El Plan de Cristo para la Iglesia – V (3ª parte)

El Plan de Cristo para la Iglesia – V (2ª parte)
22 marzo, 2018
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Autor: William MacDonald

La asamblea en el Nuevo Testamento, un tema que está muy en el corazón de Dios y ciertamente es de suma importancia para el Señor Jesucristo. También son importantes los temas a tratar en este programa y los tres siguientes: Bautismo, Cena del Señor, Adoración, y Oración. Cuatro pilares en la vida de la Iglesia.


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PE2309 – Estudio Bíblico
El Plan de Cristo para la Iglesia – V (3ª parte)



Hola amigos! Cómo están? En el programa anterior, terminamos diciendo que: En la reunión de adoración, todo el ministerio debería girar alrededor del Señor Jesús. Él debería ser el centro. Entonces,
¿qué hacer cuando alguien en la reunión pide un himno, coro, o canción, que no está en armonía con el Espíritu?

Puede que haya estado en alguna reunión en la que el Espíritu de Dios parece moverse en cierta dirección, y alguien pide un himno que, evidentemente, no tiene nada que ver con el propósito de la reunión. Cierta vez alguien le hizo a un hermano anciano la pregunta: “¿Qué hacer cuando alguien pide un himno que no está en el Espíritu?” Él respondió: En lugar de reprender al joven por su inmadurez, o algo por el estilo, cántelo en el Espíritu, con la esperanza que con el paso del tiempo esa persona pueda corregir eso.

En la adoración pública, y digo esto especialmente para los hermanos jóvenes, es bueno decir “nosotros”, “te agradecemos”, en vez de “yo”, “te agradezco”. Cuando nos ponemos en pie para adorar, lo hacemos en representación de la asamblea. Y cuando uno termina y dice “Amén”, la asamblea dice “Amén”. Esto significa que hemos hecho de esa adoración nuestra propia adoración.

Ahora queremos abordar otro tema que está relacionado con todo esto, y es el tema de la oración. ¿La oración es importante en una asamblea? Permítanme ilustrar esto:

Hace años, en una ciudad del este, una asamblea tenía una reunión de oración en la planta alta, y sin ánimo de ser irrespetuoso, debo confesar que era bastante aburrida. Había largas y extrañas pausas en las cuales nadie decía nada. Parecía más una morgue que una reunión de oración. Repentinamente, se escucharon unos pasos por la escalera. Alguien estaba subiendo. Entonces, con cautela entró en el salón. Era una querida hermana negra. Había ido a la reunión de oración. Era una extraña. Nunca había estado allí antes. Y nadie dijo una sola palabra.

Permanecieron sentados por un largo rato sin que se hablara nada. Finalmente, ella no pudo soportarlo más. Elevó su voz y oró: “Señor, este lugar está muerto. Tú sabes que este lugar está muerto. Es el lugar más muerto en el que alguno de nosotros ha estado por un buen tiempo”. Luego de eso, ya no hubo más momentos de silencio en la reunión. ¿Acaso ella era un ángel? Creo que podría haberlo sido. Creo que Dios la envió aquella noche, como un ángel, para despertar a aquella asamblea.

Uno puede mantener la rutina. Se puede anunciar la reunión de oración para el miércoles por la noche. Pero no se trata de eso. No es suficiente. Debemos estar allí y realizar emprendimientos para Dios en las grandes cosas. Me gusta recordarle a nuestros corazones que como seres humanos nunca nos acercamos tanto a la omnipotencia como cuando oramos en el nombre del Señor Jesús. Usted y yo nunca seremos omnipotentes. Nunca tendremos todo el poder. Pero, nunca estaremos tan cerca de lograrlo como cuando oramos en Su nombre. Cuando oramos en Su nombre, es lo mismo que si Él estuviera presentando esa oración al Padre. Eso es lo que significa. Oramos según Su voluntad; oramos por Su autoridad; y Él presenta nuestras oraciones al Padre. Cuando llegan al Padre, son absolutamente perfectas. Ésa es la motivación para orar.

Un viejo obispo en Inglaterra decía: “Cuando oramos, suceden cosas. Cuando no oramos, no suceden”. Es bueno recordarlo. Él había aprendido a mover personas a través de la oración.

Los creyentes mantienen el equilibrio del poder en el mundo a través de la oración. Podemos cambiar el destino de las naciones a través de la oración. Un día uno se sienta a leer el periódico y ¿de qué se entera? Se entera que el Muro de Berlín fue derribado. ¿Por qué se derribó el Muro de Berlín? Por las oraciones del pueblo de Dios. Por muchos, muchos años, los creyentes oraron para que ese cruel régimen cayera. Dios, en Su propio tiempo, contestó esas oraciones.

Tuvimos una noche de oración hace más de veinte años en Fairhaven, y en esa ocasión fue una reunión de oración de toda la noche, con los jóvenes. Fue una reunión misionera, que duró desde las 9 p.m. hasta las 7 a.m. A las dos de la mañana del sábado, comenzamos a orar por la República de Chad. Esta república en África tenía un gobernante muy perverso en aquella época. Su nombre era Tombalbya, y asesinaba a los creyentes. Había ordenado que cierto creyente fuera enterrado en la arena hasta el cuello, y las hormigas lo mataron. Ordenó que otro creyente fuera colocado en un tambor, y tocaron ese tambor hasta que se murió de hambre. Dick Sanders, quien era misionero en el Chad en aquel tiempo, nos escribió y leímos su carta a las dos de la mañana aquel sábado. “No sientan lástima por los creyentes que partieron al hogar, pero oren por los creyentes que aún viven”. Así que nuestros queridos jóvenes se arrodillaron y clamaron a Dios por los creyentes en la República del Chad. Eso fue el sábado en la madrugada, entre las dos y las tres. El domingo a la mañana, estaba conduciendo mi auto hacia Bethany y encendí la radio para escuchar las noticias. “Informe especial: Un golpe de estado militar en la República del Chad. Tombalbya fue muerto. Un nuevo gobernador se establece en el poder”. Y este gobernador fue favorable con los emprendimientos cristianos. Si le preguntara a los jóvenes que estuvieron en aquella reunión: “¿Crees que tus oraciones esa noche afectaron a la República del Chad?” Dirían: “¡Absolutamente!” ¡Lo hicieron! En el aniversario de ese evento, recibí una llamada de Dick Sanders, recordándome que fue veinte años atrás, cuando oramos en San Leandro que Dios respondió en la República del Chad. Nosotros controlamos el equilibrio del poder en el mundo por medio de la oración. Realmente lo hacemos. Y podemos cambiar el destino de las naciones a través de la oración.

La mejor oración podemos elevar surge de una fuerte necesidad interior. Sabemos que cuando las cosas van relativamente bien, nuestra vida de oración puede ser monótona. Pero cuando hay una crisis en su vida, es fácil orar con insistencia. Es fácil orar con propósito. “Las mejores flechas vienen de un arco tirante”, dijo Spurgeon. “Esto es cierto tanto con las flechas como con las oraciones. Las mejores oraciones surgen de una fuerte necesidad interior”.

Dios difícilmente, si es que alguna vez sucede, hace algo que no sea una respuesta a la oración. Esta declaración puede impactarle, pero creo que la Palabra de Dios la respalda.

Alguien escribió lo siguiente: “La oración es el predecesor de la misericordia. Contemple la historia sagrada y verá que rara vez hubo gran misericordia hacia este mundo sin que fuera precedida por la súplica. La oración siempre es el preludio de la bendición”. Ese alguien fue Spurgeon. Dios rara vez, si es que alguna vez sucede, hace algo que no sea una respuesta a la oración. Me sorprende que no oremos más.

Dios ha limitado alguna de sus actividades como respuesta a las oraciones de Su pueblo. A menos que oremos, Él no obrará. Eso es lo que importa frente a los grandes almacenes celestiales, llenos con todo tipo de bendición. La razón por la que están allí, sin que se hayan usado, es que nadie jamás las ha pedido.

La oración mueve a Dios a hacer cosas que de otra forma no habría hecho. Es común escuchar en los círculos evangélicos que la oración lo condiciona a uno mismo a la voluntad de Dios. Lo que Dios ha planificado sucederá de cualquier manera, y cuando oramos, nos alineamos con la voluntad predeterminada de Dios. ¡No crea eso! La oración mueve la mano de Dios para que haga cosas que de otra forma no haría. La prueba está en Santiago. “No tenéis lo que deseáis, porque no pedís” (Santiago 4:2). Eso es lo que dice.

Dios siempre responde a la oración exactamente en la forma en que usted lo haría si tuviera Su sabiduría, amor y poder. Algunos de ustedes han experimentado grandes desengaños en la vida. Han orado. Han clamado al Señor, y aquello por lo que oraron no sucedió. Si hubieran tenido Su sabiduría, amor y poder, habrían actuado exactamente igual. Todo lo que Él hace es absolutamente perfecto. Su sabiduría lo garantiza. Su amor lo garantiza. Su poder lo garantiza.

En la actualidad, la obra de Dios se hace más por medio de la oración que por cualquier otro medio. “La oración es la línea de avanzada de la obra de Dios”, dijo alguien. Debería ser el impulso central. La historia espiritual de una iglesia (una asamblea neotestamentaria) se escribe por su vida de oración.

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