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Nueve Reglas de Vida Espirituales

(1ª parte)

Autor: Norbert Lieth

Al igual que el fruto del Espíritu Santo, el cual se muestra en nueve atributos en Gálatas 5:22, en Proverbios 3 encontramos nueve reglas de vida espirituales, muy orientadas a la práctica, que nos ayudan a entrar en un discipulado activo.



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PE1808 – Estudio Bíblico
Nueve Reglas de Vida Espirituales (1ª parte)



¿Cómo están amigos? En Gálatas 5:22 y 23, donde dice:“Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza”,el Espíritu Santo está orientado hacia la práctica, ayudándonos a entrar en un discipulado activo, y Él es el poder para transformar el conocimiento espiritual en obras. Él nos transforma para que seamos como Jesucristo, acerca de quien Pablo dice, en Hechos 1:1:“En el primer tratado, oh Teófilo, hablé acerca de todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar”. El Señor Jesús, sin lugar a dudas, fue el maestro más grande y más influyente que jamás haya existido.

Él primero practicaba Su doctrinay, después, la trasmitía en forma oral:“Las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar.”Esto impresionaba a los oyentes y tenía consecuencias en ellos. ¿No es verdad que siempre estamos en peligro de tener el conocimiento bíblico, pero que nos falten las obras? A menudo tenemos el conocimiento, pero actuamos en contra de él. Nuestros vecinos, compañeros de trabajo y de estudio, miembros de la familia, o nuestros propios hijos, nos miran, ven nuestras obras y escuchan nuestras palabras. ¿Será que las palabras enfatizan lo que hacemos, o será que nuestras malas obras gritan tan fuerte que no se pueden escuchar nuestras palabras?

Al igual que el fruto del Espíritu Santo, el cual se muestra en nueve atributos en Gálatas 5:22, en Proverbios 3 encontramos nueve reglas espirituales de vida, muy orientadas a la práctica.

La primera, es:La confianza producida por el Espíritu.“Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia”(leemos en el vers. 5, de Proverbios 3). ¿Será que la gente que está a nuestro alrededor ve en nosotros a una persona que confía en Dios? ¿A alguien que habla con Dios en oración, que Le entrega sus cargas y preocupaciones? ¿A alguien que, como Job, José o Daniel, también sabe aceptar las situaciones de crisis poniendo su confianza en Dios, que no se rinde, y que no se deja perturbar en su fe? Vivir la confianza y salir airoso, seguramente, deja una impresión más fuerte que simplemente hablar de eso y esperarlo de otros.

La mente juega un rol importante en la vida de fey no debería ser excluida. Pero, la misma nos puede ser de estorbo si no se encuentra bajo el dominio del Espíritu de Jesucristo. En Filipenses 4:7, leemos:“Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”; y 2 Corintios 10:5, nos dice:“… llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo”.

Dudar del accionar de Dios y cuestionar Sus palabras no nos ayuda. Sólo quien vence por la fe y confía en que Dios sabe lo que hace, y que hace todo bien, tendrá la paz de Dios en el corazón. El Espíritu Santo nos quiere ayudar a tener esta confianza en Dios. Alguien dijo: “Las cosas que nos confunden, y las cosas en las que no sabemos que hacer, tienen cierto objetivo; son piezas del rompecabezas de nuestra vida. Dios sabe dónde encajan. Por supuesto, nos gustaría ver el rompecabezas armado, pero, mientras vivamos, éste no estará terminado. Por eso es que nos cuesta tanto comprender a Dios. Si bien el día entero miramos lo que Él hace, nosotros sólo vemos fragmentos de lo que Él mueve. Nunca vemos el rompecabezas entero en la tierra.” ¡Aquí, es necesaria la confianza!

La segunda regla espiritual de vida, la encontramos en el vers. 6, de Proverbios 3, y es:La preeminencia espiritual.Allí dice así:“Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas”. La palabra “reconocer” significa poner al Señor por delante en todo, en el sentido de: “Piensa en Él en todo lo que hagas”, “Deja que Él sea el motivo de tus acciones”, “Busca primeramente Su reino”. Si en todo lo que hacemos buscamos Su voluntad, entonces el Señor nos hará experimentar Su guía, aun cuando no siempre lo sintamos directamente.

¿En qué áreas de nuestra vida no permitimos que Dios nos diga algo o, por lo menos, muy poco?Ésas, generalmente, son las áreas en las que tenemos los peores problemas. Pero, si en todo lo que hacemos incluimos al Señor Jesucristo, Él nos guiará de tal modo que Su voluntad sea hecha, y nosotros, con toda seguridad, no nos quedaremos cortos.

La tercera regla espiritual de vida, aparece en Proverbios 3, versículos 7 y 8, y es:Salud espiritual.Leemos allí lo siguiente:“No seas sabio en tu propia opinión; teme a Jehová, y apártate del mal; porque será medicina a tu cuerpo, y refrigerio para tus huesos”.

“La lectura es para el alma lo que la gimnasia es para el cuerpo”, dijo José Eddison, autor británico del siglo dieciocho. Esto se aplica, mucho más todavía, a la Biblia. La lectura y el estudio de la Biblia es para el alma lo que es el deporte y el entrenamiento para el cuerpo. Como alma y cuerpo están relacionados entre sí, la salud espiritual, a menudo, también tiene su efecto sobre el cuerpo. Cuando el alma está enferma, el cuerpo sufre; si está enfermo el cuerpo, el alma sufre.

El apóstol Juan, escribe acerca de esa relación entre cuerpo y alma, de la siguiente manera:“Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma”(podemos leer esto en 3 de Juan, versículo 2). En la medicina, se sabe ahora que las cargas emocionales, como ser el estrés, el pecado, el odio, la intransigencia o la aflicción, pueden llevar a enfermedades físicas y, en sentido contrario, la sanidad de esas cargas también puede llevar a la sanidad de las dolencias físicas. Esto, por supuesto, no significa que las personas espiritualmente sanas y alegres no se puedan enfermar también.

Existen muchos otros factoresque también juegan su rol. Pero, aquello que actualmente es confirmado por los médicos y está siendo cada vez más investigado, la Biblia ya nos lo enseña desde hace mucho tiempo.

Seguiremos hablando de este tema muy interesante y muy actual en el próximo programa, porque por hoy se nos ha acabado el tiempo. Les esperamos para compartirlo con nosotros. ¡Hasta entonces!

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