La primera carta a Timoteo (13ª parte)

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Autor: Norbert Lieth

El Apóstol Pablo hace un recordatorio a Timoteo, de la esencia de la Iglesia y por qué es importante recordarla. Pablo no estaba presente, pero le da un valor fundamental al entendimiento de este valor.

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PE2747- Estudio Bíblico
La primera carta a Timoteo (13ª parte)

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La esencia de la Iglesia

1 Timoteo 3:14-16 dice: “Esto te escribo, aunque tengo la esperanza de ir pronto a verte, para que si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casade Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad. E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne Justificado en el Espíritu, Visto de los ángeles, Predicado a los gentiles, Creído en el mundo, Recibido arriba en gloria” . En ese texto, encontramos tres aspectos destacados respecto a la Iglesia: Primeramente la Iglesia es la “casa de Dios.” Dios tomó morada en la Iglesia. Es algo que hasta entonces no existía. A través del Espíritu Santo, Dios vive en cada creyente, y, por eso, está presente en todas las reuniones de personas convertidas. En el Antiguo Testamento, Dios moraba en el Santo de los Santos del Tabernáculo, y, posteriormente, en el Templo. Hoy vive en Su Iglesia.

En segundo lugar, es la “iglesia del Dios vivo.” Antiguamente, había incontables templos en el mundo pagano, llenos de ídolos. La gran diferencia de la Iglesia en relación a esos templos es que el Dios vivo mora y actúa en la Iglesia, y la misma es propiedad de ese Dios vivo. Por otro lado, la Iglesia es “columna y baluarte de la verdad”. Cada uno de aquellos templos tenía inmensos pilares. Por ejemplo, consta que el templo de Diana, en Éfeso, tenía 127 columnas de mármol revestidas de oro. Al contrario de toda la inseguridad, de los engaños, y de las mentiras religiosas, la Iglesia posee la Verdad, y es columna y baluarte de esa verdad. Ofrece la revelación de Dios a los hombres, ofrece la seguridad que el hombre necesita y busca. A través de ella es proclamada la Verdad.

Se trata de una vocación elevada y trae consigo una gran responsabilidad en sí. Cada persona de la Iglesia, individualmente, debe vivir de manera coherente. Es fatal cuando en una iglesia se infiltran doctrinas falsas y antibíblicas, o cuando alguien no vive de acuerdo con la verdad bíblica. 1 Timoteo 3:16 nos dice: “E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne, Justificado en el Espíritu, Visto de los ángeles, Predicado a los gentiles, Creído en el mundo, Recibido arriba en gloria”. Cada persona que se somete al temor de Dios a través de Jesucristo aquí en la tierra ya alcanza su meta espiritual plena, y, en la eternidad, nada le hará falta.

El misterio de la piedad consiste en la grandeza de la revelación de Jesucristo como la fuente plena de redención. Presenta seis etapas: Primero dice que: “Dios fue manifestado en carne”. Fue lo que pasó en Belén, en lo que hoy conocemos como Navidad, y describe la encarnación de Jesús, y también toda Su vida inmune al pecado, hasta Su ascensión al cielo.

Luego vemos que fue: “Justificado en el Espíritu”. Las primeras dos etapas apuntan claramente a la Trinidad Divina: Dios, Jesús manifestado en la carne y justificado en Espíritu. Hay tres aspectos de la justificación de Dios: El Dios encarnado –Jesucristo– fue justificado a través de Su vida sin pecado, por Su muerte en la cruz, y en Su resurrección, a pesar de todas las acusaciones, censuras, reclamos, traiciones y críticas de parte de los hombres. Pero Jesús mantuvo Su derecho en todo, pues Él es la Verdad.

Y  Jesús, el Dios en forma humana, fue declarado plenamente justo,  por el Espíritu Santo, públicamente: En el bautismo como leemos en Mateo 3:15-17. En la trasfiguración que encontramos Mateo 17:5. En la resurrección, Romanos 1:3-4. En su ascensión, en Juan. 16:10. Jesús fue, como leemos en este pasaje, “Visto de los ángeles”.

Tanto el nacimiento de Jesús, así como toda Su vida aquí en la tierra fue acompañada por ángeles. Leemos en Marcos 1:13. Fueron los ángeles que Le sirvieron durante los en 40 días en el desierto. En Lucas 22:42 vemos que fue un ángel del cielo que Lo fortaleció en el Getsemaní. Los ángeles observaban el martirio de Jesús, y legiones de ellos estaban dispuestos a intervenir en Su auxilio: En Mateo 26:53 Jesús dijo: “¿Acaso piensas que no puedo ahora orar a mi Padre, y que él no me daría más de doce legiones de ángeles?”.

Los ángeles estaban presentes por ocasión de Su resurrección: y la ascensión de Jesús al cielo fue acompañada por ellos también. Efesios 3:10 dice: “Para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales”. Hay una explicación para ese versículo, escrita por William MacDonald, muy adecuada, dice: «Una de las actuales intenciones de Dios… es manifestar Su “multiforme sabiduría” a las huestes celestiales. Aquí Pablo utiliza el ejemplo de una escuela. Dios es el Maestro. El universo es la clase, los seres angelicales son los alumnos. El tema es: “La multiforme sabiduría de Dios.” Eso es presentado a la Iglesia figurativamente. Los ángeles son llevados a admirar Sus designios insondables y Sus recursos maravillosos. Ven la victoria de Dios sobre el pecado para, así, restaurar Su propia gloria. Ven a Dios enviando lo Mejor que tenía en el Cielo para salvar a los peores en la tierra. Ven a Dios rescatando a Sus enemigos a un precio absurdamente elevado, y preparándolos para ser la Novia de Su Hijo. Observan a Dios proporcionando todas las bendiciones espirituales en los lugares celestiales para Su Iglesia. Ven todavía que, a través de la obra de Jesucristo, Dios ahora recibe aun más honra, y que son concedidas más bendiciones a los cristianos judíos que si hubiera sido vedada la entrada del pecado en el mundo. Dios es justificado, Cristo fue enaltecido, Satanás fue vencido, y la Iglesia de Cristo fue instituida con la finalidad de compartir Su gloria.«

En cuarto lugar, dice que Jesús fue “Predicado a los gentiles”. Inmediatamente después de la ascensión de Jesús, los discípulos se pusieron en camino y proclamaron el Evangelio a todas las naciones, exactamente como el Señor les había ordenado en Hechos 1:8: “Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra”. Como quinta etapa vemos que ha sido “Creído en el mundo”

Recordemos la primera iglesia, que surgió en Jerusalén, el eunuco de Etiopía, y cuando los samaritanos comenzaron hacer parte de ella. Más tarde llegó Cornelio, entonces la primera iglesia de Antioquia, formada por gentiles. Luego seguiría Chipre, Iconio, Listra, Macedonia, Filipos, Tesalónica, Berea, Atenas, Corinto, Éfeso, Mileto, Tiro, Malta y Roma. Aún hoy el Evangelio a través de diferentes formas está buscando llegar a los Pueblos no alcanzados. Romanos 11:25 señala: “Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles”. Es reconfortante saber que siempre habrá personas en el mundo que creen en Jesús.

La marcha triunfal del evangelio es imparable y se abre camino en todas las naciones. Como última etapa leemos que fue “Recibido arriba en gloria”. El científico y filósofo francés, Francis Bacon dijo: “Cuando Jesús vino a este mundo fue proclamada la paz. Cuando salió del mundo, nos la dejó”. La obra de Jesús en la tierra se confirma tan poderosamente que después de su obra consumada Él fue devuelto a la gloria y ahora se sienta a la diestra de Dios. Allá, Él que fue manifestado en la carne es el Rey sobre todos los reyes; es el que llevará a Su gloria todos los que creyeron en Él, y que regresará en gloria a la tierra. Como leemos en Colosenses 3:4: “Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria” .