una carencia. Más en Israel, que un hombre reconociera que tiene temor y que una mujer lo tiene que acompañar o que una mujer va a ser la que va a ganar la batalla, no era para nada común.

Victoria: Sin dudas está dando un pantallazo medio general de cómo estaba la situación social en ese momento, y también el estado espiritual del pueblo de Israel. ¿Qué es lo que pasa con esta ida de Débora a la batalla junto con Barac? Débora no va a pelear, ¿no? Únicamente va a acompañarlos.

Sandra: Sí. Contrario a lo que uno piensa cuando lee el capítulo 4, no es Débora la que va a ganar la batalla, sino que es otra mujer.

Victoria: Vemos entonces como los tiempos no son tan distintos. A veces la mujer tiene que asumir roles que tal vez no le corresponderían, aunque Dios les da la capacidad de hacerlo.

Sandra: Exactamente. Para la sorpresa de Barac, la batalla es favorable para el ejército de Israel. Pero aún no había terminado la batalla, porque el jefe del ejército, Sísara, había escapado. Para una completa victoria tenía que darse la captura del jefe del ejército enemigo, no era suficiente haber vencido al ejército. Este hombre era un hombre capacitado que logra escaparse, entonces la batalla todavía no había concluido. Sísara va a un campamento, un lugar apartado con tiendas, y en esas tiendas vivía un pueblo que era descendiente de Moisés. En ese lugar había una tienda que pertenecía a una mujer llamada Jael, cuyo esposo no estaba tampoco. Ella estaba sola en su tienda. Se dice que en aquel momento las mujeres tenían mucha habilidad para armar las tiendas usando una estaca y un martillo. Ella no estaba involucrada en la batalla, porque el pueblo al que pertenecía estaba en paz con el ejército de Sísara. Sin embargo, ella era sabia, y sabía que el pueblo de Israel era el pueblo de Dios, y ella creía en ese Dios. Cuando vio que Sísara llegó, él le pide agua, ella le da leche, él se sintió seguro y se acostó a dormir. Acá vemos una serie de características de las mujeres. La mujer tiene esa inteligencia de intuir, de ver más allá. Ella armó toda una situación para atraparlo, y el le creyó. Entonces Sísara se duerme y le dice que se quede en la puerta de la tienda y que le avise si venía alguien. Ella también se arriesgó, porque no era de buena reputación que una mujer metiera un hombre a su casa, pero ella sabía lo que tenía que hacer, y fue muy valiente. Como muchas mujeres que conocemos, que tienen que resolver cosas en su hogar, que tienen situaciones en su casa que tienen que enfrentar, y por más que cueste, lo pueden hacer. Entonces Jael toma una estaca y con un martillo lo mata clavándole la estaca en la sien. No precisamos ver películas.

Yo tuve la posibilidad de investigar un poco más sobre este tema, y hay pintores conocidos que han representado esta escena de Jael matando a Sísara. Es impresionante, trascendió esta historia, porque ella se transformó en una heroína del pueblo de Israel. Dice en Jueces 4:22-24 “Y siguiendo Barac a Sísara, Jael salió a recibirlo, y le dijo: Ven, y te mostraré al varón que tú buscas. Y él entró donde ella estaba, y he aquí Sísara yacía muerto con la estaca por la sien. Así abatió Dios aquel día a Jabín, rey de Canaán, delante de los hijos de Israel. Y la mano de los hijos de Israel fue endureciéndose más y más contra Jabín rey de Canaán, hasta que lo destruyeron.” Esto quedó en la historia. Cuando dice “así abatió Dios” nos muestra que Dios estaba usando a esta mujer. Esto estaba en los planes de Dios, Él tenía una estrategia diferente, y fue usar a una mujer para la victoria. Entonces, para aquellas mujeres que sienten que no pueden, que no son capaces, la Biblia les da un lugar muy especial. En este caso tenemos dos mujeres que pueden gobernar, que pueden enseñar, que pueden instruir, que pueden pelear, ser guerreras y tener victorias, aunque no hay un varón que las proteja.

Victoria: Estando en el lugar que les toque estar, ¿verdad? Quizás están cumpliendo una función que no deberían estar cumpliendo, pero lo que marca la diferencia no es tanto la capacidad que podrían tener, sino que Dios estaba con ellas. Tanto con Débora en el lugar de gobernanta, como con Jael en su casa, en el ambiente más natural que uno podría imaginar. ¡Qué mensaje para nuestras amigas!

Sandra: Sí, es un mensaje de ánimo. A veces uno escucha voces alrededor que dicen que no podemos, que no sabemos, que no servimos. Hay mucha violencia a todos los niveles, pero especialmente contra las mujeres, a veces con palabras de degradación. Pero la Biblia siempre pone a la mujer en un lugar especial porque Dios fue la que la capacitó para hacer todo.

Victoria: Y nunca dejando de lado esa imagen que Dios muestra bien claro en la Palabra, de quién es la mujer. Porque muchas veces en el afán de igualdad se desdibuja un poco lo que la mujer es.

Sandra: Claro, no somos iguales. Somos diferentes, pero tenemos el mismo valor. Cada uno es un individuo particular, que cuando se forma el matrimonio, que es idea de Dios también, se da la unión perfecta entre el hombre y la mujer. La mujer y el hombre tienen el mismo valor para Dios, lo vemos en el Antiguo Testamento y mucho más en el Nuevo, y no estamos hablando de feminismo sino que estamos hablando de ocupar el lugar que Dios nos ha dado. La idea no es estar peleando por un lugar, sino estar disfrutando nuestro rol. Dios nos da la capacidad para hacer las cosas.

Victoria: Bueno Sandra, muchas gracias por compartir esta historia con nosotros, gracias por esta nueva mirada que le pudimos dar a la historia bíblica. Invitamos a nuestras amigas a que puedan leer el capítulo 4 de Jueces, que puedan repasar este tema, y también las invitamos a que nos escriban, que nos comenten qué les pareció.

Te agradecemos, Sandra, por este tiempo, y a ustedes, amigas, las invitamos a que sigan escuchando Entre Amigas. ¡Hasta la próxima!

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