Para qué hemos sido elegidos y puestos 2/3

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21 febrero, 2008
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Titulo: “Para qué hemos sido elegidos y puestos” 2/3

Autor: WimMalgo 
Nº: PE1002

 

Escuche en este programa La manera especial en la que Dios  caracteriza a Israel.

Un estudio de Wim Malgo en la voz de Herman Hartwich.

 


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“Para qué hemos sido elegidos y puestos” 2/3

Estimados amigos, Dios nos ha puesto para llevar fruto espiritual y por el ejemplo de Israel podemos aprender mejor, cuál es el fruto que el Señor quiere, cómo El te ama y se identifica contigo. Israel es el primer amor de Dios. El Señor Jesús dice: “La salvación viene de los judíos”. La Santa Escritura caracteriza a Israel son tres árboles, respectivamente con tres frutos: 

La vid – la higuera – y el olivo.

Veamos en primer lugar La vid, Isaías 5:7ª dice: “Ciertamente la viña de Jehová de los ejércitos es la casa de Israel, y los hombres de Judá planta deliciosa suya”.

La higuera, en Mateo 24:32-33 Vemos: “De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas.”

En Oseas 9:10a el Señor reúne los dos árboles de Israel: “Como uvas (vid) en el desierto hallé a Israel; como la fruta temprana de la higuera en su principio vi a vuestros padres”.

En tercer lugar veamos El olivo, Jeremías 11:16ª dice: “Olivo verde, hermoso en su fruto y en su parecer, llamó Jehová tu nombre”.

Querido amigo ¿Por qué caracteriza el Señor a Israel de esta manera? Porque en Su gran amor se identifica a Sí mismo enteramente con Su pueblo elegido. Esto se pone de manifiesto por Sus palabras que dice a este respecto en Zacarías: “El que os toca, toca a la niña de su ojo”. O en Isaías 63:9a: “En toda angustia de ellos él fue angustiado”. Conociendo este hecho, no podemos imaginarnos apenas – ¿cuánto ha sufrido Dios durante el holocausto?

Estimado amigo, en la calidad espiritual de Israel, o respectivamente en estos tres árboles, la vid, la higuera y el olivo, la identificación de Dios uno y trino, es aún más profunda. Dios el Padre es representado visiblemente por la higuera. Por la boca de Juan el Bautista El exige frutos dignos de arrepentimiento. Lo leemos en Lucas 3:8: “Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento, y no comencéis a decir dentro de vosotros mismos: Tenemos a Abraham por padre; porque os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras”. ¡Dios exige, como ya he mencionado, la prueba de la autenticidad de la conversión! La higuera o respectivamente sus hojas y su fruto, son caracterizados como señal de la intervención de Dios en la historia universal y de la salvación. Pues a este respecto oímos decir al Señor Jesús en Mateo: “De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas”. Y hoy día, Dios está obrando con, en y por Israel, así que por la higuera no se caracteriza solamente a Israel mismo, sino también la intervención de Dios con Israel.

Dios el Hijo que derramó Su sangre en la cruz del Gólgota, Lo vemos representado visiblemente por la vid verdadera. También lo dice El en el evangelio según San Juan: “Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador”. El, el Hijo, nos ha comprado por Su sangre preciosa. En diversos pasajes de la Biblia en el Antiguo como en el Nuevo Testamento llama la atención el hecho que la higuera y la vid son nombradas juntas. Así por ejemplo en el libro de Joel dice: “Tierra, no temas; alégrate y gózate, porque Jehová hará grandes cosas. Animales del campo, no temáis; porque los pastos del desierto reverdecerán, porque los árboles llevarán su fruto, la higuera y la vid darán sus frutos”. O en el libro de Miqueas: “Y se sentará cada uno debajo de su vid y debajo de su higuera, y no habrá quien los amedrente; porque la boca de Jehová de los ejércitos lo ha hablado”. Asimismo está escrito en Zacarías: “En aquel día, dice Jehová de los ejércitos, cada uno de vosotros convidará a su compañero, debajo de su vid y debajo de su higuera”. Estas profecías señalan que Dios el Padre habitará entre ellos por el Hijo Jesucristo como el Mesías de Israel. ¡No solamente porque la higuera y la vid representan el mismo pueblo, sino más bien porque también el Padre y el Hijo son uno! “Yo y el Padre uno somos”, dice la palabra de Dios. Así el Padre y el Hijo se identifican con Israel y por Israel con nosotros.

Dice la Biblia “Que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación. Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios. Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él”. El Señor Jesús se refiere a Israel y por Israel a ti y a mí, cuando nombra la higuera y la viña en una frase: “Dijo también esta parábola: Tenía un hombre una higuera plantada en su viña, y vino a buscar fruto en ella, y no lo halló”.

Querido amigo, oímos también de la boca del profeta Isaías porqué la vid representa al Hijo. Ya 800 años antes, él nos informó de la lucha solitaria y del amargo sufrimiento de Jesús en la cruz del Gólgota, diciendo: “¿Por qué es rojo tu vestido, y tus ropas como del que ha pisado en lagar? He pisado yo solo el lagar, y de los pueblos nadie había conmigo”.

Jesús sufrió por nosotros lo más horrible cuando se rasgó la eterna unión entre El y Su Padre y clamó a gran voz, como está escrito en Mateo: “Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” Nunca podremos sondear este grito en la cruz. Jesucristo lo experimentó y lo soportó mucho más de lo que jamás un hombre pueda o haya podido hacerlo: lo que significa estar separado de Dios por el pecado. Si Jesucristo es un mártir, entonces nuestra salvación es un mito. Hemos seguido fábulas artificiosas si Jesucristo no es enteramente así como este grito nos Lo da a conocer: Dios hecho carne, fue hecho pecado para salvar a los hombres del infierno y la condenación. Este grito de Jesús es mucho más profundo de lo que jamás un hombre pudiera imaginar. Es un grito que provino del corazón de Dios. La altura y profundidad de nuestra salvación solamente ha podido ser comprendida por el Dios todopoderoso en Su trono y por Jesucristo en las fauces del infierno: “Que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo”

Así no vemos la higuera y la vid sólo como claras imágenes proféticas del pueblo de Israel, sino que aún más nos muestran la unidad del Padre y del Hijo en Su identidad con Israel. ¿No pensó el Señor Jesús mismo en Sus hermanos más pequeños cuando, antes de ser sacrificado en la cruz como sacerdote y al mismo tiempo como Cordero de Dios, oró como el sumo sacerdote lo que leemos en Juan: “Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado”.

Estimado amigo, es mi profundo deseo que conozcas esta íntima comunión con el Señor. Quiero repetir las palabras de 2.Corintios 5:19 muy personalmente para ti: “Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo”, a ti. Que así sea en tu vida, estimado amigo, amén.

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