La Cruz de Cristo
25 abril, 2013
Puede Tener Certeza (2ª Parte)
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Puede Tener Certeza 
(1ª parte)

Autor: William MacDonald

  La palabra discípulo ha sido por demás utilizada, y cada usuario le ha dado el significado de su conveniencia. El autor de este mensaje nos lleva a examinar la descripción de discipulado que presentó Jesús en sus enseñanzas, la cual se halla también en los escritos de los apóstoles, para que aprendamos y descubramos más acerca de este concepto.


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PE1874 – Estudio Bíblico  –  Puede Tener Certeza (1ª Parte)



¿Cómo están amigos? Quiero saludarles y comenzar comentándoles que: Prácticamente no es necesario decir que antes que alguien se aventure a discipular a otra persona, debe tener la seguridad de su propia salvación y debe ser capaz de explicar cómo la obtuvo. Dios quiere que su pueblo disfrute de su salvación, pero no podrá disfrutarla a menos que sepa que la tiene, ni podrá explicar lo que enseña la Biblia, para que otros también puedan estar seguros. Pablo sabía que él era salvo (como lo leemos en 2 Ti. 1:12). Los creyentes de Éfeso lo sabían (lo leemos en Ef. 2:8). También lo sabían Juan y Pedro (así está escrito en 1 Jn. 3:2; y en 1 P. 1:3 al 5). Nosotros deberíamos saberlo también.

Vayamos al punto. La seguridad de la salvación viene principalmente y, en primer lugar, a través de la Palabra de Dios. Por ejemplo, leemos en Juan 5:24 que si usted escucha su palabra y cree en el que le envió, tendrá vida eterna. No vendrá a juicio. Habrá pasado de muerte a vida.

¿Quién está hablando aquí?

Es Jesús (lo podemos ver en el  v. 19).

¿Puede Él mentir?
No.

¿Puede engañar?
No.

¿Puede ser engañado?
No.

Si Él dijo algo, ¿es cierto?
Sí.

Muy bien. Él dice:“El que oye mi palabra”. Esto significa más que escuchar con los oídos. Significa escuchar y responder. Significa escuchar y creer. Por lo tanto, pregúntese: ¿he creído en Jesucristo como mi Señor? Su respuesta debería ser: “Sí” .

¿Qué más dice Jesús?
Dice que debo creer en el que le envió.

¿Quién envió a Jesús?
Dios el Padre lo envió.

¿Por qué lo envió?
Lo envió para pagar el precio de mis pecados.

¿Usted cree eso?
Sí.

¿Qué dice el Señor a continuación?
Él dice:“tiene vida eterna”.

¿Usted tiene vida eterna?
Frente a esta pregunta algunos responden que no.

¿Por qué usted dice que no?Porque no me siento diferente.

Lea de nuevo.¿Acaso dice que ustedsentiráque tiene vida eterna?No.

¿Qué dice?
Dice“tiene vida eterna”.

¿Usted tiene vida eterna?
Sí.

¿Cómo lo sabe?
Porque Jesús lo dice en la Biblia.

Es así de sencillo, escuchar, creer, tener. Dios quiere que basemos nuestra salvación en la cosa más segura del universo, Su Palabra. La seguridad de mi salvación no depende de mis sentimientos. Los miembros de la Iglesia Mormona dicen: “Sé que es cierto porque tengo un ardor en mi regazo”, pero dichos sentimientos son de poco confiar. Los sentimientos son inconstantes y cambian con facilidad. Además, pueden ser controlados por el diablo.

Pregúntele al ladrón en la cruz: ¿Es usted salvo?
Sí, diría.

¿Siente que es salvo?
No, todo lo que siento es dolor.

¿Usted sabe que es salvo?
Sí.

¿Cómo lo sabe?
Porque escuché al Señor decirme:“Hoy estarás conmigo en el paraíso”.

Él obtuvo la seguridad de su salvación por las palabras audibles de Jesús. Hoy en día, la obtenemos a través de la Palabra escrita.

Cuando un conocido le preguntó a Martín Lutero si él sentía que sus pecados habían sido perdonados respondió: “No, pero estoy tan seguro de ello como que hay un Dios en el cielo”.

 

Debido a que los sentimientos vienen y van,
y los sentimientos son engañosos,
mi garantía es la Palabra de Dios.
Ninguna otra cosa merece mi fe.
A pesar que todo mi corazón se sienta condenado
Hay Alguien aun mayor que mi corazón,
cuya palabra no puede ser quebrantada.
Confiaré en la inmutable Palabra de Dios,
hasta que el cuerpo y el alma se separen,
porque aunque todas las cosas pasarán,
Su palabra permanecerá.

Fue el Dr. Ironside quien dijo: “No sé que soy salvo porque me siento feliz, sino me siento feliz porque sé que soy salvo”.

El Dr. C. I. Scofield dijo que: “La justificación se lleva a cabo en la mente de Dios y no en el sistema nervioso del creyente”. Dios nos considera justos en el momento en que creemos. No tenemos por qué sentirlo necesariamente, pero lo sabemos porque la Biblia lo dice.

George Cutting, el autor de Seguridad, Certeza y Gozo, nos ayuda a entenderlo cuando dice: “Es la sangre la que nos salva. Es la palabra la que nos da seguridad”.

Isaac confió en que estaba palpando el brazo velludo de Esaú, pero era el brazo de Jacob. Él fue engañado.

Dijimos anteriormente que la seguridad viene principalmente y, en primer lugar, a través de la Palabra, pero no exclusivamente. A medida que la persona crece en la vida cristiana, su seguridad será confirmada en muchas formas. Será consciente que Dios produce cambios en él.

Tendrá deseos de obedecer (podemos leer de esto en 1 Jn. 2:3 al 6, y 17).

Su vida llegará a ser justa (1 Jn. 2:29).

Comenzará a tener hambre y sed de pureza, piedad y verdad (Gá. 5:22 al 24).

Amará a los hermanos (1 Jn. 3:11, y 14).

La oración será algo instintivo para él (Gá. 4:6).

Amará la Palabra de Dios (1 P. 2:2).

Odiará el pecado (Sal. 97:10).

Tendrá el deseo de compartir su fe con otros (Hch. 4:20).

Será consciente de la tentación y la oposición (1 Co. 10:13; y 1 Jn. 3:13)

Soportará con paciencia (He. 10:36; y 12:5 al 11).

Será adicto a las buenas obras (Tit. 2:14; y Santiago 2:14 al 26).

¿Acaso la persona que dice que es salva es presuntuosa? Si la salvación fuera por obras, entonces sería una presunción. En ese caso, la salvación sería o ganada o merecida. Pero la salvación es un regalo. El aceptar ese regalo por la fe, no implica un mérito o un logro humano, no da lugar para alardear.

La verdadera presunción está en llamar a Dios mentiroso (de lo cual nos habla 1 Jn. 5:10). Dios dice en el vers. 12: “El que tiene al Hijo, tiene la vida”. No creer en ese versículo, es como decir que Dios no nos dice la verdad.

Puede que alguien se pregunte: “¿Pero cómo sé si he creído en la forma correcta?” La respuesta es fácil. Si el confiar en el Señor Jesús es su única esperanza para la salvación eterna, entonces usted ha creído en la forma correcta y está tan salvo como Dios dice que lo está.

 

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