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Autor: Norbert Lieth

Este es el primer programa de una serie titulada “El consuelo de la Cruz”. Escucharemos sobre el significado, la importancia y trascendencia del perdón de nuestros pecados gracias al sacrificio de Jesús en la Cruz.


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PE2822- Estudio Bíblico
El consuelo de la Cruz



Nos encontramos una vez más, para profundizar en la Palabra de Dios. Entre las sinagogas alemanas más famosas está la Sinagoga de Essen, no solo por su hermosura, sino también por su historia especial. En la noche del 9 al 10 de noviembre del 1938, en la así llamada «Noche de los cristales rotos», también esta sinagoga fue incendiada por odio a los judíos. La misma quedó totalmente calcinada, y a los atacantes les habría encantado poder quitarla del todo, pero debido a su estructura fuerte hecha de hormigón armado, la sinagoga no pudo ser demolida, y una detonación demostró ser imposible a causa de las viviendas que la rodeaban. De este modo siguió siendo una señal visible del odio contra Dios y Su pueblo. Pero al mismo tiempo también llegó a ser un lugar de salvación y consuelo para cientos de personas al final de la Segunda Guerra Mundial.

Esta historia fue narrada por el entonces pastor de la ciudad de Essen, Wilhelm Busch, quien escribió el libro famoso «Jesús nuestro destino» que ya hemos estudiado. En la noche de la devastación entraron personas llenas de odio en la sinagoga y la incendiaron, vociferando y recitando dichos nazis con altoparlantes. Ahí estaba entonces la ruina, calcinada y desolada, pero como una señal que no pudo ser quitada del todo. Hacia fines de la guerra llegaron los aliados, tirando bombas incendiarias sobre ciudades alemanas. Así también sobre la ciudad de Essen.

Muchos entonces buscaron un lugar que los pudiera proteger. Encontraron uno solo: la sinagoga calcinada hacía mucho tiempo. Cientos huyeron hacia allí; sus muros fuertes daban protección de las detonaciones, las cuales demolían todo lo que estaba alrededor. Pero la sinagoga, como ya estaba calcinada, ofreció refugio para muchos. Como el fuego ya había rugido en ella, ahora otros podían ser protegidos dentro de ella.

Jóvenes y ancianos, mujeres y hombres, aquellos que hacía un par de años todavía habían vociferado junto a otros, o incluso habían sido los que incendiaron la sinagoga, simpatizantes, pero también personas que sencillamente habían callado e ignorado todo, de todos los niveles hubo personas que encontraron protección en la sinagoga.

Esto nos hace recordar la Cruz del Gólgota, en la que Jesucristo realizó la obra de la salvación. ¿Existe consuelo en el perdón? En Colosenses 1:13-14 leemos: «El cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados». Perdón significa «dejar ir». Por ejemplo, como cuando alguien libera a un deudor de su deuda y lo deja ir sin exigir un reembolso, y sin jamás guardarle rencor. Eso queda claro en Levítico 16:4-10, se establece que se necesitan dos machos cabríos para el sacrificio de expiación. Uno de los machos cabríos era sacrificado, el otro era enviado al desierto, de este modo el pecado de Israel era sacado de en medio del pueblo.

Algo similar sucedía en cuanto a la ley para la purificación de la lepra en Levítico 14:1-7. Aquí debían tomar dos pájaros vivos. Uno debía ser sacrificado, al otro debían dejarlo volar libre, esto lo explicó Jesús mismo con la parábola que se encuentra en Mateo 18:23-27: «Por lo cual el reino de los cielos es semejante a un rey que quiso hacer cuentas con sus siervos. Y comenzando a hacer cuentas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos. A éste, como no pudo pagar, ordenó su señor venderle, y a su mujer e hijos, y todo lo que tenía, para que se le pagase la deuda. Entonces aquel siervo, postrado, le suplicaba, diciendo: Señor, ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. Y el señor de aquel siervo, movido a misericordia, le soltó y le perdonó la deuda».

Tengamos presente la cantidad inimaginable de la deuda: 1 talento tenía el valor de 6,000 denarios. Un denario era el jornal de un obrero; 10,000 talentos entonces serían el salario de 60 millones de días de trabajo o de 250,000 años de trabajo. Jesús mismo es el sacrificio por nuestros pecados, y por eso a nosotros se nos deja ir en libertad. Perdón, dejar ir, significa en este contexto, que nuestra deuda nunca más será cobrada, está perdonada de una vez por todas.

Las palabras «Él nos ha salvado» y «nos ha puesto», al igual que «en quien tenemos la salvación», en el texto original conjugan de una forma que indica una acción única, terminada y puntual, con un comienzo y un fin claramente definidos. La salvación tuvo lugar de una vez por todas y es irreversible—«Consumado es». Dios perdona total y definitivamente, el pecado nunca más es reprochado. Como dice Jeremías 31:34 «¡Porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado!».

El perdón llega tan lejos, que a la persona respectiva le son perdonados totalmente los pecados del pasado, del presente y del futuro, los capítulos 7, 9 y 10 de Hebreos tratan este tema. La persona De una vez por todas ha sido sacada del reino de las tinieblas y puesta en el Reino del Hijo de Su amor. El perdón libera del gobernante anterior y nos somete a uno nuevo, del mismo modo que por esclavos a veces era pagado el rescate.

 Colosenses 2:14-15 dice: «Anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz». En el siglo XIX, el misionero Johan Heinrich Wichern había levantado cerca de Hamburgo una casa cristiana para jóvenes con dificultades sociales. Un día, el Departamento de Protección al Menor una vez más le asignó a un muchacho, con la petición de recibirlo.

El Departamento de Protección al Menor había enviado también un informe sobre el joven—dicho informe era devastador. Su joven vida ya estaba muy corrompida por maltratos y delitos. Después de leer la carta, Wichern miró al muchacho y le dijo: «Aquí puedes comenzar totalmente de nuevo; porque también por ti murió y resucitó Jesús». Luego acercó el informe del Departamento de Protección al Menor a una vela encendida y le dijo que la culpa del muchacho podía quemarse en el amor de Jesucristo del mismo modo como ese trozo de papel en la vela. Él solamente tendría que pedírselo. Luego Wichern le aconsejó al muchacho de no contarle a nadie de su pasado, para que él nunca más pudiera ser comprometido por esos eventos.

«Aquí llegarás a ser una persona nueva con la ayuda de Dios», le dijo. Por medio de la obra realizada por Jesucristo en la cruz sucedieron dos cosas: Primero, ya no estamos bajo culpa. Sobre la exclamación de Jesús en Juan 19:30: «Consumado es», Wilfried Plock escribe: «La palabra griega ‹tetelestai› también podría ser reproducida con ‹pagado está› o ‹hecho está›. Hace algunos años atrás, cuando los arqueólogo excavaron algo así como una oficina de impuestos. Ellos encontraron un montón de facturas. A través de cada factura se había escrito una palabra: tetelestai. Esto significa consumado es; pero en un sentido específico, ‹totalmente pagado›.

El castigo que tuvo que ser pagado por los pecados fue cubierto en su totalidad por la muerte de Jesús. Los miles de animales de sacrificio de los siglos anteriores eran algo así como pagos en cuotas, pero ahora fue pagado definitivamente. Por eso este tetelestai quiere decir ‹totalmente pagado›. Nosotros ya no podemos agregarle nada a esta salvación.

1 Comment

  1. jose simon calderon dice:

    gracias al Señor por este maravilloso ministerio que por tantos años se ha mantenido llevando la palabra de Dios a muchos lugares. les escrivo desde bogota colombia y los escucho hace muchos años.

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