Preguntas y Respuestas (prog. Nº 439)
2 abril, 2013
Dios Quiere Usarme
4 abril, 2013
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Contestamos a la luz de la Biblia la siguiente pregunta: 

  • ¿Cómo puede el más pequeño en el reino de los cielos ser más grande que Juan el Bautista?
  • ¿Por qué será que Cristo reinará con vara de hierro?

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PR440– Preguntas & Respuestas
Algunas preguntas de los oyentes



Rodrigo: Jorge la primera pregunta que tenemos para hoy, es:
¿Cómo puede el más pequeño en el reino de los cielos ser más grande que Juan el Bautista? ¿Cómo explicas la declaración sobre Juan el Bautista en Mateo 11:11? Allí, el Señor Jesús dice: “De cierto os digo: Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista; pero el más pequeño en el reino de los cielos, mayor es que él.”

Jorge: Hay cuatro razones por las cuales Juan el Bautista es el más grande de los profetas:  Él es el único profeta cuya venida fue anunciada por otro profeta: “He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí; y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos” (Mal 3:1; comp. Mt 11:10; vea también Mal 3:23; comp. Mt 11:14; 17:10-12; Lc 1:17).

Él también es el más grande de los profetas porque para esto Dios lo había llamado, era inherente al llamado de Dios. En Lucas 1:15 dice: “Porque será grande delante de Dios…” Dios hizo de él aquello a lo cual había sido llamado: “Grande delante del Señor.”

Él es el más grande de los profetas porque fue el último de los profetas del Antiguo Testamento y nació inmediatamente antes de la venida del Mesías. Él pudo prepararle el camino, y por eso es llamado profeta del Altísimo. “Y tú, niño, profeta del Altísimo serás llamado; porque irás delante de la presencia del Señor, para preparar sus caminos” (Lc 1:76).
Juan el Bautista vivió en el umbral entre el Antiguo y el Nuevo Testamento. Él experimentó el cumplimiento de la primera venida de Jesucristo, que si bien había sido anunciada por los otros profetas bíblicos, éstos no la habían experimentado.

Esta misión única y directa no le fue otorgada a ningún otro profeta de la Biblia. Por eso el Señor Jesús dice de él: “Él es más que un profeta” (Mt 11:9).
Al mismo tiempo, sin embargo, Juan también es el más pequeño en el reino de los cielos. Eso tiene las siguientes cuatro razones:

El Evangelio del Reino de Dios es más grande que la Ley y los Profetas. El Señor Jesús dice que el Nuevo Pacto es superior al Antiguo Pacto: “La ley y los profetas eran hasta Juan; desde entonces el reino de Dios es anunciado…” (Lc 16:16). En Juan 1:14-18 leemos de la sublime grandeza de la gracia en Jesucristo, la cual es muy superior a la ley de Moisés: “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad. Juan dio testimonio de él, y clamó diciendo: Este es de quien yo decía: El que viene después de mí, es antes de mí; porque era primero que yo. Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia. Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.” Juan el Bautista aun se encontraba completamente bajo la ley de Moisés, los creyentes neotestamentarios, de lo contrario, se encuentran bajo la gracia. “Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia” (Ro 6:14).

En el tiempo de gracia, hasta la segunda venida de Jesús, el Reino de Dios es gobernado desde el cielo (= el Reino de los Cielos). Es un tiempo en el cual toda persona de toda nación puede ser salva, sin precondiciones, sin tener que pertenecer a un pueblo determinado, tan sólo por gracia y por invocar el nombre de Jesús. Nunca antes existió una dispensación en la cual Dios se diera a conocer de esta forma. Fue el apóstol Pablo a quien le fue dada la gracia de anunciar entre los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo, y de aclarar a todos cuál sea la dispensación del misterio escondido desde los siglos en Dios… (Ef 3:2ss).

“Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús” (Gál 3:28).

La Iglesia compuesta por judíos y gentiles también es descrita como el cuerpo de Cristo, siendo Jesús la Cabeza. “Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular” (1.Co 12:27). “…así como Cristo es cabeza de la iglesia…” (Ef 5:23). Ese es un hecho maravilloso que no les era dado a los creyentes del antiguo pacto.

Nosotros vivimos en un tiempo de gracia, en el cual a los creyentes de la Iglesia de Jesucristo les son dadas las bendiciones espirituales más sublimes: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo” (Ef 1:3). Los creyentes del Antiguo Testamento – entre los cuales también contaba Juan el Bautista – no conocían estas sublimes bendiciones espirituales. Como también el más pequeño en el Reino de Dios puede recibir todas estas bendiciones, consecuentemente es más grande que Juan el Bautista, quien aún pertenecía al Antiguo Pacto. Vayamos a una Pausa Musical.


Silvia: Cambiando la temática de las preguntas, ¿Por qué será que Cristo reinará con vara de hierro?
En Apocalipsis 2:27 dice: “Y las regirá con vara de hierro, y serán quebradas como vaso de alfarero; como yo también la he recibido de mi Padre.” ¿Por qué habrá que gobernar con vara de hierro durante el reino del milenio?

Jorge: El reino de Dios, es decir, Su dominio tiene que manifestarse. Desde el primer pecado ha reinado el diablo en la tierra, él es el dios de este siglo (2.Co 4:4). Por su caída en el pecado, el hombre cedió al diablo el dominio que Dios le había conferido sobre la tierra. Ahora el mundo entero está bajo el maligno. Las consecuencias son asesinato y homicidio, odio y guerra, mutilación y destrucción, envidia y celos, esclavización y opresión, relaciones rotas y personas destruidas, enfermedad y muerte. Es el dominio del pecado. La consecuencia de la mentira de Satanás y los frutos de la desobediencia del ser humano son horror sin fin. ¡Ahora ha venido Cristo, el Hijo de Dios, quien destruyó el dominio del diablo! Por eso el dominio de Jesucristo debe hacerse manifiesto también en la tierra – el área que ha sido la región del dominio de Satanás. ¡El dominio de Dios tiene que hacerse manifiesto, visible y tangiblemente! Es un dominio con cetro de hierro. Eso significa, un dominio de incorruptibilidad, de verdad y justicia. Isaías 60:18 dice al respecto: “Nunca más se oirá en tu tierra violencia, destrucción ni quebrantamiento en tu territorio, sino que a tus muros llamarás Salvación, y a tus puertas Alabanza.” La consecuencia de este dominio de Dios será: tranquilidad y seguridad, gozo y júbilo, justicia y derecho, verdad y luz, consuelo y perdón, salvación y vida, y aun bendición y plenitud. Con eso se cumplirá la oración que nos enseñó el Señor Jesús: “Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén” (Mt 6:9-13).

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