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Un Futuro Seguro

(1ª parte)

Autor: William MacDonald

La palabra discípulo ha sido por demás utilizada, y cada usuario le ha dado el significado de su conveniencia. El autor de este mensaje nos lleva a examinar la descripción de discipulado que presentó Jesús en sus enseñanzas, la cual se halla también en los escritos de los apóstoles, para que aprendamos y descubramos más acerca de este concepto.



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PE1791 – Estudio Bíblico
Un Futuro Seguro (1ª parte)



¿Cómo están amigos? Este mensaje está basado en el pasaje de Mateo 6:19 al 34.

Como ya dijimos, el Señor Jesús tiene un programa de seguridad para aquellos que son Sus discípulos. A primer golpe de vista, este programa parecería violar todo lo que se nos ha enseñado sobre la seguridad, la prudencia, y el sentido común. Pero, el hecho es que el plan del Señor es 100% por seguro, mientras que todos los planes del hombre están llenos de riesgos e inseguridad.

En primer lugar, ese plan prohíbe amontonar riquezas en la tierra. Sus declaraciones van en contra de la sabiduría comúnmente aceptada, que conduce a ahorrar para tiempos de necesidad. Siempre se nos ha dicho que “Las abejas sabias ahorran la miel y los hombres sabios ahorran el dinero”. Nos han lavado el cerebro haciéndonos creer que debemos tener una independencia económica en los últimos años de nuestra vida. Pensamos que si tan sólo tuviéramos suficiente dinero, podríamos enfrentar el futuro sin temores. Sentimos que las riquezas materiales nos brindan seguridad.

Alguien podría objetar que si viviera por fe tendría un ataque de nervios. Pero, no es así, según dice Jesús. Son las riquezas en esta tierra las que pueden causarnos no sólo uno, sino varios ataques de nervios:“Polilla, ‘orín’, ladrones”.En los tiempos bíblicos, la riqueza se medía por la ropa y las monedas. La ropa estaba expuesta al ataque de las polillas. El dinero estaba expuesto a la corrosión. Y, ambas cosas, sufrían el constante peligro de ser robadas.

La manera de tener una verdadera seguridad, es almacenando tesoros en el cielo.En vez de pasar nuestras vidas acumulando riquezas perecederas para un futuro incierto, deberíamos dedicar nuestros mejores talentos para invertir para la eternidad. Por supuesto, logramos esto cuando hacemos que nuestro dinero sirva al Señor, sirviéndole a Él fiel e incansablemente, y viviendo a favor de las personas en vez de a favor de las cosas.

Antes de seguir adelante, debemos enfatizar que este pasaje no se refiere a la provisión de las necesidades corrientes. Debemos trabajar duro para nuestras necesidades habituales y las necesidades de nuestra familia. Pero, una vez que se satisfacen, debemos invertir todo lo demás en los tesoros celestiales y confiar en Dios para el futuro. Si lo hacemos, nuestros tesoros nunca sufrirán debido a la polilla, el orín, o los ladrones.

Es innegable que el lugar donde está nuestro tesoro, determina el lugar de nuestro corazón. En otras palabras, o nuestros intereses, afectos y ambiciones están en un banco, o en el cielo. Nuestro corazón valora aquellas cosas por las cuales vivimos. Esto tiene que ver con lo que es el punto central en nuestra vida. Si procuramos apilar riquezas sobre la tierra, entonces eso nos consumirá interiormente.

¡Y por favor no nos equivoquemos en esto!No podemos vivir para las riquezas terrenales y para los tesoros celestiales al mismo tiempo. Jesús enseñó esto con la ilustración del ojo humano. El ojo es la lámpara del cuerpo. Es a través del ojo que la luz entra en el cuerpo y guía a la persona. Si el ojo está en la luz, es decir que es saludable, entonces la persona ve claramente hacia dónde ir. Si el ojo es malvado, es decir que está enfermo, el camino por delante es borroso e incierto.

El significado espiritual de esto es el siguiente: El ojo que está en luz representa la determinación de vivir únicamente por los tesoros celestiales. La persona que almacena sus tesoros en el cielo, nunca carecerá de la guía de Dios. El ojo en tinieblas representa el deseo de vivir para ambos mundos, de tener tesoros en ambos lugares. La persona que tiene una doble motivación, experimentará una oscuridad espiritual. Carecerá de una clara dirección de parte de Dios. De hecho, su oscuridad será mayor que la de la persona que nunca tuvo luz sobre este tema. Es mejor no haber conocido la enseñanza del Salvador, de amontonar tesoros en el cielo, que haberla conocido y haberla rechazado. “La luz rechazada es la luz negada”.“Y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado”(nos dice Mt. 25:29).

Es imposible servir a dos maestrossin preferir a uno sobre otro, sin dividir la lealtad personal. Inevitablemente, surgirán situaciones en las cuales los intereses de los dos maestros entren en conflicto. Entonces, se debe tomar una decisión. Si vivimos para el dinero, no podemos vivir para Dios. Debemos elegir entre los tesoros en la tierra o los tesoros del cielo.

Nuestro Señor da seis razones por las cuales no deberíamos preocuparnos por las necesidades futuras, en lo que se refiere a las necesidades de la vida.

En primer lugar, porque eso refleja una mala evaluación de lo que es realmente importante. No deberíamos vivir para comer, beber y vestirnos, como si fueran las cosas que realmente importan en la vida. Dios nos ha colocado aquí con una misión mayor que la de comer, beber, o modelar ropa.

En segundo lugar, si estamos ansiosos sobre las posibles crisis futuras, eso implica que dudamos del cuidado de nuestro Padre a favor nuestro. Jesús nos sugirió que, en este sentido, aprendiéramos una lección de las aves. Él dijo que ellas no siembran ni siegan. Eso no significa que nosotros no deberíamos hacerlo. Ellas no pueden plantar o cosechar, nosotros sí podemos. Pero, ellas procuran su comida diaria, y no se preocupan por el futuro. Los gorriones no padecen úlceras debido a su preocupación, ni tampoco corren hacia los siquiatras por problemas de estrés. Viven un día a la vez, y su futuro está en las manos de su Creador.

Ningún nido tiene un graneroo un silo junto al mismo. Durante siglos, la población de aves se las ha ingeniado para sobrevivir sin preocuparse por el futuro nebuloso e incierto. ¡Si Dios cuida a Sus aves, cuánto más cuidará de nosotros!

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