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Autor: Wilfred Hahn

El sistema financiero mundial se alinea cada vez más para dar cumplimiento a las profecías bíblicas. En este programa señalaremos acontecimientos actuales y sus motivaciones y justificaciones. Queda a la vista que la toma de decisiones no hace más que dar la razón a la Palabra de Dios en cuanto a las señales de los últimos tiempos.


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PE2538 – Estudio Bíblico
Manipulación financiera profetizada (1ª parte)



¿Habrá en el futuro un mundo sin dinero en efectivo? Esta pregunta es fuertemente discutida y a menudo mal interpretada. En EE.UU. el dinero en efectivo sigue jugando un rol importante ya que el 40% de las transacciones son abonadas en efectivo, y en muchos otros países este porcentaje es aún más alto. Pero la Biblia muestra que en el tiempo de los acontecimientos descritos en Apocalipsis 13, existirá un nuevo sistema de pago global. Este sistema verdaderamente podría ser sin dinero en efectivo.

En el mercado financiero internacional se puede observar una conspiración contra la humanidad. Por décadas una y otra vez se han establecido sistemas de pago sin efectivo; algunos intentos con tarjetas digitales han quedado sin éxito. En la década de 1990 se lanzó un sistema que funcionaba según el principio de un monedero electrónico pero no pudo imponerse. A pesar de eso, la guerra privada contra el dinero en efectivo continúa.

¿Quién impulsa la abolición del dinero? Seguramente no los consumidores. Muy pocos consideran necesario el desarrollo de nuevos sistemas de pago, y mucho menos la abolición del dinero en efectivo. Mayormente el pago con tarjeta en la caja lleva entre 25 y 50% más de tiempo que un pago en efectivo. Según encuestas los consumidores están conformes con pagar en efectivo en ciertas transacciones, y no ven ninguna razón para eliminar el dinero en efectivo.

Tampoco se puede demostrar que una sociedad sin efectivo sea más segura: en general el daño de un robo de efectivo es moderado cuando se lo compara con otros crímenes, por ejemplo, el robo de automóviles. A pesar de esto, las nuevas tecnologías están avanzando y los gobiernos continúan implementando medidas nuevas para limitar el uso de dinero en efectivo. Este desarrollo es aún más enigmático cuando se consideran los altos costos de la instalación de sistemas de pago electrónicos. La manutención de esos sistemas en general es mucho más cara que el manejo de dinero en efectivo.
Entonces, siendo que los nuevos sistemas no traen ningún beneficio inmediato, debe haber otros motivos para querer llegar a una sociedad sin dinero efectivo. ¿Por qué las instituciones bancarias y los gobiernos propician sistemas de pago sin efectivo a pesar de que éstos son más caros y muy poco rentables?

Supongamos que existiera un sistema financiero mundial que tuviera que ser usado en todas las transacciones: los gestores podrían exigir una tarifa enormemente alta. Un sistema monopólico de este tipo sería extremadamente rentable, siempre y cuando todas las demás posibilidades de pago fueran eliminadas o suprimidas. Pero para llegar a esta meta se necesita una un convenio colectivo mundial, para introducir este sistema de monopolio. ¿Cuáles podrían ser las razones para hacerlo?

Veamos algunas posibilidades: Por un lado, en muchos países hay tasas de interés negativas. Esto representa un gran problema para las personas con poder de decisión, que tratan de dirigir la economía mundial. El hecho es que las tasas de interés negativas en cuentas bancarias pueden motivar a los clientes a retirar al menos una parte de su capital y guardarlo como dinero en efectivo. Eso tiene sentido, ya que así se pueden evitar las tarifas que se pagarían por el dinero en la cuenta. El razonamiento es que el dinero es más productivo debajo de la almohada que en una cuenta bancaria con interés negativo. De esta manera, cuando las tasas de interés son negativas los bancos pierden el dinero. No obstante, si no existiera ningún dinero en efectivo se eliminaría esta “fuga” en el sistema bancario. Como dato interesante, vale destacar que algunos bancos europeos ya han eliminado el manejo de dinero en efectivo.

Otro de los puntos a resaltar es que, si todas las transacciones son limitadas a un sistema de pago sin dinero en efectivo, es más fácil para los gobiernos calcular el producto interno bruto y la actividad económica. Esto a su vez permite una maximización de los ingresos tributarios. Dicho sea de paso, en la India actualmente se intenta alcanzar esta meta. Con este motivo se retiran de circulación los billetes más grandes, para obligar a la gente a que las transacciones informales, que antes se pagaban en efectivo, ahora sean realizadas por los bancos, de modo que puedan ser registradas. En Grecia, Portugal y algunos otros países, recientemente se bajó el monto máximo permitido para transacciones en efectivo.

Por otro lado, en vista de la crisis financiera mundial persistente y la perspectiva de que por eso se necesitarán nuevos instrumentos político-financieros más poderosos, un sistema sin dinero en efectivo parece ser necesario. Este otorga más posibilidades a las personas con poder de decisión para controlar a la sociedad y las actividades del individuo.

Y por último, como ya han documentado muchos estudios, el dinero es sucio en todo el sentido de la palabra. Los billetes generalmente están minados de bacterias, hongos y cosas peores. Una parte muy grande del dinero de papel incluso está contaminado con drogas como la cocaína. Por esto algunos aprueban la abolición del dinero en efectivo sencillamente por razones de higiene.

Estos motivos seguramente le alcanzan a aquellos con poder de decisión, y dejan en claro la postura arrogante de esta clase dirigente global: ellos piensan que saben lo que es lo mejor para la humanidad y su futuro. Estas son justamente las características perfectas para un soberano mundial que seduce a la gente y la lleva a reconocerlo como dios. He aquí la conspiración que se está avecinando.

¿Por qué podemos suponer que la Biblia predice un sistema financiero sin dinero en efectivo? Porque en Apocalipsis 13:15-17 dice refiriéndose a la segunda bestia: “Y hacía que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiese una marca en la mano derecha, o en la frente; y que ninguno pudiese comprar ni vender, sino el que tuviese la marca o el nombre de la bestia, o el número de su nombre

Este pasaje muestra que se introducirá un sistema de pago global, que incluirá a todas las personas a nivel mundial, independientemente de su posición social, económica o política; toda persona estará sometida a este nuevo sistema. Solo aquellos que reciban la “marca” y adoren a la primera bestia, podrán “comprar o vender”. No sabemos cómo será esa “marca”, pero es de suponer que este sistema global de pago estará sujeto a un control central. De no ser así, ¿cómo sería posible logísticamente introducir un sistema de este tipo en el mundo entero? Ya no se estará en condiciones de vender o comprar algo fuera de este sistema. Se tiene que tratar, por lo tanto, de un sistema de pago invencible, que no puede ser pasado por alto con dinero en efectivo o incluso oro.

Las profecías bíblicas confirman por lo tanto, que un día se introducirá un sistema sin dinero en efectivo. Pero del mismo modo es cierto que Dios no obliga a la humanidad a estar de acuerdo con Sus profecías ni a cumplirlas. En otras palabras: la humanidad no introducirá una sociedad sin dinero en efectivo para obedecer a la Biblia. La gente más bien hará eso por sus propias razones. La profecía bíblica a menudo manifiesta ya de antemano lo que la gente en el futuro “decidirá” por libre voluntad. Aún así, a pesar de la libertad de decisión humana, todo lo que fue profetizado en la Biblia se cumple. Esta lógica puede parecer algo confusa.

Del mismo modo es desconcertante observar que la humanidad por libre voluntad toma decisiones imprudentes e inexplicables, que no siguen ninguna lógica. Pareciera que el hombre prefiere dañarse a sí mismo antes que obedecer a Dios. Un salmista en el Salmo 2:1 y 4 formuló una pregunta similar: “¿Por qué se amotinan las gentes, y los pueblos piensan cosas vanas? […] El que mora en los cielos se reirá; el Señor se burlará de ellos”.

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