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Este programa trata de como necesitamos de la ayuda de Dios para salir adelante y depositar toda nuestra confianza en El.


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EA572 – Entre Amigas –
Un Testimonio Impactante



Receta: Pan de carne


Entrevista con Cristina

Natalia: Le damos la bienvenida a Cristina, ella trabaja con niños en la escuela dominical, está casada hace 29 años, es cristiana hace mas de 30 años y hace un tiempo tuve que padecer una situación complicada. Hoy Cristina nos acompaña para contarnos lo que vivió y como Dios le ayudo a seguir adelante.

Cristina: Muchas Gracias. Primero que nada les quiero dar un ejemplo de cómo me sentí en aquel momento, en mi casa hay una planta, una enredadera, esta planta estaba bien verde, hasta tenia flores y era libre, pero le vino una peste o una enfermedad y ya no tiene hojas, esta ceca, no tiene vida.

Así me sentí yo en aquel momento, sentía que no tenía vida.

Yo tenía un tumor benigno en el oído derecho y en el año 2004 fui operada y me subió a la cabeza, se me formo liquido en el cerebro y los médicos tuvieron que colocarme un válvula.
Gracias a Dios nunca perdí la movilidad de los miembros, pero fue muy difícil volver a caminar, moverme, levantarme, para ello tenía que tocar una campana y me vinieran a ayudarme, me sentí atada. Antes yo podía ir a todos lados sola y ahora dependía de una campana.

Un día leyendo el libro de Juan Ramón Jiménez, “Platero y yo”, que dice en un párrafo “Por el poso se escapa el alma de Lot”. Me di cuenta que yo sentía eso, que mi alma se escapaba en un poso. No tenía ganas de vivir, tenia tristeza, amargura en mi vida, y yo deje a Dios.

Yo le dije a Dios ¿Por qué a mi Dios? ¿Porque a mi? Y deje a Dios.
Es como si yo sacara del cuadro de mi vida a Dios, vamos a pensar en el cuadro de la Gioconda, imaginemos sacarle un ojo a la Gioconda, ya no es más lo mismo.
En el tiempo que saque a Dios de mi vida, las cosa cada vez andaban peor. El médico me decía que mirara lo que tenia y no lo que no tenia. Decía ¡Use lo que tiene!
En la operación no me sacaron toda la masa tumoral, quedo un poco en el cerebro, además quede con falta de coordinación en la mano derecha, la mano que yo usaba, tuve que aprender a caminar de nuevo, necesite usar bastón, hacer fisioterapia, fue un proceso largo.
Dos veces me quise quitar la vida, y no puede gracias a Dios.

Al sacar a Dios de mi vida, entre en depresión, una depresión muy grande.

Pero logre salir del pozo, poniendo a Dios en mi vida, en el cuadro de mi vida, como poníamos de ejemplo anteriormente volviendo a ponerle el ojo a la Gioconda.
Encontré a Jesús, no hablo de una religión, volví a un encuentro personal con Dios a través de Jesucristo, reconociendo mis pecados, las cosas que yo había hecho mal, mi autosuficiencia, yo había creído que podía salir de esa situación por mi misma salir, pero no, Dios me saco.
Lentamente mi vida fue comenzando a cambiar y ahora mi vida es alegre, cambio totalmente. Al comienzo tenía dudas, ¿Mañana me despertare igual que hoy? Pero poco a poco esas dudas fueron desapareciendo de mi vida.

Al aceptar a Jesús en mi corazón lo que cambio fue mi vida, no mi estado de salud, mi estado físico, tengo capacidades diferentes, quede con paralice facial pero cambie yo y eso es lo mas impórtate.

Mi lema es una porción de la Biblia, de la palabra de Dios que dice “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. Es realidad, todo lo puedo en Cristo, lo hago distinto, lo hago más lento pero lo hago.
Por ejemplo yo amasaba con la mano derecha, pero como les contaba anteriormente tengo falta de coordinación en ella, así que de apoco y lentamente empecé a amasar con la mano izquierda, y ahora amaso cosas que me quedan riquísimas.

Les quería compartir algo que leía hace unos días. Decía Gabriel Fernández en “Algunas cosas que creo que son mi realidad.”
Creo en el dolor aunque parezca una locura decirlo porque no he visto a la gente cambiar en nada en las fiestas, pero he visto verdaderas transformaciones en medio del dolor y mi propio carácter a sido moldeado en medio de momentos difíciles. No creo que el dolor sea un lugar para vivir pero si una casa de campo para ciertas ocasiones.

Me encanta contar por lo que paso, porque si yo pude salir otras personas también van a poder, con Dios se puede.
He aprendido a vivir la vida, antes podía salir a trabajar, ahora no puedo, pero si puedo trabajar en mi casa. He aprendido a valorizar lo que antes no valorizaba, corría tanto para todos lados que no me lo permita, ahora valorizo la luz del cielo, las flores, la amistad, salir hacer mandados.

Ahora estoy escribiendo un libro, no solo lo que me paso físicamente sino también lo que aprendí, quiero contar las lecciones de vida que aprendí de todo este tiempo, a través de este dolor, de esta prueba que fue difícil pero hoy puedo decir que aprendí.
Ahora cada mañana le pregunto a Dios, ¿Que quieres que haga?, y el siempre me da algo para hacer. Le comparto a una amiga un llamado por teléfono, una torta, una charla porque aprendí que si uno comparte se multiplica, sea lo que sea que uno comparta.

Natalia: Hay una frase de George MacDonald que dice:”Con cuanta frecuencia vemos a Dios como nuestro último y débil recurso, nos aproximamos a él porque no tenemos a donde más recurrir y luego descubrimos que las tormentas de la vida no nos ha empujado hasta las rocas sino hasta el puerto de salida” Esta frase me hizo recordar cuantas veces en nuestra vida hacemos lo mismo, de pedirle a Dios en último momento aunque él obra de la mejor manera.

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