Él continúa siendo Dios – Parte 2
3 agosto, 2020
Sexualidad para la vida
3 agosto, 2020
Él continúa siendo Dios – Parte 2
3 agosto, 2020
Sexualidad para la vida
3 agosto, 2020

La maestra Gina Colafrancenschi nos cuenta acerca de las misiones médicas en Guatemala. Gina trabaja con un grupo de médicos y hermanos de distintas iglesias en las comunidades indígenas de Guatemala. Además de brindar asistencia médica, hacen consejería espiritual y comparten el mensaje de esperanza: que Jesús los ama y quiere tener una relación personal con ellos. Te invitamos a conocer más acerca del testimonio de Gina y del trabajo que realizan allí.


DESCARGARLO AQUI:
EA0847 – Entre Amigas –
Misiones en Guatemala



Entrevista a Gina Colafrancenschi

Victoria: Queridas amigas, es un gusto compartir con ustedes nuevamente el tiempo de la entrevista. Hoy nos acompaña Gina Colafrancenschi. Gracias a la tecnología podemos hablar a la distancia, nosotros estamos en Montevideo, Uruguay, y ella se encuentra en Guatemala. Te saludamos, Gina, Muchas gracias por estar con nosotras.

Gina: Muchas gracias a ustedes. Es un placer poder comunicarme con ustedes, poder hablar y poder llegar a Uruguay y a todos los lugares a donde llegue el programa. Muchas gracias por tenerme en cuenta.

Victoria: Gina nos va a estar contando un poco acerca de qué hace una uruguaya en Guatemala y también con quién está y a qué se dedica.

Gina: Bueno, como dijiste mi nombre es Gina Colafrancenschi y estoy casada hace 15 años. Tengo 2 hijos, Luca y Manuela, y estoy casada con Nico. Nico toca en una banda y nos vinimos para Guatemala hace 10 años. Cuando llegamos Luca tenía 2 años y Manuela a penas 8 meses, así que son mitad guatemaltecos y mitad uruguayos. Acá hay muchas palabras que son diferentes, tuvimos que aprender a hablar y utilizar diferentes palabras para que la gente nos entendiera. Llegamos a un lugar que en realidad no conocíamos, habíamos visto un poco por internet pero en ese momento el internet no estaba tan avanzado como ahora. Solo podíamos comunicarnos con nuestra familia vía Skype, porque las llamadas telefónicas son demasiado caras. Llegamos a un lugar medio descampado, que ahora se ha urbanizado mucho más. Pero al inicio era todo nuevo, la cultura y el lenguaje es muy diferente aquí.

Victoria: O sea que además de no saber bien cómo manejarse en un lugar nuevo, en seguida la gente se daba cuenta de que no eran de ahí, ¿no?

Gina: Sí, totalmente. Además de que nuestra forma de hablar es bien característica. Guatemala, para que se ubiquen, está en Centro América. Entonces culturalmente somos muy diferentes, y nos tuvimos que adaptar al lugar a donde Dios nos trajo.

Victoria: Gina, contanos cómo fue que comenzaste a insertarte, a trabajar ahí en Guatemala.

Gina: Bueno, yo soy maestra y me gusta muchísimo lo que hago, así que traté de involucrarme de a poco en algo que a mí me gustaba. De a poquito comencé a trabajar en algunos colegios, acá hay muchos colegios cristianos a diferencia de Uruguay, donde casi hay un 2% de cristianos, acá hay un 40%. Entonces yo pensé que me iba a enfrentar a una realidad totalmente diferente. Empecé a trabajar en estos colegios y empecé a ver mucha necesidad, muchas familias cristianas pero muchas familias desechas también. Mucha ausencia de padres, porque hubo guerrillas y también hay problemas con el narcotráfico, entonces muchas familias quedan sin papás. Hay mucha falta y mucha necesidad de una familia bien constituida. Y bueno, solamente ir a hablar con los chiquilines dos minutos y ya te contaban su vida. Me gustó muchísimo ese trabajo que pude hacer de abrazarlos, escucharlos, estar con ellos.

Victoria: Qué bueno, porque en un lugar en el que podías pasar como una más, marcaste la diferencia como una cristiana y pudiste realmente brindar lo que Jesús brindaba.

Gina: Claro, ese es el problema acá. En Guatemala los cristianos están muy acostumbrados a ser cristianos, entonces no viven esa relación con Dios. Ellos están fascinados cuando alguien va y les brinda de estas cosas porque necesitan ver a alguien que de verdad ame a Dios. Uno trata, yo les compartía a mis alumnos eso, les decía: Yo me equivoco, tengo mis aciertos y mis metidas de pata, pero estoy acá para escucharlos, para ayudarlos, y para compartir con ustedes. Eso era lo lindo que ellos me destacaban, porque veían que yo vivo lo que predico. Eso me animaba porque podía ver que estaba cumpliendo el plan que Dios tenía para mí.

 

Victoria: ¿Cuánto tiempo estuviste allí?

Gina: Estuve trabajando casi 6 años en diferentes colegios. Algunos colegios donde los alumnos estaban muy bien económicamente, y otros donde no tanto. Pero la necesidad de conocer Dios siempre es la misma, y lo bueno es que nosotros podemos compartir de lo lindo que Dios está haciendo en nuestras vidas, no solamente por hablarlo sino también porque lo estamos viviendo. Eso es lo lindo.

 

Victoria: Gina, te tocó también la etapa en la que tus hijos comenzaron la escuela. Contanos un poquito acerca de eso.

Gina: Sí, también fue una instancia de aprendizaje. Acá hay escuelas y colegios, y tuvimos que hacer la selección de un colegio o escuela y buscar que ellos se adaptaran bien. No fue tan difícil porque ellos eran chiquitos. Empezaron a ir a un colegio bilingüe en el que también aprendieron inglés, que es muy común acá. Tienen muchos deberes, entonces pasamos un buen tiempo ayudándolos con los deberes. También tienen muchos deberes prácticos, cosas como hacer disfraces o manualidades, y me tocó trabajar en eso, pero me gusta, así que lo hacía con ganas.

Un problema que tuvimos fue por el carácter, por la personalidad. Los uruguayos somos diferentes, yo siento que somos muy directos y toscos cuando hablamos, entonces me costó un poquito eso con Luca, que es el más grande. Me costó que los profesores entendieran que no es una falta de respeto sino que es la forma de hablar y de expresarse. Pero ambos son buenos alumnos y se adaptaron bien, así que estoy contenta por eso también.

Victoria: Gina, ¿de qué se trata el trabajo de misiones médicas?

Gina: Bueno, al principio cundo llegué, trabajaba con un grupo de misiones que queda a 7 horas más o menos. Es una parte muy bonita de Guatemala, en un lugar que se llama El Faro. Entonces allí me conecté con unos amigos que conocía. Acá en Guatemala hay muchos volcanes y cadenas montañosas, entonces cuesta llegar a los lugares.

Así que en ese lugar conocí a un grupo de personas y comenzamos a trabajar con niños y con las diferentes necesidades de las personas. Actualmente estoy trabajando con un grupo de médicos con los que viajamos en camionetas grandes, porque tenemos que llevar medicinas y materiales, y vamos a algunas iglesias locales que conocen las necesidades de las personas de distintas poblaciones indígenas. Se trabaja con ellos, se les brinda asistencia médica, y yo trabajo con la parte de los niños. Los doctores trabajan con todos los pacientes, se les atiende, se les diagnostica y se les da la medicación que necesitan. También hay un grupo de personas que hacen consejería y ora por ellos, los escucha y trabaja esa parte espiritual. La parte de los niños es la que me toca a mí, y yo lo que trato es que se sientan especiales en ese tiempo. A veces son niños con muchos hermanitos, entonces los papás quizás no tienen el tiempo de estar con ellos individualmente, así que trato de prestarles mucha atención, jugar con ellos, cantar, hacemos muchas cosas. Pero lo principal es poder contarles de Jesús, de cuánto los ama a cada uno, de que son especiales e importantes y que Dios tiene un plan para cada uno de ellos. Yo trato de ir contando la cantidad de niños con los que pude compartir el evangelio porque para mí es un placer y una bendición poder hacerlo.

A veces las mamás les dan a las niñas sus hermanitos, y ellas los cargan en una tela, como cargados en su espalda. Ellas son niñas de entre 9 y 11 años que se encargan de sus hermanitos más pequeños. Entonces lo que yo les pido es que en ese momento se los entreguen a sus mamás y que ellas puedan disfrutar de ese tiempo. Que puedan disfrutar de ser niñas, porque a vecen crecen muy rápido con responsabilidades que no son las de ellas.

Victoria: Estamos hablando de poblaciones indígenas, ¿no? ¿Cómo es el tema del lenguaje? ¿Ellos entienden?

Gina: Bueno, cuando yo trabajé en los colegios tuve que aprender cakchiquel, que es una de las lenguas mayas que se habla allí. Lo aprendí sin saber que me iba a servir para estas jornadas médicas. Eso también me ayuda un poquito a poder acercarme a la gente, especialmente a los niños, porque muchas veces los niños no están escolarizados hasta que no tienen 5 o 6 años, y no saben hablar otra lengua que no sea el cakchiquel. Entonces a veces la comunicación puede ser un poco complicada.

Victoria: ¿Cuánto tiempo duran estas incursiones con el equipo médico?

Gina: Depende de la cantidad de personas que se atiendan. A veces se atienden alrededor de 80 y a veces llegan a 150. Nosotros llegamos a la comunidad y empezamos a trabajar enseguida. Después tenemos un almuerzo que la misma iglesia nos prepara en hornos de leña. Ese tema es algo que estamos tratando de solucionar, porque muchas familias cocinan en hornos de leña y no tienen chimenea, entonces el humo les causa enfermedades respiratorias. Pero bueno, después de almorzar hacemos una segunda parte en la que se vuelve a atender. Estamos allí casi todo el día.

Victoria: ¿Las personas del equipo son todas extrajeras? ¿O hay gente de Guatemala también?

Gina: Viene un grupo de Estados Unidos que trabaja con nosotros, pero también hay un grupo base guatemalteco. Nosotros somos como la conexión entre la iglesia y los que vienen de Estados Unidos, porque muchas veces no hablan español. Entonces tratamos de comunicarnos. Ellos hacen consejería pero es complicado, hay veces que ellos hablan en inglés, nosotros traducimos del inglés al español, y alguien traduce del español al cakchiquel. Entonces a veces es un poquito complicada la comunicación, pero el mensaje siempre llega. Eso es lo importante.

Victoria: Además que quizás ellos se sienten importantes al ver el valor que les dan, que alguien hace el esfuerzo de venir desde otro lugar para entregarles ese mensaje.

Gina: Claro, además siempre preguntan de dónde venimos. Cuando yo les digo que vengo de Uruguay, les cuento que es el país de Suárez para que ubiquen, pero si, seguramente ellos ven la importancia que les damos, porque además se los trata con mucho cariño, porque queremos demostrarles el amor de Dios. No solamente queremos mostrarlo con palabras, sino que a través de los hechos también.

Victoria: Para ir terminando, te quería preguntar: ¿Alguna vez te imaginaste que ibas a estar en el lugar en donde estás ahora? ¿Pensaste alguna vez que ibas a hacer lo que estás haciendo?

Gina: No, la verdad es que nunca me lo imaginé. Sí me imaginé que iba a salir de misiones, sabía que no me iba a quedar en Uruguay, pero no sabía a dónde iba a ir y con qué mi iba a enfrentar, de eso no tenía ni idea. Pero la verdad es que es una bendición, porque puedo combinar hacer lo que siempre soñé, que es ser maestra, con poder hablar de lo más importante que hay en mi vida, que es Jesús. Es la combinación perfecta, y estoy feliz, porque todas las cosas se fueron dando como si hubieran sido preparadas.

Victoria: Quizás podemos dejarles un mensaje a las amigas que nos están escuchando, porque vos decías que te encanta el hecho de poder ser maestra y de poder compartir a Jesús, que es lo que te inspira a hacer todas estas cosas, a dejar tu país, a ir a un lugar lejano donde todo es diferente. ¿Qué les podés decir, a nuestras amigas que nos escuchan, de Jesús?

Gina: Bueno, primero, yo creo que Jesús nos ama muchísimo, que está muy interesado en nosotros, y que él también cumple nuestros sueños. Yo creo que él cumplió mi sueño y que estamos trabajando para la eternidad, estamos trabajando para algo mucho más profundo que lo que se puede ver. Quizás no vemos los resultados inmediatamente, pero sabemos que estamos trabajando para algo importante, que estamos dando todo lo que tenemos y a veces más, sabemos que dejamos familia, amigos, comidas que nos gustan, lugares que extrañamos un montón, pero que estamos trabajando para Dios y Él es el mejor patrón, es el mejor padre, y es nuestro mejor amigo. Y sabemos que Él va a estar ahí siempre, cuando nos sintamos solas, cuando sintamos que no tenemos lo que nos gustaría o que no tenemos a la gente que amamos con todo el corazón. Sabemos que estamos dando todo para Dios, que estamos sirviendo al más grande y que Él nunca nos va a dejar.

Victoria: Gina Colafrancenschi, te agradecemos mucho por tu tiempo, saludos a la familia. Les invitamos a nuestras amigas a que puedan seguir escuchando Entre Amigas. ¡Hasta la próxima!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Elija su moneda
UYU Peso uruguayo