"Busqué a Jehová, y él me oyó, y me libró de todos mis temores."

Salmo 34:4


¡En el tenemos todo! Sin embargo, eso no quiere decir que el Señor responda a todas tus peticiones personales, sino que él te responde en forma tal que, repentinamente, comenzarás a ver las cosas de otra manera. Nos preocupamos por cuestiones insolubles, tal vez pasemos noches de insomnio, preocupándonos con problemas que no podemos solucionar.


De vez en cuando soltamos un gemido, de vez en cuando hacemos una oración, pero no logramos resolver el problema, hasta que, finalmente, todo está girando, exclusivamente, en torno de ese asunto que tanto nos aflige. Luego, tal vez después de mucho tiempo, comenzamos a buscar al Señor, haciéndolo de todo corazón, con toda el alma y con todo nuestro entendimiento. Invocamos sinceramente al Señor y no tenemos apuro en separarnos de su presencia - y de pronto él nos responde. El le responde a tu alma y a tu corazón y tú sientes que está a tu lado.


Es allí, cuando recibes la certeza de que El está presente, que eres libre de todo el peso que cargabas. ¡Qué experiencia maravillosa! Aquellos que buscan al Señor, son rodeados por una barrera de protección invisible, lo cual se nota inmediatamente. La Biblia lo describe con estas palabras: "La mano de nuestro Dios es para bien sobre todos los que le buscan."