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El pastor Herman Hartwich nos continúa hablando de la adolescencia en el silgo XXI, esta vez desde la perspectiva de los padres. Nos cuenta desde su experiencia personal, cómo ha vivido la crianza de sus cuatro hijas. Te invitamos a conocer los consejos que Herman tiene para los padres: Guiarse por la Palabra de Dios, ser de ejemplo, estar presentes, pedir perdón cuando nos equivocamos, y muchos más.


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EA805 – Entre Amigas –
Adolescencia en el siglo XXI – Parte 2



Entrevista al Pastor Herman Hartwich

Victoria: Continuamos en Entre Amigas, ha llegado el momento de la entrevista y seguimos en esta charla con el pastor Herman Hartwich. En el programa anterior estuvimos hablando sobre las distintas situaciones que viven las adolescentes, y cómo poder ayudarlas. Hoy nos queremos dirigir a las madres, a aquellas mujeres que tal vez están teniendo que enfrentar o que lidiar con muchas cosas. Una vez más gracias, Herman, por estar con nosotros.

Herman: ¿Qué tal? Victoria y todas las personas que están escuchando este programa, es un placer estar aquí hoy. Quiero decirles que cuando participo de este programa les estoy hablando con el corazón y de las vivencias nuestras como padres, como educadores, como pastores y como abuelos también.

Victoria: Y realmente es muy bueno, yo estoy disfrutando mucho de la charla.

Herman: Gracias.

Victoria: Estábamos hablando de cómo ser un padre, una madre cercana. Mencionábamos antes de comenzar la entrevista algunas de las problemáticas con las que se pueden estar enfrentando nuestras amigas madres. Tal vez alguna problemática del embarazo adolescente de alguna hija, tal vez algún problema de adicción, un hijo con depresión, o simplemente falta de motivación en la vida. Hoy en día cuesta mucho motivar a un adolescente para que estudie o para que tenga una meta de quién quiere ser.

Herman: Sí, es muy difícil el tiempo que estamos viviendo porque los padres tenemos que convivir con una serie de cosas, de situaciones, de influencias muy grandes. Estamos en una competencia abierta, manifiesta en esta sociedad donde a veces los chicos piensan que el padre de tal es mejor que el suyo porque hace tal o cual cosa, o porque otros padres permiten ciertas cosas que los suyos no. Entonces los padres nos encontramos con esa competencia, nuestros hijos nos ponen en una posición muy difícil muchas veces. Especialmente los padres cristianos sufren mucho esto, porque los compañeros que son de familias no cristianas tienen otras libertades, mientras que ellos no. Pero aprendemos en la Biblia que un buen padre, una buena madre, se interesa con sus hijos, se preocupa por sus hijos, saben dónde están, y sabe con quién están. De hecho, el día de la madre yo hablé acerca de María y encontré que aún en las pocas menciones de la virgen María en el Antiguo Testamento, encontramos enseñanzas maravillosas para nosotros como padres.

El problema es cuando llega un punto en el que los padres están lejos de los hijos a causa del trabajo, de las responsabilidades. A su vez, los hijos van a la escuela o al liceo, a inglés, al club, y los llenamos de actividades porque no queremos que estén solos o que estén desocupados. Pero cuando llegan a la casa ya se van derecho a dormir y prácticamente no tienen contacto con los padres.

Si bien cada vez se hace más difícil tener tiempo con los hijos, debemos buscar calidad en ese tiempo. Que sea un tiempo de calidad, un tiempo que no debe faltar. Y para esto la Biblia es maravillosa. El Señor, que con toda su sabiduría creó al hombre, a la mujer y a la familia, Él decretó que la Palabra de Dios debe ser el centro de nuestras vidas, de tal forma que cuando nos levantamos, durante el día y al acostarnos, tenemos que juntarnos para meditar en la Ley de Dios. Porque cuando la Ley de Dios se hace una realidad en nuestras vidas, realmente las hace magníficas, porque la Ley de Dios nunca nos va a llevar al libertinaje o al despropósito.

Entonces la problemática que viven los adolescentes hoy en día no es que los adolescentes han cambiado, que son problemáticos, que ya no se puede con los chicos de hoy en día, todo eso es mentira. El problema somos los padres, nosotros formamos a los hijos como queremos. Cosechamos lo que sembramos. Yo esto se lo dije a un colega cuando su hijo tenía 5 años. Le dije: Si vos no cambiás ahora, llegará un momento en el que tu hijo te va a pasar por arriba. Y efectivamente, a los 15 años, ya no pudieron más, y no hubo psicología que le sirviera. Entonces, cuando nos manejamos por directrices humanas, fallamos. Pero si nos manejamos por las directivas de Dios, el resultado es distinto.

Victoria: Así que ahí tenemos el primer consejo: Guiarnos con la Palabra de Dios.

Herman: Aún así, nadie está libre de que acontezcan cosas desagradables en la vida, cosas que ni las esperamos. Nosotros estamos rodeados de tentaciones, tenemos grandes enemigos, empezando por nuestro propio ego. También tenemos nuestro enemigo el mundo, con su sistema, y el diablo. Estos enemigos procuran destruir la vida, pero Jesucristo vino para rescatar la vida, por eso siempre hay esperanza. Se dice que la esperanza es lo último que se pierde. Mientras hay vida, hay posibilidades. De hecho, no somos ajenos a tener experiencias que hubiésemos preferido no tener. En lo personal, nosotros tuvimos que enfrentar muchas experiencias, pero la más dura fue cuando una de nuestras hijas quedó embarazada. Yo pensé que mi mundo se terminaba, pero Dios, después de muchas lágrimas, encaminó eso para bien. Fue un muy duro camino que transitamos, pero la Palabra de Dios fue muy fortalecedora para nosotros. También el aliento de las personas, no solamente cristianas sino también no cristianas. Y lo maravilloso de todo esto, de haber tenido que pasar por ese valle tan duro fue que hoy ellas son felices, y todos están sirviendo al Señor. Y yo creo que la trampa que el diablo nos tendió, Dios lo transformó para bien. De hecho, me ha tocado administrar a tantos padres que han pasado por la misma experiencia, y yo puedo decirles que los puedo entender, porque nosotros también lo pasamos. No quisiéramos haberlo pasado, pero Dios lo permitió para enseñarnos, para amonestarnos, pero también para prepararnos para ayudar a otras personas.

El tema de la adolescencia es casi inexplicable. Es muy difícil responder la pregunta de por qué pasan estas cosas.

Victoria: Sí, yo como tía, que es lo que conozco, veo que hay veces que no queremos que pasen determinadas cosas, y queremos tener a los seres queridos en una cajita, protegidos. Pero también pasa que a raíz de las cosas malas o de las experiencias que están teniendo, llegan a tener después un conocimiento de Jesús como su salvador, como su perdonador, y qué importante que es eso. Porque sí, en el momento nos duele, pero qué lindo ver como Dios tiene el poder para cambiar las cosas para bien, y darse a conocer.

Herman: Claro. Vamos a hablar de padres cristianos, por ejemplo. Es muy importante que nosotros sembremos sin desmayar, pero no palabritas nada más, sino también el ejemplo. Porque yo estoy muy cansado de ver padres cristianos diciendo: “¿Eso te enseñaron en la Iglesia?” o “Mirá que la Biblia dice tal cosa”, pero ellos no lo hacen. Entonces nuestros actos hablan más fuerte que nuestras palabras. Cuando los hijos encuentran contradicciones en sus padres, vamos a tener hijos rebeldes, hijos que van a hacernos la contra. A mi hay chicos que me han dicho, hablando de sus padres, “usted los conoce en la iglesia nada más, pero no los conoce como son en casa.” Esto pasa demasiado seguido, que nosotros tenemos una apariencia en público y otra apariencia en privado. Y los chicos nos calan así en el aire, saben de la hipocresía de los padres. Quizás ellos también son hipócritas, pero para ellos lo peor es que sus padres sean hipócritas. Las mentiras de los padres marcan las vidas de los hijos, y genera en ellos que sigan el mismo vicio después.

Victoria: Y muchas veces el tema de que un padre diga, por ejemplo, “no puedo con la vida de mi hijo.” Tiene que ver muchas veces con la manipulación del joven, ¿no?

Herman: Sí, totalmente. Porque yo creo que cuando llega al punto de decir “no puedo”, ya es tarde. Tiene que poder, desde que se nace. Al chico se lo forma desde el nacimiento o desde antes de nacer. ¿Qué pasa? A veces nosotros le damos tanta libertad al niño, cuando empieza a caminar, cuando empieza a hablar, y todo es gracioso, las cosas se dejan pasar. Cuando dice la primer mala palabra, y te reís, le contás a la tía y al tío, y le festejás las diabluras, en vez de corregirlo. Cuando queremos acordar, hemos perdido el control. De hecho, el otro día conté la historia de una madre que tuvo que presentarse en la corte porque su hijo de 16 años había delinquido. Entonces era a determinada hora, y como llega un poco tarde entra apresuradamente, pide perdón al juez y le dice: “discúlpeme juez, por llegar un poco tarde.” Y el juez le dice: “Señora, usted ha llegado 16 años tarde.” Y cuando yo leí esta historia fue una lección para mí. A veces llegamos demasiado tarde. En vez de estar con nuestros hijos desde el comienzo, primero les dimos piola, y después cuando quisimos ajustar la piola ya era tarde, porque ya habían ido más lejos de lo que nosotros deberíamos haberles permitido. Entonces, a los padres o madres que están escuchando: No lleguemos tarde. Procuremos estar presentes en la vida, en el corazón de nuestros hijos, y eso va a hacer que nuestros hijos no lleguen a extremos.

Victoria: Lo que darían muchos padres por un rezongo a tiempo, ¿no? Y hoy tal vez ven a los hijos en caminos que no entienden.

Herman: Yo creo que hoy en día también se manifiesta esta necesidad en los chicos, la necesidad de la presencia de los padres. La manifiestan en la rebeldía, porque es una forma de reclamar. Es como el que amenaza con suicidarse, por ejemplo. Está reclamando presencia de otras personas en su vida, comprensión, ser escuchado. Nuestros hijos, a través de la rebeldía también están haciendo un reclamo. Yo, por ejemplo, viví con un padre que nunca se interesó por mí. Entonces, como él nunca me castigó, yo considero que él nunca me quiso. Mi madre me castigaba lo necesario, y yo me enojaba con ella, pero gracias a ella yo salí derecho, y fue la persona que más amé en mi vida, y le agradecí toda la vida por todo lo que ella hizo por mí, siendo muy rigurosa en cuanto a las exigencias de vida, de moralidad, de honradez, de estudio, y de preparación.

Entonces, hay una cosa que nosotros hemos vivido con nuestras hijas, y es entrenarlas para la vida. En ese entrenamiento para la vida, nosotros siempre les manifestamos que no somos perfectos. Es muy importante que los padres no nos creamos perfectos y ejemplares, porque tenemos muchas fallas. Muchas veces yo le tuve que pedir perdón a mis hijas, porque castigué a una y había sido la otra, o por cosas así, pequeñitas. Pero si decimos: yo soy tu padre, soy mayor, hago lo que quiero, mientras estés bajo mi techo vas a hacer lo que yo digo, cosas así, el hogar se transforma en una dictadura. Yo quiero decirles a las madres: Habrá momentos en la vida en los que tu tendrás que humillarte delante de tu hijo, llorar con él, y pedirle perdón. No se imaginan lo que ganamos los padres pidiéndole perdón a nuestros hijos cuando los hemos ofendido, cuando les hemos ocultado una verdad, cuando abiertamente le hemos dicho una mentira, o los hemos lastimado sin razón. Porque a veces los padres están mal entre ellos, o porque le fue mal en el trabajo vienen con mal carácter, y la Biblia dice que nosotros no debemos hacer de ellos el escape de nuestra ira. Si yo estoy enojado con mi patrón o con mi cónyuge, no lo puedo volcar sobre mis hijos. Y si lo hicieron, pidan perdón, es el secreto para un éxito en la crianza de los hijos.

Victoria: Ha sido un gusto conversar con usted, Herman. Amigas, con todas estas cosas que escuchamos, que podamos quedarnos meditando, tanto las que son mamás como las que un día, si Dios quiere, lo van a ser, que podemos tener estos consejos guardados en nuestro corazón. Gracias, Herman.

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