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El Dr. Jorge Patpatian nos cuenta sobre la eutanasia desde la perspectiva de un médico. La eutanasia propone la posibilidad de asistir en el suicidio de pacientes terminales. Te invitamos a aprender sobre el proyecto de ley que la defiende, los argumentos a favor y en contra, y lo que dice la Biblia al respecto.


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EA0997 – Entre Amigas –
Eutanasia – Parte 1



Entrevista a Jorge Patpatian

Victoria: En el programa de hoy estaremos conversando sobre un tema del que cada vez escuchamos hablar más en materia de legislación en todo el mundo, pero en Uruguay, que es desde donde estamos grabando el programa, venimos viendo acciones puntuales. Nos referimos a la eutanasia.

Jorge: Es cierto. Desde febrero del año presente, del 2020, en nuestro país se han iniciado una serie de cuestionamientos a un proyecto de ley que un representante nacional ha elevado al Parlamento con el propósito de discutir un tema que ha sido discutido desde hace muchos años por el cuerpo médico. Particularmente el tema de la eutanasia y del suicidio asistido es un tema que entra dentro del contexto de código y de ética médica. Antes, como introducción, sería importante decir que en el año 2012 el cuerpo médico nacional de Uruguay ha tratado una serie de cuestiones relativas a la ética al final y al inicio de la vida, y se ha expresado en su artículo 46, donde dice que la eutanasia activa, entendida como la acción o la omisión que acelera o causa la muerte de un paciente, es contraria a la ética de la profesión.

Este código de ética que fue analizado por el cuerpo médico nacional, incluso yo participé personalmente en algunas comisiones de trabajos que se realizaron en varias zonas del país donde pudimos discutir el punto de vista médico y ético que nosotros como profesionales tenemos ante los pacientes y ante las conductas que debemos reflejar en la asistencia médica. Este código de ética médica fue aprobado por el 80% del cuerpo médico nacional, y en setiembre del año 2014 el parlamento aprobó este código de ética médica como ley. O sea que fue promulgado por el poder ejecutivo, aprobado por el cuerpo legislativo, y evidentemente, todos estos argumentos que los médicos escribimos entre los años 2011 y 2012 fueron aprobados como ley. Eso significa que en nuestro país, hoy la eutanasia y el suicidio asistido son prohibidos por ley. Es decir, un médico no puede ejercer la eutanasia, no puede contribuir en el suicidio de un paciente.

Sin embargo, en el proyecto de ley que hace la presentación sobre la eutanasia y el suicidio médicamente asistido se expresa otra cosa. El artículo 1 refleja el resumen de todo el proyecto de ley. Dice el artículo 1 que está exento de responsabilidad el médico que, actuando de conformidad con las disposiciones de la presenta ley, y a solicitud expresa de una persona mayor de edad psíquicamente apta, enferma de una patología terminal, irreversible, incurable, o afligida por sufrimientos insoportables, le da muerte o la ayuda a darse muerte. La idea es que la intervención médica a este tipo de pacientes, que el proyecto de ley denomina enfermos terminales, es decir que no tienen una expectativa de vida, que no van a cambiar su pronóstico y que a corto o a mediano plazo van a tener irremediablemente la muerte, entonces el médico estaría habilitado para ejercer, a través de la omisión o a través de la acción, una serie de procedimientos cuyo objetivo final sería la muerte del paciente.

Es decir, lo que demuestra la eutanasia en una palabra es justamente la definición de la palabra eutanasia, y tiene que ver con la intención que tiene el médico. Intención que si lo hace hoy está prohibida por ley, pero que si se aprobara por ley los médicos estaríamos habilitados para poder ejercer esta función exenta de pena. Puede ser recomendada por el médico, puede ser recomendada por el propio paciente, puede ser recomendada por la familia. Es decir, si aprobara una ley con esta naturaleza, en los casos de enfermos que no van a tener una cura a corto o a mediano plazo y que irremediablemente se van a ir a la muerte, esos pacientes tendrían el derecho de poder pedirle al médico la posibilidad de acelerar la muerte.

La gran pregunta que nos hacemos, la discusión ética, filosófica, profesional que nosotros tenemos frente a esto es si los médicos estamos habilitados para cumplir esta función. Porque en realidad nos preguntamos ¿Es tarea médica acelerar la muerte de un paciente? Bueno, yo quiero decir que desde el punto de vista ético, filosófico y profesional entiendo que no es tarea médica que los médicos le aceleremos la muerte a nadie. Nosotros, como tarea médica, tenemos la función de prevenir enfermedades, de calmar el dolor cuando se puede, siempre mitigar el dolor, el paciente no puede tener sufrimientos insoportables. Este es un tema muy importante, porque yo quiero decir que no existen sufrimientos insoportables, hoy, en el 2020. No tenemos elementos para decir que un paciente va a sufrir en una forma insoportable. Tenemos administración de fármacos, tenemos medicamentos, tenemos terapias para poder calmar el dolor. Entonces, si podemos calmar el dolor, lo que el médico tiene que hacer justamente es mitigar ese sufrimiento y puede llegar a su fin el sufrimiento.

Ahora, si nosotros queremos eliminar el sufrimiento matando al paciente, me estoy acordando de un caso que ocurrió en un país en África, donde el Ministerio de Salud Pública en una oportunidad decidió erradicar la lepra y no se le ocurrió mejor forma que matar a todos los leprosos, y con eso erradicó la lepra en el país. Con esto pasa lo mismo, no va a haber más sufrimientos insoportables porque los vamos a matar a todos. La gran pregunta es: ¿podemos nosotros hacer eso? Desde el punto de vista cristiano, porque yo como médico cristiano no puedo negar mi concepción filosófica, porque detrás de todo esto también hay una ética que no solamente es profesional sino que también es personal, y en este sentido yo digo que la vida no la puede manejar otra persona. Dios ha puesto fin a nuestra vida y a nuestro existir, Dios ha puesto inicio. Nadie es responsable de haber venido a este mundo, ninguno de nosotros es responsable, vinimos fuera de nuestra voluntad, y creo que también debemos salir de esta vida fuera de nuestra voluntad.

No tenemos ese poder, ese poder no se nos ha conferido a nosotros para que podamos decidir sobre la vida de otros pacientes. Y aun así, la gran pregunta es si la persona es biológica, psicológica y filosóficamente apta para decidir quitarse la vida. Ese es otro de los grandes problemas a los que nos enfrentamos desde el punto de vista ético. ¿Yo puedo aceptar y dar la aceleración o darle los elementos necesarios a un paciente para que se quite la vida? Hoy el suicidio asistido está prohibido por ley. Es decir, no hay ningún elemento contenedor que nos pueda a decir a nosotros que estamos habilitados para dar suicidio a otra persona desde el punto de vista legal, jurídico. Pero esta ley nos permitiría darle un fármaco a un paciente cuando viene a la consulta y quiere quitarse la vida.

Victoria: Pensando, por ejemplo, en una enfermedad tan recurrente en estos tiempos que corren como es la depresión, una persona deprimida puede decir que se encuentra bajo un sufrimiento insoportable. ¿Qué sucedería en este caso?

Jorge: Justamente, la depresión es una situación es una situación que me puede llevar a quitarme la vida, pero la depresión no es una enfermedad terminal sino que es una enfermedad que puede curarse desde el punto de vista médico, psicológico y psiquiátrico. Hay fármacos antidepresivos muy buenos que pueden revertir la opinión del paciente. Hoy me quiero morir porque tengo un sufrimiento insoportable a causa de mi depresión, pero mañana me tratan y ya no quiero morir. El paciente en realidad no quiere morirse. El paciente quiere calmar su sufrimiento, quiere calmar su dolor. No quiere vivir de la manera en la que está viviendo, pero eso es otra cosa. Lo que no quiere el paciente es vivir como está viviendo, pero en realidad nadie de nosotros quiere morir. Y cuando alguien quiere morir tenemos que poner en tela de juicio la capacidad biológica de conciencia que realmente pueda tener esa persona para poder decidir en un momento tan crucial de la vida como lo es el final de sus tiempos, o en una enfermedad psicológica, emocional, en una enfermedad que lo puedan llevar a un cuadro depresivo y pueda desembocar en la voluntad de querer quitarse la vida.

Victoria: También, según entiendo, existe una posibilidad de que este tipo de procedimientos, o mejor dicho, la decisión final quede en manos de un tercero, o sea que sea otra persona la que decida si llevar a cabo el procedimiento de la eutanasia o no.

Jorge: Bueno, yo creo que dejarlo en manos de otra persona también tiene su delicadeza ética y filosófica, porque creo que puede haber intereses formados por la persona, puede haber herencias, puede haber intereses materiales, intereses vinculares, intereses familiares que puedan sobreponerse, que puedan estar por encima del beneficio del paciente. Hoy nosotros tenemos la solución para aquellos pacientes que están al final de su vida, y no es quitársela, sino que es darle toda la asistencia necesaria desde el punto de vista profesional, médico, para que la persona al final de su vida pueda tener una vida digna. Eso se llama en el Uruguay, y en todo el mundo, cuidados paliativos. Son la solución. Es la respuesta médica, la respuesta psicológica, la respuesta social, la respuesta espiritual que puede tener una persona al final de sus tiempos, donde puede estar asistido desde el punto de vista profesional, puede estar apoyado psicológicamente y espiritualmente a través de un equipo médico integral, un equipo asistencial integral, que pueda evidentemente tener todos los elementos necesarios para sentirse aun con una enfermedad que sabemos que a corto o mediano plazo le va a producir la muerte.

Pero en ese momento de dificultad, en ese momento de dolor, en ese momento de minusvalía personal, la persona sigue siendo digna, porque la dignidad humana no depende de lo que le falta, sino que depende de lo que intrínsecamente somos nosotros como personas. Y el valor de la persona no depende de su estatus económico, no depende de su estatus social, ideológico, religioso, material, sino que depende del hecho de ser persona. Nosotros somos personas aún al final de nuestra vida, hasta nuestro último respirar. Es allí donde desde el punto de vista profesional tenemos que cargar todas las tintas para que una persona en estas condiciones pueda vivir dignamente.

Me gustó mucho lo que en una oportunidad dijo el presidente Tabaré Vázquez, que el valor de una nación se ve por la medida que puede tratar, asistir y ayudar a los más necesitados y débiles, como lo son las personas de mayor edad y como lo son las personas no natas. O sea, de acuerdo con cómo una nación trata a sus débiles, así es la nación. Yo no puedo pretender, a través de una ley, que cuando una persona enferma, cuando una persona empieza a tener gastos económicos, cuando una persona es una carga para su familia, se le diga que ya no es digna de vivir así, que es mejor morirse, y que si se quiere matar le vamos a dar un remedio para eso. Eso no es tarea médica. Como alguien dijo, es tarea de los verdugos. Y nosotros no somos verdugos.

Victoria: Muchas gracias doctor Jorge Patpatian. Continuaremos hablando en el próximo programa así que las invitamos, amigas, a que nos acompañen la semana que viene con un nuevo programa de Entre Amigas.

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