Viviendo por encima del promedio – III (2ª parte)

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Autor: William MacDonald

El autor nos lleva a varios grandes momentos en el tiempo, cuando los cristianos tomaban los dichos de Jesús literalmente, amando a sus enemigos, perdonando a sus enemigos, devolviendo bien por mal, resistiendo sin represalias, dando sin esperar algo a cambio a la brevedad, sólo preguntándose: “¿Qué haría Jesús?”, y luego haciéndolo.

 


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PE2119 – Estudio Bíblico
Viviendo por encima del promedio – III (2ª parte)



Amigos, es un gusto estar nuevamente junto a ustedes. El primero es un testimonio de una persona muy conocida. Y en esta experiencia de vida, veremos que: Perdonar es divino.

Los Ten Boom eran una familia cristiana de Holanda. Durante la segunda guerra mundial, su hogar fue un refugio para los judíos que estaban intentando esconderse de los nazis. Si los judíos eran descubiertos, eso les significaba el campo de concentración, un sufrimiento indescriptible y, usualmente, la muerte. Esconder judíos en ese momento también significaba exponerse al campo de concentración.

Luego de haber albergado exitosamente a los judíos por un largo tiempo, los Ten Boom fueron atrapados. El padre y dos hijas, Corrie y Betsie, fueron llevados al campo de Ravensbruck, un lugar de indescriptible crueldad y tortura inhumana. Finalmente, el señor Ten Boom y Betsie murieron. Corrie sobrevivió y fue liberada cuando la guerra estaba terminando.

Luego de que se declaró la paz, Corrie fue a Alemania, y estuvo hablando en una determinada iglesia. Entre otras cosas, habló de la maravilla de que cuando confesamos nuestros pecados, y que el Señor los arroja en lo profundo del mar y pone allí un cartel que dice: “No pescar.”

Al final del servicio, las personas salieron caminando tranquilamente, y un hombre se dirigió hacia el frente donde Corrie estaba parada. Vestía un uniforme azul y tenía un gorro con visera con una calavera y dos huesos cruzados. Corrie lo reconoció. Él había sido guardia en Ravensbruck.

Cuando alcanzó a Corrie, extendió su mano y dijo: “Un buen mensaje, Fräulein (señorita). Qué bueno es saber, como usted dice, que todos nuestros pecados están en el fondo del mar.”

Recuerdos de su crueldad brotaron delante de ella y su sangre comenzó a hervirle.

“Usted mencionó a Ravensbruck,” continuó. “Yo fui guardia allí. Pero, desde ese momento, me he convertido en cristiano. Sé que Dios me ha perdonado por las crueldades que hice allí, pero me gustaría escucharlo de sus labios, Fräulein. ¿Me perdonaría?”

Su reacción instintiva podría haber sido comprensiblemente amarga e implacable. Ella podría haber recordado el salvajismo cometido contra los judíos y el tratamiento inhumano hacia su propia familia, haciendo que sus jugos gástricos se tornaran ácido sulfúrico.

Corrie quedó transfigurada. Parecieron horas, aunque fueron sólo unos pocos segundos, antes de que pudiera responder. Finalmente, pudo sacar la mano del bolsillo de su chaqueta y la estrechó en la mano del guardia. “Si Dios lo ha perdonado, ¿cómo puedo yo hacer menos que perdonarlo? Lo perdono, hermano, con todo mi corazón.”

“Durante un largo momento se tomaron las manos, el ex-guardia y la ex-prisionera, ahora hechos uno en Cristo.”

Cuando pienso en el comportamiento semejante a Cristo, mi mente inevitablemente se dirige a la familia Ten Boom. Tal dolor. Tal sufrimiento. Tal humillación. Sin embargo, a través de todo esto, tuvieron la mente de Cristo, pensando en otros, no en ellos mismos. No se volvieron amargos o cínicos, ni se quejaron contra Dios. A través de todo esto, testificaron del amor y la gracia del Señor Jesús y perdonaron a aquellos que los expusieron a los fuegos de la brutalidad nazi.

El próximo testimonio, se podría titular: Donde hay un testamento…

La abuela Phillips, a menudo se regocijaba porque sus dos hijos y sus esposas vivían en feliz hermandad. Todos eran creyentes, y también lo eran sus hijos. El hijo más grande, Scott, y su esposa Sarah, vivían en el mismo pueblo que la abuela y la visitaban regularmente, asegurándose de que estaba bien y que todavía podía hacer las tareas del hogar. El otro hijo, Ron, y su esposa, Rose, también podían visitarla regularmente, aunque vivían a veinte kilómetros. Ambos hijos tenían una buena posición y estaban financieramente seguros. Toda la familia se reunía para celebrar el día de Acción de Gracias, la Navidad, y para comidas especiales al aire libre.

Luego, la abuela falleció a causa de un infarto. La encontraron sentada en su mecedora, con la Biblia en su falda.

No dejó mucho. Estaba su modesta casa, donde ella y su difunto esposo habían criado a los niños. Tenía algunas acciones de AT&T, General Electric y General Motors. Había una caja de ahorros de aproximadamente $10.000, y su colección de tazas de té de porcelana. No había dejado su última voluntad ni testamento, pensando en que los hijos serían capaces de distribuir las cosas amigablemente.

Pero, no fue así como sucedió. Rose, de repente, se tornó extremadamente posesiva. Ron sintió que no tenía alternativa más que ser leal a su esposa. Él quería tener paz a cualquier precio. Una familia que había vivido felizmente durante muchos años, ahora estaba arruinada por la avaricia. Las cosas triviales, como las tazas de té de porcelana, se convirtieron en la causa de la controversia. Scott y Sarah dieron lo mejor de sí para poder lograr una reconciliación, pero se encontraron con una gran hostilidad.

A medida que Scott y Sarah oraban fervientemente por una solución pacífica, Scott recordó la historia de Abraham y Lot. Cuando estos dos hombres partieron de Egipto y llegaron a Canaán, encontraron que no había suficientes pasturas para sus rebaños. Estalló la lucha entre sus pastores. La situación era grave. Entonces Abraham le dijo a Lot: “No haya ahora altercado entre nosotros dos, entre mis pastores y los tuyos, porque somos hermanos. ¿No está toda la tierra delante de ti? Yo te ruego que te apartes de mí. Si fueres a la mano izquierda, yo iré a la derecha, y si tu a la derecha, yo iré a la izquierda” (así leemos en Génesis 13:8 y 9).

Lot eligió la llanura de riego del Jordán donde las pasturas eran ricas, y moró en la ciudad de Sodoma. Abraham eligió la tierra de Canaán.

A medida que Scott compartía esto con Sarah, llegaron a una decisión trascendental. Dejarían que Ron y Rose tomaran el patrimonio completo, si así lo deseaban. Preservar la unidad familiar, era más importante que pelear por elementos materiales.

Ron y Rose quedaron perplejos. Debido a que no esperaban esto, estaban muy avergonzados de quedarse con todo. Rose se satisfizo a sí misma con algunas joyas, las porcelanas y otras pequeñeces. Luego, sugirieron que los productos restantes fueran divididos en partes iguales. Fue una solución pacífica, para una situación potencialmente perturbadora.

No siempre sucede de esa manera. El dicho, a menudo se vuelve realidad: “Donde hay un testamento, hay muchos familiares.” Las personas que normalmente son generosas y pacíficas, discutirán y romperán la unión por cosas que están descoloridas y gastadas. El método de Dios, es el mejor método. Abraham se enriqueció cediendo sus derechos de propiedad a Lot. Lot se empobreció eligiendo las tierras con pasturas cercanas a Sodoma.

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