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Autor: Ernesto Kraft

El concepto de “Con todo, aún creo” está basado en la fe de personas que a pesar de tener todo en contra, continuaron confiando en las promesas del Señor. En este programa retomaremos este tema y evaluaremos nuestro estado en cuanto a la fe.


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PE2779- Estudio Bíblico
Héroes de la fe (24ª parte)



Con todo, aún creo III

Queridos amigos, hemos estado hablando, en programas anteriores, sobre el “Con todo aún creo” de la fe. Nos referimos a la característica que tuvieron los “Héroes de la fe” de Hebreos 11, que no les dejó bajar los brazos y les permitió seguir confiando en las promesas del Señor. Veamos el ejemplo de Jeremías, leemos en Jeremías 32:25: “Oh Señor Jehová! ¿y tú me has dicho: cómprate la heredad por dinero, y pon testigos; aunque la ciudad sea entregada en manos de los caldeos?”. Eso no tiene absolutamente ningún sentido.

La lógica preguntaba: ¿por qué comprar un campo si de antemano se sabía que los enemigos conquistarían la ciudad? Nuestra razón normalmente no ve muy lejos. Solamente percibe lo visible y momentáneo. Pero quien cree, aunque la razón diga no, experimentará el futuro con Dios. En el final del mismo capítulo, en los versículos 43 y 44 leemos: “Y poseerán heredad en esta tierra de la cual vosotros decís: está desierta, sin hombres y sin animales, es entregada en manos de los caldeos. Heredades comprarán por dinero, y harán escritura y la sellarán y pondrán testigos, en tierra de Benjamín y en los contornos de Jerusalén, y en las ciudades de Judá; y en las ciudades de las montañas, y en las ciudades de la Sefela, y en las ciudades del Neguev; porque yo haré regresar sus cautivos, dice Jehová”.

Aunque la razón esté diciendo no y la situación parezca imposible, Dios tiene medios y sus caminos para hacerla resolver, y siempre es la mejor forma. En 2 Reyes 7 el profeta Eliseo avisa al rey de Samaria, que al siguiente día, tendrán lo suficiente para comer. Sin embargo, la ciudad estaba cercada de enemigos, y los moradores estaban prestos a morir de hambre. La reacción de ellos en el versículo 2 fue : “Si Jehová hiciese ahora ventanas en el cielo, ¿sería esto así?”. Y de hecho eso sucedió.

Así aquel que cree, a pesar de las apariencias, tanto sin entender o ver, experimentará el cumplimiento de las promesas de Dios. Crea en más de lo que la razón permite. Usted presenciará a Dios haciendo mucho más de lo que usted imaginaba. Incluso cuando todas las esperanzas terminen, Dios puede ayudar. En Hechos 27, leemos respecto de circunstancias que difícilmente alguno de nosotros ya vivió, pero en las cuales Pablo demuestra toda su fe en el verso 25 podemos leer: “Por tanto, oh varones, tened buen ánimo; porque yo confío en Dios que será así como se me ha dicho”.

El versículo 20 explica lo que estaba sucediendo: “Y no apareciendo ni sol ni estrellas por muchos días, y acosados por una tempestad no pequeña, ya habíamos perdido toda esperanza de salvarnos”. No podemos olvidarnos de que Pablo entró en esa situación entregando su vida totalmente en las manos de Dios. Había orado y, con todo, la dificultad no había desaparecido. Sus recomendaciones fueron ignoradas y no aceptaron su consejo. En el versículo 21 dice a los responsables del barco: “Habría sido por cierto conveniente, oh varones, haberme oído, y no zarpar de Creta tan sólo para recibir este perjuicio y pérdida”. Por causa de eso, todos se hallaban en una situación muy difícil.

Habían perdido totalmente la esperanza de sobrevivir a la tempestad. A aquellas alturas, ya habían hecho todo lo que era humanamente posible. En esa situación, Pablo se pone de pie y muestra cuán fondo podemos llegar y cuán poderoso es el “con todo, aún creo” de la fe. Cuando todo parece despedazarse, Pablo se basa en la palabra recibida y actúa de acuerdo con el “con todo, aún creo” de la fe.

Amigo, ¿Está el barco de su vida casi despedazándose? ¿Parece ya inevitable la destrucción de su matrimonio? ¿Ya no hay más solución? ¿Se impuso ya la tempestad eliminando toda la esperanza? Tal vez sí, tal vez no. Todavía así, hay esperanza. Experimente tomar el camino del “con todo, aún creo” de la fe. Eso significa decir: “Dios, yo creo, y todo va suceder conforme a tu voluntad”. En aquel día en que el barco de Pablo casi naufragó, doscientas setenta y seis almas fueron salvas como resultado de esa actitud de “con todo, aún creo”.

Podemos creer, aunque parezca ya no haber más esperanza, porque Jesús siempre puede hacer más de lo que podemos pedir o entender. Jesús nos da valor para decir “con todo, aún creo” a pesar de que todo parezca imposible. En Marcos 5:35, las personas decían a Jairo: “Tu hija ha muerto; ¿para qué molestas más al Maestro?”. Y Jesús contesta: “No temas, cree solamente”. María y Marta también recibieron este consuelo como leemos en Juan 11:40: “Jesús le dijo: ¿no te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?”.

¿Parece su situación similar a aquellas que acabamos de ver? Sea como sea, y con todo, crea. En el caso de Pablo, pasó lo que ninguna de aquellas 276 almas esperaba. Bastó que una persona practicara el “con todo, aún creo” de la fe, viviendo en la confianza de que la palabra de Dios se cumpliría. Esto es fe verdadera. También lo vemos en la vida de Abraham. Romanos 4:18 dice que “el creyó en esperanza contra esperanza, para llegar a ser padre de muchas gentes, conforme a lo que se le había dicho: así será tu descendencia”.

Tal vez uno u otro se pregunte por qué todas esas cosas necesitan pasar. Pablo nos da la respuesta en 2 Corintios 1:9: “Pero tuvimos en nosotros mismos sentencia de muerte, para que no confiásemos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos”. Esta es una respuesta, pero todavía hay otra, dada por Abraham: para que llegara a ser padre de muchas naciones. El ejemplo de la fe hace diferencia en nuestra vecindad y en nuestro trabajo. En aquella situación, la fe de Pablo se volvió un instrumento para salvar a 276 personas.

Cuando actuamos conforme al “con todo, aún creo,” somos un incentivo para que otros sigan creyendo. ¿No está usted de acuerdo con que el ejemplo de Abraham nos da valor y nos desafía a seguir en la fe, practicando el “con todo, aún creo”? Romanos 4:19-21 cuenta que “Y no se debilitó en la fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto (siendo de casi cien años), o la esterilidad de la matriz de Sara. Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido.”

¿Cree usted eso? Esto es el “con todo, aún creo”: el creer que la Palabra se cumple a pesar de cualquier circunstancia. Juan 7:38 dice “El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva”. ¿Qué es necesario para llegar a ese punto de “con todo, aún creo”? Un nuevo encuentro con Jesús, ponerse bajo la autoridad de la Palabra, como Pedro, y seguir en la obediencia, como Gedeón y David.

Cualquiera que sea su situación, no importa la falta de esperanza, la falta de resultados de los esfuerzos y oraciones, o sus debilidades, conteste a todo eso con un “aun así, creo”. Habacuc 3:17 y 18 “Aunque la higuera no florezca, ni en las vides haya frutos, Aunque falte el producto del olivo, y los labrados no den mantenimiento, y las ovejas sean quitadas de la majada, y no haya vacas en los corrales; con todo, yo me alegraré en Jehová, y me gozaré en el Dios de mi salvación”.

Job 42:2 dice: “Yo conozco que todo lo puedes, y que no hay pensamiento que se esconda de ti”. ¿Cree usted esta profunda verdad? Entonces usted podrá seguir alegre, confiando en las promesas del Señor y creyendo, aún con todo lo que tenga que enfrentar.

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