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Este programa trata sobre cómo poner límites a nuestros hijos en la primera etapa de la vida, desde que son muy chiquitos. Sobre la diferencia entre el castigo y la disciplina. La importancia de crear rutinas.


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EA582 – Entre Amigas –
Puesta de limites (1ª parte)



Receta: Sopa crema de Brócoli


Entrevista con María Eugenia Goyret

Natalia: Estamos con Maria Eugenia Goyret que es maestra, psicopedagoga y psicóloga social. Además es mamá y está casada con Alberto Vázquez. Estaremos hablando sobre la educación de los niños y un punto muy importante, que es como ponerles limites.

Mª Eugenia: En este programa queremos tratar y compartir un poco, lo que hace al desarrollo de los niños, cuales son las distintas etapas que los niños a medida que van creciendo van desarrollando. Esto es importante tanto si somos mamas, papas, abuelos, tíos o docentes porque nos da pistas o señales de cómo debemos realizar ese acompañamiento en la crianza de esos niños para que cada día sean mejores personas.
Uno no nace persona, se hace. Para ello depende de quién nos acompaña, para poder desarrollarnos con mayor plenitud. Por eso el tema de los límites, lo que limita define. Nos definimos como sujetos, como personas cuando hay un marco. Cuando hay un encuadre claro, cuando aprendemos a distinguir lo que está bien, de lo que está mal. Que es lo que quiero para mi vida y que es lo que no quiero, porque no es bueno para mí o para mi familia y para Dios. Pero por supuesto que estos límites o estos tiempos de crianzas, han sido diferentes a lo largo de la historia y nos exigen como familia. Debemos tener en cuenta en que momento estamos en relación a la historia. Porque el concepto de niñez tal como lo entendemos hoy, es un concepto relativamente nuevo. Podemos decir hace 100 o 150 años como mucho que existe esta idea que nosotros tenemos de la niñez y su desarrollo. De reconocerlo como en una etapa especial y diferente. Hubo un periodo en el que los adultos casi no se cuestionaban sobre la crianza de los niños, se hacía tal como lo había hecho su bisabuela, o su madre. Podemos decir que los padres reproducían un mecanismo de blanco y negro, de esta bien o está mal.
En los últimos 50 o 60 años hubo un proceso importante de investigación, estudio y conocimiento acerca del desarrollo, que fue muy bueno. Pero también hubo malas interpretaciones en relación al desarrollo y sus distintas etapas. Y se interpreto desde algunas corrientes teóricas y filosóficas que si los adultos interveníamos podíamos llegar a interferir o a traumatizar su desarrollo. Cuando en realidad hay sabemos que si no interferimos, si realmente no educamos los niños quedan solos, abandonados. Porque como decíamos hoy, la persona se construye en comunidad.
Hay un proverbio africano que habla que para criar a un niño, se necesita de una aldea entera. La crianza es un proceso que involucra a todos, a los padres, a los educadores para juntos ir construyendo. Pero hay determinadas pautas que debemos tenerlas claras. Quizás no son las mismas en una familia que en otra, pero es importante que como familia, como padres podamos tener claros algunos referentes que nos ayuden a acompañarlos en esos distintos momentos.

Natalia: Cuando mencionabas ese cambio que hubo en la historia sobre la interferencia de los adultos, a la palabra limite, se le comenzó a tomar como una mala palabra. Ya que la palabra límite se toma como cuarta.

Mª Eugenia: Claro, sería bueno distinguir dos conceptos que están muy mezclados en el tema de la crianza y la puesta de límites. Son los conceptos de disciplina y el concepto o idea de castigo. La disciplina es necesaria. Es ese proceso por el cual el niño va incorporando de su entorno cuales son las reglas, normas y pautas que son necesarias para una convivencia armónica. Porque somos sujetos que vivimos en sociedad. Disciplinar es cuando la mamá le dice que comemos todos juntos y no comemos solos mirando la televisión. Disciplinar es cuando le decimos, nos bañamos a tal hora o nos bañamos todos los días. Bien diferente es este concepto de disciplinar, de poner un límite, de dar una pauta, de organizar una conducta al concepto de castigo. Porque cuando yo estoy disciplinando, estoy enseñando, le estoy aportando a este niño para que pueda desarrollarse en comunidad, y hay una intención detrás de ese acto de educar. Ejemplo, yo madre quiero que mi hijo pueda aprender, los modales a la hora de comer, o como es la manera en que dialogamos o resolvemos los conflictos en casa. Pero cuando yo castigo la intención tiene más que ver con el humillar al otro. Con el lastimar, eso que el otro es o hace.
Es bien importante destingir, que cuando yo disciplino, cuando yo rezongo, estoy señalando que la conducta realizada es incorrecta, no es sujeto. Eso es muy importante aclarar, desde que los niños son muy chiquitos, debemos aclarar. Por ejemplo que mamá o papá te quiere mucho, y te van a querer siempre pero esto que tu hiciste esta mal y esto no puede volver a suceder. Poder ser claros, poder tener una intención en ese desarrollo, pero diferenciar el castigo.
El castigo reprime una conducta sin explicar el por qué. Sin señalar que es lo correcto. El castigo surge desde el impulso y no desde la reflexión. El castigo la mayoría de las veces está cargado de mi propia ira, de mi propio cansancio. Y no esta focalizado en el niño y en eso que quiero ayudar a desarrollar en el otro.
Claro está, que todos nos cansamos, que a veces levantamos mas las voz de lo debido, porque somos seres humanos. Pero lo importante es tenerlo claro y poder pedirle disculpas al niño, cuando en una puesta de limites uno siente que lo que salió fue mi enojo y no la reparación de una norma infringida.

Natalia: ¿Desde cuándo es importante ponerle límites a los niños?

Mª Eugenia: Desde el útero, desde la gestación misma. Ese ser que está creciendo, en el vientre de la madre, se va construyendo. Primero mucho más ligado a lo biológico y a medida que pase el tiempo haciéndose este sujeto social en la construcción con el entorno.
Entonces ya desde ese dialogo que uno puede tener con el intrauterino va voy construyendo. Ni que hablar cuando ese niño nace al mundo, ve la luz y a todos los que lo quieren. Una idea que es importante, es que tenemos que pensar en grandes momentos o en grandes etapas.
Si hablamos de edades es porque necesitamos referentes para comprender, pero siempre cada día va transitando las etapas. Y es con diferentes edades en las que llega a las diferentes etapas. Por ejemplo, a veces las madres dicen, mi hijo tiene 2 años y medio y todavía no controla esfínteres. Debemos poder respetar los tiempos, lo que funciono con un hijo no necesariamente tiene que funcionar con el otro. Es importante conocer las características de las etapas porque en la crianza uno va haciendo un proceso permanente de ir buscando el equilibrio entre, lo que el niño necesita de nosotros y lo que el niño puede por sí solo.
Durante muchos años, casi podemos decir que hasta los 25 nuestros hijos necesitan de nosotros, pero va siendo diferente esa necesidad, el tipo de vínculo que vamos estableciendo. La primera etapa, cuando el niño nace, es esa etapa en donde de alguna manera nosotros somos el mediador y el interlocutor con el mundo para el niño. El eje está en que nosotros podamos darle a ese niño la alimentación necesaria, las condiciones de descanso, de reparación, de contención y de afecto para que el pueda empezar a conocer el mundo. Desde los sonidos, la luces, desde todo lo que hace aprender a respirar, a comer a conectarse. Así comienza el primer vínculo, la complexión del apego. El apego como ese vinculo fuerte, que es muy importante que pueda darse con la mama biológica. Pero también sabemos que puede darse con otras figuras que con amor, con cariño, con comprensión logran ocupar ese lugar cuando la realidad así lo demanda. Ese es un vínculo fortalecedor para esa primera etapa y para todo el resto de la vida. El vinculo de respuesta a la necesidad, de descodificación del llanto, de las miradas, de la búsqueda. Desde que el niño es chiquito es muy importante el poder establecer ese contacto, ese vínculo entre el niño y nosotros para poder empezar a conocerse mejor. Es un tiempo donde la mamá, (o esta figura que ocupa el lugar de la mamá) representa el mundo para el niño. Por eso muchas veces las mamas se repliegan a su bebe, ya que los niños necesitan de ese tiempo especial para poder construir ese vínculo. Es una etapa de enorme dependencia, somos todo para él, su puente, su anclaje con el entorno.
Pero a medida que va pasando el tiempo, en la misma familia, vamos descubriendo que ese niño empieza, aparte de establecer contacto con esa mamá, a ser receptivo a otros estímulos, desde la música, los ruidos de la casa, el papá que el habla con un tono de voz diferente. Comienza a ser receptivo a las voces de los hermanos, los tíos, familiares. Es muy importante no hacer un ambiente artificial, si crear un clima de afecto, de cariño, pero que sea el ambiente de la casa, para así poder comenzar a tomar contacto con ese entorno y desarrollar otras habilidades. Por ejemplo, comenzar a mirar los objetos de la casa, a tocarlos, a jugar con ellos. Así ya estamos en el según o tercer mes. Podemos ponerlo en distintos lugares de la casa, no enfrente de la televisión, porque eso no es bueno. Sabemos que tiene efectos negativos desde el punto de vista neurológico. Si en contacto con sus hermanos (si es que los tiene) o incluyo en el living donde llegaron la visitas. Poder ponerlo no solo en el cochecito, sino también con una alfombrita en el suelo, ir acercando los juguetes, estimular que se pueda mover, a darse vuelta. Para de esta forma poder habilitar un gateo, una exploración, el reconocimiento de su cuerpo, de su entorno, del mundo que lo rodea y así estimular los primeros pasos, el habla. Todo aquello que va haciendo el ir reconociendo su propio potencial. Ese contacto que antes era casi exclusivo del bebe con su madre, va cambiando y se va estableciendo con su entorno. De esta forma le va permitiendo desarrollar otras habilidades. Ahí ya puede ir apareciendo el no. El niño lo comprende de una manera diferente que a los 2 años. Ejemplo hay un momento en que el niño llora, a pesar de que ya le hemos dado de comer, ya descanso y durmió, ahí le podemos explicar con mucho amor que se debe quedar en el lugar donde está. Lógicamente que no lo vamos a dejar solo al niño. Puede haber una demanda, un llanto. Pero ahí hay una primera instauración de un límite, estamos comenzando a marcar determinadas pautas. Tenemos que confiar mas en la intuición, en este tiempo los papas hemos desestimado el valor de la intuición, y creemos que tenemos que debemos tener un doctorado en infancia para ser buenos papas. Pero la intuición nos guía y es muy importante. Además de las charlas con las madres, las suegras toda esa transmisión de conocimientos es fundamental en estas primeras etapas, donde el niño todavía no habla y yo todavía soy el interlocutor del niño.
Digamos que hasta los 2 o 3 años, a pesar de que el niño va ganando autonomía, porque van gateando, comenzando a caminar, al poder hablar siempre la libertad es paulatina y vigilada. Porque uno puede llegar a confundirse, al ver que ya se sienta solito entonces ya puede hacer x cosa. Pero ojo porque es un equilibrio frágil, donde tenemos que estar con una mirada atenta, por los riesgos del entorno, el niño todavía no tiene conciencia que hay un riesgo.

Natalia: ¿Cuales serian las “piedras” fundamentales que debemos colar en estas primeras etapas para el desarrollo de estos niños?

Mª Eugenia: Es importante tener claro que este es un tiempo de siembra. Es un tiempo donde como padres vamos haciendo muchas cosas que no tiene una devolución concreta del niño, porque no lo puede verbalizar y nos queda la duda si lo que estamos haciendo está llegando. Hay aspectos que son muy importantes en esta etapa porque vamos ayudando a organizar a ese niño, a ordenar, a ponerle ritmos a su vida, esto también tiene que ver con disciplinar. Aun desde muy bebe, el niño pueda reconocer que se debe respetar el tiempo de la comida, que quizás después puede venir el tiempo del baño y que luego viene el tiempo de cambiarse y quedar prontos para acostarse. El niño puede reconocer que todos los días siguen determinadas rutinas y pautas, apesar que lógicamente haya excepciones. Porque esto es lo que nos da seguridad, de alguna manera esas constantes son las que habilitan la creación, el desarrollo de la inteligencia, el desarrollo de la creatividad.
Cuando el niño sabe que su mama lo va a acompañar en el baño o que después de esto viene la comida, tiene la capacidad de esperar. O cuando el niño sabe que el quiere algo pero la madre le dice que no y le explicita, por ejemplo: esto lo vamos a hacer pero después de dormir y en la medida que esto es constante nos va a dar seguridad. Nos va a abonar el terreno, podríamos decir que es una piedra fundamental. Este tiempo es un tiempo precioso para poder hablar con el niño, ellos van comprendiendo, claro que de manera diferente de lo que pueden comprender un niño a las 5 años. Pero nos escuchan, van internalizado las palabras, lo que ellas representan. Van internalizado los tonos, los timbres de voz. Es un tiempo ideal para contar historias, para poder leer libros y mirar imágenes. Para poder escuchar música y cantar. Todo esto lo vamos a poder ir descubriendo juntos, es probable que al papa le guste mas hacer determinada actividad que a la mama, y al revés. Lo importa es compartir ese disfrute, el momento de estar juntos para poder tener placer compartido, y así nos ayuda a reconocer los momento que tenemos que hacer las cosas que no nos gusta tanto. Desde bien chiquitos, ya al año, año y medio, cuando comienzan a dejar tirados los juguetes poder ayudarlos a juntar, poder juntar juntos, para aspirar que a los 2 o a los 3, al menos a algunos los pueda juntar solito.

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