Pentecostés y su Candente Significado para nosotros. 1/4

¿Habrá un despertar mundial, llegará la paz a Israel? 2/2
21 febrero, 2008
Pentecostés y su Candente Significado para nosotros. 2/4
21 febrero, 2008
¿Habrá un despertar mundial, llegará la paz a Israel? 2/2
21 febrero, 2008
Pentecostés y su Candente Significado para nosotros. 2/4
21 febrero, 2008

Titulo: “Pentecostés y su Candente Significado para nosotros”. 1/4

Autor: WimMalgo 
Nº: PE991

¿Desea usted saber qué fue lo que ocurrió en el día de Pentecostés? Escuche este estudio bíblico de  Wim Malgo, en la voz de Herman Hartwich.

 


Descargarlo GRATIS a su propio pc para tener o compartír con otrosPE991.mp3



«Pentecostés y su Candente Significado para nosotros». 1/4

Estimado amigo, cuando leemos: «…llegó el día de Pentecostés…», o: «…al cumplirse el día de Pentecostés», esto tiene un doble significado: En primer lugar, exteriormente visto, el día festivo anual judío había llegado otra vez. En segundo lugar: Este día de Pentecostés, no fue como muchos antes de él, sino que éste fue el poderoso cumplimiento de la Palabra profética, o sea, de la fiesta de Pentecostés antiguo – testamentaria.

 

Ahora bien, según el calendario cristiano, Pentecostés no tiene fecha fija, pero sí según el calendario judío. Ya el nombre lo señala. Pentecostés es una palabra que proviene del griego y significa el quincuagésimo, es decir, el quincuagésimo día. En Levítico 23:15-16, Israel recibe este mandamiento: «Y contaréis desde el día que sigue al día de reposo, desde el día en que ofrecisteis la gavilla de la ofrenda mecida; siete semanas cumplidas serán. Hasta el día siguiente del séptimo día de reposo contaréis cincuenta días…» En este día se celebra «la fiesta de las primicias» o «la fiesta de las semanas». Se comienza a contar siete semanas a partir del «día que sigue al día de reposo, desde el día en que ofrecisteis la gavilla de la ofrenda mecida», o como lo dice Deuteronomio 16:9: «…desde que comenzare a meterse la hoz en las mieses comenzarás a contar las siete semanas».

 

Esto se hacía en Pascua, y la primera gavilla de cereales servía para ofrenda mecida en el Templo. El sacerdote la mecía delante del Señor.

 

Ahora veamos el triple cumplimiento de Pentecostés.

 

En Hechos capítulo 2, habla de Pentecostés como acontecimiento en la historia de la salvación: 

 

En primer lugar, no solamente como el cumplimiento de los 50 días después de la «gavilla por primicia», o sea: después de la resurrección del Señor Jesucristo como la Primicia entre los muertos.

 

Luego, no solamente como el cumplimiento de los dos panes con levadura para ofrenda mecida como leemos en Levítico 23:16-17: «Hasta el día siguiente del séptimo día de reposo contaréis cincuenta días; entonces ofreceréis el nuevo grano a Jehová. De vuestras habitaciones traeréis dos panes para ofrenda mecida, que serán de dos décimas de efa de flor de harina, cocidos con levadura, como primicias para Jehová». Pentecostés fue la hora de nacimiento de la Iglesia de Jesús compuesta por judíos y gentiles (dos panes para ofrenda mecida; con levadura: el pecado innato).

 

Luego, en tercer lugar, además de esto, según la declaración de Pedro en su poderosa predicación, se cumplió en Pentecostés la directa profecía de este grande e importante día en Joel 2:28-32. Leemos al respecto en Hechos 2:14-21: «Entonces Pedro, poniéndose en pie con los once, alzó la voz y les habló diciendo: Varones judíos, y todos los que habitáis en Jerusalén, esto os sea notorio, y oíd mis palabras. Porque éstos no están ebrios, como vosotros suponéis, puesto que es la hora tercera del día. Mas esto es lo dicho por el profeta Joel: Y en los postreros días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros ancianos soñarán sueños; y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días derramaré de mi Espíritu, y profetizarán. Y daré prodigios arriba en el cielo, y señales abajo en la tierra sangre y fuego y vapor de humo; el sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día del Señor, grande y manifiesto; y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo». Aconteció exactamente así como Joel lo había profetizado, y el cumplimiento de los versículos 18-21, lo tenemos inmediatamente por delante y hasta vivimos ya en medio de él.

 

En primer lugar, vamos a ver ahora lo que realmente aconteció en aquel día. En Isaías 32:15, el profeta predice: «…hasta que sobre nosotros sea derramado el Espíritu». Y así aconteció. De repente, el Espíritu Santo fue derramado.

 

La obra del Espíritu Santo había comenzado: ¡La hora de nacimiento de la Iglesia de Jesús realmente había llegado! Las fuerzas del Resucitado fueron liberadas. Leemos en la palabra de Dios: «Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas». Es significativo que estos aproximadamente tres mil convertidos fueron todos judíos. Así, pues, la base de la Iglesia de Jesús es judía; otra vez, el Señor se reveló primero a Su pueblo Israel. Recién después, por medio de los apóstoles y especialmente por Pablo, el Evangelio llegó hasta nosotros, los gentiles, de los cuales Efesios dice: «En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo. Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo…Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor; en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu».

 

Este milagro de Pentecostés perceptible por los oídos y los ojos, fue un acontecimiento único en la historia de la salvación, como el viernes de Pascua, o sea, el Gólgota, como Pascua y la Ascensión: El resucitó una sola vez de la muerte y ascendió una sola vez al cielo, de donde pronto regresará. En Pentecostés se cumplió lo que leemos: «Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí».

 

Cada persona que cree en el sacrificio expiatorio de Jesucristo en la cruz del Gólgota y en Su resurrección, experimenta el Gólgota y la Pascua, estos acontecimientos de la historia de la salvación, también muy personalmente, a saber: el perdón de los pecados y el ser justificado. También recibe parte en Pentecostés, es decir, en el Espíritu Santo, y es incorporado en la Iglesia de Jesucristo, como lo dice 1ª Corintios 12:13: «Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu». Esta es una verdad bíblica; la pregunta es solamente si la conversión de la persona ha sido o no auténtica.

 

Por eso, querido amigo, quiero terminar este mensaje con la pregunta: ¿Se ha entregado totalmente y de todo corazón al Salvador Jesucristo? Examínese ahora delante de Dios y dele su respuesta personal a El. Que Dios le bendiga.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Elija su moneda
UYU Peso uruguayo