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Titulo: Por qué Dios no responde a ciertas oraciones. 5/5

Autor: WimMalgo 
Nº: PE1014

 

El último programa de una interesantísima serie de audiciones que trata  sobre: “Por qué Dios no responde a ciertas oraciones.”

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Por qué Dios no responde a ciertas oraciones. 5/5

Estimado amigo, ¡la respuesta de Dios ya está en camino!

¿Por qué parece que el Señor permanece en silencio ante tu persistente oración por la salvación de tus hijos, de tu esposo, de tu esposa, de tu vecino, de tu compañero de trabajo? La respuesta es: Porque desde el mismo momento en que comenzaste a orar por ello con fe, el Señor ya comenzó a actuar a favor tuyo en este asunto. Isaías 64:4 dice: “Desde la antigüedad no se ha escuchado, ni el oído ha percibido, ni el ojo ha visto a ningún Dios fuera de ti, que actúe a favor del que en él espera”. También lo experimentó Daniel, cuando el ángel Gabriel le dijo: “Al principio de tus ruegos fue dada la orden, y yo he venido para enseñártela, porque tú eres muy amado”

¿Qué tal con José? Había resistido victoriosamente las continuas tentaciones de parte de la esposa de Potifar, que quería seducirle al adulterio, y por eso fue puesto en la cárcel. Durante los dos años que estuvo preso, José ciertamente imploró mucho al Señor diciéndole que era inocente. Aparentemente, el Señor permaneció en silencio, pues leemos: “Sin embargo, el jefe de los coperos no se acordó de José, sino que se olvidó de él”. Recién después del transcurso de dos largos años de cárcel, buscaron a José en la cárcel para que interpretara al Faraón un sueño que Dios le había enviado. Dice la palabra de Dios : “Entonces el faraón mandó llamar a José, y le hicieron salir apresuradamente de la cárcel. Se afeitó, se cambió de ropa y vino al faraón” .

¡Cuando la hora ha llegado, la ayuda irrumpe con poder!

Cuando el Señor Jesús había terminado la parábola de la viuda con sus insistentes ruegos y el juez injusto que finalmente cedió a sus ruegos, dijo: “¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará en responderles? Os digo que pronto les hará justicia”. También aquí, el Señor muestra que Dios hará apresuradamente justicia a Sus escogidos. Las palabras en tajei = pronto, apresuradamente, sin demora – significan el rápido transcurso de la ayuda: “Y he aquí se presentó un ángel del Señor, y una luz resplandeció en la celda. Despertó a Pedro dándole un golpe en el costado y le dijo: ¡Levántate pronto! Y las cadenas se le cayeron de las manos” . Pero también pueden expresar la pronta llegada de la salvación: “Y el Dios de paz aplastará en breve a Satanás debajo de vuestros pies” . Las dos cosas se sobreponen en parte. Esto no es ninguna contradicción en cuanto al retraso de la respuesta de oración, del cual hemos hablado antes. La expresión “en breve” es una medida de tiempo divina para todo el tiempo de paciencia. Dios no puede salvar ni revelarse más rápidamente de lo que permite Su sabiduría. Dios obra sin cesar, una cosa después de otra. Todo lo que tiene que acontecer, finalmente y de repente irrumpirá, al final de los días. Entonces, la liberación apresurada llegará a ser realidad en el pleno sentido de la palabra.

Con esto llegamos, antes de terminar este tema, aún al significado profético de esta parábola de la viuda con sus insistentes ruegos : 

Les refería Jesús una parábola para enseñarles que ellos debían orar en todo tiempo, y no desfallecer

Mientras que, al leer este versículo, esperamos tan sólo una exhortación general a orar sin cesar, la parábola que sigue a esta introducción y su aplicación nos demuestran que Jesús piensa más bien en una oración de Su Iglesia enderezada hacia Su segunda revelación y el establecimiento universal del Reino de Dios en la tierra. ¡Ya pensaba en el futuro lejano! Por eso, esta porción es más que solamente un complemento a las anteriores enseñanzas acerca del fin. Como la viuda asediaba, durante un tiempo, en vano con sus ruegos al juez injusto, así también para la Iglesia, el tiempo de la espera aparentemente vana le parecerá larga. Pero no debe olvidar que también este tiempo es un tiempo de paciente espera de Dios para que ella se desarrolle hacia la madurez.

En esta parábola, la Iglesia, que según su carácter y su destino es la Esposa de Cristo y espera las fiestas de las bodas, nos aparece en forma de una viuda. Parece que su esposo hubiera muerto en un país lejano. Entretanto, ella vive en una ciudad donde es continuamente oprimida por un duro enemigo, el príncipe de este mundo. Y como siempre clama a Dios por ayuda, en una hora de debilidad le puede parecer como si El hubiera llegado a ser un Juez injusto sobre ella, como si actuara completamente sin justicia divina y sin amor hacia los hombres. Pero ella persevera en la oración por Su salvación futura. Y aunque ésta demore mucho, siendo que Dios tiene una perspectiva más grande que la Iglesia y por eso educa a Sus hijos, a través de grandes pruebas, para El y para la gran vida espiritual en la eternidad, pero sí la hora de la solución y de la liberación del cuerpo, la hora del regreso de Jesús para los Suyos, al final vendrá con velocidad sorprendente.

Al final de la parábola, su significado profético es aún subrayado. Al terminar, el Señor Jesús no pregunta si el Hijo del hombre hallará “fe” a Su regreso, sino literalmente: “la fe”. ¡Al nombrar Jesús “la fe”, se refiere a la fe de la oración incesante, que nunca desfallece, o sea brevemente: la fe persistente!

En realidad, en la historia de la salvación la situación es la siguiente: La primera Iglesia todavía estaba lejos del regreso de Jesús, y sólo era necesario, por así decirlo, que orara brevemente para que la respuesta ya llegara: “Cuando acabaron de orar, el lugar en donde estaban reunidos tembló…” (Hch. 4.31). Pero nosotros, que como Iglesia de los tiempos postreros estamos inmediatamente antes del regreso de Jesús para el arrebatamiento, necesitamos, por así decirlo – en cuanto al tiempo – la larga y persistente oración por la cual somos preparados de manera apresurada para la eternidad. El que tiene oídos, oiga, estimado amigo,: 

¡Es tiempo de dejarte despertar finalmente por amor a Jesús para el persistente y perseverante servicio de oración! El Señor te dé mucha gracia para esto. Amén.

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