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El Dr. Jorge Patpatián nos cuenta acerca del estrés. El estrés prolongado en el tiempo puede causar enfermedades psicosomáticas, taquicardia, problemas cardiovasculares y gástricos. Sin embargo, como cristianos podemos encontrar paz en el Señor, quien nunca nos desampara. Te invitamos a conocer qué medidas puedes tomar hoy, para evitar que el estrés llegue a niveles perjudiciales para tu salud.


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EA1009 – Entre Amigas –
Hablemos de “Estrés”



Entrevista a Jorge Patpatian

Victoria: ¿Qué tal, amigas? Ha llegado el momento de la entrevista. Hoy nuevamente nos acompaña el Dr. Jorge Patpatián, y nos va a estar compartiendo acerca de un tema que seguramente les llame la atención: vamos a estar hablando de el estrés. Es un gusto, doctor, tenerlo nuevamente en el programa.

Jorge: Es un gusto estar nuevamente en su programa, saludos a todas las oyentes.

Victoria: Doctor, ¿a qué se debe que hoy escuchemos tanto del estrés? Vemos personas que hasta deben dejar algunas actividades que realizan porque están demasiado estresados. ¿Por qué es esto?

Jorge: El estrés es un fenómeno natural en el ser humano. Muchas veces nosotros pensamos que si estamos estresados nos sentimos mal, estamos nerviosos, angustiados, pero tenemos que reconocer que el estrés es imprescindible para la vida. ¿Qué quiero decir con esto? Que el estrés es una reacción natural que todos nosotros tenemos, todos los seres humanos, frente a una reacción o frente a un estímulo adverso. Ese estímulo puede ser externo a nosotros, o puede ser un estímulo interno, es decir, un sentimiento negativo nos estresa. Es así como, por ejemplo, muchos médicos decimos: usted está estresado, tiene que tomarse unas vacaciones. Pero la persona se toma las vacaciones, se va a la mejor playa del caribe mexicano por 15 días, pero no se le va el estrés. Esto se debe a que el estrés lo lleva dentro. Entonces, el estrés puede ser producto de múltiples estímulos, de los cuales algunos son internos y otros son externos. Para explicar mejor qué es el estrés, yo diría lo siguiente: Vamos a suponer que un conductor está manejando por una calle preferencial donde, en algún momento, alguien con una bicicleta o con otro vehículo, pasa de una forma inesperada de una forma que no le corresponde. En lugar de dejar pasar al conductor, que está por la calle preferencial, pasa la bicicleta. ¿Qué es lo que le sucede al conductor cuando se ve atravesado por una bicicleta? Bueno, inmediatamente puede tener dos recciones: o frena, o acelera. En seguida le va a venir taquicardia, presión arterial, le va a aumentar el azúcar en la sangre, va a haber toda una redistribución de la sangre. Por ejemplo, si estaba comiendo o acababa de comer, la mayor parte de la sangre estaba concentrada en el aparato digestivo, pero eso se va a cortar y la sangre se va a ir al cerebro para que la persona esté lo más lúcida posible y así pueda evitar un accidente. Ese estrés que se produce es muy saludable, porque trata de evitarnos un accidente. Todos nosotros pasamos por peligros estresantes que son necesarios, imprescindibles para la vida. ¿Cuál es el problema? El problema es cuando yo vivo en una permanente situación de atención, de vigilia, donde todo el día estoy viendo para ver si tengo que parar o tengo que acelerar para evitar algo, me sube el azúcar, me sube la presión, tengo taquicardia, tengo un estado de alerta muy fuerte, y si eso se prolonga en el tiempo, me bajan las resistencias y desemboca en una enfermedad.

Victoria: Así como puede ser un método de defensa y de apoyo, todo un mecanismo que se activa para que nosotros podamos funcionar mejor frente a determinadas situaciones, también puede terminar volviéndose en nuestra contra. ¿Verdad?

Jorge: Por supuesto, porque el tiempo es lo que define a la enfermedad. Cuando una persona se estresa mucho tiempo es cuando empieza a afectarlo. Mis colegas siempre hablaban del gato. El gato es un animal muy pancho, pero si tú le mostrás una posibilidad de que pueda tener algún problema físico, y el gato en seguida empieza a tener una serie de reacciones de defensa ante la situación de percance potencial que puede venir. Ahora, el gato no vive así, no puede vivir 24 horas así. Sin embargo, nosotros los seres humanos vivimos en un ambiente donde permanentemente por estímulos laborales, estímulos económicos, estímulos emocionales, estamos en una permanente situación de tensión. Si eso se prolonga en el tiempo, puede provocar una enfermedad. Por eso existen lo que los médicos llamamos enfermedades psicosomáticas, es decir, que tienen una base psicológica, una base emocional cuya manifestación es física. Entonces si tú, por ejemplo, ves a una persona luego de un período estresante, un examen, una situación de desavenencia familiar, de separación conyugal o de problema económico, esa persona está tan estresada que le bajan las defensas. Entonces empiezan a aparecer los herpes en la boca, aparecen crisis asmáticas, aparecen crisis alérgicas, aparecen quizás trastornos digestivos como puede ser una gastritis o un dolor epigástrico.

Victoria: O la clásica contractura.

Jorge: Las clásicas contracturas cervicales, las lumbalgias. Muchas cervicalgias y lumbalgias están vinculadas, tanto a la depresión como también a fenómenos estresantes. Entonces el cuerpo es la caja de resonancia donde se ven las manifestaciones más importantes. Por eso es importante ver qué es lo que pasa, no solamente a nuestro alrededor, sino también en nuestro mundo interior. Porque nuestro mundo interior también nos enferma, nos estresa, y hay sentimientos y emociones que son muy negativas. Lo vamos a estar viendo en este programa también.

Victoria: Sí, y más adelante también quisiera que nos hablara acerca de que muchas veces nosotros creemos que tenemos la fuerza o la resistencia para hacer muchas cosas, y no nos cuidamos sino que nos sobrecargamos de actividades o de responsabilidades.

Jorge: Justamente, esa es la situación donde tenemos que cuidarnos. Y hay elementos que nos pueden ayudar, o que nos pueden perjudicar en cuanto a esta reacción. Por ejemplo, no es lo mismo que una mujer tenga 20 años, que una mujer que tiene 55. Porque a los 55 años el capital hormonal que tiene, la falta de estrógeno, muchas veces el período climaterio, hacen que la mujer esté más propensa a sufrir períodos estresantes y depresivos, porque tiene menos resistencia hormonal. Tenemos que reconocer que hay períodos en la vida donde uno podría atravesar períodos estresantes aparentemente sin problemas, pero en otros momentos, como esas cadenas tan gruesas que se rompen por el eslabón más débil, hay momentos en nuestra vida que podemos realmente estar propensos a tener debilidades. En esos momentos es cuando tenemos que valorarnos a nosotros mismos y decir: bueno, yo necesito parar la máquina. Porque en algún momento, si no paramos la máquina, la máquina para con nosotros. Ese es un principio que debemos respetar. Para nosotros, los cristianos, sabemos que hay un día de descanso. Hasta Dios descansó. Y muchas veces no lo respetamos. Si tú ves la naturaleza, siempre podés observar un período de trabajo, de esfuerzo y de descanso. Hay un período de sístole, y hay un período de diástole. Durante la sístole el corazón trabaja y se contrae, y durante la diástole descansa y para al músculo. Hay un período de día y hay un período de noche, hay un ritmo biológico, hay un ritmo que tenemos que respetar. Claro que a veces nosotros no lo respetamos, porque tomamos café de mañana, después tomamos café al medio día, tomamos café en la noche para poder seguir trabajando y soportando, así que al otro día nos cuesta despertarnos y tenemos que tomar un medicamento para producir más vigor físico, y después al cabo de un tiempo nos damos cuenta de que las resistencias no están, terminamos tomando algo para dormir en la noche porque ya no podemos dormir. Entonces el cuerpo está exigido, y llega un momento en el que esa máquina se deteriora. ¿Por dónde se deteriora? Se deteriora por el lugar más débil que nosotros tenemos. Es decir, hay personas que son mucho más propensas a tener ciertas labilidades, por ejemplo, tienen una labilidad alérgica. Entonces, cuando tienen depresión, o cuando tienen períodos estresantes muy importantes, empiezan con cuadros alérgicos. Otros tienen problemas en la piel, o son asmáticos, entonces se manifiesta de esa manera. Otro ejemplo es aquellos que son propensos a tener una labilidad emocional, donde ante cualquier cosa tienen síntomas emocionales. Entonces el estrés se manifiesta por ese lado. Algunos pueden tener algún problema gástrico, algún problema cardiovascular, taquicardias, y la vía final común de muchos cuadros estresantes es el infarto miocárdico o la hipertensión arterial. Es decir, hay situaciones orgánicas que pueden estar comprometidas por lo que pasa en nuestra mente y en nuestras reacciones.

Victoria: Una cosa de la que siempre se habla en la Biblia es de poder descansar en Dios, justamente. Vivimos en tiempos en donde el correr y el abarcar muchas cosas es común, sin pensar en las consecuencias que vamos a tener después. Qué importante que es tener en cuenta ese descanso que vamos a tener en Dios, sabiendo que el mañana va a traer su propio afán, sus propios problemas, y Dios nos ha dado la capacidad de resolverlo. Si estoy en una situación de estrés hoy, si me identifiqué con los distintos aspectos que estuvimos hablando, ¿cuáles son los pasos que yo puedo hacer para salir rápidamente?

Jorge: Bueno, primero, este tema no debe barrerse bajo la alfombra. Primero hay que reconocer el problema. ¿Qué necesita una persona estresada? Necesita descanso. El descanso tiene que ser físico, tiene que ser psicológico, y tiene que ser espiritual. Para descansar física, emocional y espiritualmente en mi vida, yo tengo que mejorar mis pensamientos y mis emociones. Hay sentimientos y emociones que enferman, y esto está comprobado. No lo comprobamos nosotros como cristianos, sino que está determinado científicamente, que hay sentimientos que enferman. Por ejemplo, el temor, la desconfianza, la ansiedad, el descontento son síntomas que muchas veces están presentes en las personas y que tarde o temprano enferman, que estresan. Pero hay otros sentimientos que son saludables: el amor, la esperanza, la fe, el contentamiento, estos síntomas, entre otros, son muy saludables. Ahora, ¿quién me va a dar esos sentimientos? David decía: En paz me acostaré y asimismo dormiré porque solo tú, Señor, me haces vivir confiado. Es decir, la confianza de una persona básicamente está puesta en Dios. No debemos basar nuestra confianza en nuestros bienes materiales, en nuestros proyectos materiales, ni en nuestros éxitos profesionales, sino en Dios.

Victoria: Tenemos que poner nuestra seguridad en aquello que está sólido y no se mueve. Porque todas aquellas cosas que nombramos pueden cambiar de un minuto para el otro, ¿verdad?

Jorge: Exactamente. Pero el que confía en Dios es como un monte, permanece para siempre. Esta es una oportunidad para que algunos oyentes que quizás estén atravesando períodos estresantes, puedan depositar su vida en el Señor.

Victoria: Qué importante lo que hablaba, doctor, de los pensamientos. Como decía el apóstol: en todo lo bueno, en todo lo honesto, en todo lo puro, en esto pensad. Que es totalmente contrario a todos esos sentimientos estresantes, a esos pensamientos de los que hablábamos. Qué bueno que podamos descansar en Dios y también hacer un ejercicio de, en lugar de la desconfianza, pensar en las cosas buenas, en las honestas, en las puras.

Jorge: Por eso uno tiene que poner, como dice la Palabra de Dios, cautivo todo pensamiento a la voluntad de Cristo. Es decir, si yo tengo un pensamiento en mi vida que me está dominando, que me está estresando, que me está enfermando, es algo que tengo que manejar, es algo que tengo que desaprender, y debo volver a tener esos sentimientos que son saludables y que vienen de la Palabra de Dios.

Victoria: Le agradecemos mucho, doctor, por tomarse el tiempo de hablar con nosotros. A ustedes, amigas, las invitamos a analizar cómo estamos con esos niveles de estrés. Que el estrés bueno nos pueda estar ayudando a manejar determinadas situaciones, pero que no nos enferme, que podamos cuidarnos también. Muchas gracias.

Jorge: Muchas gracias a ti, Victoria.

Victoria: Hasta la próxima.

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