Señales de Su Venida (1ª parte)
24 agosto, 2010
Señales de Su Venida (3ª parte)
24 agosto, 2010
Señales de Su Venida (1ª parte)
24 agosto, 2010
Señales de Su Venida (3ª parte)
24 agosto, 2010

Señales de Su Venida
(2ª parte)


Como Obra Misionera queremos mostrarles una y otra vez la actualidad de la profecía bíblica. Por esa razón queremos desarrollar este interesante tema.

Por Norbert Lieht 


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TA (119) – Temas Actuales – Señales de Su Venida
(2ª parte)




Queridos amigos, me alegra mucho que estén nuevamente en nuestra sintonía. Con mucho gusto, continuaremos demostrando en este programa lo actual que es la Biblia, y cuáles son las señales que ella nos da, para hacernos entender que el Señor Jesucristo volverá y establecerá Su Reino aquí.

Además de las señales que vimos la última vez, que son de alcance mundial como, por ejemplo, la inflación o el aumento de las pestes y de los terremotos – exactamente como el Señor Jesús lo dijo – existe una señal muy especial, que se destaca por encima de todas las demás señales, y es la del pueblo judío. También ya lo mencionamos antes, pero quisiera aprovechar estos minutos para lograr que podamos quedar fascinados de lo maravillosa, exacta y fiel que es la Palabra de Dios. Y esto significa, queridos oyentes, que si la Biblia es tan fiel, podemos confiar nuestra vida personal en manos del Dios que inspiró esta Palabra, pues en Él encontraremos abrigo y seguridad por la eternidad.

El profeta Oseas vivió, muchos siglos antes de la primera venida de Jesús, en Belén. Él recibió, por medio del Espíritu Santo, una profecía que se cumplió en un cien por ciento en la historia de Israel y del mundo, y que trasciende aquella época y abarca hasta la segunda venida del Señor Jesucristo como Mesías de Israel. El profeta dice en Oseas 3:4-5:

“Porque muchos días estarán los hijos de Israel sin rey, sin príncipe, sin sacrificio, sin estatua, sin efod y sin terafines. Después volverán los hijos de Israel, y buscarán a Jehová su Dios, y a David su rey; y temerán a Jahová y a su bondad– y veamos lo que viene ahora:en el fin de los días.”Repito: “en el fin de los días”.

Y ahora, entonces, vamos a intentar analizar un poco lo que dice este texto en realidad: Fue pronunciado en un momento en el que Israel existía como pueblo en su propio país. En esa situación, fue que el profeta le dijo al pueblo: Escúchenme, vendrá un tiempo en el que no tendrán más rey por mucho tiempo, ni príncipe. Tampoco podrán realizar más ningún servicio sacerdotal, pues se quedarán sin efod y sin terafines, es decir, sin Templo, sin holocausto, sin expiación, sin sacerdote ni sumo sacerdote. Para el pueblo judío esto era inimaginable en aquel entonces. Sin embargo, todo se cumplió exactamente como está escrito aquí. El Señor Jesús vino a Israel como Rey, es decir, como el hijo de David, como el Mesías, el Ungido, y no fue recibido por el pueblo judío. No solamente no fue recibido, sino que fue rechazado.

Lograron que los romanos, lo clavaran en la cruz. Gritaron:“No queremos que éste reine sobre nosotros.”No queremos ningún rey. Poco antes de Su muerte y resurrección, Jesús dijo a Su pueblo:“Os digo que desde ahora no me veréis, hasta que digáis: Bendito el que viene en el nombre del Señor.”Y Jesús dejó al pueblo judío. Cuarenta días después de Su resurrección, ascendió al cielo y se sentó a la diestra del Padre en el cielo. Ahora, ya hace dos mil años que el pueblo judío está sin ese Rey. Pero, el profeta no solamente dice que el pueblo judío estará por muchos días sin rey, sino también sin príncipe. Podemos preguntarnos qué significa “príncipe” en Israel.

La palabra hebrea para “príncipe” es “sar”, que forma el plural “sarim”, “los príncipes”. Y esto no significa otra cosa que “gobierno”. También hoy, el Ministerio, en hebreo moderno, se llama “sarim”, y un ministro, también, por ejemplo, el Primer Ministro, es el “sar”, la misma palabra que se utiliza para “príncipe”. Y efectivamente, a consecuencia del rechazo de Jesús, que ascendió como Rey nuevamente al cielo, Israel también perdió su gobierno. Y no solamente perdieron su gobierno, sino también sus sacrificios, sus efod, esto significa, sus vestimentas de sacerdote, y sus terafines, todo lo que tenía que ver con el ministerio sacerdotal, todo lo perdieron. Como se sabe, en aquel entonces vinieron los romanos, le quitaron el gobierno a los israelitas, destruyeron el Templo, de manera que no se pudo llevar más a cabo ningún ministerio sacerdotal, destruyeron Jerusalén, se llevaron a los judíos y los dispersaron por el mundo entero.

Lo que Oseas dijo, muchos siglos antes, de la primera venida de Jesucristo, se cumplió literalmente. Sin embargo, nuestro texto dice que no siempre será así. El texto no dice que los hijos de Israel quedarían siempre y eternamente sin rey, y sin príncipes, es decir, sin gobierno, y sin servicio sacerdotal. El texto dice que los hijos de Israel estarían así “muchos días”, es decir, un largo tiempo, sin rey, sin príncipes y sin servicio sacerdotal. Después, los hijos de Israel volverían y buscarían al Señor su Dios y a David su rey – sinónimo de su Mesías Jesucristo – y temerían al Señor y a su bondad en el fin de los días.

Es decir, en el fin de los días ocurrirá la conversión del pueblo judío, que buscará nuevamente a su Dios y su Mesías, y esto empieza con que esté nuevamente en posesión de su propia tierra y tenga nuevamente sus príncipes, es decir, su propio gobierno.

Y exactamente esto, queridos amigos, ocurrió en el año 1948. En aquel año, el 14 de mayo de 1948, el pueblo judío nació de nuevo, de la noche al día, como nación, y como Estado. De la noche al día volvieron a tener un Primer Ministro y una la Knesset, es decir, un gobierno con representantes y ministros. Con esto, los “sarim” habían vuelto. Por eso, sabemos que ha llegado el tiempo, o que está cerca, el tiempo del cual habla Oseas cuando dice: “en el fin de los días”. ¡Jesucristo volverá! La profecía bíblica se cumple siempre en un cien por ciento.



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