Compartiendo la mesa de Navidad

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Mirta y Gustavo son un matrimonio que abre las puertas de su casa y su familia para invitar a aquellas personas que no tienen con quién pasar la Navidad. En el programa de hoy te invitamos a conocer su historia y cuál es la motivación detrás de este acto de servicio y amor práctico.


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EX1 Navidad 2022 – Entre Amigas –
Compartiendo la mesa de Navidad



Entrevista a Mirta y Gustavo Esteiro

Victoria: Bienvenidas, amigas, nuevamente a Entre Amigas. Nos estamos acercando a la fecha de la Navidad y por eso les traemos un programa especial acerca de personas que abrieron su corazón a hacer una actividad un poco diferente en Nochebuena y en Navidad, así que este es el ejemplo de Mirta y Gustavo Esteiro, un matrimonio que abre sus puertas a personas que no tienen con quién pasar estas fechas. Muchos, por diferentes razones pasan estas fechas tan especiales lejos de sus casas, de sus seres queridos, y esa es la experiencia de muchos misioneros. Mirta y Gustavo han albergado misioneros de Puerto Rico, Colombia, Perú, México durante estas celebraciones, sobre todo en Nochebuena, así que Mirta, Gustavo, gracias por acompañarnos hoy. ¿Cómo están?

Gustavo: Hola, ¿qué tal? Es un gusto también para nosotros.

Victoria: Antes que nada, queremos conocer un poco sobre ustedes. Son un matrimonio, son uruguayos ¿en qué ciudad residen? ¿Tienen hijos, nietos? ¿Desde hace cuánto tiempo son creyentes?

Gustavo: Es que en mi caso soy creyente desde aproximadamente 1995, por ahí. Mirta tiene más historia en esa aventura.

Mirta: Sí, yo tengo una historia de más de 40 años en el camino con el Señor. Nosotros Estamos casados hace 31 años. Tenemos 3 hijas ya mayores de edad, una está casada, pero todavía no tenemos nietos.

Victoria: Residen en Montevideo, ¿no?

Gustavo y Mirta: Sí.

Victoria: ¿Son de Montevideo o son de alguna otra ciudad del interior?

Gustavo: Yo soy de San José.

Mirta: Pero nos conocimos en Montevideo y vivimos aquí.

Victoria: Queríamos compartir esta experiencia que han tenido ustedes, que han tenido la oportunidad de invitar a distintos misioneros para que durante esta fecha especial compartan con ustedes esa mesa que a veces uno la reserva para compartir con sus seres queridos, pero hay quienes tienen ese sentimiento de albergar a otros, de mirar un poco para afuera y ver a quienes están pasando lejos de casa. En el caso de ustedes esa experiencia ha sido con misioneros, ¿cómo ha sido esa experiencia? ¿Hace cuánto tiempo que lo llevan a cabo?

Mirta: Bueno, esto empezó ya hace más de 10 años. No fue algo intencional, sino que se dieron las situaciones y nos lo planteamos como familia porque valoramos mucho la familia y pasar en familia, entonces justamente esto de pensar en otros hermanos lejos de sus tierras, lejos de sus familias, fue algo que nos movió, sobre todo en fechas tan especiales, fechas de encuentro.

Gustavo: Quiero aclarar, además, que en nuestro sentir también está esto de recibir a personas solas. No necesariamente misioneros, pero personas solas. Dentro de esa clasificación muchas veces aparecen los misioneros también, como personas que no están tan acompañadas en el país como otros, pero es por eso más que nada que invitando a personas solas aparecieron también los misioneros. Las cosas se dieron juntas de esa manera. Sí tuvimos la oportunidad, me acuerdo, de invitar a una familia entera, que él era de puerto rico y ella de Colombia, y también, se encontraban completamente solos a dos meses de haber llegado al país, y conocer el asado nuestro y todas las familiaridades que eso crea los impresionó mucho.

Victoria: Claro, acá se come mucha carne. ¿Les llamó la atención la cantidad de carne que comemos los uruguayos?

Gustavo: Totalmente, y la variedad, la manera de hacerla, toda la previa, todo eso les gustó mucho.

Mirta: Y además la convocatoria de estar juntos. No solamente es el tema del alimento sino ese espacio de amistad, de afecto, y más desde una perspectiva en común de nuestra fe en Cristo.

Victoria: Claro. También recibieron personas solas, me decían ustedes. ¿De qué edades? Porque a veces uno se imagina que personas más mayores, por diferentes circunstancias con tienen con quién pasar, pero ¿en qué circunstancias es que estas personas pasan con ustedes?

Gustavo: En algún caso eran personas un poco mayores, pero en otros no tanto. Tendrían una edad promedio de entre 35 y 40 años. Se destaca más esto de las personas solas porque sus hijos se van, incluso a otro país, o se distanciaron por diferentes razones, entonces esto de las personas solas y la edad ya un poco avanzada es muy corriente. Sobre todo, porque la soledad en las personas mayores es algo que todos conocemos.

Victoria: Sí, es algo que se va dando a lo largo de la vida. Ustedes hablaban de que particularmente les tocó compartir con misioneros. ¿Hay muchas diferencias culturales? ¿Ustedes aprendieron también cosas que ellos les propusieron a la hora de celebrar, que por ahí tienen que ver con el país de donde vienen, las comidas, o cómo se hacen las celebraciones? ¿Hay alguna cosa en particular que ustedes observaron?

Mirta: Siempre estaba eso pintoresco de que cada uno traía algo típico de su país, algún alimento típico o alguna costumbre, pero lo que creo que resaltábamos sobre todo era esto de celebrar a Jesucristo juntos, a quien trasciende fronteras y costumbres. Pero siempre era muy pintoresco porque había algún canto, alguna costumbre, algo que hacía referencia a las raíces de cada uno.

Gustavo: Me acuerdo, por ejemplo, que recibíamos gente de Perú que traía su arroz chaufa, porque era el arroz que ellos preparaban y para nosotros era totalmente novedoso. Y los mexicanos que invitamos traían sus propios picantes para la comida, porque para ellos nuestra comida era insípida en algunos aspectos.

Victoria: Bueno, no sé si hay alguna anécdota en particular que recuerden, no sé si la invitación surge de ustedes, si se va dando naturalmente ¿cómo es?

Mirta: Por lo general ha surgido de notros, de ver a las personas solas y entre nosotros tener ese acuerdo de invitarlos. Muchas veces han quedado como sorprendidos, pero muy agradecidos, muy felices, y les cuentan a sus familiares en sus países que van a pasar las fiestas con una familia. De hecho, muchos nos han llamado su “familia uruguaya”, y eso es muy lindo, es como esta cosa del ida y vuelta, es eso que dice la Palabra de atender al extranjero y hacerlo sentir bien recibido. Practicar eso ha sido muy grato en nuestra familia.

Gustavo: Sí, agrego que esa fue una de las motivaciones principales, esto bíblico de atender al extranjero, pero también al huérfano y a la viuda. Y es triste mencionarlo, pero es también una realidad que en nosotros hay misioneros que además de ser extranjeros han quedado viudos, y entonces coincidía todo esto de ponerle especial atención a la gente que viene de otro país, pero que también tiene otras características de soledad. Porque hay misioneros que están muy acompañados, pero otros no tanto. Entonces como que ponerle atención a eso ha sido como una característica familiar. Y no solamente en fechas navideñas, a lo largo del año hemos hospedado a algunas personas o hemos sacado a pasear a misioneros para que conozcan Montevideo y que conozcan nuestra cultura, entonces esto de atender al extranjero lo tenemos muy presente, nos gusta mucho hacerlo.

Mirta: Y también me hace pensar que en esas fechas se movilizan las emociones. Los festejos, las celebraciones movilizan las emociones. Entonces ese mover cuando una persona está lejos de su tierra, lejos de su parentela, de sus amistades, de la gente con la que creció es muy difícil. Y poder abrir la casa para un espacio así, recibirlos, hacerlos sentir como en casa y a gusto es muy lindo, muy grato, muy disfrutable, y es tener un ida y vuelta con ellos.

Gustavo: Pero, además, tu nos preguntabas por una anécdota, y recuerdo a una familia que el papá era puertorriqueño y ella colombiana, que tenían muy poco tiempo de haber llegado a Uruguay y no habían probado nada relacionado con la carne asada como la hacemos nosotros, o cosas de ese estilo, entonces fue muy gracioso porque yo les servía chorizo, les gustaba el chorizo, les servía asado, les gustaba el asado, le servía esto le gustaba eso, ¡les gustaba todo! No tenían problema con nada, y tomando en cuenta que no venían del país, que tenían otras costumbres culinarias, eso fue muy gracioso porque no hicieron problema con nada, que quizás los uruguayos cuando vamos a otros países tenemos más resistencia al probar otros tipos de alimentos, pero ellos no.

Victoria: Sin duda, a nosotros quizás nos cuesta un poquito más. Les quiero agradecer a los dos por este tiempo y por abrir sus corazones para contarnos esta experiencia, y por último les quería preguntar qué es lo que les deja a ustedes como personas, como creyentes, tener este gesto con estas personas que, en estas fechas, como mencionábamos en repetidas oportunidades, se pueden sentir solos o tal vez están un poco más vulnerables. ¿Qué ha significado para ustedes? Y ¿Qué les dirían a otras personas? Porque quizás esto también sea una motivación para que otros se animen a mirar hacia afuera y contemplar las necesidades de las personas que los rodean.

Gustavo: Completamente. Para nosotros es una satisfacción enorme recibir gente en casa, sean extranjeros o no, pero particularmente esa inclinación por los extranjeros nos hace mucho bien. A mí me encanta hacerlo, pero sé que los uruguayos somos a veces muy familieros. Aún así, los animo a que reciban gente en la casa, que detecten gente que está sola, y que inviten. En una celebración de navidad siempre hay lugar para más. Es como esto de repartir afecto, y que les llegue también a personas que están solas y que tal vez no tienen un abrazo, un beso de navidad, un gesto de afecto, y ni siquiera quizás un plato de comida. Eso le hace bien al que lo recibe, por supuesto, pero a uno le hace muy, muy bien también. Es muy enriquecedor.

Mirta: A mí me hace pensar en esto que a veces hablamos y predicamos del amor en acción, amor práctico, en cosas concretas. Esto es un desafío para muchos, tal vez los que estén escuchando esto pueden llevarse el desafío de tener un amor práctico, un amor en acción. El amor enriquece a todos, al que lo da y al que lo recibe, porque no es que uno no ha recibido, uno ha recibido mucho también, ha recibido el cariño, la compañía, el intercambio de experiencias, la alegría de ver al otro alegre, de saberse bien recibido. Es bueno sentir eso, y como cristianos, y entendiendo el mensaje del evangelio de tender esos puentes de amor, que es lo que viene a hacer Jesús por nosotros, tender misericordia, amor, compasión y ver cómo eso es sanador también, es gratificante.

Gustavo: Y me acordaba ahora con lo que decía Mirta, esto que dice la Biblia de que uno se alegra con los que se alegran, y es emocionante ver en vivo y en directo a las personas mandando grabaciones mostrándoles a sus familiares en otro país donde están, les muestran con quién están, qué están comiendo, y la alegría de las familias de ver a las personas bien recibidas, eso también es muy emocionante.

Victoria: Yo les quiero agradecer muchísimo a Mirta y a Gustavo por habernos contado su experiencia en este programa, felicitarlos por lo que hacen, también como matrimonio, porque está bueno que los dos se acompañen en esa iniciativa, que haya el mismo sentir, así que los felicitamos porque han hecho mucho por estas personas, y esperando que quienes escuchen se puedan sentir motivados a hacer algo parecido. A los dos, muchísimas gracias, esperamos poder estar nuevamente en contacto aquí en el programa en algún momento.

Mirta: ¡Muchas gracias!

Gustavo: ¡Muchas gracias a ustedes!

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