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Autor: Esteban Beitze

Otro significado de la expresión “consumado es”: Es la culminación de la revelación. El Señor Jesús no solo cumplió la Palabra de Dios, él es el dador mismo de ella, y aún más, él es la Palabra. Esta Palabra es la última revelación del Padre a los seres humanos.


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PX03_PASCUA_2022- Estudio Bíblico
Consumado es (3ª parte)



Consumado es

¿Qué tal, queridos hermanos? Vamos a seguir con nuestro estudio de la frase más extraordinaria que se ha escuchado sobre esta Tierra en cuanto a la profundidad de su significado: “Consumado es”. Recordamos que fue dicha por el Señor Jesucristo un momento antes de expirar en la cruz. Estuvimos viendo que significa, entre otras cosas, la consumación, el cumplimiento de la ley; también el cumplimiento de todas las profecías relacionadas con la primera venida del Señor Jesucristo; también el cumplimiento de la tipología, o sea, de las figuras que encontramos en el antiguo testamento relacionadas con la obra del Señor.

Pero ahora vamos a tratar otro significado de la expresión “consumado es”. Es la culminación de la revelación. El Señor Jesús no solo cumplió la Palabra de Dios, él es el dador mismo de ella, y aún más, él es la Palabra. Cristo es la Palabra de Dios hecha carne, Palabra a través de la cual fue creado el mundo y consumada la salvación, es el Verbo de Dios. Esta Palabra es la última revelación del Padre a los seres humanos. Así lo dice Hebreos 1:1-2 “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo”. Ahora, alguien podría decir que este pasaje no es del todo cierto, ya que después de la vida, las enseñanzas y la obra del Señor Jesús en esta Tierra, los apóstoles nos dieron el resto del Nuevo Testamento. Recién este pasaje decía que al final Dios habló por medio de su hijo. ¿Qué pasa, entonces, con los escritos de los apóstoles? Lo que ellos escribieron también lo recibieron del Señor. Es así de sencillo.

Jesús mismo dijo en Juan 16:13-14 “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. Él me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber”. O sea, todo proviene del Señor Jesús. En esto podemos incluir el libro de Apocalipsis. A menudo pensamos que el tema principal de esta obra es la revelación de los acontecimientos futuros. Aunque en parte esto es así, al comenzar el libro leemos “La revelación de Jesucristo”. También el libro de Apocalipsis es dado por Jesús y habla acerca de él, tal y como lo dice el mismo Señor “Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso”. Y al final del libro Jesucristo lo reafirma diciendo “El que da testimonio de estas cosas dice: Ciertamente vengo en breve”. Es el testimonio de Jesús. Esta es la razón por la que podemos afirmar que todas las Sagradas Escrituras tuvieron su cumplimiento en Jesús. Fueron originadas por Jesús. Por lo tanto, “consumado es”.

Pero también vemos otra consumación. Es el cumplimiento de la tarea encomendada. Además de esto, Cristo cumplió en la cruz la tarea que el Padre le había encomendado. En Juan 17:4 Jesús ora: “Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese”. Él cumplió en su crucifixión con toda la voluntad del Padre. En Mateo 20:28 el Señor describe cuál era esta tarea: “como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos”. En Getsemaní pidió entre lágrimas no tener que pasar por esta hora que lo separaría por primera y única vez de su Padre. A pesar de no haber cometido pecado jamás, él sabía que como Cordero de Dios cargaría con el pecado del mundo, es decir, recibiría el juicio, y como resultado, la separación de Dios. Pero en este mismo momento dijo con plena consciencia “Padre, no se haga mi voluntad, sino la tuya”. El Señor estuvo dispuesto a beber de la copa de amargura hasta la última gota, y sufrir las consecuencias hasta exclamar “Consumado es”. Al inclinar su cabeza y entregar su espíritu, cumplió con la obra que le había sido encomendada. El camino que había comenzado en Belén entró a su destino final. Había llegado a la meta. “Consumado es”.

También significa la culminación del amor de Jesús. Con este “Consumado es”, Cristo mantuvo su amor hasta el final. En Juan 13:1 leemos “Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que su hora había llegado para que pasase de este mundo al Padre, como había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin”. También el amor de Jesús se perfecciona en la cruz, aunque antes de esto nunca había brotado de sus labios alguna palabra de odio, llamó amigo a quien lo traicionaba. Dirigió una mirada compasiva a aquel que lo negaba. En lugar de quejarse e insultar, perdonó a los soldados que lo crucificaban. Este amor puede verse hasta los últimos minutos de su vida.

A pesar del insoportable sufrimiento físico, emocional y, sobre todo, espiritual, pensó en su madre, entregándosela a su discípulo. Estoy convencido de que Juan, quien se menciona a sí mismo en este pasaje, cumplió esta tarea con todo su amor, pues estaba siendo testigo de la obra de amor universal más grande de la historia. Solo aquel que experimenta de forma personal el amor de Cristo puede amar de la manera correcta. Fue también Juan el que escribió las palabras “Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos”. Y también fue Juan quien exclamó con entusiasmo “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios”.

¿Cuál es la manera más clara en la que se muestra el amor de Dios? La respuesta también la encontramos escrita por Juan: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. Si podemos afirmar que alguien nos amó, con seguridad tenemos que decir que esa persona es el Señor. Y por encima de este maravilloso amor se encuentran las palabras “Consumado es”. ¿Ya conociste y aceptaste este amor? Y si lo hiciste, ¿amas con este amor a los demás?

También encontramos la consumación de la salvación. Después de todo lo visto hasta ahora no necesitaríamos ni siquiera mencionarlo, pero claro, por supuesto que se consumó también la obra de salvación. El ser humano se encontraba en su naturaleza pecaminosa, lejos de Dios, pero todo aquel que cree en Jesús, que le pide perdón por sus pecados y lo recibe en su vida es y será salvo por siempre de la carga de sus pecados y de la culpa de ellos. Un hallazgo arqueológico resulta muy revelador en lo referente a la palabra tetelestai, que es traducida “Consumado es”. Durante algunas excavación se encontraron recibos comerciales de la época de Jesús sobre los que estaba escrito con letras muy grandes “tetelestai”, es decir, “totalmente pago”. Gracias a este hallazgo podemos comprender un poco mejor el significado de esta palabra en boca de Jesús. La deuda por los pecados estaba totalmente saldada, el poder del pecado había sido quebrantado, y nuestros pecados perdonados por la eternidad, si tenemos nuestra fe puesta en Jesucristo, por supuesto.

Los millares de sacrificios fueron como pequeñas cuotas iniciales e incompletas. Pero gracias a la muerte de Jesús, el informe de deuda de nuestras vidas dice “pagado”. Esta es la razón por la que podemos decir con el apóstol Pablo “¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aún, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros”. El autor a la carta de los hebreos confirma que Jesús vino de una vez por todas para quitar de en medio el pecado por el sacrificio de sí mismo. No es necesario decir nada más. No necesitamos realizar obras, unirnos a una religión o temer respecto a nuestra salvación eterna. Aquel que se apropia por fe del sacrificio de Jesús puede gozar del perdón eterno de sus pecados. La culpa ha sido borrada para siempre y la salvación está asegurada porque Jesús exclamó “consumado es”.

 Y, para terminar, también hay una consumación de la victoria. La victoria sobre el pecado, la muerte y el diablo se logró en la cruz con el “Consumado es”. Pablo escribió: “Mas a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús, y por medio de nosotros manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento” (2ª Cor. 2:14). También nosotros podemos experimentar esta victoria en nuestras vidas cotidianas, y, al finalizar nuestros años aquí en la Tierra, animarnos a dar con absoluta paz el paso hacia la eternidad, pues lo damos con aquel que dijo “Consumado es”, y luego ascendió a los cielos para estar con el Padre. ¡Qué bendición tener a un Cristo que exclamó en la cruz “Consumado es”! Que Dios los bendiga.

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