Lo Que Deleita al Señor (1ª parte)

Nro. 363
28 octubre, 2010
Lo Que Deleita al Señor (2ª parte)
29 octubre, 2010
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Lo Que Deleita al Señor (2ª parte)
29 octubre, 2010

Lo Que Deleita al Señor
(1ª parte)

Autor: Marcel Malgo

El mensaje del profeta Oseas es el del increíblemente paciente amor de Dios. Usted quedará asombrado con los aspectos personales, que tienen que ver con nuestra vida, que serán mencionados en este estudio. Se tratarán temas específicos que nos conducirán, cada vez, a un nuevo desafío.


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PE1561- Estudio Bíblico
Lo Que Deleita al Señor (1ª parte)



Vamos a comenzar leyendo los once versículos del capítulo 6 de Oseas: 

“Venid y volvamos a Jehová; porque él arrebató, y nos curará; hirió, y nos vendará. Nos dará vida después de dos días; en el tercer día nos resucitará, y viviremos delante de él. Y conocemos, y proseguiremos en conocer a Jehová; como el alba está dispuesta su salida, y vendrá a nosotros como la lluvia, como la lluvia tardía y temprana a la tierra.¿Qué haré a ti, Efraín? ¿Qué haré a ti, oh Judá? La piedad vuestra es como nube de la mañana, y como el rocío de la madrugada, que desvanece. Por esta causa los corté por medio de los profetas, con las palabras de mi boca la maté;y tus juicios serán como luz que sale. Porque misericordia quiero, y no sacrificio, y conocimiento de Dios más que holocaustos. Mas ellos, cual Adán, traspasaron el pacto; allí prevaricaron contra mí. Galaad, ciudad de hacedores de iniquidad, manchada de sangre. Y como ladrones que esperan a algún hombre, así una compañía de sacerdotes mata en el camino hacia Siquem; así cometieron abominación. En la casa de Israel he visto inmundicia; allí fornicó Efraín, y se contaminó Israel. Para ti también, oh Judá, está preparada una siega, cuando yo haga volver el cautiverio de mi pueblo.”El tema que trata el capítulo 6 de Oseas es prácticamente el mismo que el de los anteriores capítulos del libro: es decir, se insiste aún en mencionar el pecado de Israel y el consecuente castigo del Señor.

Sin embargo, en estos pasajes encontramos la gracia de Dios. ¡El Señor no sólo castiga y entristece, sino que también da a Su pueblo Su inconmensurable amor!

La redención de IsraelEl capítulo 6 nos relata la restauración de Israel, aunque de un modo muy particular. El Señor dice en Oseas 5:15 al 6:3:«Andaré y volveré a mi lugar, hasta que reconozcan su pecado y busquen mi rostro. En su angustia me buscarán. Venid y volvamos a Jehová; porque él arrebató, y nos curará; hirió, y nos vendará.Nos dará vida después de dos días; en el tercer día nos resucitará, y viviremos delante de él. Y conocemos, y proseguiremos en conocer a Jehová; como el alba está dispuesta su salida, y vendrá a nosotros como la lluvia, como la lluvia tardía y temprana a la tierra’’.

Lo más interesante en este pasaje es que haya sido el Señor quien pronunció estas palabras. Él expresa que Israel, en su angustia, deberá buscar algún día a su Dios; ¡pero no sólo eso! ¡Él sabe de antemano qué palabras, llegado el momento, dirán para arrepentirse! Esto nos hace entender que Dios ya había planeado el arrepentimiento y el regreso de Israel. El pueblo no estaba dispuesto a regresar a su Dios. Pero el Señor ya había decidido que algún día debería volver; y por esta razón el Señor, ya en aquel tiempo, hablaba sobre este hecho como si no tardara en suceder.

Pero, al examinar la situación en profundidad, nos preguntamos: ¿por qué motivo Israel volvería a su Dios? ¿Por qué deberían pensar en un arrepentimiento y llevarlo luego a cabo? Bueno, lógicamente Israel debía volver a su Señor. ¡Pero no sería su propia decisión o voluntad la que los haría volver a Dios, sino la bondad del Señor! El Señor, además de planificar el arrepentimiento del pueblo, lo efectúa.

Zacarías 12:10, dice al respecto:«Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito’’.

¡De esta forma, el Señor traerá a su pueblo de regreso! Qué gracia tan especial y extraordinaria: ¡Dios allana para Su pueblo hasta el camino al arrepentimiento, brindándoles todo su apoyo para lograrlo!

Lo mismo sucede en nuestras vidas. Es la benignidad de Dios la que nos conduce al arrepentimiento. Podemos leer esto en Romanos 2:4:«¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento?’’¡El Señor mismo, nos lleva al arrepentimiento a través de su Espíritu!

Para Dios, el arrepentimiento está tan ligado a la salvación, que hace que no se pueda regresar a Él a menos que exista un genuino cambio de parecer.

Pedro escribe en el cap. 3, vers. 9, de su segunda carta:«El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento’’.

Por este motivo, no deberíamos sorprendernos que el Señor haya predicho el arrepentimiento de Su pueblo en los tiempos de Oseas. Es como si un juez otorgara a un condenado un trámite de gracia, el cual el acusado hubiera firmado de antemano; ¿no sería éste un hecho único?

Con respecto a la redención de Israel, el apóstol Pablo exclamó las siguientes palabras que encontramos en Romanos 11:33 al 36:«¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos! Porque ¿quién entendió la mente del Señor? ¿Quién fue su consejero? ¿O quién le dio a él primero, para que le fuese recompensado? Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén’’.

¡Gracias a la fuerza del Espíritu redentor del Todopoderoso, sólo nos resta admirarlo, agradecerle y adorarle!

Es bueno que ahora nos preguntemos, entonces: ¿Qué es lo que deleita al Señor?

En Oseas 6:6 somos confrontados con otra afirmación especial. Allí el Señor dice:«Lo que quiero de ustedes es que me amen, y no que me hagan sacrificios…’’(Dios Habla Hoy (Edición de Estudio). Otras versiones traducen la palabra amor como devoción, misericordia o benevolencia.

Para un análisis más completo, deseo señalar que Dios no se deleita únicamente en el amor, sino en varias cosas más. Es así, que en la segunda parte de este versículo leemos: «…quiero… conocimiento de Dios más que holocaustos’’. Además, el Señor ama la verdad. Así lo dice el Salmo 51:6: «He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo…’’

¡Es evidente que el Señor se deleita de manera especial con Su pueblo escogido, Israel! Les guste o no a los antisemitas religiosos: ¡la mayor cantidad de afirmaciones sobre aquello que deleita al Señor están referidas al pueblo de Israel! He aquí algunos ejemplos:

«Porque Jehová ha elegido a Sion; la quiso por habitación para sí’’ (Salmo 132:13).

«¿Por qué observáis, oh montes altos, al monte (monte Sion) que deseó Dios para su morada?’’ (Salmo 68:16).

Y a través del profeta Isaías, el Señor dice: «Ciertamente la viña de Jehová de los ejércitos es la casa de Israel, y los hombres de Judá planta deliciosa suya’’ (Isaías 5:7).

E Isaías, también tuvo el privilegio de anunciar este maravilloso mensaje en el nombre de Dios: «»Ya no te llamarán ‘’Abandonada’, ni a tu tierra la llamarán ‘’Desolada’, sino que serás llamada ‘’Mi deleite’; tu tierra se llamará ‘’Mi esposa’; porque el Señor se deleitará en ti, y tu tierra tendrá esposo’’ (Isaías 62:4, NVI).

Quisiera ahora resaltar una de las cosas únicas que deleitan a Dios, la cual es válida tanto para Su pueblo como para los que están en Cristo. La encontramos en Jeremías 32:41: «»Y me alegraré con ellos haciéndoles bien, y los plantaré en esta tierra en verdad, de todo mi corazón y de toda mi alma’’. Esta promesa está vigente tanto para Israel como para los que estamos en Cristo. ¡Y es realmente maravilloso que el Señor se deleite haciendo el bien a Su pueblo y a cada uno de nosotros!

Continuamos con el tema en nuestro próximo encuentro. ¡Hasta entonces!

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