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Autor: Philip Nunn

¿Tiene sentido el cristianismo?
¿Qué grado de certeza se necesita para poder creer?
Una invitación a pensar acerca de tu fe.
¿Por qué es necesario la fe?


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PE2565 – Estudio Bíblico
Razones para creer (1ª parte)



¿Realmente existe Dios?

Comenzamos hoy, queridos amigos, con un estudio diferente. Creemos que hará profundizar la fe de quienes la poseen y buscar siendo nuestro anhelo que encuentre razones para creer a usted que nos escucha pero tiene dudas y cuestionamientos razonables acerca de Dios.

La semana pasada me preguntaron: “¿Por qué cree que Dios existe?”. Esta es una buena pregunta y también es fundamental. ¿Qué responderías tú? ¿La fe necesita razones? Cuando el Dios en el que creo obra de maneras que yo no espero o entiendo, me encuentro reconsiderando mis respuestas a las grandes preguntas de la vida. ¿Realmente existe un Dios? ¿Qué clase de interés puede tener en los asuntos humanos? ¿Cuál es el propósito de la vida? ¿Por qué he escogido confiar en Dios y en la Biblia? ¿En qué sentido es Jesucristo mi “salvador” y mi “amigo”? ¿Qué tan seguro puedo estar de las realidades espirituales? ¿Es genuina mi fe si de vez en cuando me encuentro luchando con la duda?

¿En dónde debe empezar este recorrido? Algunas personas emprenden un razonamiento acerca de “Dios y la fe” a partir de sus experiencias personales. Han experimentado algo especial que les convirtió en creyentes. Otros esperan aprender de “Dios y la fe” al comparar las diferentes religiones del mundo o una búsqueda de respuestas. Otro enfoque muy popular, en este caso negativo, es que las personas buscan entender a “Dios y la fe” sacando conclusiones a partir de las frustraciones que han tenido con la religión y las personas religiosas. Yo he escogido un enfoque diferente. Paso a paso, quiero mostrarte que hay razones suficientes y muy buenas para creer.

¿Por qué es necesaria la fe?

Cuando se trata de la fe, noto que algunas personas se conforman con practicar una fe ciega. Simplemente oyen y creen. Otros se toman un tiempo para pensar y considerar la evidencia antes de creer. Y otros, usualmente con una predisposición pragmática, creerán y se comprometerán solo si comprueban que “funciona”. Mientras recorremos juntos estas páginas, exploraremos muchas ideas, argumentos y experiencias. Espero mostrarte por qué pienso que la fe cristiana funciona, tiene sentido y además es existencialmente satisfactoria.

Pero soy consciente de que no podemos hallar un camino hacia Dios por medio de la “razón”. Después de que haya explorado los argumentos y leído las historias, tendrás evidencia de Dios y no una prueba de él. Al igual que cada ser humano que ha existido, también tú serás invitado a poner en práctica la fe, a tomar una decisión basada en la evidencia y la experiencia, no en una prueba. Así que luego de nuestro recorrido el camino se abre en dos para cada ser humano. La Biblia deja claro en Hebreos 11:6 que “sin fe es imposible agradar a Dios”. De hecho, cualquiera que sea la dirección en la que elijas caminar, tendrás que creer algo. ¡Todos tenemos fe en alguna cosa!

¿Realmente importa la decisión que tomes en cuanto a los asuntos de la fe? La Biblia lo expresa de este modo en Romanos 10:10: “Porque con el corazón se cree para justicia”. Como exploraremos más adelante, cuando uno reconoce su fracaso personal (reconoce que no piensa, ni actúa, ni vive de la manera que debería) y decide confiar y creer en Jesucristo, algo trascendental sucede: ¡Justificación! ¡Sí, querido amigo, lo que crees y en quién crees sí importa! Determinará no solamente el camino que recorras a través de la vida, sino también tu destino.

La fe es esencialmente un compromiso de la voluntad. Es escoger a favor de Dios. Aquí encontrarás algunas de las razones que me llevaron a creer, y a seguir creyendo en Dios, en Jesucristo y en la cosmovisión cristiana. Refleja parte de mi recorrido personal de fe. Mi pensamiento y mi fe han sido enriquecidos a través de los años por la lectura de muchos buenos libros, por la participación en conversaciones abiertas, honestas y estimulantes, por el ejemplo de vida de hombres y mujeres que viven o han vivido su fe cristiana, y por tomar en consideración esas experiencias ocasionales, improbables y “extrañas” que sugieren que Dios aún está vivo y activo en el mundo de hoy. Espero que disfrutes lo que compartimos y el ejercicio de pensamiento, y que encuentres algo aquí que pueda ser útil para el resto de tu vida.

Comencemos entonces preguntándonos: ¿Realmente existe Dios?

Para algunas personas esta es una pregunta muy importante. Para otros puede ser irrelevante. ¿Realmente importa si Dios existe o no? En ocasiones, las discusiones acerca de la existencia de Dios suenan académicas y teóricas, pero en realidad buscan aclarar algo muy importante. Si hay un Dios creador y personal, quizás él ha creado a la humanidad con un propósito. Quizás no somos los dueños absolutos de nuestras vidas ni los amos de nuestro destino. Quizás es una ilusión pensar que podemos determinar nuestra propia moral y definir nuestro propio sentido de lo bueno y lo malo. Quizás, en algún momento, tendremos que dar cuenta de las decisiones que hemos tomado y las acciones que hemos realizado. Quizás la vida consiste en algo más que las pocas décadas que experimentamos aquí en la tierra. Si tal Dios existe, sería sabio incluirlo en nuestra cosmovisión. Claramente entonces, sí es importante que Dios exista o no.

Entonces ¿Qué puede ser probado acerca de Dios? ¿Qué estamos buscando? ¿Qué podemos esperar hallar? Para avanzar, deberíamos primero considerar qué entendemos por evidencia y por prueba. Aquellos que valoran la ciencia, normalmente tienen un profundo anhelo de ver “pruebas”. Casi cualquier cosa que oyen les genera una sana duda. Quieren conocer los hechos y, si es posible, quieren estudiarlos sistemáticamente. Los resultados de esa experimentación les proveerán pruebas. Contar con esa “prueba” llena sus corazones de seguridad. Ahora bien, este es un método muy bueno, sensato y válido. El problema es que la vida es muy compleja. No todo puede probarse de este modo. En realidad, hay dos formas en las que las cosas se pueden probar: El método físico-científico y el método histórico-legal.

En el próximo programa quiero explicar más detalladamente estos dos métodos. Pero resumiendo quiero subrayar lo siguiente: Ambos métodos buscan proveer una base firme para determinar cuál es la verdad. Ambos métodos emplean una vía racional para probar o refutar una tesis particular. Ambos métodos, casi inevitablemente, dependen de algunas suposiciones iniciales. El método físico-científico provee a menudo algunas respuestas categóricas. ¡Es por eso que podemos construir puentes y aviones! El método histórico-legal nunca puede ofrecer soluciones con un 100% de certeza. Siempre tendrá que basarse en algunas suposiciones tales como la fiabilidad de los testigos. Pero este método sí nos ayuda a llegar a conclusiones razonables. Por supuesto, a mí me gustaría tener respuestas 100% seguras a todas mis preguntas. Pero la vida no es tan sencilla.

La realidad es que todos estamos acostumbrados a vivir nuestras vidas y a tomar decisiones basados en una “evidencia razonable”. Entramos en el auto sin revisar cada vez si los frenos están en buenas condiciones. Pensamos que es razonable confiar en que están bien. Compramos comida en el supermercado y confiamos en que la etiqueta realmente describe lo que contiene el paquete. ¡Nos subimos a un avión confiando en que el piloto está entrenado adecuadamente y sobrio! La vida tal como la conocemos no podría ser vivida si siempre insistiéramos en tener “certeza” antes de actuar. Actuar con base en “evidencia razonable” es sensato. De hecho, ¡es la única manera racional de vivir! Qué tema tan apasionante.

Nos estamos quedando sin tiempo por el programa de hoy, pero ¿no es verdad que es un asunto no solo interesante, sino profundamente trascendente? Continuaremos en el próximo encuentro analizando poco a poco y ver cómo encontramos razones para creer.

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