Él continúa siendo Dios – Parte 1

Proyecto Jordania
3 agosto, 2020
Él continúa siendo Dios – Parte 2
3 agosto, 2020
Proyecto Jordania
3 agosto, 2020
Él continúa siendo Dios – Parte 2
3 agosto, 2020

Luciana Gonzáles, de solo tiene 17 años, nos cuenta su impactante historia de vida. Si bien su vida no fue fácil al tener padres metidos en las drogas y en el alcohol, da testimonio de que Dios estuvo con ella siempre, cuidándola y dándole consuelo. Hoy su vida ha sido transformada por la Palabra de Dios. Te invitamos a conocer más de su historia y de cómo Dios cambió su situación, en esta primera parte de la entrevista.


DESCARGARLO AQUI:
EA0845 – Entre Amigas –
Él continúa siendo Dios – Parte 1



Entrevista a Luciana González

Victoria: Hola amigas, ha llegado el momento de la entrevista. Hoy nos acompaña Luciana. Luciana tiene 17 años y está estudiando bachillerato informático. Ella nos va a estar contando un poco su historia de vida. Es una historia cortita porque tiene apenas 17 años, pero han pasado muchas cosas en estos años. Así que muchas gracias, Luli, por estar con nosotros hoy.

Luciana: De nada. Bueno, voy a contar desde el principio. Desde que nací mis padres se drogaban, así es como se conocieron, en ese ambiente. Sin esperarme me tuvieron a mí. Cuando nací mi papá estaba preso por el tema de las drogas y porque robaba. Mi mamá también estaba enganchada en el tema de la droga, hasta que tomó la decisión de dejar la droga y dejar a mi papá, porque él seguía enganchado en todo ese tema. Mamá quería un cambio para mí, entonces nos mudamos de Maldonado para Montevideo. En ese momento yo tenía entre 3 o 4 años, pero mi mamá seguía enganchada en las drogas, aunque estaba luchando para dejar. Cuando yo tenía 5 o 6 años nos mudamos para el Cerrito de la Victoria, y mi papá venía a estar con nosotras un tiempo, después se iba, se drogaba, después volvía y así continuamente. En ese momento no íbamos a la iglesia, mi mamá iba de joven pero se había alejado por ciertas cosas que pasaron, y ella estaba enojada con Dios. Si bien mi mamá creía en Dios en su manera, no quería ir a la iglesia ni quería saber nada de Dios.

Mamá logró dejar la droga, pero agarró la costumbre de salir con unos vecinos y tomar alcohol. Nosotras estábamos acostumbradas a que papá venía cuando quería, que muchas veces no estaba, y yo me peleaba con mamá porque quería ver a mi padre y estar con él, pero no estaba. Yo llamaba a la familia de mi padre, que vivía en Maldonado, para poder hablar con papá, pero siempre me decían que estaba durmiendo o ponían excusas así pero en realidad se estaba drogando.

Un día mi papá vino a casa y me dijo que teníamos que ir a hacer un mandado. Me llevó a una boca, y me dijo que no le dijera nada a mamá. Cuando mamá llego en la tarde, me preguntó qué había hecho, y yo me encontraba entre la espada y la pared, no sabía si decirle o no.

Victoria: ¿Ahí cuántos años tenías?

Luciana: Tenía 6 años. Y bueno, le conté a mamá que fuimos a hacer un mandado con papá, y mi mamá se lo quería tragar entero. Se enojó mucho. Pero bueno, mi papá seguía con eso de que estaba, se iba, volvía, todo eso. Nosotras nos volvimos a mudar, mi papá volvió y estuvo bien por un tiempo, quizás 6 o 7 meses, mis papás decidieron casarse, pero al tiempito mi papá se fue de nuevo.

Mi abuela nos invitó a ir a una iglesia que se llamaba Pan de Vida, así que empezamos a ir todos los fines de semana, mi mamá tomaba alcohol, pero empezó a haber un cambio en ella, también en su actitud y en cómo me trataba.

Yo iba a la iglesia porque iba mamá, en realidad no me importaba mucho, pero después me empecé a enganchar con la danza, con la escuelita dominical y todo eso. En una fiesta de navidad, estaba actuando en una obra de teatro de la iglesia y me dio una convulsión. Nadie sabía por qué había sido, porque no tenía ninguna enfermedad ni nada. Me hicieron estudios pero salió todo bien. Mi papá no estaba, yo le tuve que pedir a mamá para que lo llamara para que viniera, pero nunca apareció.

Cuando tenía 9 años fue cuando visité por primera vez una cárcel, fui a ver a papá porque estaba preso.

Victoria: Son poquitos años pero muchas cosas vividas, y realmente tenés una madurez que en una chica de 17 años normal no hay. Nos contabas que a los 9 años visitaste por primera vez a tu padre en la cárcel.

Luciana: Sí. Es horrible encontrarse con ese ambiente a los 9 años. Era horrible ese lugar porque estaban hombres y mujeres todos juntos. Yo fui, más que nada, porque papá tenía que firmar unos papeles para que pudiera salir del país por el casamiento de mis tíos y necesitaba la autorización de mis dos padres.

Mamá quedó embarazada de Ezequiel, mi hermano, y papá no estuvo en todo el embarazo porque estaba preso. Mamá no sabía qué hacer. Confiaba en Dios, pero tenía que pagar el alquiler, comprar las cosas para Ezequiel, y no sabía de dónde iba a sacar la plata para poder hacer todo eso.

Victoria: Luli, contame cómo fue el tema del cambio en tu mamá cuando se acercó a Dios.

Luciana: Fue tremendo cambio. Cuando yo era chica, siempre que hablaba con mamá eran discusiones, si se enojaba me pegaba, no teníamos buena relación. Sin embargo, cuando empezamos a ir a la iglesia hubo un cambio total. Tenemos discusiones pero nada que ver con como era antes. Y ahora podemos tener otro tipo de charlas. Ella estaba, pero estaba en su mundo. La tenía físicamente pero no de otro modo.

Victoria: Entonces aparece Ezequiel.

Luciana: Sí, aparece Ezequiel. Mamá siempre cuenta que Dios le dio la promesa de que no nos iba a faltar nada, y empezaron a llegar donaciones como ropa, perfume, pañales, de todo un poco, hasta tuvo que regalar cosas porque nos dieron tantas. Cuando se acerca el nacimiento de Ezequiel, mi papá le pidió a Dios que pudiera estar en el nacimiento, y Dios se lo concedió, le dieron prisión domiciliaria, y pudo salir justo antes del nacimiento de Ezequiel. Papá estuvo con nosotros hasta un año después del nacimiento de Ezequiel y después se fue. El último cumpleaños que recuerdo que pasé con mi padre fue cuando cumplí los 12.

Victoria: Antes de seguir con eso, quiero que me cuentes el papel de tu familia, de tus tíos y tus abuelos. Vos tenés a tu padrino que vive en Finlandia y que también es un testimonio de lo que Dios puede hacer en una vida. Contame cómo fue la presencia de ellos en tu vida en todas estas etapas.

Luciana: La verdad es que mi familia por parte de mamá fue tremendo apoyo, siempre estaban. Si necesitaba que vinieran a las 3 de la mañana, ellos venían. Sin importar nada, siempre estaban ahí dándote aliento. Mauro, que era cristiano, siempre venía con una palabra de Dios y nos animaba. Mi padrino también se drogaba, pero gracias a Dios hizo un cambio total. Dios obró en mi familia, porque mi tío Marcos también se drogaba, pero Dios estuvo siempre y cambió la situación. Ellos siempre estaban ahí para mí.

Victoria: Estamos llegando al final de esta entrevista con Luciana. Luli, me gustaría que contaras cómo viviste vos, mirando hacia atrás, a Dios en ese tiempo. Mirando al pasado, ¿cuáles son las cosas que vos ves, en las que podés decir: Dios me estaba cuidando?

Luciana: Una es la que conté, de cuando mi padre me llevó a la boca, que fue la mano de Dios que me guardó de que me pasara cualquier cosa en ese lugar. Pero Dios nos guardó en todo momento, siempre estuvo con nosotros, aunque no lo viéramos o aunque todavía no íbamos a la iglesia, Él siempre estaba ahí cuidándonos, y siempre estuvo a nuestro lado. Ahora se ve diferente, porque tengo otro consuelo. Si bien siento a veces la ausencia de mi padre, tengo a Dios, que está conmigo siempre. Puedo ver las cosas de una forma diferente a cómo las veía hace un tiempo atrás, cuando todavía no había conocido a Dios. Yo sé que Él está conmigo y que siempre va a estar conmigo, sé que es el único consuelo y que es el único que me va a llenar. Y si alguien está pasando por alguna situación en la que se siente solo o no sabe cómo seguir adelante, lo que le puedo decir es que Dios es el camino, y que Él va a estar siempre con nosotros, nos va a consolar, y es el único que puede llenar ese vacío que sentimos, es el único que no nos va a fallar nunca.

Victoria: Luli, ¿qué significó para vos la llegada de Ezequiel?

Luciana: Fue algo muy lindo. Yo siempre le pedía a mamá para tener un hermano, y la verdad es que le agradezco a Dios por su vida, porque es el tesoro más valioso que Dios me ha dado hasta ahora.

Victoria: ¿Cuántos años tiene Eze ahora?

Luciana: Cumplió 6 ayer. Estoy muy contenta de poder disfrutar cada día a su lado, y le pido a Dios que lo guarde y que un día pueda ser un gran siervo para Él.

Victoria: Muy bien, vamos a seguir conversando con Luciana en el próximo programa, así que invitamos a nuestras amigas a que no se lo pierdan. Les dejamos ese mensaje tan importante para pensar: a veces, la mayoría de las veces, las cosas no son perfectas, pero qué bueno que Dios está para levantarnos cuando caemos y para acompañarnos cuando estamos solos. Muchas gracias, Luciana, por tu tiempo, y nos vemos en la entrevista siguiente. ¡Hasta la próxima!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Elija su moneda
UYU Peso uruguayo