Cómo abordar el abuso sexual infantil

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La médica psiquiatra Alicia Casas nos acompaña en este programa para contarnos acerca de lo que ha aprendido trabajando en Claves, un programa de Juventud Para Cristo destinado a prevenir el abuso sexual y maltrato hacia los niños y adolescentes. No te pierdas de conocer sus consejos para prevenirlo y cómo en el caso de que haya ocurrido.


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EA1058 – Entre Amigas –
Abuso sexual infantil



Entrevista a Alicia Casas

Victoria: Queridas amigas, es un gusto estar con ustedes, gracias por acompañarnos. Este es el tiempo de la entrevista en Entre Amigas y hoy nos acompaña una nueva amiga, Alicia Casas, que nos va a estar hablando sobre abuso sexual. Te agradecemos mucho, Alicia, por estar con nosotros. ¿Cómo estás?

Alicia: Estoy bien, gracias a ustedes.

Victoria: Alicia, ¿podría presentarse para que nuestras amigas la conozcan un poco más?

Alicia: Sí, yo soy médica psiquiatra y trabajo desde hace 25 años en el programa Claves, que es un programa de Juventud Para Cristo de Uruguay, y que está orientado a desarrollar propuestas para prevenir el abuso sexual y el maltrato hacia niños y adolescentes. La página web es claves.org y ahí pueden ver si les interesan el tipo de propuestas que hacemos.

Victoria: Sin dudas, y hay diferentes programas que están funcionando con esos objetivos, ¿no?

Alicia: Sí.

Victoria: Alicia, ya metiéndonos en el tema del abuso sexual, me gustaría preguntarle qué es. Porque muchas veces hay tipos de abuso sexual que las personas no consideran y hay como un desconocimiento, una idea medio general de lo que es, pero nada en concreto.

Alicia: Mirá, de manera muy sintética podemos decir que el abuso sexual hacia niños, niñas o adolescentes es la imposición por parte de un adulto, o también por parte de un adolescente, de una conducta de tipo sexual. Lo más resumido sería la imposición de una actividad de tipo sexual a un niño, niña o adolescente. En general se hace a través del chantaje, de la seducción, de las amenazas, de los engaños, y suele darse en la mayoría de los casos en el contexto de personas conocidas o de confianza.

Victoria: Alicia, ¿qué señales hay para detectar que un niño, niña o adolescente esté padeciendo abuso sexual?

Alicia: Una de las dificultades en este tema es que, como el abuso muchas veces se da por parte de personas de confianza, esto hace que los niños, por ese vínculo afectivo que hay y porque el agresor se ocupa de hacerlo sentir así, muchas veces se sienten culpables y responsables de la situación de abuso. También se sienten avergonzados, tienen miedo, y eso hace que muchas veces no hablen. Otras veces no hablan porque están amenazados, porque están silenciados, y realmente cuando logran hablar es porque una persona en el entorno ha logrado un vínculo de confianza y de protección en el entorno, y el niño o niña percibe que esa persona le va a creer, aunque piense que ha hecho que está mal, que es sucio, vergonzoso o lo que sea. Entonces poder tener vínculos de confianza es importante.

Cuando hablamos de cómo darse cuenta, hablamos de los indicadores de situaciones que nos señalan o muestran que algo puede estar pasando. La mayoría de los indicadores son bastante inespecíficos, pueden responder a muchas cosas que le estén pasando a los niños. Pero hay cosas que son muy importantes y que a veces no son tomadas como indicadores. Quizá el primer indicador es un niño o una niña que habla de una situación de abuso sexual. Con sus propias palabras, a su manera, a veces parcialmente, de a poco, pero tenemos que tomar eso en cuenta como el principal indicador. Un niño o una niña que cuenta con una situación que nos evoca algo de ese tipo. En segundo lugar, los cambios. Si nosotros estamos en contacto con un niño y vemos cómo es su vida cotidiana en la escuela, en la casa, en los estudios, con los juegos, muchas veces lo que uno puede observar es el cambio. Este cambio muchas veces se observa en la escuela. Un niño o una niña que iba muy bien y de repente empieza a irle mal, o que estaba muy contento y deja de estarlo, o que dormía bien y ahora deja de dormir bien, que jugaba mucho y dejó de jugar, o cualquier cambio en la vida de los niños. Algunas cosas quizá un poco más específicas que deben llamar la atención son, por ejemplo, las conductas sexualizadas en niños o en niñas que no las tenían previamente, y que uno no encuentra otras explicaciones. Por supuesto, si hay indicadores físicos también son muy importantes, pero esa es la menor cantidad de los casos. Ya sea algún tipo de lesiones o lesiones recurrentes en la zona vaginal, en la zona anal y, por supuesto, cosas que rompen los ojos como enfermedades de transmisión sexual o un embarazo temprano. Pero esto se da en la minoría de los casos. En la mayoría de los casos lo que se puede observar es el relato del niño y el cambio en lo que es la vida normal de este niño.

Victoria: Y al encontrarnos en una situación como esta, es un terreno muy difícil de pisar, ¿no? De cómo abordar una situación como esta. ¿Cuáles son los consejos para poder abordar una situación de abuso una vez que está confirmada, digamos?

Alicia: Cuando un niño o una niña nos cuenta una situación de abuso, obviamente nosotros entramos en crisis porque es algo que nos impacta mucho, y a veces las primeras acciones son tremendamente terapéuticas. Las primeras acciones que ese adulto de confianza pueda desplegar son muy importantes. Cuando un niño o una niña cuenta algo, de alguna manera como que nos ha elegido para contarnos algo que seguramente le ha costado mucho contar. Entonces quizás el primer consejo, y que parece sencillo, pero no lo es, es creer lo que el niño o la niña nos está contando. Porque sabemos que la inmensa mayoría de los niños y niñas que hablan de abuso sexual corresponden a situaciones reales que pueden ser certificadas por otras vías, y que es pequeñísimo el porcentaje de relatos que no corresponden a la realidad. Así que, en primera instancia, creer. Creer y tratar de mantener la calma, tratar de controlar nuestra ansiedad, no empezar a preguntar como desesperados si pasó esto o si no pasó o lo que sea. Si nosotros nos perturbamos y mostramos muchísima perturbación, es muy probable que ese niño o esa niña se retracte. Son muy frecuentes las retractaciones. Quizás dice “no, en realidad lo soñé”, “en realidad le pasó a otra persona”, o cosas así. Entonces creer, en primer lugar, tener una actitud de escucha. No necesariamente tenemos que saber todo, lo que tenemos que saber son algunas cosas muy pequeñas que son útiles porque ahí nuestra responsabilidad empieza a ser proteger.

O sea, el objetivo de cualquier tipo de intervención o de cualquier cosa que hagamos debemos tenerlo claro. Quizás lo primero es asegurar que el abuso se interrumpa. Eso es lo primero, y parece muy sencillo, pero no es tan así. En segundo lugar, asegurar la reparación de las consecuencias que ese abuso pueda haber tenido en la vida de ese niño, niña o adolescente, y también las consecuencias de la revelación que eso pueda tener. Entonces creer, pensar cómo eso se detiene, y cómo enfrentar la reparación de las consecuencias. Si nosotros somos un papá, una mamá, un educador, una maestra, lo que precisamos saber es: esto que me está contando, ¿está ocurriendo ahora? ¿O es parte del pasado? ¿Es algo que ocurrió hace dos años, o es algo que está ocurriendo hoy y esta noche va a ocurrir nuevamente si yo no hago algo? Eso sí lo tenemos que saber porque las determinaciones que vamos a tomar son importantes. Otra cosa que tenemos que saber es qué tipo de amenaza utilizó el agresor. Preguntando, por ejemplo, qué le dijo que le iba a pasar si lo contaba. Porque seguramente algo le dijo, y precisamos saber eso para desactivar esa mentira que la persona le dijo como “nadie te va a creer”, o “tu mamá no te va a querer más”, o “te van a echar de la escuela”, o “todos los vecinos y compañeros de la escuela se van a enterar”, o “voy a matar a tu mamá o a tu papá”. Tenemos que saber qué amenaza utilizó el agresor para desactivarla.

También debemos preguntarle al niño de qué cosas tiene miedo. Pueden ser de naturaleza muy diferente, tenemos que escuchar atentamente, ver si tal vez hay otro niño u otra niña que esté en peligro. Entonces, primero creer, segundo proteger, y tercero asegurar la reparación de las consecuencias. Y como esto es algo muy complejo, tenemos que pensar que no podemos estar solos o solas. Es importante decirle al niño “¿Qué te parece si buscamos a otra persona que nos ayude?” Porque no podemos hacer las cosas a espaldas de los demás. “¿Qué te parece si le contamos a alguien para que nos pueda ayudar a pensar qué es lo que vamos a hacer?”. Tiene que ser, en lo posible, con su consentimiento. Cuando le preguntamos al niño, también cosas como “¿Qué es lo que tú querés que pase? ¿Qué es lo que querés que yo haga?” No porque necesariamente vayamos a hacer eso, sino porque tenemos que saber qué es lo que quiere. Quizá lo único que quiere es que sepa que eso ocurrió hace mucho tiempo, es algo del pasado, y que simplemente le creamos; quizá quiere que lo ayudemos a contárselo a la mamá; quizá quiere no ver nunca más a esa persona, quizá su cuerpo está mal; entonces tomar en cuenta lo que los niños o las niñas tienen como expectativa. Después veremos si podemos ajustarnos a eso o no, pero tomar las cosas de la mano del niño. Es como que el niño cuando nos comenta algo de ese tipo, es como que nos extiende la mano, y nosotros agarramos esa manito. Nosotros no somos necesariamente expertos en abuso ni nada por el estilo, pero somos expertos en la confianza con ese niño. Y bueno, de alguna manera iremos con él o con ella de la manito a través de todos los pasos que haya que seguir, e iremos explicando cada paso, diciendo por qué hacemos tal cosa o por qué hacemos tal otra. Los niños entienden absolutamente todo si les explicamos, y si comprenden las razones por las cuales hay que hacer determinadas cosas, y les calma muchísimo la ansiedad que vayamos explicando qué vamos a hacer en cada paso, y que hacemos las cosas que hacemos para su protección.

Victoria: Una cosa que me gustaría preguntarle, Alicia, es que justamente hablaba de la reparación o del después. ¿Qué cosas es necesario hacerle saber al niño en el después? Porque es una marca que sin duda va a quedar de por vida, pero no necesariamente toda su vida tiene que estar condicionada a esta situación que le pasó. Entonces ¿qué es importante decirle, transmitirle, mostrarle a ese niño que sufrió abuso?

Alicia: Eso que vos decís es muy importante, porque no podemos transmitir que esto es algo que te marcó toda la vida, algo que determina tu vida, es todo lo contrario. La experiencia también nos muestra eso, o sea, de alguna manera es como la metáfora de un accidente: No debió ocurrir, pero ocurrió, y nos vamos a recuperar de eso y vamos a seguir adelante. Ese es el mensaje, que de esto nos vamos a recuperar y vamos a seguir adelante. Tenemos que mostrar siempre una visión esperanzadora. Si nosotros miramos a un niño que ha sido abusado como un niño que tiene la vida arruinada, probablemente le daño ahí lo estamos haciendo nosotros. Nosotros tenemos que mirarlo como un niño que ha sido víctima de algo malo, pero que eso no puede determinarle la vida. A veces somos las personas del contexto las que terminamos haciendo el daño, porque terminamos haciéndole creer al niño que esto le cambió la vida, le alteró la vida y le dejó una marca para siempre.

Uno no pierde la memoria de las cosas que ha pasado, pero las cosas que ha pasado deben quedar en el pasado. Acá es muy importante poder saber que en realidad todos los niños que han sufrido experiencias de abuso sexual ameritan a una evaluación psicológica, psiquiátrica, médica, una evaluación que permita orientar hacia dónde debemos ir. Quizá hay un trastorno que es muy habitual, que se llama el Trastorno de Estrés Post Traumático, y la evaluación te va a decir qué es lo que necesita este niño o niña, si necesita un tratamiento con tal orientación, cosas así. El tener una evaluación nos permite saber hacia dónde tenemos que ir con ese niño o con esa niña. A veces no hay manifestaciones inmediatas, pero puede haberlas a largo plazo. O sea, puede haber eventos de vida que después reactiven estas situaciones y no es raro ver, de repente, personas que han tenido abusos en la infancia y que realmente los han superado bien y han seguido con su vida, porque el objetivo es ese, seguir con la vida. Es el concepto de la resiliencia. Tropezamos, nos caemos, pero nos levantamos. A veces pasa que cuando la gente crece, cuando tiene una pareja, o tal vez cuando tiene un hijo, se da cuenta de que hay algo del pasado que todavía está molestando, y entonces ahí hay que pedir ayuda nuevamente. O sea, pensando en los oyentes, como adultos, que es muchas personas tienen historias de abusos. Si yo me doy cuenta de que ese abuso es parte de mi pasado, quizás ya es parte de mi pasado y por lo tanto no joroba en mi presente. Pero si me doy cuenta de que esa experiencia molesta mi presente, ahí tengo que pedir ayuda. O sea, si el abuso de mi infancia es parte de mi presente como adulto, tengo que pedir ayuda, porque hay maneras de trabajar esas situaciones. Entonces, pensando en los oyentes, si hay cosas del pasado que joroban mi presente, es importante pedir ayuda.

Victoria: Alicia, para ir terminando, desde el punto de vista espiritual, ¿qué respuesta le podemos dar a alguien que ha padecido abuso o a alguien que tal vez está ayudando a alguien que ha padecido abuso? ¿Qué es lo que le podemos decir, qué es lo que tiene la fe que pueda ayudar en esta situación?

Alicia: Esas situaciones tan difíciles nos interpelan en nuestra fe, en nuestra manera de creer, y el abuso especialmente el abuso emitido por personas de confianza tiene la potencialidad de afectar individualmente todas las áreas, pero también espiritualmente. Porque es muy difícil. Si yo pienso que Dios me mandó el abuso, eso es algo terrible. Entonces nosotros como cristianos debemos tener claro que ninguna cosa mala viene de Dios. Que el abuso no viene de Dios. En esto hay que ser radicales. No podemos pensar, creer que Dios manda el abuso a los niños. Eso es un disparate, y sin embargo lo escucho por ahí a esas cosas. Entonces, en primer lugar, saber que ese no es el deseo de Dios, que Dios está enojado, dolido, triste, molesto, furiosos con lo que algún adulto ha decidido hacerle a un niño. Esto no es voluntad de Dios. Dios no es así. Eso hay que transmitirlo, porque muchos niños creen eso, que Dios es el que manda el abuso para probarlos. No. El tema del mal en el mundo y de por qué existe es un tema muy complejo, y no hay respuestas fáciles. Pero sí podemos decir que Dios es amor y que Dios no manda esto. Dios no manda el abuso.

En segundo lugar, me parece que es importante poder transmitir que Dios ama a ese niño de una manera en la que no puede amarlo más. O sea, el sentimiento de ser indigno, de estar sucio, de estar manchado, puede ser muy fuerte en los niños. Y creer que no son dignos de que Dios los ame, de que los quiera, no hay manera, y eso tenemos que asegurárselo, de que Dios pueda quererlos más a esos niños. De alguna manera transmitir que Dios busca y desea la justicia, que la justicia no se opone al amor. No es venganza, es buscar la justicia. Otra cosa que se le dice a veces a los niños es que tienen que perdonar. Que si son cristianos tienen que perdonar. Y no podemos hacer eso tan livianamente. Es un atrevimiento muy grande. El perdón es una gracia, es un proceso, un proceso que puede llevar mucho tiempo, que puede llevar años y que no se puede obligar. Y es algo que acá no es lo más importante, no es lo primero. Lo primero es responsabilizar al adulto por sus acciones y por el daño que les ha hecho a otros. Y en todo caso, el perdonar no es renunciar a la justicia. Yo puedo renunciar a la venganza, pero no tengo por qué renunciar a la justicia, y la justicia tiene que llegar por un lado o por otro. Por la justicia humana, y si la justicia humana no alcanza llegará la justicia divina de alguna manera. Los que creemos en la justicia divina nos damos cuenta de que muchas de las cosas que no son alcanzadas por la justicia humana no pueden escapar a la justicia divina. Pero, sobre todo, asegurar el amor de Dios a ese niño o a esa niña, la compañía, que Dios lo ama profundamente, que Dios no lo culpa, que no es un pecado el que un niño haya sido víctima de abuso sexual. Y enfatizo esto porque muchos niños creen que son responsables del abuso, que ellos lo han provocado, que ellos lo han buscado, y que es algo sucio, feo que está en ellos. Y no es así. Esto es algo que un adulto decide hacerle a un niño para satisfacer determinados deseos, no considerando que es una persona, no considerando que un niño es imagen de Dios, y que cuando un adulto le hace un mal a uno de estos pequeños, ya sabemos lo que dijo Jesús: “más le valdría que le colgaran al cuello una gran piedra de molino y lo hundieran en lo profundo del mar”, antes de hacer daño a uno de los pequeños. Los adultos que han hecho daño a los niños tienen que responsabilizarse por el daño que han hecho, responsabilizarse por el daño que han hecho, pedir ayuda y estar dispuestos a enfrentar las consecuencias. Dejar de hacerlo en primer lugar, y después asumir las responsabilidades.

Victoria: Totalmente. Muy claros los conceptos, Alicia, y muy útil todo lo que hemos escuchado. Muchas gracias por este tiempo con nuestras amigas y bueno, qué bueno que los programas se sigan desarrollando, que sigan buscando acompañar y que sigan buscando poder estar cerca de la vida de niños con diferentes problemáticas, pero que no estén solos. Ha sido un gusto tenerte.

Alicia: Gracias, y hay una frase final que quería decirle a los oyentes. Los oyentes que puedan haber sido víctimas de abuso o de distintos tipos de malos tratos en la infancia, es importante que tengan la certeza de que no hay nada, pero nada, pero nada, que ellos pudieran haber hecho para que merecieran sen tratados de esa manera. No hay nada que podría haber dado el derecho de que los maltrataran, de cualquier forma.

Victoria: Sí, súper importante eso para la vida y para lo que hablábamos de la restauración posterior. Alicia, muchísimas gracias por estos minutos, por conversar con nosotras, a nuestras amigas las invitamos a que continúen en la escucha porque hay más programa.

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