"Como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos."

Mateo 20:28


El quinto principio de la naturaleza de Jesús es el servicio santo en favor de tu prójimo. "Sino servíos por amor los unos a los otros." El mismo Jesús es la fuente. El nos amó mucho, a ti y a mí. El servicio más excelente es la entrega de la vida misma. Servir al Señor significa seguir por el camino más humilde, sin esperar ningún reconocimiento, ninguna recompensa, ni ningún agradecimiento, simplemente servir porque Jesús te sirvió a ti. ¡Eso es servir victoriosamente!


Veamos el sexto principio: "Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo." ¿Ya has perdonado a tu prójimo de todo corazón, en la misma forma que el Señor te perdonó? No tengo dudas de que te hirieron, o que no te hicieron caso, o que fuiste dejado de lado. Pero ¿ya perdonaste todo eso de corazón? ¡Qué atmósfera tan bendita produce la amistad sincera y pura! Ella estaba presente cuando Jesús era huésped de Lázaro, Marta y María.


María ungió los pies de Jesús con un nardo valiosísimo: "Y la casa se llenó del olor del perfume." Cuando alguien entra en tu casa, tiene que poder percibir que tu hogar se encuentra impregnado del glorioso perfume de la amistad cordial.