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Autor: William MacDonald

La Dios ama al pecador y no quiere que las personas perezcan! La buena nueva es que hay esperanza para los que no la tienen! Escuche más acerca de esto en este mensaje.


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PE2197 – Estudio Bíblico
¿Qué dice la Biblia sobre el destino del hombre? (2ª parte)



¿Cómo están amigos oyentes? Decíamos en el programa anterior, que sí es posible saber si nuestro destino final eterno será el cielo, pero que primero, tenemos que ver las malas noticias.

Antes de profundizar en cómo obtener la vida eterna, debemos hablar sobre el pecado.

Entonces, nos preguntamos: ¿Qué significa esa palabra y por qué es importante?

El pecado es todo aquello que está por debajo de la perfección de Dios. Significa errar el blanco. No sólo es hacer algo errado; es no conseguir hacer lo que sabemos que es correcto. Esto se conoce como pecado de omisión. El pecado es desobedecer la Ley, es rechazar caprichosamente la voluntad de Dios. Cuando tenemos mala conciencia con respecto a realizar alguna acción, y sin embargo la ejecutamos, eso es pecado. Finalmente, toda injusticia es pecado.

La Biblia es explícita y enfática al declarar que todos hemos pecado. Dice: Por cuantos todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios. También dice que: Ciertamente no hay hombre justo en la Tierra, que haga el bien y nunca peque.

Hagamos una pequeña prueba para ver si usted es la excepción a la regla. Verifique la siguiente lista para averiguarlo.

Comencemos con lo que la humanidad denomina pecados groseros: fornicación, adulterio, incesto, homosexualidad, bestialidad, asesinato, e idolatría. Muchísimas personas dirían que no son culpables de alguna de estas cosas (hasta que recuerdan que Jesús dijo que el hombre que mira a una mujer con lujuria, ha cometido adulterio, y que aquel que odia a su hermano, es un asesino).

Vayamos ahora a otra lista: borrachera, drogadicción, aborto, crueldad, brujería, maledicencia, y adicción a la pornografía.
¿Todavía mantiene su posición de total inocencia?
Si es así, entonces verifique lo siguiente: codicia, lujuria, envidia, celos, odio, orgullo, egoísmo, chusmerío, mentira, engaño, falta de respeto a los padres, promesas no cumplidas, e infidelidad. ¿Podría levantar su mano derecha y testificar bajo juramento que nunca ha cometido algunas de estas cosas? Si es así, haga una última verificación más: ¿Qué me dice de los pensamientos impuros?

La aterradora verdad es que no somos personas que han pecado tan sólo una vez, sino que hemos hecho del pecado una práctica habitual. Pecamos cada día en pensamiento, palabra y hechos. Si niega esto, se engaña a usted mismo y hace de Dios un mentiroso. Somos completamente depravados. Puede que no hayamos cometido cada uno de los pecados enlistados, pero tenemos el potencial de hacerlo. Y el pecado ha afectado cada parte de nuestro ser. Lo que somos es mucho peor que cualquier cosa que hayamos hecho.

Ningún pecador entrará al cielo, a menos que sus pecados hayan sido perdonados. Si usted cometió un sólo pecado, ya es un pecador, y como pecador culpable necesita la salvación.

Pero, existe un problema. Dios es santo. Él siempre debe hacer lo que es justo y apropiado. Él no puede tolerar el pecado, negociar con él, pasarlo por alto, o consentirlo. Su Palabra es clara en que el alma que pecare, esa morirá. La ley de Dios demanda la muerte del pecador. La deuda debe ser pagada. La penalidad del pecado debe ser soportada. Sin embargo, si padecemos la penalidad de nuestros pecados, estaremos condenados por toda la eternidad.

Y también existe un dilema divino. Y es éste: Dios ama al pecador. Él no quiere que las personas perezcan. Él quiere que el ser humano pase la eternidad con Él en el cielo. Él no creó el infierno para la humanidad, sino para el diablo y sus ángeles. Pero, Él no puede permitir que una persona entre al cielo si todavía está en sus pecados, es decir, con pecados que no han sido perdonados. Nada impuro, incorrecto o maligno puede entrar allí. ¿Cómo entonces Dios puede satisfacer su amor y a la vez ser justo? ¿Cómo es que Él puede salvar a los pecadores y todavía ser santo?

La buena nueva es que: Hay esperanza para los que no la tienen.

No estamos en una situación que no tiene esperanza. Dios encontró la forma en la cual puede perdonar nuestros pecados, sin
afectar su justicia. Él envió a su Hijo amado a la Tierra hace dos mil años para buscar y salvar lo que se había perdido. El Señor Jesucristo fue a la cruz del Calvario para morir como nuestro sustituto. Ésa es la palabra clave: sustituto. Él murió en nuestro lugar. Murió la muerte que nosotros deberíamos haber muerto.
Pagó la deuda que teníamos a causa de nuestros pecados. Soportó la penalidad que nosotros deberíamos haber soportado.

No podemos entender la Buenas Nuevas hasta que nos damos cuenta que alguien murió por nosotros, y que ese alguien no es otro que nuestro Creador, Dios mismo. En vez de ser las ovejas las que mueren por el pastor, el pastor muere por las ovejas. En vez de ser la criatura quien muere por el Creador, el Creador muere por sus criaturas.

Pero, ¿cómo sabemos que la obra de Cristo como nuestro sustituto, satisfizo a Dios el Padre? Lo sabemos porque Dios el Padre resucitó al Señor Jesús al tercer día. Ésta fue la prueba de que Cristo culminó la obra necesaria para nuestra salvación, y de que Dios la aceptó. Si Dios no lo hubiera resucitado, su muerte no habría sido diferente a la de cualquier otra persona. Jesucristo fue el primero en resucitar de los muertos con un cuerpo glorificado, que jamás volverá a morir.

Esto hace surgir otra pregunta. Si Cristo murió por todos, ¿acaso esto no significa que todos somos salvos? No, no significa eso. La obra del Señor en la cruz es suficiente para la salvación de todos, pero únicamente es eficaz para aquellos que lo aceptan como su sustituto. Dios no está en la empresa de llevar al cielo a personas que no quieren estar allí. Él no puede poblar al cielo con personas que aún son pecadores practicantes. ¿Qué clase de cielo sería ése si fuera habitado por los peores pervertidos, asesinos y gángsteres del mundo?

Veamos ahora: Cómo no ser salvo

Antes de reflexionar sobre la forma establecida por Dios por la que una persona puede estar segura de ir al cielo, nos proponemos para el próximo programa exponer varios métodos falsos en los cuales se apoyan hombres y mujeres.

Veremos cuáles son en nuestra próxima charla. ¡Los esperamos! Con muchos deseos de bendición, nos despedimos hasta entonces.

1 Comment

  1. Arsenio Moro Malonga dice:

    Escribo desde Lisboa, Portugal donde trabajo como Diplomatico de mi pais de nacimiento Guinea Ecuatorial.
    Vuestro sermon sobre el DESTINO ha sido un gran impacto para mi. Siendo Cristiano desde hace 12 años, he tenido la gracia de aclarar mis dudas sobre la muerte y el destino a traves de este Sermon.
    Que Dios les bendiga

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