Caleb – Su Compañero y Su Legado (2ª parte)

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Caleb

Su Compañero y Su Legado

(2ª parte)

Autor: Esteban Beitze

En medio de la noche oscura de la incredulidad, desazón y cobardía, aparece una luz que ilumina el camino, que da confianza y seguridad. Es un hombre que, en medio de la oposición y grandes retos, demostró ser un líder íntegro, capaz y perseverante. Ese hombre fue Caleb. Hoy, como nunca antes, la mies del Señor requiere de creyentes y, sobre todo, de líderes firmes, íntegros, que sirvan de ejemplo para otros. Caleb lo fue, tú también lo podrás ser. ¿Estarás dispuesto a ser usado por Dios?


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PE1480 – Estudio Bíblico – Caleb – Su Compañero y Su Legado


 


Estimados amigos, estamos llegando al final del estudio “Verdadero Liderazgo Espiritual”. Hemos considerado muchos aspectos de la vida y personalidad de Caleb, este líder íntegro, capaz y perseverante, que seguramente han sido de mucha bendición para nosotros. Finalmente, hemos llegado al capítulo titulado:

Caleb – Su Legado

Estos últimos mensajes, entonces, estarán dedicados al legado de Caleb. Veremos cuáles son las cosas que él nos transmite.

En primer lugar, nos transmite valor

Cuando alguien va al frente con valor, siempre es un ejemplo inspirador para otros. Una de las claves del éxito que tuvo Alejandro Magno radicaba en el hecho de que, en cada batalla que tenían que enfrentar, él se lanzaba contra el enemigo al frente de su tropa. Esto infundía valor y ánimo a sus soldados.

La vida valerosa y confiada en Dios que llevaba Caleb, impactó profundamente en su sobrino Otoniel. Todas las historias del actuar de Dios con su pueblo, y sobre todo con su tío, lo tienen que haber impresionado. ¡Qué interesante habrá sido imaginarse qué era lo que había ocurrido, cuando los espías regresaron de observar la tierra! Podemos suponer que su imaginación volaba, intentando dibujar en su mente los peligros y situaciones difíciles que su tío tuvo que enfrentar allí y el alivio que experimentaron al poder volver sanos y salvos.

¡Cómo habrá sido la algarabía con la cual habrán sido recibidos con las muestras de los frutos de la tierra! ¡Cuánto le habrá gustado probar de aquel enorme racimo de uvas que su tío había traído de Escol! Pero ¿qué habrá sentido este jovencito cuando se enteró que de repente, todo el pueblo se levantó contra su tío y hasta lo quiso matar? Habrá escuchado asombrado las valientes palabras dichas entonces:“… Subamos luego, y tomemos posesión de ella; porque más podremos nosotros que ellos”; y también cuando dijeron: “… ni temáis al pueblo de esta tierra; porque nosotros los comeremos como pan; su amparo se ha apartado de ellos, y con nosotros está Jehová; no los temáis”.

Este ejemplo de valor no quedó sin frutos. La vida de Otoniel quedó profundamente impactada por el ejemplo de valor y confianza de Caleb, pero también al saber de primera mano acerca del juicio de Dios sobre los incrédulos y cómo, en cambio, premió la valiente confianza de Caleb en el Señor. Cuarenta y cinco años después de estos eventos, encontramos a Otoniel peleando al lado de su tío, cuando éste decidió enfrentar al pueblo y a la región de los gigantes. Entonces, cuando Caleb ofreció una oportunidad a los más jóvenes para demostrar su valentía, Otoniel no dudó en aceptar el reto:“De aquí (Caleb) subió contra los que moraban en Debir; y el nombre de Debir era antes Quiriat-sefer. Y dijo Caleb: Al que atacare a Quiriat-sefer, y la tomare, yo le daré mi hija Acsa por mujer. Y la tomó Otoniel, hijo de Cenaz hermano de Caleb; y él le dio su hija Acsa por mujer”(de esto leemos en Jos.15:15 al17; y en Jue.1:10 al 13). Otoniel significa“Dios es poderoso”, y él hizo honor a su nombre confiando en el Dios Todopoderoso, siguiendo el ejemplo de Caleb.

Más tarde, este Otoniel se convirtió en juez de Israel. Después de la muerte de Josué, el pueblo dejó de lado a Dios y empezaron a adoptar la idolatría de los pueblos que habían quedado entre ellos sin echar. Por esta razón, Dios los entregó en manos enemigas.“Entonces clamaron los hijos de Israel a Jehová; y Jehová levantó un libertador a los hijos de Israel y los libró; esto es, a Otoniel hijo de Cenaz, hermano menor de Caleb. Y el Espíritu de Jehová vino sobre él, y juzgó a Israel, y salió a batalla, y Jehová entregó en su mano a Cusan-risataim rey de Siria, y prevaleció su mano contra Cusan-risataim. Y reposó la tierra cuarenta años…”De este modo, el sobrino de Caleb pudo convertirse en el libertador de su pueblo. Lo aprendido de Caleb, y su ejemplo, había llevado fruto.

En segundo lugar, Caleb transmite responsabilidad

La conquista más difícil – la región de Hebrón – en donde vivían los gigantes ya había sido lograda. Caleb, al frente del ejército, había llevado a cabo una victoria absoluta sobre el enemigo más temido. Pero la conquista seguía. A sólo unos 15 kilómetros al sur de allí, se encontraba la ciudad de Debir o Quiriat-sefer. No ofrecía el mismo peligro que Hebrón, pero también era un reto fuerte el tener que combatir y conquistar esta ciudad. Caleb había sido ejemplo y una referencia de valor y responsabilidad. Pero ahora, también veía la necesidad de ir delegando la tarea.

Caleb no era de estos líderes que existen en muchos lugares, los cuales se eternizan en el poder. Son los“Diótrefes”(que encontramos en 3 Jn. 9) de las iglesias y ministerios, que no se dan cuenta que llega un momento en que hay que darle lugar a los más jóvenes, preparados de antemano para este fin y con los dones correspondientes. Se sienten como imprescindibles. Piensan que nadie puede llevar a cabo las tareas con la misma eficacia que ellos. Y aunque esto fuera cierto, esta experiencia la consiguieron en base a probar y también a equivocarse. Ahora otros necesitan empezar a acumular experiencia, y qué mejor si pueden ir tomando la responsabilidad en diferentes tareas. Obviamente, al principio no se les debe dar una“Hebrón”para conquistar. Empecemos con una “Debir”, con un reto menor.

Moisés fue un líder que supo delegar. Empezó a darle responsabilidades a Josué, y éste se volvió un maravilloso y fiel líder que al fin, lideró al pueblo entero en la conquista de la tierra prometida. Caleb actuó de la misma forma. Buscó formar líderes más jóvenes, para que con confianza en Dios tuvieran el valor de enfrentar los retos que significa liderar un pueblo en el temor de Dios. No existe cosa más triste que ver a un líder anciano, que empieza a perder la vitalidad y a veces inclusive lucidez, y que no deja su lugar a otros. Quiere seguir manejando todos los asuntos.

Evidentemente no podrá hacerlo de la mejor forma, y lo más triste es que “apagará el Espíritu” al impedir que otros hermanos más jóvenes puedan ir desarrollando sus dones. Esto tampoco significa que se tenga que apartar a los más viejitos de todas sus responsabilidades. Conozco casos de líderes de iglesias que a pesar de seguir con un impacto público muy grande, dieron un paso al costado para que la siguiente generación tomara las riendas. Pero ellos siguieron como “ancianos consejeros”, por cualquier duda o dificultad que hubiera. Si en todo buscamos que la obra del Señor avance, jamás tendremos problemas en delegar una responsabilidad en hermanos más jóvenes.

En tercer lugar, Caleb transmite bendición

Caleb también transmitió las bendiciones recibidas. En el capítulo 15 de Josué tenemos la historia del casamiento de Acsa, la hija de Caleb y la petición de ella por“… fuentes de aguas. Él entonces le dio las fuentes de arriba, y las de abajo”(así leemos en el vs. 19). Caleb le había dado ya las tierras del Neguev por heredad, y ahora suma las fuentes de aguas por petición de su hija. Pero no sólo le otorgó una heredad terrenal, sino que le transmitió valores espirituales. Su ejemplo fue único en Israel. Éste fue el legado más importante. Nos podemos imaginar a esta joven creciendo en el hogar del héroe de la fe. No sabemos cuándo nació, pero fue en algún momento del recorrido por el desierto.

Fue su padre el que le contó las historias de la salvación de la cautividad egipcia. Seguramente fue su padre quien le enseñó el amor por la Ley de Dios. ¡Cómo se habrá sentido la pequeña al enterarse de la tarea de espionaje en la tierra enemiga! ¡Qué desesperación habrá sentido cuando su padre le contó cómo todo el pueblo se volvió en su contra y hasta casi lo matan! Pero creo que una de las cosas que más habrá impactado a esta muchacha, debe haber sido la confianza que él tenía en Dios, a pesar de las circunstancias. Su ejemplo de humilde sujeción a la voluntad de Dios durante 45 años de espera, hasta que se cumpliera la promesa de Dios, no pasó sin dejar una profunda marca en su vida. Al ver el valor que mostró su padre al querer recibir la promesa de Dios, ella quiso tener parte de esa tierra prometida y la pidió.

Como padres, buscamos que, en lo posible, nuestros hijos tengan un futuro promisorio. Procuramos, mientras esté a nuestro alcance, que tengan estudios para tener una buena salida laboral y, así, un futuro relativamente garantizado. Nos gustaría poder dejarles una buena herencia. Todo esto es muy bueno si estamos en condiciones de hacerlo.

Pero nada es comparable con el legado espiritual que les podemos dejar. ¡Cuántos hijos han despilfarrado una buena herencia en poco tiempo! ¡Cuántos hay que a pesar de haber podido estudiar y ser profesionales, llevan una vida lamentable, fracasaron en sus matrimonios, sucumbieron a las adicciones, buscan la felicidad y la satisfacción y no la encuentran! A pesar de tener tanto, les falta lo principal. Les falta un buen legado espiritual. Teniendo esto, poseyendo poco o mucho, habiendo estudiado o no, muchos se convirtieron en personas cuya vida está marcada por el gozo, la paz y la bendición de Dios.

Estimados amigos, ¡qué apasionante está este relato de lo que nos ha transmitido Caleb! Pero como el tiempo se ha acabado, les invito a acompañarnos en el próximo programa donde continuaremos con este punto y abordaremos el siguiente. ¡Hasta entonces y que Dios les bendiga!

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