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Hablamos de eutanasia con el Dr. Jorge Patpatian. ¿Es la eutanasia una forma de morir dignamente? ¿Es el rol de los médicos tomar parte en la finalización de la vida de las personas? ¿Cuáles son las alternativas? ¿Cuáles son las consecuencias? No te pierdas de esta entrevista.


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EA1104 – Entre Amigas –
Eutanasia ¿muerte digna?



Entrevista a Jorge Patpatian

Victoria: Bienvenidas, amigas, a un nuevo programa de Entre Amigas. En los próximos minutos vamos a estar conversando con el Doctor Jorge Patpatian acerca de la eutanasia, para conocer cómo es que la entiende desde su rol profesional, y desde la perspectiva de la Palabra de Dios.

Jorge: El tema de la eutanasia no fue ajeno, a pesar de todas las situaciones dramáticas, desde el punto de vista sanitario, que tuvimos a lo largo de estos dos años, y hoy se está viendo la posibilidad en Uruguay de poder elevar como una ley a este proyecto que tiene sus ribetes éticos, que no solo tienen que ver con lo político y con lo religioso, sino que fundamentalmente tienen que ver con la vida humana, con lo estrictamente médico. Debemos recordar que hace aproximadamente 8 o 10 años se elevó, a través de un plebiscito nacional médico lo que se llama el Código de Ética Médica. En el Código de Ética Médica hay artículos que hoy se están cuestionando dentro de estos proyectos de ley. Yo recibí telefónicamente la posibilidad de hacerme una encuesta. Nos hicieron más de 20 preguntas, entre las cuales nos preguntaban de qué tendencia política éramos, de que tendencia religiosa éramos y qué preferíamos nosotros, si en un momento dado tenemos sufrimientos insoportables, si seguir con el sufrimiento insoportable o querer la muerte. De todas estas preguntas, lo que me di cuenta yo, desde el punto de vista experiencial subjetivo, es lo siguiente: esta encuesta está totalmente sesgada, parcializada, tendenciosa, con el único objetivo de que el encuestador pueda llegar a una conclusión que, desde el punto de vista objetivo, es errónea. Porque en ningún momento se habló de la alternativa válida, la alternativa médica que significan los cuidados necesarios que hasta el último momento de la vida la profesión médica tiene que propiciar a sus pacientes.

Porque en ningún caso los médicos estamos preparados para matar al paciente, y la eutanasia, justamente, lo que revela es la intención. La intención de que nosotros podamos tener la facultad y ser eximidos de pena ante la posibilidad de que si un paciente tiene sufrimientos insoportables nosotros cortemos con su vida, que provoquemos la muerte del paciente, activa o pasivamente, para que la vida pueda ser destruida. Esta es la discusión, realmente. Si esa es la medicina que nosotros debemos dar, o si debemos dar lo que la medicina moderna hoy propicia, estimula, y aconseja, que es de la Organización Mundial de la Salud, donde nos señala que los médicos tenemos la responsabilidad de tratar la vida de los pacientes hasta el último momento de su vida. Y, si nosotros vamos 8 años atrás, como decíamos, la encuesta mayor y real se dio en un plebiscito nacional, en el año 2012, donde se decidió que el 80% de los médicos estábamos en contra de la eutanasia, y así lo revelan los artículos 46 y 48. La ley expresa claramente que la eutanasia activa, entendida como la acción o la omisión que acelera o causa la muerte de un paciente es contraria a la ética de la profesión. Y en el artículo 48 expresa que es obligación del médico continuar con la asistencia del paciente, con la misma responsabilidad y dedicación, siendo el objetivo de su acción médica aliviar el sufrimiento físico y moral del paciente ayudándolo a morir dignamente acorde con sus propios valores. Esto es lo que votamos, esta es la voluntad médica, esto es lo que la ciencia nos enseña. Lo otro es medicina “de cuarta”. Porque es muy fácil eliminar el sufrimiento matando a los pacientes, pero esa no es la ética de nuestra profesión. Nosotros no fuimos formados para ese fin.

Es que, si a todos nos preguntan eso, vamos a decir que preferimos morir que sufrir, pero no es la respuesta médica, no es la respuesta de la medicina. Hoy en día en la medicina hemos aprendido que la medicina está para calmar el dolor, para curar enfermedades cuando se puede, para mitigar el sufrimiento, para acompañar al paciente y prevenir complicaciones, acompasar a la familia, tener un equipo médico que lo pueda socorrer, que lo pueda asistir, que pueda estar con él en sus necesidades físicas, psicológicas y espirituales, y eso se llama medicina paliativa. La medicina paliativa, justamente, es la medicina que no cura, pero que acompaña. Y cuando un paciente se siente bien atendido por este tipo de medicina, no quiere morir.

Uno no puede ir contra un código de ética médica que fue aprobado por ley en setiembre de 2014 y sin consultar a los médicos. Es una ofensiva sobrepasar la voluntad del 80% de los médicos que dijeron no a la eutanasia. Es decir, el representante nacional, el legislador, ¿tiene la facultad y el derecho de pasar por alto la voluntad de la mayoría del cuerpo médico nacional? No, no la tiene. Hay otros mecanismos legales que puede usar, y lo que algunos legisladores le están pidiendo al cuerpo médico es justamente que prolongue esta situación, que vaya por los carriles lícitos, legales que prevé la ley para que esto potencialmente pueda ser derogado, pero para eso hay que hacer otro plebiscito. Es decir, yo tengo que ver la voluntad, no en una encuesta de 500 personas que está, como dijimos sesgada y parcializada, sino por el contrario, preguntarles realmente a los médicos si esta es su voluntad. Y yo quiero decir algo, yo soy médico y estoy en contacto con enfermos y con colegas, y nadie perdió el sueño, en estos últimos 10 años de que esto se convirtió en ley, por no hacer eutanasia. Al contrario, si alguien perdió el sueño es porque lo hizo, porque sabe muy bien que es un acto que no se puede hacer, es un acto que no es médico, porque no se puede llamar un acto médico matar a un paciente porque esa no es función de los médicos. Podrá ser función de los verdugos, de los homicidas, pero no de los médicos.

En nuestro país, en Uruguay, todavía alrededor del 60% de los prestadores de salud tienen medicina paliativa, el resto, el 40% no la tienen. Eso quiere decir que lo que nosotros queremos propiciar como médicos es poder universalizar a través de la ley el hecho de que los cuidados paliativos sean obligatorios, sean reglamentados y sean puestos en práctica en todo el sistema nacional de salud. Es eso lo que todos necesitamos. Seguramente usted no quiere esto. Entrar en un hospital y que venga un médico, y que usted, en un estado de depresión, en un estado de minusvalía personal, en un estado en el que usted ve a sus familiares morir le pida al doctor que lo mate, pero hay otra solución, lo vamos a acompasar, lo vamos a acompañar, lo vamos a ayudar para que en los últimos momentos de su vida usted arregle su vida, su familia. Y le vamos a evitar complicaciones y le vamos a decir que usted, como persona, es digna y sigue siendo importante. A pesar de lo que es.

Y esto nos lleva a un tema muy interesante, que es la dignidad y la falta de dignidad. El ser humano tiene dignidad porque es un ser humano. No es digno porque produce, no es digno porque es joven, no es digno porque le trae un favor a la sociedad, no es indigno porque es una carga para la sociedad. Por el contrario, la dignidad es inherente al ser humano. Somos seres humanos dignos, independientemente de nuestra condición. Por lo tanto, la eutanasia no entra dentro del acto médico que, como profesionales, tenemos que llevar a adelante.

Hay una ley que es la Ley de voluntad anticipada. Es un documento que se firma, yo tengo pacientes que ya han firmado ese documento, y dice que cuando llegue el momento, va a regir mi voluntad expresada hacia el profesional o hacia mi familia previamente. Yo, ahora, en este momento, quiero que no se me tengan en cuenta métodos sofisticados, especializados, más allá de lo que yo necesito. Eso es una voluntad que la persona puede firmar y tiene todo el derecho de hacerlo. Porque nosotros, cuando hablamos de eutanasia, no estamos hablando de lo que se llama la distanasia. Es decir, esa insistencia de decir “bueno, vamos a hacer todo lo posible, vamos a poner todos los cables, todos los sueros, todos los monitores, para que esa persona siga viviendo”. Eso no es lo que todos estamos de acuerdo. En lo que estamos todos de acuerdo es en que la cuerda se le da hasta que la máquina pueda. Yo no puedo exigirle más a una persona cuya enfermedad está diciendo lo contrario y va a ser irreversible. Lo que tengo que hacer es acompasarlo, acompañarlo, calmarle el sufrimiento, calmarle el dolor y ayudarlo a que muera digna y naturalmente, de acuerdo con la evolución de la enfermedad que tiene. Nunca acelerar, ni tampoco retardar la vida de un paciente.

Ahora, por otro lado, ¿cuántas personas no tienen enfermedades terminales y tienen sufrimientos insoportables? Es decir, tenemos una cuestión ética muy seria, donde todas las sociedades científicas a lo largo del tiempo, las asociaciones médicas mundiales, han dicho no a la eutanasia. Porque esto se basa en el derecho individual, en la libertad personal. Entonces, si el que tiene sufrimientos insoportables tiene derecho, otro puede decir “pero yo tengo 20 años, también tengo derechos, ustedes me están discriminando”. “¿Por qué yo no voy a quitarme la vida si lo quiero hacer? ¿Por qué usted no me puede ayudar con un suicidio asistido? ¿está ayudando a matar a una persona de 85 años, y no me ayuda a mi a morirme cuando yo tengo el derecho de decidir mi vida? El suicidio acá en Uruguay no es un delito, entonces, si no es un delito, ¿por qué no me ayudás?” Entonces, ese joven de 20 años que perdió a su novia va a ir al parlamento, va a encontrarse con un diputado, con un representante nacional que lo escuche, y ese parlamentario va a elevar un proyecto de ley de extender la eutanasia a toda persona, porque todos tenemos derecho de tener y de decidir sobre nuestra vida lo que nosotros queramos. Y eso es una tremenda equivocación, porque hablamos de lo que se llama una pendiente resbaladiza, donde la caída en la sociedad va a ser tremenda, y nosotros tenemos que decir que cuando se proyecta una ley y se aprueba, la ley siempre es docente. La ley enseña. Si yo enseño que la eutanasia, que matarse, está bien, le estoy enseñando a la población que la vida no tiene sentido, que la vida no vale la pena ser vivida. Que cuando uno tiene un pequeño rasguño tiene todo el derecho a hacer lo que quiera. Le estoy dando esa docencia a una sociedad que por otra parte es suicida en el Uruguay. Porque sabemos muy bien que Uruguay es uno de los países con mayor índice de suicidio, es el quinto en el mundo. Entonces cuidado cuando analizamos estas leyes, porque todo esto trae consecuencias negativas en nuestra sociedad. Que podamos estar atentos a esta realidad. El ofrecimiento médico es el cuidado paliativo en los últimos momentos de la vida. Lo otro no es medicina. Lo otro puede ser tarea de los verdugos, pero nunca es una tarea médica.

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