La apostasía del tiempo final (8ª parte)
4 diciembre, 2020
¿Todas las personas irán finalmente al cielo?
8 diciembre, 2020
La apostasía del tiempo final (8ª parte)
4 diciembre, 2020
¿Todas las personas irán finalmente al cielo?
8 diciembre, 2020

Anahir López, profesora de literatura, intérprete en lengua de señas y directora del Liceo Evangélico Bethesda nos cuenta acerca de su experiencia al contagiarse de covid-19. Te invitamos a conocer más sobre los síntomas, cómo enfrentó la enfermedad junto con su familia y qué consejos trae para aquellos que enfrentan una situación difícil que genera ansiedad y miedo respecto al futuro. ¡No te pierdas de conocer más sobre su experiencia!


DESCARGARLO AQUI:
EA1006 – Entre Amigas –
Transitar covid-19



Entrevista a Anahir López

Victoria: Es un gusto, amigas, compartir nuevamente con ustedes este espacio de Entre Amigas. Hoy estamos con Anahir López, quien nos va a estar contando de su experiencia. ¿Cómo estás, Anahir?

Anahir: Bueno, muchas gracias, Victoria, por la invitación. Un saludo para ti y para todas las hermanas que nos están escuchando.

Victoria: Anahir, para conocerte un poco más, ¿podrías presentante para nuestras amigas?

Anahir: Sí, cómo no. Como tu ya lo dijiste, Victoria, mi nombre es Anahir López, tengo 41 años, estoy casada, tengo dos hijos, una nena llamada Paulina de 11 años y medio, y un varón que se llama Ignacio y que acaba de cumplir 4 años. Conozco al Señor Jesús desde mi primera infancia, mis papás y mi abuela materna son cristianos, mi papá es pastor evangélico, y me crie con el evangelio. Siendo una adolescente el Señor tocó mi corazón y si bien yo ya lo había aceptado como mi Señor y Salvador comencé a servirle, específicamente y hasta hace un poquito tiempo, con los jóvenes. Por otro lado, también me dedico a la docencia, soy profesora de literatura, tanto en el sistema público como en el privado tengo el privilegio de trabajar hace muchos años ya en el Colegio y Liceo Evangélico Bethesda, del cual tal vez muchos de ustedes han escuchado hablar, y soy exalumna de ese lugar, por eso para mí siempre ha sido muy especial Bethesda. Actualmente tengo la posibilidad de trabajar como profesora, y desde hace 10 años que soy directora del sector secundaria, es realmente una bendición de Dios.

También soy intérprete de lengua de señas, hace muchos años que trabajo con estudiantes sordos instruidos en aula en el liceo IAVA. Así que bueno, mi vida transcurre entre adolescentes, repartida entre la docencia, la gestión y en este rol de intérprete. Y ni que hablar, como dije al comienzo, soy mamá así que imagínense, el trabajo que tenemos. Como dije, hace muchos años que trabajo con adolescentes y jóvenes y a partir de este año estoy más enfocada, porque todo tiene un ciclo también, todo tiene un tiempo, en el trabajo con las damas.

Victoria: ¿Y cómo es que te alcanza esta noticia de que estás contagiada de covid-19, que es de lo que vamos a estar hablando? ¿Tuviste algún síntoma, tuviste algún malestar, tenés idea de dónde sale? Les contamos a nuestros oyentes que, en Uruguay, desde donde estamos grabando el programa, por ahora hay un registro bastante estricto de cómo se llevan los contagios. ¿Cómo fue en tu caso?

Anahir: Bueno, les cuento. En mi caso digamos que la situación no tuvo que ver con que yo estuviera, al menos conscientemente, en contacto con algún positivo. Yo me enteré de que tenía covid-19 el domingo 29 de marzo. No sé si todos los que viven en Uruguay recordarán que el sábado 14 de marzo el gobierno determinó la suspensión de las clases presenciales. Yo desde el lunes 16 hasta el miércoles 18 estuve yendo al colegio porque teníamos que organizar la modalidad de las clases, ya que íbamos a contar solo con la virtualidad. El viernes 20 fui a otro de mis trabajos y el domingo 22 a la tarde fuimos a hacer uno mandados al supermercado con mi esposo y me empecé a sentir como cansada, pero no le presté realmente mucha atención. Imagínense que mi caso fue al comienzo de la pandemia acá en el Uruguay, así que asumí que tenía que ver con una semana muy estresante y más nada. El lunes 23, cuando fui a almorzar me encontré con que no sentía el gusto, ni a la bebida ni a la comida. Primero pensé incluso que la bebida estaba vencida, pero después me di cuenta de que era otra cosa. Yo ya había escuchado que uno de los síntomas del covid-19 podía ser la pérdida del gusto y del olfato, así que inmediatamente empecé a buscar desde agua jane hasta perfumes para darme cuenta qué pasaba con el olfato, y fue así como me di cuenta de que había perdido radicalmente, tanto el gusto como el olfato.

Así que me contacté con mi prestadora de salud y me dijeron que yo no estaba dentro de los cuadros de las personas que estaban consultando por covid-19 para hacerme el test. Los tests, al principio, estaban reservados para las personas que tenían tos, fiebre e insuficiencia respiratoria, que no era mi caso. Así que me dijeron eso y además que estos síntomas no estaban constatados científicamente, o sea, que no había suficiente evidencia empírica como para decir que la persona que contrae el covid-19 tiene estos síntomas. A posteriori, ya casi terminando mi cuarentena, la asociación uruguaya de otorrinolaringólogos presentaron un informe en el que dieron cuenta de que la pérdida del gusto y del olfato sí es suficiente evidencia para decir que son síntomas del covid-19. Entonces en esa semana me tuve que contactar con un laboratorio privado, varios de los lugares a los que llamé estaban saturados, no podían hacerme el test, hasta que finalmente uno me vino a tomar la muestra el jueves y el domingo en la mañana recibí el mail con el resultado que decía, efectivamente, que era positivo. A partir de ahí me fueron certificando, primero 15 días, luego 15 días más, y luego una semana más porque el alta me la daban en forma clínica, es decir, una vez desaparecidos los síntomas no me volvían a hisopar. Tanto en el primer caso como en el hisopado que me tuve que hacer porque no me dejaban reintegrarme a uno de mis trabajos en canal 12, tenía que pagarlos, y eran bastante caros. Pero bueno, tuve que hacerlo, y en mi caso a los 12 días de haber empezado con los síntomas me empecé a recuperar, recuperé el olfato y el gusto.

Me reintegré el 1ero de mayo, el día de los trabajadores en Uruguay, ya había recuperado completamente, tanto el olfato como el gusto y el hisopado me dio negativo, porque sabemos que hay personas que incluso sin síntomas les sigue dando positivo el hisopado. Así que esa fue mi situación, yo no conozco con quien o dónde pude haberme contagiado, de hecho, hoy en día conozco a dos o tres personas más que han tenido covid-19 nada más. Así que bueno, me quedé en mi casa, con mi esposo y mis hijos en cuarentena, ellos no presentaron ningún síntoma durante esos días, si tuvieron o no covid-19 no lo sabemos porque implicaba hacer tres tests particulares y en realidad, como me decía la pediatra de mis hijos, no ameritaba porque de todas formas la solución para esto era estar en cuarentena y al recuperarme yo, si evidentemente ellos tenían el virus también, por los tiempos, ya se habrían quedado sanos. Yo supongo que lo tuvieron también, pero de todas maneras en mi casa yo quedé todavía más aislada de ellos, traté de tener el menos contacto posible. Así que bueno, esa fue mi experiencia.

Victoria: ¿Cómo fue para ti ir transitando la cuarentena al mismo tiempo de que se iban recibiendo noticias? Porque estamos hablando de una etapa muy temprana en lo que fue la llegada o la confirmación de casos acá en Uruguay, y las noticias iban cambiando todo el tiempo. ¿Cómo resultó eso para ti?

Anahir: Bueno, es cierto. Frente a lo desconocido uno muchas veces tiene preguntas sin responder y eso puede generar ansiedad, angustia, desesperación o miedo, como tú decías. Yo, para ser sincera, no sentí miedo porque, por un lado, nuestra esperanza está puesta en el Señor. Por lo tanto, si me tocó, por supuesto sin actuar imprudentemente, sino que, porque simplemente me tenía que tocar y Dios lo permitió, entonces lo acepto y realmente no sentí miedo. Sentí un poco de preocupación, sí, por un par de cosas. En primer lugar, por mi abuela, que tiene 90 años y mi padre que tiene 70. Nosotros vivimos al fondo de la casa de mis padres y mi abuela materna, que es la que mencioné recién. También viven mis hermanos, uno de ellos que es casado y está con su esposa y su hija, y el otro es soltero y vive con mis padres y mi abuela. Pero vivimos todos en el mismo terreno y habíamos estado en contacto hasta el último momento en el que yo quedé en cuarentena, a partir de ahí no tuvimos más contacto más que mirarnos por la ventana. Pero tenía un poco de preocupación por ellos, sí, más que nada porque lo que se dijo desde el comienzo y aunque ahora ha habido algunas revisiones al respecto, igual la línea es que este virus complica especialmente a las personas adultas grandes, cuanta más edad más complicado, y bueno, sabemos que si hay patologías es más complicado también. Por eso un poco de preocupación y un poco de ansiedad hasta que pasamos todos esos días aislados y vimos que en mi familia no aparecía ningún síntoma, especialmente, como les digo, en mi padre y en mi abuela que son las personas más grandes en mi casa. Pero gracias al Señor no aparecieron síntomas de ningún tipo en ninguno de ellos.

Estaba un poco preocupada por el tema laboral, eso sí, porque bueno, mi esposo es peluquero y todo ese mes encerró nuestra fuente de ingresos también, entonces en ese sentido uno también se preocupa, pero en definitiva debo decir que miedo no sentí porque tengo 41 años, los síntomas eran los que ya mencioné y no tenía ninguno que tuviera que ver con complicaciones respiratorias. Desde el comienzo me he parado frente a esta situación siendo lo más razonable posible, en el sentido de que bueno, es un virus desconocido, con todo lo que eso implica, pero el gran problema de esto es lo rápido que se contagia y lo complicado que sería, como ya hemos visto en muchas partes del mundo, saturar el sistema para poder abordar a tantas personas enfermas graves con este virus. Saturar el CTI, las camas que no son tantas como para abordar un contagio masivo. Entonces bueno, esa creo que es la mayor preocupación, junto con, obviamente, si le toca a una persona anciana o a un adulto con patologías que sabemos que puede ser muy complicado.

Traté de seleccionar lo que escuchaba, también, porque sabemos que los medios de comunicación también hacen el manejo que quieren de la información. Entonces traté de ser bastante selectiva, no estar todo el día con lo mismo, porque no era bueno para la salud mental de nadie. Así que bueno, intenté ir por ese camino y sí lo viví con mucha adrenalina en el sentido de que estaba en casa, como ya dije soy docente, mis hijos estaban en casa con la escuela desde casa también, o sea que, les digo la verdad, no tuve mucho tiempo para reparar en el covid-19 sino que estuve trabajando, coordinando, dando clases por Zoom y acompañando a mis hijos. Obviamente que el encierro sí lo sentimos, especialmente mis hijos y sobre todo el más chiquito, pero bueno, siempre con la mente en que iba a ser por un tiempo y no para siembre.

Victoria: ¿Cuál sería tu palabra, tu consejo para nuestras amigas que están escuchando y que tal vez puede ser que estén enfrentando el covid-19, otra enfermedad o alguna otra situación ante la que se ven desprotegidas, o se ven en medio de situaciones que tal vez no pensaron? ¿Cuál sería tu consejo para nuestras amigas?

Anahir: Bueno, a todas nuestras amigas yo les dejaría dos versículos de la Biblia: Filipenses 4:6 y 7, que dice así: “No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús”. Estos textos de la Palabra de Dios los tengo siempre conmigo, no solo con el covid-19 sino con cualquier circunstancia, como tú decías, adversa, confío, creo en la obra sobrenatural de Dios en nuestras vidas a través de su paz en nuestros corazones y de esa manera cuidándonos, cuidando nuestros pensamientos, porque el mundo de los pensamientos es un mundo complejo, porque emociones sentimos todos, el tema es qué hacemos con esa emoción, cómo interpretamos esa emoción que estamos experimentando. Por ejemplo, con el miedo. El miedo es una emoción que nos apareja una sensación desagradable, y que aparece cuando nos encontramos o cuando percibimos que hay un peligro. A veces hay peligros que son reales, hay veces que hay peligros que son suposiciones nuestras, peligros del presente, del pasado y del futuro, y vemos, obviamente, el miedo como algo negativo.

Ahora, lo interpretamos como algo negativo pero el miedo también es algo necesario. El miedo también nos pone en alerta y nos ayuda a sobrevivir. Un niño chico, cuando todavía no ha desarrollado esto de tener cierto temor o cierta precaución frente a un peligro, si no están los padres sabemos que mete los dedos en un enchufe o lo que fuere. O sea que también el miedo es bueno para sobrevivir. Cuando nosotros sentimos miedo lo peor es empezar a maquinarnos respecto a lo que puede pasar y aún no ha pasado, creo que ahí es donde, justamente, la situación se complica mucho más. Así que yo les dejo estos textos de la Palabra de Dios. Frente a cualquier situación adversa oremos a Él, clamemos a Él, presentemos nuestras peticiones y confiemos en que la paz de Dios va a cuidarnos, va a cuidar nuestras mentes.

También les podría dejar el Salmo 56:3 que dice: “Cuando siento miedo, pongo en ti mi confianza”. Qué linda esta palabra del salmista, ¿no? Que nos habla justamente de esta confianza al 100% de nuestro Dios. Cuando nuestros hijos son pequeños y tienen miedo recurren a nosotros, y es increíble ver cómo una palabra de seguridad, de aliento del padre o de la madre, un abrazo, los hace quedarse tranquilos, calmados, si no se podían dormir se duermen, y creo que así debe ser nuestra relación con Dios. Si él es nuestro padre, entonces su Palabra tiene que hacer ese mismo efecto que la Palabra de los pares que estamos aquí en la Tierra produce sobre nuestros hijos. Esa paz, esa confianza de que lo que dice mi padre, así va a ser.

Y ya para terminar, el Señor nos dice en Isaías 41:10 lo siguiente: “Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa”. Damos gracias al Señor por tenerlo y porque confiamos plenamente en sus promesas. No tengamos temor, no nos angustiemos, y si nos pasa, clamemos a Dios confiando en que Él es nuestra fortaleza, nuestro pronto auxilio y Él es el que nos sostiene y nos da la victoria. Así que hermanas, amigas, no importa la situación que estemos pasando, que nuestra esperanza esté puesta en el Señor. Lo que tenga que venir de nuestras vidas vendrá, y, como dice la Palabra de Dios, a los que aman a Dios todas las cosas les ayudan a bien. Así que confiamos en el propósito divino para nuestras vidas, en la voluntad de Dios para nuestras vidas, porque como dice su Palabra, la voluntad de
Dios es buena, es agradable y es perfecta. Les agradezco mucho por este tiempo y espero que este testimonio les ayude y que sea de bendición para ustedes y para con quienes lo puedan compartir.

Victoria: Muy bien, agradecemos entonces estas palabras compartidas, Anahir, fue un gusto tenerte con nosotras y a ustedes, amigas, las invitamos a que se no se pierdan el próximo programa porque hay más Entre Amigas.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Elija su moneda
UYU Peso uruguayo