Experiencia misionera en Angola (2ª parte)

Experiencia misionera en Angola (1ª parte)
7 septiembre, 2021
Creadas a Su imagen
21 septiembre, 2021
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Seguimos conversando con Verónica Santos Rivas, quien nos cuenta acerca del servicio que realizó como misionera a corto plazo en Angola como maestra especializada en niños con discapacidad.


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EA1044 – Entre Amigas –
Experiencia misionera en Angola (2ª parte)



Entrevista a Verónica Santos Rivas

Victoria: Amigas, llegamos nuevamente al tiempo de la entrevista, estamos con Verónica Santos Rivas quien nos ha estado contando acerca de su experiencia. En un primer programa estuvo hablando sobre su experiencia con el estudio de la Palabra de Dios y cómo ella contribuye para que otras mujeres puedan estar haciendo uso de la Palabra de Dios y poder tener a mano los materiales que se necesitan, pero en la última entrevista nos estaba contando sobre esta experiencia tan especial que tuvo en Angola, en este servicio en el que ella fue como misionera a corto plazo, y todas las cosas que vivió. Escuchamos sobre la guía de oración que ella se propuso hacer y que está en funcionamiento para recaudar fondos para el orfanato, y bueno, ahora nos va a seguir contando algunas cosas más. Gracias, Verónica, por estar con nosotras en una oportunidad más. La primera pregunta que te queríamos hacer hoy es ¿Cuál ha sido la incidencia de la Pandemia? ¿Tenés noticias del orfanato o del país en general?

Verónica: Bueno, hace casi un mes y medio oramos porque allá hay muchas carencias de medicamentos y un montón de cosas, y la misionera a cargo de la misión está enferma de diabetes y no podía tener la dosis adecuada de su medicación, entonces sufrió una descompensación importante. Los niños quedaron a cargo de los hermanos mayores de aquellos adolescentes que ya habían sido criados ahí, y eso es una gran responsabilidad, tanto para Sarita, que está a cargo, como para los que están en los cuidados. Y como todo, la educación es imprescindible, su anhelo está en la educación, en tener una escuela en el orfanato, su misión en la ONG es poder tenerlo, pero aún no cuentan con el apoyo del gobierno, por lo tanto, todo depende de lo que Dios envía a través de corazones dispuestos. Pero sí, como en todos lados, si antes la educación era baja, ahora en pandemia lo es aún más. La salud también, y un montón de cosas que uno acá piensan que son barreras por la pandemia, imagínense entonces cómo es allá.

Yo no sé mucho de África, pero lo poquito que estuve ahí aprendí que ellos sufren más enfermedades que nosotros, pero también son más fuertes. Creo que no hemos escuchado mucha información de muertos, no sé si es porque áfrica no es importante para el mundo o porque realmente están fuertes de tanta cosa que han recibido. Los amigos que estaban allá usan tapabocas y cuentan que se cuidan, pero no es como esa crisis que acá se ve. De todas maneras, ellos deben tener cuidados y cuidarse, porque si no lo hacen ellos, nadie lo va a hacer.

Victoria: Bueno, yo te escuchaba y pensaba ¿Cómo convive la vida y la muerte, el misticismo y la frialdad? Y no porque sean peores personas, nadie está juzgando lo bueno y lo malo que puedan ser, sino por la ignorancia. Una vez más, qué importante la presencia de misioneros, a corto, mediano y largo plazo, para compartirles el evangelio. Pero no solo el evangelio sino también otra forma de vivir, otros tipos de valores.

Verónica: Si uno piensa en inclusión en un país donde están como estábamos hace 100 años atrás en Uruguay es difícil, porque cuando uno viaja, y eso es algo que aprendí, es que tenemos que quitarnos el chip de América, occidental, y entrar en la realidad en la que estamos. Es duro, no podemos cambiar a todos, pero sí hay que habilitarles a ver la posibilidad de que hay una esperanza. Recuerdo a un niño que llevaron con autismo. Lo tenían encerrado, lo habían tenido atado, lo habían llevado a una aldea para sacarle los demonios. Su papá era petrolero, fue en un 4×4, no era una cuestión económica, sino que era cultural, de ignorancia. Yo pensaba: “Dios mío, ¿cómo hago para explicar todo lo que deben aprender?” Pero luego dije: “no. No es lo que deben aprender porque ellos aún no han vivido un montón de cosas, sino que tenemos que habilitarlos a que cada día logren retener cosas”. Les mostré fotos de mis alumnos con discapacidad, las cosas que podían hacer, que tienen que ir a la escuela, que deben tener un nombre.

Un hermano de una iglesia, que es contador, me dijo “Tengo un hermano raro. Nunca fue a la escuela, es raro”. Cuando lo vi, lo vimos en un comercio, en un barrio en el que nos quedamos, me di cuenta de que tenía Síndrome de Down. Fue tan extraño para mí explicarle a una persona qué era una persona con síndrome de Down. Yo me sentía inútil, decía “Señor, yo no puedo”. Pero ahí yo intentaba explicar, que era una persona y lo que podía hacer. Pero ese chico ya tenía 11 años y nunca había ingresado a una escuela porque él “era raro”. Era tan lindo verlo, lo simpático que era, y, sin embargo, por haber sido “raro”, por la ignorancia, por la falta de accesibilidad, no recibió ayuda. Es un día a día. Hoy yo veo informativos en Angola con lenguaje de señas, así que han avanzado, pero bueno, llegarán momentos en los que se le darán oportunidades a los niños con discapacidad, pero es muy lento todo.

A mí me impactó cuando Juan y Adriana me decían que ellos a los niños, hasta los 5 años, no los inscribían porque quizás muchos no llegaban a esa edad. Eso para mí fue duro, y agradecí a Dios la asistencia en Uruguay, el control médico, que es un país que se vacuna y todas las enfermedades que se previenen en los niños. Sabemos que hay lugares vulnerables, pero cuando uno ve esta realidad se da cuenta de que somos como reyes.

Muchas gracias por permitirme contar un poquito de esto que está en mi corazón y que no he tenido mucha posibilidad de hablar. Ojalá que muchos hermanos sientan el deseo de poder dar algo de lo poquito que Dios nos ha dado, a otros que tienen menos.

Victoria: Bueno, ha sido un gusto tenerte con nosotras en este tiempo, ha sido de mucha inspiración, como decíamos, para quienes pueden ayudar, para quienes pueden ir, dar, orar, y no sólo pensando en países lejanos, sino en nuestras propias comunidades, en los lugares en donde hay necesidad, con tan poco uno puede ayudar tanto y ser las manos de Jesús en ese lugar y poder llevar el mensaje más importante que es el de la vida eterna. Verónica, muchas gracias por estar con nosotras y acompañarnos, y bueno, a nuestras amigas les decimos que se queden por allí atentas porque la semana que viene tendremos un nuevo programa de Entre Amigas. ¡Hasta la próxima!

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