Nro. 434
2 abril, 2013
Preguntas y Respuestas (prog. Nº 437)
2 abril, 2013
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2 abril, 2013
Preguntas y Respuestas (prog. Nº 437)
2 abril, 2013

Contestamos a la luz de la Biblia la siguiente pregunta: 

  • ¿Será que aún existirá el ministerio profético?
  • Aún existe el ministerio del apostolado?  

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PR436 – Preguntas & Respuestas
Algunas preguntas de los oyentes



Rodrigo: La primera pregunta que tenemos para hacer en esta oportunidad es la siguiente: ¿Será que aún existe el ministerio profético? Un amigo de nuestra obra nos dice lo siguiente: Si he leído correctamente sus notas, ustedes rechazan toda “revelación extraordinaria”, más allá de la revelación de la Palabra de Dios. ¿Piensan, con eso, que hoy en día ya no necesitamos las profecías (que no estén escritas en la Biblia)? Me he fijado en lo que el Nuevo Testamento dice acerca de los profetas, y he encontrado algunos pasajes que declaran, nítidamente, que el ministerio profético era aceptado en las congregaciones, que era considerado como totalmente normal, y también como importante. ¡Por supuesto que también está la advertencia de examinarlo todo y de retener lo bueno! He aquí algunos pasajes: Hechos 13:1; 21:10; 1 Corintios 12:28; 14:37, etc. ¿Puedo preguntar si ustedes consideran como aún válido el ministerio profético que es, expresamente, mencionado en el Nuevo Testamento? En base a sus comentarios, uno tiene la impresión de que ahora, que las Escrituras completas son puestas en nuestras manos en forma impresa, ya no necesitamos profetas en las congregaciones. ¿Lo he entendido correctamente? Hoy me llamó la atención un versículo del AT, que me hizo recordar el “asunto de los profetas” (…): “Los falsos profetas predican: ‘¡Dejen ya de profetizar!’ – ¡Pero si no hay profecía, la desgracia no puede ser desviada!” (Mi. 2:6. ¿Cómo pueden ustedes responder a esta pregunta?

Jorge: Estimados amigos, uno de los pasajes claves acerca de si actualmente todavía hay profetas o no, es 1 Corintios 13:8: “El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará.” Se trata de una declaración fundamental acerca del futuro. Pablo definió aquí su posición acerca de si, en el futuro, aún habría profecías, idiomas (o lenguas) y un aumento de la ciencia. La Biblia nos explica que esas cosas, con toda seguridad, dejarán de ser. La pregunta, solamente, es cuándo dejarán de existir. Nos acercamos más a la respuesta, si seguimos leyendo los versículos 9-10: “Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos; mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará.“
De modo que el ministerio de profecía, el hablar en lenguas y la ciencia, descritos como que permanecen en parte, se terminarán cuando venga lo “perfecto”. Ahora, uno podría pensar que con lo “perfecto” se puede referir a la Segunda Venida de Jesucristo y Su reino venidero. Pero, que ése no es el caso, queda claro en el versículo 13: “Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres (no: la profecía, el hablar en lenguas y la ciencia, ya que queda claro que estos desaparecen antes); pero el mayor de ellos es el amor.”

Si con lo “perfecto” se refiriera a la Segunda Venida de Jesucristo y a Su reino, eso significaría que, además del amor, también quedarían la fe y la esperanza. Que el amor es por la eternidad (v. 8) está claro, pero, ¿qué pasará con la fe y la esperanza? Esas dos cosas cesarán cuando se haga visible el Reino de Dios.

La Escritura nos explica en otros pasajes, inequívocamente, que de la fe pasaremos al ver.

  • Andamos por fe y no por vista (2 Co. 5:7).
  • La fe se refiere a las cosas que no se ven (He. 11:1).
  • Un esperanza que se ve, no es una esperanza (Ro. 8:24).

De modo que pasaremos del creer y el esperar al ver, cuando Jesús venga. Y como, entonces, Lo veremos a Él y a Su reino, la fe y la esperanza ya no serán necesarias, pero permanecerá el amor. De acuerdo a eso, con lo perfecto no puede referirse a la Segunda Venida de Jesucristo y a Su reino eterno. Pero, ¿qué podría significar entonces “lo perfecto”?

Considero que se refiere a la conclusión perfecta del canon bíblico. Éste fue concluido alrededor del año 100 DC, con el libro de Apocalipsis. En el tiempo de la redacción de la primera carta a los corintios, la revelación de la historia de salvación neotestamentaria aun no estaba completa, ni tampoco lo estaba el Apocalipsis. Como consecuencia, aún tenían que existir las profecías a través de los profetas, al igual que el hablar en lenguas con su correspondiente interpretación. Y, por lo tanto, aún había un aumento de la ciencia, justamente porque todavía no todo había sido revelado. Con la conclusión de la Biblia, terminaron esas cosas y permanecieron la fe, la esperanza y el amor.

No es una casualidad, ni tampoco sin intención (y encaja totalmente en este contexto), que la Biblia termine, entre otras cosas, con estas palabras: “Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro.”

Ahora, con la conclusión de la Biblia, no se debe agregar más nada a su revelación. Por esta razón obligadamente no puede haber más ministerio de profecía, porque de otro modo las nuevas profecías estarían directamente inspiradas por Dios (2.P 1:20-21) y de este modo podrían ser agregadas como revelaciones nuevas a la Biblia. Del mismo modo ya no se puede quitar más nada de la Biblia.

Los pasajes bíblicos a los cuales usted se refiere, por supuesto que son todos correctos. Pero, deberíamos considerar que los mismos pertenecen al tiempo anterior a la conclusión de la Biblia, es decir al tiempo anterior a lo “perfecto”. En ese tiempo, naturalmente, había profetas, entre los cuales también se contaban Pablo, Bernabé, Judas, Silas, Ágabo, y otros más (Hch. 13:1; 15:32; 21:10).

En el tiempo anterior a la conclusión de la Biblia, aún había apóstoles y profetas (1 Co. 12:28; Ef. 4:11). Pero del mismo modo que hoy, después de la conclusión del canon neotestamentario, ya no hay apóstoles, a mi manera de ver tampoco ya hay profetas. De otro modo, podríamos también llegar a la conclusión contraria y declarar que hoy todavía habría apóstoles, lo que según Hebreos 2:4 (el verbo está en pasado) no es posible. Los profetas y los apóstoles eran necesarios, expresamente, “sólo” para poner la base, es decir el fundamento, para el comienzo de la fundación de la iglesia (Ef. 2:19-22).

Pero lo que probablemente continúe, aún después de terminada la revelación, hasta la Segunda Venida de Jesucristo, es el servicio de los ancianos, maestros y evangelistas (Ef. 4:11-12), ya que su obra está dedicada a seguir edificando después que la base ha sido puesta.


Silvia: Y, en este mismo sentir, preguntamos entonces: ¿Aún existe el ministerio del apostolado?

Jorge: Hace falta que las dos declaraciones de Efesios (2:19-22 y 4:11-12), sean tomadas en su contexto y como complemento una de la otra. Sólo así tendremos una idea correcta acerca de lo que ellas dicen:

“Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor; en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu” (Ef. 2:19-22).

“Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo” (Ef. 4:11-12).

En Efesios 2, el apóstol Pablo explica claramente que la base de la iglesia fueron los apóstoles y profetas. En el tiempo apostólico (y relacionado con esto, en el surgimiento del Nuevo Testamento) había apóstoles y profetas (Hch. 13: 1-3). Estos apóstoles y profetas, sin embargo, como Pablo explica, eran necesarios para crear la base de (la casa) la iglesia. El fundamento, sin embargo, se pone una sola vez. Sobre este fundamento de los apóstoles y profetas, crece la iglesia (Ef. 2:21).

En Efesios 4, entonces, el apóstol Pablo ya no escribe acerca del fundamento, sino de la continuación, es decir, la “edificación” (v. 12) de la iglesia. En combinación con Efesios 2, surge entonces el siguiente cuadro: El Señor ha puesto a algunos como apóstoles y a otros como profetas, y a algunos como evangelistas, pastores y maestros. Los apóstoles y profetas, según Efesios 2, fueron puestos para formar la base. Desde que ese fundamento fue puesto, los evangelistas, pastores y maestros continuaron la tarea.

Que actualmente ya no hay apóstoles, lo dejan muy en claro los siguientes pasajes bíblicos: Hebreos 2:3-4; Judas 17; 2 Pedro 3:2-3, en combinación con Hechos 2:22; Romanos 15:19; y 2 Corintios 12:12. Estos pasajes muestran la extraordinaria función de los apóstoles a través de señales y milagros y, del mismo modo, que su tiempo fue un tiempo especial, y que su ministerio nunca fue pasado a otros.

Deseando que este programa haya sido de mucha riqueza para todos ustedes, nos despedimos hasta el próximo programa!

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