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Ser un Discípulo

Autor: William MacDonald

La palabra discípulo ha sido por demás utilizada, y cada usuario le ha dado el significado de su conveniencia. El autor de este mensaje nos lleva a examinar la descripción de discipulado que presentó Jesús en sus enseñanzas, la cual se halla también en los escritos de los apóstoles, para que aprendamos y descubramos más acerca de este concepto.


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PE1774 – Estudio Bíblico – Ser un discípulo



Queridos amigos oyentes, las palabras“discípulo”y“discipulado”no sólo han sido por demás utilizadas, sino que cada usuario les ha otorgado el significado de su conveniencia. Nos recuerda al uso de la palabra“gloria”del libro infantil Humpty Dumpty. Cuando Alicia le preguntó qué significaba dicha palabra, él dijo: “Cuando uso una palabra significa lo que quiero que signifique, ni más ni menos”.

Pero, si queremos comprender la enseñanza de Jesús sobre el discipulado, debemos interpretar lo que“Él”quiso decir con dicho término, no lo que nosotros queremos entender. Debemos examinar las descripciones del discipulado, en las enseñanzas de Jesús y en los escritos de los apóstoles, para poder así aprender el concepto de discipulado que ellos presentaron.

Al hacerlo, descubrimos que un discípulo es un estudiante, un aprendiz. El discipulado es el proceso a través del cual el maestro o el profesor entrena a un estudiante en su doctrina y práctica. Esto se ve en la forma en que el Señor Jesús escogió a los doce discípulos. Así leemos en Marcos 3:14:“Y estableció a doce, para que estuviesen con Él, y para enviarlos a predicar”. Estos hombres vivieron con el Salvador, escucharon su doctrina, observaron su estilo de vida, y luego comenzaron a esparcir su mensaje. Fue un entrenamiento sobre la marcha.

El discipulado también puede verse en las instrucciones que Pablo le da a Timoteo, en su segunda carta, cap.2, vers. 2:“Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros”.


Fácilmente podemos notar que existen cuatro generacionesde creyentes en ese versículo (Pablo, Timoteo, hombres fieles, y otros). La expansión de la fe cristiana depende del involucramiento activo de cada creyente en este proceso de multiplicación.

Este método de entrenamiento debe ser el mejor. Si hubiera otra forma mejor de adoctrinar, el Señor la habría usado.


La meta del discipulado es que el aprendiz llegue a ser como su maestro. En Mateo 10:25, dice:“Bástale al discípulo ser como su maestro, y al siervo como su señor”.

Un maestro no puede conducir a su estudiante más allá de su propio nivel de logros. En Lucas 6:40, leemos:“El discípulo no es superior a su maestro; mas todo el que fuere perfeccionado, será como su maestro”. “No puedes enseñar lo que no conoces. No puedes llevar a la gente donde tú mismo no vas”.

Cada verdadero creyente es un discípulo del Señor Jesucristo. Además de los Doce, hubo muchos otros que siguieron a Jesús y fueron reconocidos como discípulos. Entre éstos existen grados de discipulado, los cuales eran determinados por su fe y obediencia. Así leemos en Mateo 9:29:“Conforme a vuestra fe os sea hecho”. Y en Juan 8:31:“Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos”.


Incluso a los incrédulos, algunas veces se les denomina discípulos. Es el caso de Juan 2:23 y 24, donde leemos que algunos creyeron en su Nombre, pero Jesús no se fiaba de ellos porque sabía que nunca habían nacido de nuevo. Nuevamente lo vemos en Juan 6:66, donde dice: “Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con Él”. A través de su deserción, le demostraron al Hijo de Dios que no le pertenecían. Su discipulado era superficial (en relación a esto podemos ver Jn. 8:31 al 33).

El Señor Jesús es el verdadero Discípulo. En Isaías 50:4 y 5 dice así: “Jehová el Señor me dio lengua de sabios (la palabra sabio es sinónimo de discípulo), para saber hablar palabras al cansado; despertará mañana tras mañana, despertará mi oído para que oiga como los sabios (discípulo)”. Cada mañana, Él se ponía delante de su Padre para recibir instrucciones para el día. El currículum del discípulo cristiano se encuentra en las páginas de la Biblia. Para ser un discípulo maduro debemos conocer la Biblia y obedecerla.

Uno de los principales énfasis en el Nuevo Testamento es el desarrollo del carácter cristiano.

Mateo 5:1 al 12 describe el carácter de los ciudadanos del reino. En Juan 15:1 al 17, se habla de la necesidad de “permanecer”. En Gálatas 5:22 y 23, es “el fruto del Espíritu”. Efesios 6:10 al 20, lo describe como “toda la armadura de Dios”. Y 2 Pedro 1:5 al 11, remarca algunos factores esenciales del carácter cristiano.


Parecería que el carácter es más importante que el servicio. El discipulado es mucho más que la mera lectura de un libro como éste. Consiste en un entrenamiento sobre la marcha. Significa que debemos pasar tiempo con el Maestro, e involucrarnos con Él en diversas formas de servicio cristiano. En el caso de los hombres, puede significar involucrarse activamente en ministerios como la prédica, la enseñanza, el evangelismo personal, el evangelismo al aire libre, la consejería y la visitación. En el caso de las mujeres puede significar enseñar, aconsejar y visitar. A medida que un discípulo se exponga a sí mismo a través de estas actividades, pronto podrá reconocer su don (o dones) y servir independientemente de su mentor. Debe entonces encontrar uno o más creyentes jóvenes a los cuales pueda discipular.

El que discipula debe hacerse amigo de su aprendiz, incluso en el caso que este último progrese con lentitud. El mentor no debería ser demasiado riguroso o exigente. Debe encontrar tiempo para escuchar. Sería bueno si pudiera reunirse con su alumno en ocasiones sociales o deportivas, o si estuviera dispuesto a encontrarse en tiempos no estipulados, para ayudarle cuando le sobrevenga alguna crisis.

En vez de seguir el mismo programa estereotipado para cada persona, el discipulador debería buscar la guía del Espíritu Santo para recibir la guía individual. El Espíritu es soberano; no siempre actúa en la misma forma.

En las siguientes entregas de este estudio, le ofreceremos muchos temas que le servirán para enseñarle a un joven creyente a quien usted desee mentorear. Existen muchos otros temas que se podrían agregar a la lista. Pero éstos, al menos, servirán como un comienzo.


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