Solo alguien mayor puede salvarnos

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Hablamos con Vanessa, parte del equipo misionero de JUCUM en Brasil. Vanessa nos cuenta su testimonio. Ella pasó por muchas situaciones difíciles: el abandono de sus padres, vivir en un hogar para niños en situación crítica, meterse en la prostitución con solo 15 años, una relación abusiva y más. Pero ella encontró una esperanza que cambió su vida por completo: Jesús. Te invitamos a conocer cómo Dios cambió su vida por completo, y cómo puede cambiar la tuya también.


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EA0898 – Entre Amigas –
Solo alguien mayor puede salvarnos



Entrevista a Vanessa

Victoria: Amigas, es un gusto poder estar con ustedes nuevamente. En el programa anterior estuvimos viendo de qué se trata JUCUM y qué es lo que está haciendo este equipo aquí en Uruguay. Hoy vamos a conocer un poco de la historia de Vanessa. Vanessa, te escuchamos.

Vanessa: Hola, soy Vanessa, y voy a resumir un poco acerca del trabajo que yo realizo en JUCUM y cómo llegué allí. Cuando yo tenía 3 meses de edad, mi papá nos abandonó, a mí y a mis hermanos, y se fue de casa. Por esa razón nuestra mamá también nos abandonó y nos dejó con su mamá, nuestra abuela. Así que yo viví con mis abuelos hasta los 11 años, pero en mi corazón siempre quería volver a estar con mi mamá y mi papá. Yo vivía en el campo, y a los 11 años fui a la capital a buscar a mi mamá, pero cuando llegué, mi mamá no me quiso recibir. Ella trató de deshacerse de mí, trató de darme a alguien, pero a mí no me gustaba quedarme con otras personas. Entonces ella tuvo que hacerse cargo de mí desde los 11 hasta los 12 años. Mi mamá conocía un refugio de JUCUM, mi hermana ya vivía en ese lugar. JUCUM tenía ese trabajo de abrigo para niños que estaban en la calle, así que mi mamá llegó a conocer ese lugar, y como ya había dejado allí a mi hermana porque sabía que era un lugar mejor para nosotras, cuando tenía 12 años me llevó a ese refugio de JUCUM que era para niñas en situación de riesgo. Las voluntarias que trabajaban allí ya conocían a mi familia y mi casa. Yo viví en ese refugio por tres años, desde los 12 hasta los 15 años. A los 15 años decidí salir de allí. Yo vivía con 16 muchachas en ese refugio, y muchas de ellas vivían situaciones peores que la mía. Cuando yo salí no tenía límites, no tenía reglas, no tenía autoridades por encima de mí. Como no me llevaba bien con mi mamá peleábamos mucho, así que yo elegía lo que quería hacer con mi vida y lo hacía. En ese momento yo caí en el mundo de la prostitución, a los 15 años. Ahí tuve relaciones con varios hombres y andaba siempre de una ciudad para otra, sin tener un hogar, un lugar al que pertenecía. Cuando cumplí 17 conocí a una persona que tenía 35 años, quien ya tenía una familia. Yo estuve en una relación con él por un año. Él me pegaba y era una situación muy difícil. Cuando cumplí 18 años yo estaba muerta por dentro. Estaba muy delgada, no quería comer, no quería higienizarme, no me importaba nada, en realidad no quería vivir, no tenía motivo para vivir. Estaba muy enferma físicamente, emocionalmente, espiritualmente. Dentro de mí yo sabía que necesitaba de algo, de alguien mayor, superior a mí. Entonces, a los 18 años, recibí una invitación para ir a una iglesia. Yo estaba muy enferma y necesitada, pero en esa iglesia empecé a conocer a Jesús. Después de 2 años entendí que debía volver a JUCUM para tratar de darle a otras personas esperanza, así como habían hecho conmigo cuando tenía 12 años. Entonces volví a JUCUM con 21 años, después de dos años de estar en la iglesia, en los que mi vida cambió completamente. Ahora sí, mi vida tenía sentido, y el sentido era Jesús. Yo volví a JUCUM en el 2014, con 21 años. Hace 4 años que estoy allí, ya fui por varias ciudades de Brasil y por algunos países del mundo, para hablar de ese Jesús que cambia nuestra historia y que nos da esperanza de vivir. Yo siempre digo que la esperanza es como la nafta del auto, que le da la fuerza al auto para que ande. Jesús es la esperanza que necesitamos para caminar en nuestra vida de acuerdo con el propósito que Dios tiene para nuestras vidas, así como yo ahora estoy caminando en el propósito que Dios tiene para mi vida. Es un placer poder hacerlo.

Victoria: Muchas gracias, Vanessa, por contarnos tu historia. Realmente es de esperanza, para nosotros y para todos los oyentes seguramente también. Vamos a seguir conversando con los chicos de JUCUM en el próximo programa, así que las invitamos, amigas, a que no se lo pierdan. Agradecemos también a Juanita, que ha estado haciendo la traducción al español. ¡Hasta la próxima!

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