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Una Piedra Cae al Agua y Hace sus Ondas

Irene Cruz comparte con las Amigas del programa un breve pantallazo de su vida. Ella trabaja como misionera a tiempo completo para el IBPV Instituto Bíblico Palabra de Vida, en Monte – Argentina


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EA552 – Entre Amigas –
Una Piedra Cae al Agua y Hace sus Ondas



Receta: Lasagna de papas


Entrevista con Irene Cruz

Sandra: Amigas nos encontramos en el momento de la entrevista con una amiga que se llama Irene Cruz, a la que queremos darle la bienvenida.

Irene: Muchas gracias.

Sandra: Irene trabaja en el IBPV en Monte. Queremos que nos cuentes un poco acerca de tu trabajo con las chicas internas, allí. Sin lugara dudas debe haber muchos tipos de jóvenes; aquellos que están sin entusiasmo y aquellos que tienen muchos proyectos de vida. ¿Cómo son las chicas que se decíden por hacer una carrera allí, en el instituto bíblico en PV?

Irene: Existe mucha variedad de chicos están aquellos que desean profundizar en la Palabra de Dios, con el deseo, quizás de saber que Dios tiene algo para ellos y aún, disponen su corazón a salir en la obra misionera. También tenemos jóvenes que no saben que hacer y vienen y prueban un año y simplemente vienen y dicen: “Voy a ver que hace Dios conmigo”. Están aquellos jóvenes que van sin saber lo que es. Y nos causa gracia ver que algunos piensan que es como la secundaria, con toda su adolescencia. La mayoría de las chicas terminan la secundaria, entre los 17 y 18 años y van. Uno de los requisitos es que terminen el secundario para que puedan entrar. Hay edades variadas. Muchos jóvenes, teniendo una carrera, o un trabajo secular o ejerciendo su profesión deciden aprender más de la Palabra de Dios para poder desmenuzar eso en su trabajo o dentro del ministerio que tienen.

Muchas veces puedo sentirme identificada con estas chicas. Yo tomé una decisión por Cristo a los 18 años, y a los 22 años pude conocer el IBPV en una conferencia misionera y desde ese momento Dios estuvo hablando a mi corazón, para prepararme y estudiar en un instituto Bíblico. Tomé la decisión de prepararme por 3 años, porque yo quería servir al Señor, de la misma manera en la que muchos me sirvieron a mí tiempo atrás. Hubo unos misioneros que trabajaban en el norte de mi país, y yo quise imitar eso. Me llevó a prepararme ya que fui con la decisión tomada de poder servir a Dios, de querer trabajar como misionera a tiempo completo, o, dentro de la Iglesia, pero yo ya tenía una decisión tomada.

Por supuesto tuve conflictos como todos los jóvenes. Temas con la familia, con los padres y hermanos. También hubo insistencia en cuanto a una carrera, o de qué iría a vivir, pero el tema que más me costó fue separarme de mi familia. Mis hermanos no eran cristianos, ellos no habían aceptado a Jesucristo como su salvador personal, mi mamá falleció cuando yo tenía 16 años, y a mi padre no lo conocí como hasta los 21, 22 años, y estaban a cargo, digamos, mis hermanos mayores. Ellos querían que yo estudiara una carrera y ellos velaban en ese amor de hermanos. Querían que yo tuviera un futuro, velaban por mi porvenir. Al no tener a Cristo en sus corazones ellos no entendían eso. Yo quería servir a Dios pero no lo entendían.

Yo estaba segura de que Dios quería que yo me preparara en su palabra, y luego él iba a encaminar las cosas. Yo estaba segura de ello.

Sandra: Tomaste una decisión siguiendo a Dios.

Irene: Exactamente.

Sandra: Y ¿qué nos puedes contar sobre el trabajo con las chicas?

Irene: El trabajo con las chicas tiene sus pro y sus contras. Sin conocer el contexto del que vienen. El trabajar con ellas, el hecho de que abran su corazón, te da la oportunidad de que trabajes abriendo la palabra de Dios. El año pasado tenía 4 chicas a cargo mío para aconsejarlas, pero también tengo que velar por la vida de las chicas del Instituto. Son aproximadamente 200 personas desde los 18 años, hasta los 33 o 34 años. Y cada una de ellas, tiene una madurez espiritual diferente. Cada una en su etapa y su momento en la vida.

Es hermoso ver la disposición que ellas tienen cuando la palabra de Dios llega a sus vidas, ya que ellas desean cambiar y quieren dejar que el poder de Dios obre en sus vidas. También, a veces las dificultades que el mismo enemigo presenta, las luchas que tienen, y hasta a veces el revelarse contra lo que Dios tiene para ellas, hacen que uno derrame lágrimas. Pero, cuando seguimos a Dios terminamos en victoria, y lloramos de gratitud a Dios. A veces se hace difícil estar con chicas de diversos lugares, con caracteres distintos y a veces hasta el idioma distinto.

Sandra: Quizás nos puedes compartir una de las dificultades más notables que recuerdes, que haya quedado en el anecdotario. Y ¿Te imaginaste cuando estabas en el Instituto que estarías sirviendo a Dios en esta área?

Irene: Y, por lo general puede ser el tema de la rebeldía que uno por fuera no puede mostrarla pero que está dentro del corazón, pero que se pueden ver en actitudes, en reacciones o en el cumplimiento de las normas, de las pautas a las que no quieren someterse.

No me imaginé que estaría sirviendo a Dios en esta área. Nunca me imaginé que podría estar sirviendo en esta área y me encantó. Si bien es cierto: mi deseo siempre era trabajar con los jóvenes, pero, con la diferencia de quizás estar en una Iglesia. Del discipulado, del visitar, del animar. Quizás es lo mismo, pero en un mayor porcentaje lo que se hace en el IBPV. Queremos estar pendiente de la vida de ellos, animarles, consolarlos, exhortarlos, desafiarlos, dentro de lo que es el instituto. Pero me encanta y agradezco a Dios por haberme dado esa oportunidad de haberle servido en ese lugar.

Sandra: ¿Qué fue lo que pasó luego de que te graduaste con tu familia?

Irene: Es increíble, eso fue cambiando con el tiempo. Al principio no recibía noticias de ellos. Cuando iba a visitarlos eran indiferentes. Pero a medida que pasó el tiempo, Dios fue bendiciendo mi vida en ese aspecto. Mis hermanos fueron conociendo a Cristo como su salvador, conocí a mi papá que yo no lo conocía y él también pudo conocer a Cristo como su salvador personal. Y realmente mi corazón se fue llenando de Gozo. Y con eso para mí fue suficiente. Fue pasando el tiempo y hoy día veo a mi familia y a mis sobrinas teniéndome como ejemplo y eso a mí me anima muchísimo y también me humilla delante de Dios pues nunca pensé que él me podría usar a mí para que mi familia llegara a los pies de Cristo.

Hoy mis hermanos están felices y contentos; ellos aprueban lo que yo hago y me apoyan en oración y cuando pueden también me apoyan económicamente. Tengo una sobrina que va a hacer su segundo año en el IBPV y tengo otras que están preparándose para poder venir más adelante a estudiar. Y eso es sin lugar a Dudas un verdadero gozo para mí. Y por supuesto estoy muy feliz de poder servirle a Dios allí, ó, donde Dios me llame.

Sandra: Estaba pensando en la bendición de obedecer. Cuando uno obedece a Dios contra viento y marea ó en este caso con el tema de la indiferencia de los más queridos, luego viene la bendición de Dios. Recuerdo el texto que dice: “Buscad primeramente el reino de Dios y todo lo demás será añadido”

Irene: Si, es así, es una realidad. Y sí, hay un versículo que me llama mucho la atención, si bien ya lo había leído antes, y es en Job 36:11, justamente habla del hecho de obedecer y de servir a Dios y de que en el futuro vas a tener dicha. De que en el porvenir vas a ser feliz. Y, cuado leí eso me encantó y hoy por hoy puedo disfrutar de mi familia, la mayoría teniendo a Cristo como su salvador personal. Es hermoso cuando uno obedece a Dios, la bendición va a venir más adelante. Y Dios se encarga de tu familia.

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