Puesta de limites (2ª parte)
21 septiembre, 2015
De corazón a corazón
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De corazón a corazón
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Este programa trata sobre como hermosear el rostro con el gozo que Dios nos da, sin importar las circunstancias. Y de los beneficios que trae el gozo de Dios.


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EA584 – Entre Amigas –
Puesta de limites (3ª parte)



Receta: Paella vegetariana


Entrevista María Eugenia Goyret

Natalia: Estamos con María Eugenia Goyret que es maestra, psicopedagoga y psicóloga social, también es mamá de dos varones. Estamos hablando de la crianza y la puesta de límites. Ahora estaremos hablando de los preadolescentes o escolares grandes. Pensaba en un cuento que habla sobre las cosas básicas, por ejemplo allí menciona que si quiero poder piedra, pedregullo y arena en un recipiente. Las piedras van primero. Y pensaba que en esta etapa es parecido, porque algunos padres pretenden apurar y hacer todo lo que no han hecho. Por eso María Eugenia te queríamos preguntar ¿Cómo se enfrenta esta etapa?

Mª Eugenia: Primero que nada, debemos aclarar que no hay recetas. Porque los hijos son todos distintos y todos nos desafían a construir, a pensar y a hacer. También depende de cada familia. Pero yo creo que para afrontar esta etapa, algo que pesa mucho es que esta muy estigmatizada por la sociedad. Por que se dice, si sos papá de adolescentes ¡Hu, la que te espera! Y tanto se nos carga que uno va llegando a esta etapa con una angustia y un temor muy grande. Pero tenemos que poder confiar, poder ponerlo en manos de Dios. Lo que es fundamental no empieza en la adolescencia, empieza cuando ese bebe nace. Va en como uno se va estableciendo, como va generando vinculo de profundo amor, de amor incondicional, de confianza, de dialogo, de límites. De pautas, de normas que lo ayudan a reconocer lo que está bien y lo que está mal. En esta etapa hay un avance en su autonomía. Los niños o los preadolescentes, que cada vez llega más temprano esa etapa. Hacia los 9, 10, 11 años ese niño empieza con lo más notorio que son los cambios físicos. Los niños empiezan a crecer no solo en altura, sino que empiezan a tener otros rasgos en su rostro, empiezan a reconocerse más como chicas o como varones. Estos cambios también están acompañados de un entorno social, desde la televisión, la música, entre otras. Que estimulan a que las etapas vayan más rápido. Este concepto de precocidad es pasado por alto y todo tiene que llegar antes. Ahí es donde debemos poner el frenos porque cada etapa aporta lo suyo y no que hay que hacerlo de prisa, tenemos que poder detenernos. Porque si no quedan estructuras sin desarrollar, habilidades sin desplegar. Entonces es importante tener confianza, dialogo tanto con la pareja, como con la familia, así como con los padres de los amigos de nuestros hijos.
Para poder hacer acuerdo, así como para poder compartir nuestras angustias y alegrías. Debemos saber que es una etapa de cambios tanto en lo físico como en lo emocional. Hay niños que cambian rápidamente de estado de ánimo, de repente están bárbaros y de golpe están de mal humor. O se enojan por cualquier cosa, o hacen un comentario que no entendemos, eso también forma parte de esta nueva etapa. Como adultos tenemos que tratar de entender, lógicamente sin dejar que nos digan cualquier disparate. Claro está que uno entiende y al mismo tiempo marca ese límite. Debemos explicita lo que esperamos para él pero dando más distancia. Me contaba un amigo que en la escuela de su hija, preadolescente, habían hecho una dinámica. Ellos como padres les escribían una carta a su hija y a la noche encontraron en su almohada una carta de la hija. La hija les reclamaba espacio, les reclamaba menos preguntas. Por eso debemos aprender que ellos en esta autonomía que van ganando, necesitan espacio y nosotros debemos dárselos. Porque ya la familia no ocupa el mismo lugar, no quiere decir que nos hayan dejado de querer, sino que necesitan más tiempo con sus pares. Quizás no necesitan que estemos preguntando todo los que están haciendo, pero si estar ahí. Porque a veces uno confunde que el niño crezca, no quiere decir que los padres desaparezcan. Los adolescentes necesitan de nosotros, estando ahí en la vuelta, sin agobiarlos pero marcándole los limites. Retomando aquellos hábitos de la infancia pero como más flexibilidad. Por ejemplo la hora de comer, es la hora de comer, es la hora de la familia. Bañarse se tiene que bañar, el cuarto más o menos ordenando lo tenemos que tener porque si no, no encontramos nada. Pero ya no con la misma dinámica que con el niño de 6 años. Debemos estar atentos a las señales, pero sin ser un perseguidor. Porque el perseguidor genera distancia y nosotros en esta etapa queremos proximidad, confianza y mantener aquellas cosas que se fueron generando a lo largo del tiempo. Es una etapa donde ellos nos van a cuestionar mas. Es una etapa en donde el tiempo es relativo, sus tiempos son diferentes a los nuestros, capas que lo que está por pasar en 5min, ellos lo ven como que aun tienen tiempo. Pero al mismo tiempo si es algo muy importante que va a pasar en 3 meses necesitan que pase, y necesitan por ejemplo ir comprando ropa para saber con qué ir.

Natalia: Como decíamos hoy no se pueden pelear todas las batallas, porque desgasta y corta los puentes del dialogo. Por eso te preguntamos ¿Cuales serian las claves fundamentales para esta etapa?

Mª Eugenia: Debemos perder el miedo, y confiar en todo el proceso de crianza. Confiar en los hijos, ellos no dejan de ser ellos. Están en una etapa en donde podemos decir que volvemos a tirar las cartas y a repartir el juego. Donde están muy abocados a definir quiénes son y quienes quieren ser. De alguna manera para esa construcción, ese modelo fuerte que somos los padres o los adultos de referencia, tiene que ser cuestionado, para que ellos puedan diferenciarse y construirse como personas únicas, irrepetibles y diferentes. Ahí hay algo importante que nosotros debemos poder distinguir. Cada uno de nosotros antes de tener un hijo, se lo imagina, pero después ese hijo es bien diferente a lo que nos imaginamos. Por eso debemos habilitar a ese niño que sea diferente y en ese habilitar va a estar la posibilidad del desarrollo. Permitirle crecer en su autonomía acompañándolo. Permitirle que vaya construyendo desde sus ideales, desde esos valores que le hemos enseñado y dejar que él se vaya apropiando de los mismos, eligiéndolos o recreándoles en función de quien quiere ser. Permitir el cuestionamiento, pero siempre en clave de dialogo, en clave de un enfrentamiento que no humilla al otro, que no lo desvaloriza. Siempre estimulándolo, reconociendo las fortalezas, y viendo cuales son las cosas que debe mejorar.
Un tema que en esta etapa empieza a preocuparnos mas, pero si bien debemos cuidarlo a lo largo de toda la crianza, es el tema de la sexualidad. Porque nosotros nacemos como seres sexuados. Pero hay algunos aspectos que es en esta etapa que hacen eclosión. Podemos decir que en esta etapa hay un cuerpo maduro, desde el punto de vista biológico, pero no hay un psiquismo maduro en ellos. Por ello debemos acompañarlos en este aspecto, porque su cuerpo esta pronto para cosas que el corazón y su mente aun no están preparados. Debemos explicar los riesgos que esto tiene, las alegrías y como nos debemos hacer responsables de nuestros actos. Cuando hablamos de limites debemos buscar las explicaciones lógicas a los hechos. Debemos educar, informar y acompañar, pero no negar, ni ocultar. Si no estar abiertos y una vez más como padres debemos compartir con otros padres, con nuestra comunidad de fe. Es allí donde nuestra comunidad de fe, pasa a ser un enorme fortalecedor, porque podemos orar juntos y sabemos que hay alguien que nos está acompañando. También porque podemos compartir experiencias, ver a otros adolescentes, o preadolescentes que están transitando cosas parecidas. Además como padres podemos decir algunas cosas, pero si el líder, pastor o educador de la comunidad de fe, lo dice el adolescente lo recibe de otra forma. Y así van recibiendo esos valores, ideas, esas piedras fundamentales en la construcción de ellos como buenas personas y como personas de Dios.

Natalia: Pensaba que muchos adolescentes en algún momento le dicen a sus padres que los odian. ¿Como hace un padre cuando el hijo le dice te odio?

Mª Eugenia: Hay una afirmación de un pensador de nuestro tiempo, Escocés. Que dice: “Aquel padre que nunca fue odiado por su hijo, quiere decir que no fue un buen padre” No estamos hablando de ese odio como sentimiento profundo, si no de esa vivencia de oposición. Cuando un adolescente expresa eso, es porque está realmente enojado con ese límite que se le está marcando. O está enojado con ese impedimento que tiene para ser el adulto que quiere ser, pero que nosotros sabemos que aun no está preparado síquica y emocionalmente.
Así como a nosotros no se nos ocurre dejar a un bebe sin darle de comer, porque sabemos que solo no lo puede alcanzar, del mismo modo a un adolescente no le vamos a decir todo que sí. El conflicto es inherente a la vida y mucho mas en esta etapa. Tenemos que estar dispuestos a reconocer que este es un camino de largo aliento, que aunque tienen cuerpos grandes todavía no son lo suficientemente grandes y autónomos que nosotros esperaríamos. Necesitamos paciencia. Y lo vuelvo a repetir, necesitamos estar. Durante mucho tiempo se hablo que lo que importaba era la calidad y no la cantidad, pero la cantidad también importa.
Cuando el muchacho llega, es importante estar. Porque es en fracciones de segundos de la cotidianidad donde están los momentos de reparación. No es cuando aparece el conflicto, sino cuando de casualidad paso y se puso a merendar, y pudimos compartir. Es en esos momentos de serenidad donde estamos sembrando para cosechar, por eso es importante estar, acompañar y tener fe en ellos como personas.

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