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Conversamos nuevamente con Yanina Cossime, orientadora familiar, quien nos trae consejos para el manejo efectivo de nuestros tiempos cuando se trata de trabajar y tener una familia. ¿Es posible hacer ambas? ¿Cuáles son los peligros? ¿Qué herramientas tenemos para evitarlos?


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EA 1112 – Entre Amigas –
¿Familia o trabajo?



Entrevista a Yanina Cossime

Victoria: Bienvenidas, amigas, a un nuevo programa de Entre Amigas. En los próximos minutos vamos a estar conversando junto con nuestra columnista y orientadora en temas de familia Yanina Cossime. En este programa vamos a continuar conversando acerca de la familia. Yanina, ¿Cómo estás?

Yanina: Hola, muchas gracias por este espacio, es un placer estar aquí.

Victoria: Yanina, en el programa anterior hablábamos de la familia y de cómo esta impulsa a quienes la integran a desarrollar sus capacidades. Ahora queremos hablar de la familia desde otro punto de vista, hablando también del trabajo, sobre todo de quienes tienen que llevar adelante esa familia, quienes son responsables de aportar a través del trabajo. Muchas veces, a través las ocupaciones que uno desempeña pueden atentar contra el tiempo en familia, suele haber como una especie de contradicción o dilema entre uno y otro, como que uno le roba el tiempo al otro. Así que vamos a estar hablando un poco de ese tema, cómo nos podemos organizar, cuánto tiempo dedicarle a la familia, cuánto al trabajo, quién tiene que sacrificar más, etcétera.

Yanina: Sí, para empezar, tenemos que hablar de que tanto el varón como la mujer, es decir, la persona, está llamada, de alguna manera, a trabajar. Todo lo que hacemos es trabajo. Somos co-creadores en todo lo que hacemos. Está la creación hecha y nosotros vamos inventando, creando cosas con eso. El tema es qué consideramos trabajo. Muchas veces, solo se considera trabajo a aquello que se hace fuera del hogar, y no al trabajo que se hace dentro del hogar. Muchas veces la mujer sale a trabajar fuera de su casa porque se quiere desarrollar profesionalmente, o porque tiene la necesidad de hacerlo, pero muchas veces lo hace porque se desvaloriza el trabajo que hace en el hogar. Y el trabajo que se hace dentro del hogar es muy importante, así que tenemos que poner muy en alto a las mujeres que la mayoría del tiempo son las que lo desarrollan. Pero tanto el hombre como la mujer somos llamados a trabajar, fuera y dentro del hogar. Y hay que valorar los dos tipos de trabajo.

El tema es que se tiene el concepto de que, como el tiempo es un recurso limitado, hay como una guerra frente al tiempo. Hay empresas, hay una cultura empresarial en la que al empleado se le exige cierta lealtad, vivir para esa empresa y a tiempo completo, y la familia es una enemiga del rendimiento en la empresa. Entonces las personas se sienten en el dilema de tener una familia, dedicarse a ella o al trabajo, perdiendo de vista que ambos ámbitos son complementarios. Necesitamos trabajar para tener un ingreso, y también necesitamos la familia porque allí es donde la persona desarrolla sus habilidades, el trabajo en equipo, la comunicación, la autoestima, aprender a tomar desafíos, a manejar la frustración, son todas habilidades que después se ponen en práctica en el trabajo, fuera del hogar. Entonces no debería plantearse este dilema, deberíamos poder tener tiempo para trabajar fuera del hogar y tener nuestros recursos económicos para poder sostener a una familia. Las empresas deberían respetar y fomentar el tiempo familiar, sabiendo que eso es en beneficio de las personas que trabajan para ellas y también del resultado dentro de la empresa. Porque una persona es multidimensional. Tenemos un área laboral, social, en la familia también y en el desarrollo personal. Si no contamos con ese tiempo para dedicarle a nuestras familias, para dedicarle al ocio, para dedicarle también al perfeccionamiento profesional y personal, tarde o temprano, esa tensión interior, ese tironeo va a repercutir negativamente en nuestro rendimiento laboral.

Victoria: Claro, planteás dos cosas entonces. Por un lado, lo que uno tiene que definir de cómo lleva a delante su tarea profesional y cuánto tiempo dedicarle a ella y a su familia, y por otro lado, lo que las empresas deberían tener en cuenta a la hora de trabajar con sus empleados. Pensando en lo primero, en los responsables de llevar adelante el hogar y que cumplen tareas profesionales. ¿Cómo pensás vos que deberían repartir ese tiempo? No digo que des una respuesta específica porque cada persona es diferente, pero ¿qué criterio debería aplicarse a la hora de desempeñar una tarea?

Yanina: Más que cantidad de tiempo, porque cada profesión es diferente, y además depende también de las necesidades que uno tiene en cada etapa de su vida. lo que si hay que tener en cuenta es que la norma debería ser trabajar para vivir, y no vivir para trabajar. Uno se para en ese paradigma y ahí comienza a elegir, según la etapa en la que esté y las necesidades y condiciones que tenga. A veces uno tiene re claro que tiene que trabajar para vivir, el trabajo que tiene le demanda mucho más de lo que quisiera, pero en este momento no tiene trabajo. Hay una cuestión de muchas personas adictas al trabajo, algunas para conseguir prestigios y posiciones, y otras para obtener dinero para luego gastarlo, que muchas veces se va en cosas superfluas que no terminan de llenarnos. Porque si yo para irme de vacaciones a un lugar lujoso una vez al año deterioro las relaciones con mi esposa, con mis hijos, o termino en un divorcio, o la fractura de relación con mis hijos, que no los vi crecer y un día los miro y tienen 15, 16, 20 años, bueno, ahí es difícil. Entonces cuánto dedicarle al trabajo dependerá de la situación económica y las necesidades que uno tiene, de su trabajo, pero siempre desde el paradigma de trabajar para vivir, trabajar para tener los medios para subsistir y para lograr sus objetivos, pero no vivir para trabajar. Eso es clave.

Victoria: Y vos recién hablabas un poco de adicción al trabajo. A veces no son solo las horas que pasamos afuera, sino también a veces uno cuando vuelve a casa queda como enganchado al trabajo. Depende un poco de la tarea que uno realice, pero muchas veces puede pasar, y uno tiene que poner el límite porque si no a veces termina trabajando las 24 horas. Lo bueno, como vos decías, no es solo equilibrar la cantidad de horas que le dedica sino también el esfuerzo o las horas por fuera o emocionales que uno le dedica también.

Yanina: Claro, el tema es que las personas no nos damos cuenta de que la calidad de vida que yo tenga fuera de mi trabajo va a repercutir positiva o negativamente en mi trabajo. Si yo estoy todo el día trabajando dentro y fuera del ámbito laboral, todo el tiempo estresada, con demandas, y la empresa me exige durante mucho tiempo hacer horas extra y esto me lleva a no poder estar en mi casa, no poder cumplir con los compromisos con mi esposo, con mis hijos y eso me trae discusiones y problemas en mi casa, eso tarde o temprano va a repercutir en el trabajo con una falta de rendimiento, faltando al trabajo por enfermedades causadas por el estrés, etcétera.

Es como una mesa de tres patas: Las personas, que no tenemos el poder para decidir sobre todas las condiciones de nuestro trabajo, pero sí nos podemos poner la meta de trabajar para vivir y no vivir para trabajar. Porque somos multidimensionales y todas estas dimensiones son complementarias, no son excluyentes. Otra pata son las empresas, poder ver que el desarrollo que sus empleados tienen fuera de la empresa repercute en forma positiva o negativa en su rendimiento y en la lealtad que tenga el empleado para con la empresa.

También está el tema de las políticas por parte del estado, que permitan este tipo de cosas, como lo que sucede en algunos países de Europa donde se fomenta la vida familiar en cuanto a la presencia de los padres dentro del hogar, entendiendo que el tiempo y la calidad de la crianza de esos hijos repercute en el capital social y en el capital humano a la hora de tener recursos para la sociedad y para las empresas. Fomentan el nacimiento de hijos, que las madres mantengan el ingreso y el puesto de trabajo de modo que se puedan quedar cuidando a sus hijos, etcétera. Y de este modo la mujer no tiene que elegir entre su familia o su vida profesional, porque sabe que hay una etapa para cada cosa. Se forma profesionalmente, se desarrolla profesionalmente, cuando entiende que es momento de dedicarse a su familia se retira momentáneamente de sus obligaciones parentales, y cuando termina de satisfacer las necesidades elementales de su hijo puede volver al mercado laboral sin reproches y sin tener que dar explicaciones.

Así que es un combo de tres patas, lo personal, la empresa, el estado, apuntando al bienestar de la familia, a la participación de las personas en la familia, pero viéndolo como algo positivo para el rendimiento dentro de las empresas, sabiendo que el desarrollo personal y familiar de sus empleados repercute en forma positiva en su rendimiento en la empresa.

Victoria: Yanina, vos hablabas de algunas políticas de gobierno respecto a la licencia maternal, que acá en Uruguay es una licencia de unos tres meses más o menos. Pero más allá de eso, ¿Qué recomendás para las personas que están experimentando exceso de trabajo, mucha demanda personal, que enfrentan estrés, agotamiento? ¿Qué debería hacer esa persona que se siente desbordada, tanto en lo familiar como en lo laboral?

Yanina: Primero, hay que aclarar que a veces no nos damos cuenta de que estamos desbordados. Lo que sí, te recomiendo que si uno se da cuenta de que está desbordado o no sabe por qué le están pasando tantas cosas y no lo puede relacionar con el estar desbordado, hay algo básico que se enseña con los niños que es “para, piensa y actúa”. Entonces cuando vos sentís que estás desbordado o te das cuenta de que hay algo que no está bien, pará. Es necesario parar y pensar. Uno se detiene, deja todo en suspenso por un momento y reflexiona. A veces no puede ser literal, uno no puede dejar de trabajar, pero tiene que buscar ese espacio de tiempo que le permita reflexionar, analizar qué nos está pasando, por qué, qué es lo que queremos para nuestra vida, si queremos esto que estamos viviendo o queremos otra cosa.

Y si yo quiero otra cosa, a veces es necesario hacer un plan de escape: hacer una capacitación, ajustar gastos, porque tal vez tengo una cantidad de gastos que no puedo afrontar si no estoy 12 horas en mi trabajo. Entonces bueno, ver de qué cosas puedo prescindir. Planificar ese cambio y hacer todo lo posible para lograrlo. Si nosotros no hacemos cambios, las cosas no cambian por si mismas. Y por lo general, cuando estamos desbordados las cosas empeoran. Así que lo que yo recomiendo es para, piensa y actúa. Es un semáforo que se trabaja para enseñarle educación emocional a los niños, pero que también es útil para la vida de todos. Aprender a parar, a pensar y a actuar después de haber pensado. Y siempre buscar esto de trabajar para vivir y no vivir para trabajar. Desde mi punto de vista no creo que haya nada material que sea más importante que la sanidad, que la paz interior, en el buen sentido, que estar tranquilo, que estar saludable, tener vínculos sanos, disfrutar le de la vida.

Victoria: Así que se puede lograr, equilibrar la familia y el trabajo.

Yanina: Sí. No deberían ser competidores. Obviamente hay momentos. El tema es no caer en vivir siempre de esa manera, que no sea la constante. Porque un día mirás para atrás y te das cuenta de que se te fue la vida, que rompiste una relación, que tenés una enfermedad y todo eso a cambio de cosas materiales, prestigio, un título, lo que sea. Entonces bueno, les dejo ese consejo: para, piensa y actúa.

Victoria: Yanina, te queremos agradecer nuevamente por haber estado en contacto con nosotras. Y gracias a ustedes, amigas, por acompañarnos una vez más en este programa de Entre Amigas. ¡Las esperamos la próxima y que Dios las bendiga!

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