Enfrentando la culpa (2ª parte)

Enfrentando la culpa (1ª parte)
6 diciembre, 2022
¿Hasta cuándo?
9 diciembre, 2022
Enfrentando la culpa (1ª parte)
6 diciembre, 2022
¿Hasta cuándo?
9 diciembre, 2022

Continuamos conversando con Yeni Kerikian acerca de la culpa. En esta ocasión aprendemos sobre cómo diferentes personajes bíblicos enfrentaron la culpa y de qué formas podemos aprender de ellos. ¿Y tú? ¿Cuál camino vas a elegir? ¿El de la culpa o el de la responsabilización?


DESCARGARLO AQUÍ:
EA1107 – Entre Amigas –
Enfrentando la culpa (2ª parte)



Entrevista a Yeni Kerikian

Yeni: La aceptación viene del tomar, viene del recibir, del dejar entrar, de algo activo. Es tomar contacto con la experiencia. La aceptación de las situaciones es totalmente contraria a la resignación. La resignación es pasiva, es no cambiar la relación con lo que nos desagrada, es decir, yo no hago nada para que las cosas no me desagraden más, entonces me resigno, tengo una actitud pasiva, vivo de esa manera y no trato de generar un cambio. No busco una acción orientada a ese cambio. Por eso, cuando hablamos de la culpa hablamos de aceptarnos. Aceptarnos como esto de tomar, de dejar entrar, de recibir. ¿Para qué? Para que yo pueda realmente entender si esto que me genera culpa de verdad tiene que ver conmigo o es una situación externa que otro está depositando en mí. Cuando hablamos de la culpa también podríamos hablar de situaciones en las que nosotros podemos decir “me quedo pegado a esa culpa, o trato de hacer algo para que esto cambie” y en cuanto a esto me gustaría hablar, o por lo menos mencionar 3 personajes bíblicos que si se hubieran quedado pegados a la culpa no hubieran sido tan trascendentes como lo fueron en su tiempo y a lo largo de todos estos años y hasta el día de hoy influencia positiva en nuestra vida.

Pensemos en David. David cometió, entre otras cosas, adulterio con Betsabé. Si él se hubiera quedado pegado a eso y culposo por esa situación, no sería el hombre conforme al corazón de Dios del que la Biblia nos habla. Tal vez quienes nos escuchan se identifican con David. Tal vez cometieron adulterio, o cualquier otro pecado o situación que les genera culpa. Sin embargo, se puede salir de esa situación. Ahí es donde también está la clave: cambiar la culpa por la responsabilidad. Vamos a dar algunas formas de hacer esto.

Saulo era perseguidor de la iglesia de Cristo. En él había aliento de muerte para quienes seguían a Cristo. Si Saulo se hubiera quedado con esa culpa, entonces no hubiera sido el plantador de iglesias, no hubiera escrito las tres epístolas de su autoría en el Nuevo Testamento y un montón de cosas más. Entonces él se podría haber quedado con esa culpa. Sin embargo, actuó con responsabilidad.

Pedro negó a Jesús, ¡al mismo Jesús! Era parte de su círculo más íntimo, y Jesús se lo advirtió, le dijo “Me vas a negar”. Si se hubiera quedado en esa culpa no hubiera sido columna en el crecimiento de la iglesia de Cristo, no hubiera sanado a tantos. Cambió esa culpa por responsabilidad.

Pero esto no pasó solamente en los tiempos bíblicos. Esto también pasa hoy. Si nosotros, ante la culpa que tenemos, decidimos pensarlo y considerar en cambiar esa culpa por responsabilidad, entonces nuestro presente va a cambiar y, por ende, también va a cambiar nuestro futuro. La culpa es general. Te globaliza como persona, es decir, vos ves a una persona con culpa y tiene culpa en todas las áreas de su vida. entonces, ¿cómo cambiar la culpa por responsabilidad? La culpa es inamovible, te imposibilita al cambio, te bloquea, te paraliza, vos te sentís culpable y no podés hacer absolutamente más nada porque te quedaste pegado, atado a esa culpa. Y eso ¿qué hace? No te permite avanzar.

Según la Real Academia Española (RAE), la culpa es una acción u omisión que provoca un sentimiento de responsabilidad por un daño causado. Te provoca un sentimiento de responsabilidad por un daño causado. Generalmente las personas no saben cuál es la definición de culpa. Si no, se harían responsables de es para poder cambiarlo. La responsabilidad, sin embargo, así como la culpa es generalizada, te bloquea, te paraliza, la responsabilidad es particular, te facilita la concreción, porque si yo me hago responsable voy a generar acciones que me ayuden a concretar determinadas situaciones. Y se es responsable de algo concreto, que me facilita a la acción. Entonces ¿cómo cambiar la culpa por responsabilidad, y hacer de eso, que fue negativo en mi vida, algo más trascendente que se transforme en algo positivo?

Primero, es necesario identificar la conducta que te produce culpa. ¿Qué es lo que te produce culpa? Es el primer paso para cambiar culpa por responsabilidad. ¿Qué me produce culpa? Tenemos que empezar a mirarnos a nosotros mismos, a identificar la conducta que nos produce culpa. ¿Para qué la tenemos que identificar? Para que la pueda cambiar por actos de responsabilidad. Debemos aceptar que los errores son parte de las personas, o sea, todos nos equivocamos. Y son dificultades, no son cosas concretas y que van a ser fracasos. Que yo me equivoque no significa que haya fracasado. Me equivoqué en una situación, no soy un fracaso. Tuve un error, asumo un error. Entonces, identificar la conducta que me produce culpa, aceptar que los errores son parte de mi vida, tener esta mentalidad de almohada conmigo mismo, aceptar los errores porque no somos perfectos, somos perfectibles y en este camino hacemos lo mejor que podemos, pero en lo mejor que podemos, también nos equivocamos.

En tercer lugar, pensar que no se puede ser perfecto. Más cuando tendemos a exigirnos más de lo que podemos dar. Si nosotros planificamos nuestra jornada de 25 horas, claramente nos vamos a equivocar, porque el día tiene 24 horas y no podemos rendir más de lo que podemos. Entonces pensar que no se puede ser perfecto. Esto lo decimos en forma muy cotidiana “nadie es perfecto”. Sin embargo, nos exigimos como si lo fuéramos. Entonces, ¿cuándo pasa más esto de tener esta mentalidad de perfección? Cuando nos exigimos más de lo que podemos, ¿por qué? Porque yo tengo que hacer un desgaste mayor al que por naturaleza tengo. Y todos sabemos que podemos ir un poquito más allá, pero cuando esto se hace sostenido en el tiempo, ahí es donde produce esta culpa de decir “no puedo”, y bueno, no podés porque un día podés hacer un poquito más, pero cuando eso se mantiene en el tiempo, es más difícil.

Expresar verbalmente lo que sentimos. El arrepentimiento ante el dolor cometido. Esto es muy liberador. Si yo siento culpa y esa culpa me la guardo, me la callo, la escondo, no la expreso, entonces ahí voy a tener una dificultad mayor. Por eso es muy bueno, así como todas las cosas, poder expresar verbalmente. “Yo me siento culpable por esto”. Tal vez algunos se sienten culpables por alguna infidelidad, por haber tenido una mala actitud con sus hijos, algunos se pueden sentir culpable por algún quiebre económico, te podés sentir culpable por no haber estado en el momento en el que tenías que estar con determinada persona o ante el incumplimiento de responsabilidades. Es importante poder verbalizarlo, pero no solamente verbalizarlo sino también poder tener actitudes de arrepentimiento ante eso que hiciste. Y el arrepentimiento va de la mano con el pedir perdón. Pero quien se arrepiente en realidad se aleja de esa conducta. Esa es la diferencia entre pedir perdón y el arrepentimiento. Yo puedo pedir perdón, y todos los días te pido perdón por lo mismo. Ahí no hay un arrepentimiento, porque yo mantengo la misma conducta. Y también entiendo que hay situaciones en las que nos cuesta más alejarnos de eso que no estamos haciendo bien. Pero tenemos que ir mostrando actitudes de que realmente queremos dejar de hacer eso. Entonces pido perdón por ese daño que causé, pero también me arrepiento de esa situación, y trato de hacer algo distinto.

Esto tiene que ver con reparar el daño. Cuando yo empiezo a alejarme de esa situación que no estuvo bien, por la cual pedí perdón y me arrepentí, empiezo a reparar el daño y pongo en marcha conductas que hagan ver mi cambio. Todo esto que estamos hablando es para poder cambiar la culpa por responsabilidad. Yo, como adulto, me hago cargo, me hago responsable. Entonces, cuando me hago cargo y me hago responsable, reparo el daño y pongo en marcha conductas que hagan que yo pueda demostrar, entonces, este cambio. Responsabilizarnos y sustituir la culpa por responsabilidad. De esto se trata, de que nosotros podamos elegir. Acá es una pregunta abierta a la audiencia: ¿En qué equipo querés estar? ¿En el equipo de la culpa o en el equipo de la responsabilidad? Es una elección propia, al principio hablábamos de que es una mochila que tiene piedras muy pesadas, realmente. La culpa es un sentimiento ineficiente, porque no me lleva a ningún lado, me deja paralizado, me deja bloqueado, me deja estático en un lugar. No me permite avanzar, ya sea porque me quedé anclado en el pasado o porque hipotequé el futuro. Por eso la importancia de este presente, de este regalo. Entonces, la audiencia, ¿en qué equipo quiere estar? ¿En el de la culpa o en el de la responsabilidad? Ser adulto es hacerse responsable.

Y si hay situaciones que a vos te hicieron quedarte con la culpa, tenés la posibilidad de reparar. Si hay algo que a vos hoy te viene a la mente, o lo tenés siempre en la mente, y te trae culpa, tenés la posibilidad de repararlo. ¿De qué manera? Pidiendo perdón, y perdón acompañado del arrepentimiento. El arrepentimiento es empezar a alejarnos de esa situación y mostrar un cambio para que esa situación no se siga dando. Te puede llevar más o menos tiempo, pero si vos empezás a ejercitarlo, sin duda que lo vas a poder lograr. La Biblia, en Jeremías 33:6 dice lo siguiente: “Sin embargo, les daré salud y los curaré; los sanaré y haré que disfruten de abundante paz y seguridad”. Si practicamos la fe con una visión esperanzadora del futuro, la promesa del Señor es que nos va a dar salud, nos va a curar, nos va a sanar y va a hacer que disfrutemos de abundante paz y de seguridad. No tenés por qué seguir cargando con la culpa. Que esto pueda realmente ser una oración, ser algo que podamos decirnos a nosotros mismos: “Quiero tener salud, quiero curarme, quiero sanarme, quiero realmente disfrutar de abundancia, de paz y de seguridad”. Y para lograr esto, cambiá la culpa por responsabilidad. Si yo tuviera que elegir un equipo, eligiría el de la responsabilidad. Ojalá me pueda encontrar con muchos en ese equipo para poder dejar la culpa de lado.

Victoria: Te agradecemos, Yeni, por traernos este análisis de la culpa. A ustedes, amigas, les agradecemos por acompañarnos una vez mas en Entre Amigas, y las esperamos la semana que viene con un nuevo programa. ¡Hasta la próxima!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Elija su moneda
UYU Peso uruguayo