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Resolución de Conflictos
(3ª parte)


Bill Hill, trata el principio más importante a la hora de resolver un conflicto. El principio antagónico al orgullo: La humildad! Escuche qué es lo que este hermano ha estudiado en cuanto a este tema.


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TA 134 – Temas Actuales
Resolución de Conflictos (3ª parte)




Sandra: Muy bien venidos amigos a Temas de Actualidad, este programa de la Obra misionera Llamada de Medianoche. Nuevamente nos encontramos con el Director de Equipando Nacionales para Todo el mundo, el pastor Bill Hill. Queremos agradecerle por su presencia y queremos solicitarle que continúe con este tema tan interesante sobre la Resolución de Conflictos. Bienvenido pastor.

Bill: Gracias a ti, por esta oportunidad.

Sandra: Muy bien! Yo tengo algunas preguntas. Pero primeramente hablamos de que el ser humano, luego de haber atravesado el tema de haber hecho las pases con Dios, da el paso de salvación. Luego hablamos de la resolución de los conflictos entre los cristianos. Pero me he quedado pensando cuando los cristianos se creen bien intencionados de ambas partes y les surgen los problemas doctrinales por ejemplo. Allí aparece el conflicto y nadie quiere ceder a su verdad.

Bill: La sección en la que estábamos hablando, aquí, en el libro de Efesios, trata específicamente con la forma práctica de resolver los conflictos, pero, hay otras secciones en la Biblia en las que trata específicamente ese tipo de conflictos teológicos. Lo que vemos más ahora en el capítulo 4 tiene más la tendencia a resolver los conflictos interpersonales. Para hacer un pequeño repaso, estábamos mirando en el Libro de Efesios, y dijimos que se divide en dos secciones, capítulos 1, 2, y 3, tratan de la Redención, y capítulos 4, 5, y 6, tratan de la santificación. Para aprovechar los recursos que tenemos en el capítulo 4 primero que nada cada uno debe ser reconciliado con el Señor Jesucristo. Porque el hombre natural, no entiende las cosas de Dios.

Pero, una vez que hemos llegado a convertirnos a Cristo, ahora tenemos al espíritu Santo, y por lo tanto tenemos los recursos para resolver los problemas. Tenemos el poder y la energía del Espíritu Santo, y la dirección de la Palabra de Dios. Y, les voy a dar un ejemplo: la última vez que estuvimos haciendo este programa les mencioné acerca de la posibilidad de que yo y mi esposa pudiéramos tener un problema. Y creo que todos nosotros si fuéramos honestos, tendríamos que admitir que de vez en cuando surgen esos conflictos con el cónyuge. Quizás yo dije algo, alguien le habló algo a otra persona en una manera fea, no muy amable, y una vez que salió esa reacción de la boca, la otra persona reacciona. Entonces, ahí de pronto hay dos personas, que no se están hablando muy bien el uno al otro, y quizás están usando palabras que no son para nada apropiadas en los labios de un cristiano.

¿Qué se puede hacer en cuanto a eso? Hay muchas maneras en que las personas tratan de manejar eso. Una forma es irse y por el resto de la tarde no se le habla a la persona. Una persona se va a la cama, el otro se va a dormir al sillón, se despiertan en la mañana y pretenden como que nada sucedió. Esa es, ciertamente, una manera muy pecaminosa de encarar un conflicto. ¿Por qué es pecaminoso? Porque no se ha tomado ninguna responsabilidad, nadie asumió la culpa, no se pidió perdón, no hay nadie arrepentido, y no se resolvió el conflicto. Ciertamente nosotros no podemos tratar de resolver los problemas, en la manera en la que solíamos hacerlo antes de ser convertidos. Si surgió un problema entre un hermano y una hermana en Cristo.

Ambos son cristianos, pero rehúsan a hablarse entre ellos. Si él ó ella me van a tratar de esa manera, está bien, yo no me les acerco. Si esa persona se sienta bien adelante, está bien, yo voy a sentarme en el último banco. Algunos dirán: yo resolví el problema! Porque, lo que hago es no acercarme a la persona. Una vez más, eso es muy pecaminoso, es algo egoísta, es rehusar encarar el problema, es mucha falta de amor hacia la persona con la cual yo tengo ese conflicto. Mayor que todo eso, es que no se está honrando a Dios, porque él nos dice cómo tenemos que hacer las cosas. Entonces, si tenemos un conflicto con otra persona Jesucristo lo hace bien claro, en Lucas17, que nosotros debemos ir a la persona.

Tenemos que hablar con la persona acerca del problema. Ahora, lo que estamos aprendiendo aquí en Efesios es que a fin de poder lograr eso, en primer lugar, yo tengo que ser humilde. Este es el primer principio que Pablo nos da aquí. Si yo entro en una discusión con mi esposa, y yo no veo el asunto como debería de verlo con otro hermano en Cristo, entonces, yo voy a encontrar cualquier excusa que deba, para no hacer lo que Dios dice que debo. Eso está anclado en el orgullo. Por otro lado la humildad dice: yo me voy a examinar a mí mismo.

Yo no voy a apuntar mi dedo sobre mi esposa. Yo no voy a dormir en el sillón y le voy a dejar la cama a ella, yo no me voy a sentar en el último banco de la iglesia si esa persona se sienta en el primer banco de la Iglesia. Porque, haciendo algo así, yo no estoy tomando mi responsabilidad, de hacer lo que Cristo claramente nos dice qué tenemos para hacer. Yo tengo, con toda la humildad que ir a la persona. Ahora, la humildad, indica varias otras cosas. Por supuesto, no es nada sencillo tratar este tema de la resolución de conflictos en 2 ó 3 minutos, porque tenemos varios principios, que necesitan también formar parte de todo este proceso. El primero que Pablo enfatiza acá, es: con toda humildad.

Sandra: Una buena elección para ejercitar, y recordaba ese texto de Miqueas en donde Dios nos pide que nos humillemos. Tener humildad ante nuestro Dios y ante nuestro prójimo.

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