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Título: ¿Cuál Jesús? (Parte 2)

Autor: Dave Hunt
PE1448

El evangelio es simple y preciso, no dando margen a interpretaciones erróneas ni concesiones. No puede ser negociado, ni cambiado a gusto de los tiempos y las culturas. No existe otra esperanza para la humanidad, ni ninguna otra manera de ser perdonados y llevados de nuevo a la presencia de Dios, excepto por esta puerta estrecha, y por este camino angosto. Pues el mismo Señor Jesús nos dice que cualquier camino más largo lleva a la destrucción.


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Hola amigos, en el programa pasado leímos este pasaje de 2 Corintios 11:1 al 4: 

«¡Ojalá me toleraseis un poco de locura! Sí, toleradme.

 Porque os celo con celo de Dios; pues os he desposado con un solo esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo. Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo. Porque si viene alguno predicando a otro Jesús que el que os hemos predicado, o si recibís otro espíritu que el que habéis recibido, u otro evangelio que el que habéis aceptado, bien lo toleráis».

Y también el de Marcos 8:29, que dice así: 

«Entonces él (Jesús) les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy?«

La vez anterior les comenté también que una vez escuché que alguien dijo: «»Hermano, no estoy interesado en ningún aspecto de tu enseñanza doctrinal. Lo único que me importa es saber si la persona con la que hablo ama a Jesús. Si alguien me dice eso, no interesa a qué iglesia asiste, es mi hermano en Cristo.’ A todas las personas que piensan así, sería bueno preguntarles: ¿Cuál Jesús», ésta es una pregunta clave para todo creyente en Cristo. Pues, a menudo, frases gastadas como «»nos unimos con todo aquel que invoca el nombre de Cristo’ no hacen más que encubrir el ecumenismo. Las enseñanzas sectarias sobre Jesús abarcan todas las ideas anti-bíblicas que se puedan imaginar. El «»Jesucristo’ de los Santos de los Últimos Días, por ejemplo, no podría estar más alejado del Jesús de la Biblia. Esto lo vimos cuando analizamos sus creencias en el programa anterior.

Hoy continuando con el tema, quiero comenzar hablando del Jesucristo de la secta de la ciencia mental (Ciencia Cristiana, Ciencia Religiosa, o Escuela de la Unidad del Cristianismo, entre otros nombres), este Jesús no difiere de ningún otro ser humano. Para ellos, «»Cristo’ es una idea espiritual de Dios, y no una persona. Jesús ni sufrió ni murió por los pecados de la humanidad, debido a que el pecado no existe. Es más, él ayudó a la humanidad a dejar de creer que el pecado y la muerte eran reales. En eso consiste la «»salvación’ para la así llamada Ciencia Cristiana.

Los Testigos de Jehová también aman a Jesús, pero no al Jesús de la Biblia. Antes que el Jesús de ellos naciera aquí en la tierra, era el arcángel Miguel. Él esun dios, pero no Jehová Dios. Cuando su Jesús se hizo hombre, dejó de ser dios. El Jesús de los Testigos de Jehová no resucitó físicamente; Jehová resucitó su cuerpo espiritual, escondió su cuerpo físico, y ahora, nuevamente, Jesús existe como un ángel llamado Miguel. La Biblia promete que cuando un creyente en el Señor Jesucristo muere, él o ella inmediatamente van al cielo para estar con Jesús (así lo leemos en 2 Cor. 5:8; y en Fil. 1:21 al 23). Con el Jesús de ellos, sin embargo, sólo 144.000 Testigos de Jehová tienen ese privilegio, pero no en el momento de la muerte, ya que cuando mueren son aniquilados. Es decir, pasan un tiempo indefinido en un estado inactivo e inconsciente, dejando por tanto de existir. No obstante, mi comunión de amor con el Jesús de la Biblia, no puede detenerse, y es eterna.

Los católicos romanos aman a Jesús. Ése fue mi caso personal por más de veinte años de mi vida, pero ese Jesús era muy diferente al Jesús que conozco ahora y al cual amo. Algunas veces, Él aún era un bebé o un jovencito, que estaba a la sombra protectora de su madre. Cuando quería Su ayuda, me aseguraba de orar a Su madre en primer lugar. El Jesús al cual oro ahora, ha dejado de ser niño hace unos 2000 años. El Jesús que amaba como católico residía corporalmente en un tabernáculo pequeño en el altar de nuestra iglesia, mientras, a la vez, habitaba simultáneamente en millones de pedacitos de pan en todo el mundo. Mi Jesús hoy día, es el Hijo de Dios resucitado (físicamente), y no habita en objetos inanimados. El Jesús católico que conocía era el Cristo del crucifijo, su cuerpo estaba permanentemente colgado de la cruz, lo cual simbolizaba el perpetuo sacrificio de la misa y su inconclusa obra de salvación. Hace casi dos milenios, el Jesús bíblico pagócompletamentela deuda de mis pecados. Para salvar a alguien, Él no necesita de los siete sacramentos, la liturgia, el sacerdocio, el papado, la intercesión de Su madre, las indulgencias, las oraciones a y por los muertos, el purgatorio, ni ninguna otra cosa. Los católicos romanos que dicen amar a Jesús, pese a que se pueden denominar católicos carismáticos, católicos evangélicos, o católicos nacidos de nuevo, en realidad aman a un Jesús que no es el Jesús bíblico. Es «»otro Jesús.’

Incluso, algunos que proclaman ser evangélicos, promueven un Jesús diferente. Los así llamados maestros de la fe y la prosperidad promocionan un Jesús que materialmente fue próspero. Según el evangelista John Avanzini, cuyas refinadas vestimentas reflejan sus enseñanzas, Jesús vestía ropas similares a la de los reyes y los mercaderes prósperos de la época. El predicador Robert Milton proclama que el ser pobre es un pecado, y como Jesús era sin pecado, debió ser extremadamente rico. El maestro de la confesión positiva, Fred Price, explica que él conduce un Rolls Royce por la sencilla razón que está siguiendo el camino de Jesús. Oral Roberts dice que debido a que Jesús y sus discípulos tenían un tesorero (Judas), deben haber tenido mucho dinero.

Además de predicar un Cristo que era materialmente acaudalado, muchos de los maestros de la fe, tales como Kenneth Hagin y Kenneth Copeland, proclaman un Jesús que descendió al infierno y debió ser torturado por Satanás para poder completar la expiación de los pecados de la humanidad. Ése no es el Jesús que yo conozco y amo.

El Jesús de Tony Campolo mora en todos. El predicador televisivo Robert Schuller presenta un Jesús que murió en la cruz para darnos auto-estima. Como apoyo a este Jesús, los psicólogos cristianos y muchos predicadores evangélicos nos dicen que su muerte en la cruz prueba nuestro infinito valor ante Dios, y que es la base para nuestro valor propio. No sólo existe una variedad de «»Cristos’ que son promocionados individualmente, sino que la «»iglesia’ psicológica contemporánea, dice que la verdad sobre Jesús no es tan importante para nuestra salud psicológica como nuestra propiapercepciónde Él. Ése es el fundamento para la actual enseñanza llevada a cabo por Neil Anderson, el cual proclama una psicología espiritual, juntamente con otros que promocionan técnicas de sanidad emocional que no son bíblicas. De esta forma se nos enseña que tenemos que perdonar a Jesús por situaciones en el pasado en las cualessentimosque Él nos decepcionó o nos lastimó emocionalmente. ¿Cuál Jesús?

La comunión con Jesús es el corazón del cristianismo. No se trata de algo imaginario, sino de la realidad. Jesús literalmente mora en todos aquellos que depositan su fe en Él como Señor y Salvador (así está escrito en Col. 1:27; y Jn. 14:20; y 15:4). La comunión que tenemos con Él es tanto subjetiva como objetiva. Nuestras experiencias personales ygenuinascon Jesús están siempre en armonía con Su palabra objetiva (como se desprende de Is. 8:20). Su Espíritu nos ministra Su palabra, y ese conocimiento es el fundamento para nuestra comunión con Él (como podemos leer al respecto en Jn. 8:31; y Fil. 3:8). Nuestro amor por Él es demostrado y aumenta por medio de nuestra obediencia a lo que Él nos ordena; nuestra confianza en Él es fortalecida a través del conocimiento de lo que nos revela sobre sí mismo (esto lo vemos en Jn. 14:15; y Fil. 1:9). Jesús dijo, «»Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz’ (así está escrito en Jn. 18:37). En la medida que nosotros, como creyentes, tengamos falsas creencias o conceptos sobre Jesús y sus enseñanzas, socavamos nuestra relación vital con Él.

No hay nada mejor en esta tierra que el gozo de la comunión con Jesús y con aquellos que lo conocen y son conocidos por Él. Por otro lado, nada podría ser más trágico que ofrecer nuestra adoración aotro Jesús, uno inventado por los hombres y los demonios. Nuestro Señor profetizó que muchos serían presa de un gran engaño, precisamente antes de su regreso (esto lo podemos leer en Mt. 24:23 al 26). Habrá muchos que, debido a las señales y milagros que realizarán en Su nombre, se convencerán a sí mismos que conocen a Jesús y lo sirven. A ellos se les dirigirán estas serias palabras de Mateo 7:23: «»…Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad’. El preguntarle a alguien «»¿Cuál Jesús?’, lejos de ser una pregunta que cause división, puede ser el servicio más amoroso que podamos realizar en estos días. Pues, la respuesta a dicha pregunta tiene consecuencias eternas.

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