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El Arrepentimiento Sincero
& lo que Dios Hace Después

(1ª parte)

Autor: Marcel Malgo

El mensaje del profeta Oseas es el del increíblemente paciente amor de Dios. Usted quedará asombrado con los aspectos personales, que tienen que ver con nuestra vida, que serán mencionados en este estudio. Se tratarán temas específicos que nos conducirán, cada vez, a un nuevo desafío.


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PE1589- Estudio Bíblico –
El Arrepentimiento Sincero & lo que Dios Hace Después (1ª parte)



Comenzamos leyendo el capítulo 14 de Oseas. Dice así la Palabra de Dios:

Vuelve, oh Israel, a Jehová tu Dios; porque por tu pecado has caído.

Llevad con vosotros palabras de súplica, y volved a Jehová, y decidle: Quita toda iniquidad, y acepta el bien, y te ofreceremos la ofrenda de nuestros labios.

No nos librará el asirio; no montaremos en caballos, ni nunca más diremos a la obra de nuestras manos: Dioses nuestros; porque en ti el huérfano alcanzará misericordia.
Yo sanaré su rebelión, los amaré de pura gracia; porque mi ira se apartó de ellos.

Yo seré a Israel como rocío; él florecerá como lirio, y extenderá sus raíces como el Líbano. Se extenderán sus ramas, y será su gloria como la del olivo, y perfumará como el Líbano.

Volverán y se sentarán bajo su sombra; serán vivificados como trigo, y florecerán como la vid; su olor será como de vino del Líbano.

Efraín dirá: ¿Qué más tendré ya con los ídolos? Yo lo oiré, y miraré; yo seré a él como la haya verde; de mí será hallado tu fruto.

¿Quién es sabio para que entienda esto, y prudente para que lo sepa? Porque los caminos de Jehová son rectos, y los justos andarán por ellos; mas los rebeldes caerán en ellos”


El primer punto a tratar será:
El amor compasivo de Dios

Este mensaje está especialmente dirigido a los creyentes. Podríamos preguntarnos, ¿puede un hijo de Dios, aun en su condición, arrepentirse o demostrar arrepentimiento? ¡No solo puede, sino que debe hacerlo! Entendemos que nuestra nueva naturaleza según el espíritu ya no puede pecar, pero sí la vieja carne, en la cual todos moramos.

Es por este motivo que Pablo dice en Gálatas 5:17: “Porque el deseo de la carne es contra el espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis”. Pero la gracia de Dios consiste en que podemos arrepentirnos con total sinceridad, si es que por nuestra culpa hemos permitido que algo se interponga entre el Señor y nosotros.

¿Qué sucede entonces?Precisamente esto es lo que Juan explica en 1 Juan 1:9: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”.

¡Este perdón no se limita a quitar el pecado, sino que va más allá de esto, el Señor da dones espirituales a aquellos que se acercan a Él con sincero arrepentimiento!

La Biblia Anotada de Scofield describe el capítulo 14 de Oseas de la siguiente manera: Oseas termina su libro con conmovedoras palabras de perdón. Cuando Israel responda a las súplicas de amor del Señor, cuando se vuelva a Él, entonces logrará sobreponerse de su infidelidad, y se le dará la benigna salvación y el don franco del amor de Dios: Él se apartará de su ira, las futuras bendiciones de la restauración vendrán sobre Israel, e Israel se apartará definitivamente de toda idolatría.

Hemos mencionado ya varias veces que el libro de Oseas nos da a entender que, desde el punto de vista jurídico, no había más gracia para Israel, ya que el daño causado por la continua apostasía, por decirlo de alguna manera, se había vuelto incurable. Pero existe en Dios algo más grande, algo con más peso. El inmenso amor de Dios hacia su pueblo, basado en su pacto con Abraham, Isaac y Jacob. ¡Este pacto es tan inmutable que Dios lo compara a las leyes del cielo, las cuales son eternas! El Señor dice en Jeremías 33:25 y 26: “Si no permanece mi pacto con el día y la noche, si yo no he puesto las leyes del cielo y la tierra, también desecharé le descendencia de Jacob, y de David mi siervo, para no tomar de su descendencia quien sea mi señor sobre la posteridad de Abraham, de Isaac y de Jacob. Porque haré volver sus cautivos, y tendré de ellos misericordia”.

El segundo punto es que:
Aunque fuéremos infieles, Dios permanece fiel

Así que, de la misma manera que las leyes del cielo no pueden ser desvanecidas, el Señor en su gran amor cumplirá su pacto con Abraham, Isaac y Jacob. El Señor declara: “¡este pacto jamás será destruido!” Por esta misma razón, Pablo pronunció las magníficas palabras del pasaje de Romanos 3:3 y 4: “¿Pues qué, si algunos (refiriéndose a Israel) han sido incrédulos? ¿Su incredulidad habrá hecho nula la fidelidad de Dios? De ninguna manera”. Precisamente éste es el tema que se considera en todo el libro de Oseas. Por un lado se habla de la sentencia, del juicio y del castigo, pero por otro lado hallamos el amor conservador de Dios y su gracia para restablecer.

Podemos verlo con facilidad en este último capítulo de Oseas. Como dijo Scofield en forma acertada “termina su libro con conmovedoras palabras de perdón. Cuando Israel responda a las súplicas de amor del Señor”.

Hemos visto que para los hijos de Dios estas verdades significan algo muy especial. ¿No nos sentimos a veces indignados y culpables frente a nuestro Dios, y todo esto con razón? ¿No experimentamos cada tanto que sencillamente no tenemos valor para regresar a nuestro Salvador, luego de haberlo decepcionado por nuestras faltas? En esos momentos, piense en esto: es el amor de Dios el que lo sostendrá a pesar de todo. ¡Es este amor el que se dirige al sacrificio de Cristo, el pacto de Dios en el Gólgota! Es por eso que encontramos esta maravillosa declaración en 2 Timoteo 2:13: “Si fuéremos infieles, él permanece fiel; él no puede negarse a sí mismo”.

¡Este magnífico hecho de que Dios continuamente vela por su pueblo con misericordioso amor, debe animar y fortalecer a los creyentes del nuevo pacto!

Esto es irrevocable, el que ha entregado su vida al Señor Jesús, lo hizo para siempre y por toda la eternidad. ¡”Nadie” dijo nuestro Señor Jesús, “las arrebatará de mi mano” (así lo leemos en Juan 10:28)!

Pero: La condición previa para alcanzar gracia y misericordia, es el arrepentimiento.

¡Debemos estar atentos a la otra cara de la moneda de nuestra responsabilidad!

Dios no derramó porque sí su gracia y misericordia sobre Israel; sino luego de que ellos se arrepintieran de corazón. Ésa fue la condición.

Es interesante ver cómo el Señor determinó explícitamente cómo debían arrepentirse y el pesar que debían de tener. Después nos enfocaremos en este tema. El hecho es que si Israel mostraba su pesar de esa manera, la gracia de Dios vendría sobre ellos abundantemente.

Esto también es infinitamente importante para los cristianos en la actualidad: los hijos de Dios siempre podemos esperar la fidelidad del Señor, además de tener la seguridad de que Él no puede negarse a sí mismo. Pero esto no anula en absoluto lo que Dios espera de nosotros: que quitemos toda cosa que interfiera en nuestra relación con Dios de manera inmediata y profunda; es decir, arrepintiéndonos con absoluta sinceridad.

No digo que si no lo hacemos, o lo hacemos con negligencia, ponemos en juego nuestra salvación, pero debemos entender que caerá una sombra irreparable sobre nuestra vida eterna.

A ningún cristiano le agrada escuchar estas palabras, aunque las mismas están basadas en la enseñanza bíblica. Plantearemos este punto brevemente:
La Sagrada Escritura enseña, en forma clara, que en el cielo se hará un balance sobre la vida de cada persona nacida de nuevo, para que cada cual, tal como se relata en 2 Corintios 5:10, reciba su recompensa según lo que haya hecho mientras vivía en el cuerpo, sea bueno o malo.

Estos pasajes no se refieren al pecado de los incrédulos, sino a la cuenta que daremos los cristianos por lo que hemos vivido luego de nuestra conversión.

Algunos cristianos descartan este hecho, ya que no logran entender cómo es que, a pesar de haber obtenido vida eterna, todavía se les vaya a pedir que den cuenta de sus actos. Pero así es. ¡La Biblia es clara al respecto! Esto puede ser comprobado en los versículos de 1 Corintios 3:11 al 15 y en 2 Corintios 5:10. Léalo en una Biblia con comentarios para su mejor comprensión.

Recordemos nuevamente lo siguiente: sabemos que el Señor permanece fiel, ya que Él no puede negarse a sí mismo. Pero esto no significa que el Señor no espere que nos arrepintamos, inmediatamente y de corazón, por cada pecado y divergencia que cometamos; ¡para que luego nos consagremos al Señor de manera más profunda y detenida! Como consecuencia, el Señor nos bendecirá nuevamente. ¡Tanto la manera de arrepentirse como la bendición del Señor a los que lo hacen, se describen en el capítulo 14 del libro de Oseas!

¿Quiere usted saber en qué consiste el arrepentimiento sincero? Entonces no deje de acompañarnos en el próximo programa, en el cual continuaremos con este tema. ¡Hasta entonces!

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