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Título: Ojo de agua

Autor: Nelson Ferrando
  PE1444

El agricultor Nelson Ferrando cuenta una historia de su adolescencia en la granja en la cual vivía… a partir de ahí, reflexiona y nos trae una muy valiosa enseñanza


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Estimado amigo, les habla Nelson Ferrando, hoy me he puesto a pensar, en los tiempos de antes. Y mi mente retrocedió a muchos años atrás a mi época de adolescente, y recordé lo que pasó aquél año en nuestra granja. Nuestra Granja es cruzada por un arroyo según los planos de hidrografía y al final desemboca en el río Santa Lucía, pero, en el lugar donde cruza en nuestra granja es sólo un arroyo que en los años de mucha seca gran parte se seca. No obstante en una zona había una parte más honda que al decir de los paisanos de antes era un ojo de agua. Llamaban así a los lugares en donde habían unas pequeñas vertientes de agua, la cual permitía que se mantuviera con agua aún en las secas más grandes.

El recuerdo va a ese lugar, en un verano muy seco gran parte del arroyo se había secado, solamente quedaba agua en ese lugar llamado ojo de agua, tendría aproximadamente un ancho de 2 metros y un largo de unos 4 metros con una profundidad en el centro de unos 6 u 80 cm. El lugar era debajo de unos grandes árboles llamados sauces mimbres los cuales daban una linda sombra y al costado de un camino que tenía un pequeño puente para poder cruzar ese arroyo. Ese día al pasar por el puente me pareció que algo se movía dentro del agua y como estaba clara me acerqué con cuidado para ver qué era. Para mi sorpresa era un bagre bastante grande. Al momento se me empezaron a cruzar ideas de cómo hacer para sacarlo del agua. En un momento iba corriendo hacia el galpón donde estaban los canastos de mimbre que se usan para juntar la fruta. Y así que agarré uno y también una cuerda. Y salí corriendo para el arroyo con mi gran idea. Al llegar bajé despacito. Y até la cuerda al mango del canasto. Me puse a mirar, y aún estaba el bagre descansando plácidamente a la orilla del agua.

Asi que tiré el canasto para que cayera un poco más lejos de donde estaba el bagre y arrollé la cuerda rápidamente para mi gran sorpresa dentro del canasto venía un bagre como de 60 cm de largo y grandes bigotes. No cabía de alegría dentro de mi. Ya iba a salir corriendo para darle la noticia a mi madre cuando al mirar el agua veo que se mueve otro pez. Entonces apliqué el mismo procedimiento. Pero esta vez no tuve la misma suerte. Y en el canasto solo vinieron algunas ramitas y un poco de barro. Como me había gustado el resultado seguí intentando. Y me fui dando cuenta de que cuanto más turbia se iba poniendo el agua más turbia, empezaban a andar más peces sobre la superficie. Así que cuando veía uno tiraba el canasto nuevamente. Para no hacerlo tan largo les diré que volví todo orgulloso a mi casa, con 4 bagres grandes, y con 5 más chiquitos. Así que esa noche en casa tuvimos en la cena postas de bagre fritas que estaban re deliciosas.

Hoy a tantos años de ese hecho medito en ese episodio y en lo sucedido. Analizo que cuando más revuelta y sucia estaba el agua los bagres más confundidos estaban y así, se arrimaban a la orilla y fueron pescados. Esto me lleva a pensar en el mundo en el que vivimos donde día a día es más grande la confusión que impera entre nosotros donde los parámetros de convivencia son alterados de tal manera que se pierde la razón.

Y se cometen tremendos atropellos. Los valores morales han quedado de lado. Es como si estuviésemos en un gran lago de agua sucia. Como aquellos bagres y donde se ha perdido el sentido del respeto y de la convivencia. La Biblia me dice que este mundo irá de mal en peor hasta que Dios diga basta. Será como nos cuenta el relato Bíblico en Mateo 24:37 y 38 que dice así, será como en los días de Noé. Porque en los días antes del diluvio. Estaban comiendo y bebiendo, casándose y dándose en casamiento y hasta que entró Noé en el arca y no creyeron en el diluvio y todos perecieron. Noé, llamado el pregonero de Justicia, anunció por muchos años que Dios iba a destruir el mundo con agua sin embargo no le creyeron hasta que empezó el diluvio. Las palabras de Dios a Noé fueron: El fin de toda carne ha venido delante de mí. Porque la tierra está llena de Violencia a causa de ellos. He aquí yo los destruiré con toda la tierra. Yo traigo un diluvio para destruir a toda la gente. Hago referencia al pasaje de Génesis 6, versículo 13. solo 8 personas se salvaron de aquel diluvio.

Porque escucharon a la voz de Dios. Y subieron al arca que había sido preparado para ello. Amigo que me escuchas, Dios dice que la paga del pecado es muerte. La persona que vive en este mundo sin tener en cuenta a Dios, ni preocuparse por su alma está en un gran peligro. Dios castigará a la humanidad que no le busque a él. Pero, en su amor y gracia, Dios envió a su hijo Jesús quien vino a este mundo y murió en una cruz de maldición, derramando su sangre, esa sangre que limpia de todo pecado a la persona que arrepentida viene a él confesando todos sus pecados y creyendo que la obra de la Cruz fue a su favor, y que libra de la condenación eterna a la persona que está arrepentida. Hoy tu tienes esta oportunidad, no permitas que este mundo te siga confundiendo. De tal manera que mueras sin cristo, y, por lo tanto sin ninguna esperanza. Acepta al señor Jesé como tu salvador persona, Jesús dice que el que A mi viene no le echo fuera, recuerda, que la turbulencia de este mundo te puede llevar a la perdición eterna.

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